1. Introducción
Una de las posibles consecuencias que se han discutido sobre el hecho de tener elección con voto voluntario es el sesgo socioeconómico: Que comunas con menor nivel socioeconómico tenían más abstención (por ejemplo, ver el siguiente artículo de Contreras y Morales). Lo que a su vez fue negado por otros o relativizado por otros, así Valenzuela). En todo esto me ha llamado poderosamente la atención que no exista mayor preocupación por los posibles sesgos estrictamente políticos del voto voluntario.
Aquí uno puede comparar con la atrición en encuestas (que es equivalente al hecho de abstenerse en una votación). De acuerdo con la más clásica de las distinciones hay tres procesos básicos de atrición: Uno es que sea completamente al azar (que es equivalente a proponer que la abstención es pareja para todos los segmentos). Otra es que esté asociada a otra dimensión pero no a lo que queremos medir. Digamos, quiero medir ingresos pero los hombres contestan menos que las mujeres. Ahora como el hecho del sesgo no está asociado a ingresos, entonces los hombres que contestan tienen los mismos ingresos que quienes no contestan. Esto es equivalente a suponer que el sesgo es sólo de nivel socioeconómico, pero dentro del mismo nivel socioeconómico quienes votan son iguales a quienes no votan. Es la hipótesis de quienes mantienen que si hubiera existido voto obligatorio (y luego mayores tasas de participación en comunas populares donde Bachelet ganó en primera vuelta por grandes mayorías) no hubiera existido segunda vuelta: Esos votos ‘perdidos’ se hubieran comportado igual que los que fueron a votar.
La hipótesis más compleja es el tercer tipo de atrición; Cuando el proceso que produce atrición está asociado a la variable que quiero medir: Me interesa conocer ingresos pero un grupo de ingresos tiene menor disposición a participar. Esto es equivalente al hecho que el sesgo electoral está asociado a posiciones políticas. Que es la hipótesis que intentaremos explorar aquí.
Explorar porque con datos agregados sacar conclusiones sobre personas tiene el riesgo de la falacia ecológica. Pero de todas formas sirve como primer ejercicio. Ahora, como ya existe la idea que hay un sesgo socioeconómico, entonces la idea es observar ambas dimensiones.
2. Los datos
Para ello se creó una base de datos con las 34 comunas del Gran Santiago. ¿Por qué? Porque el Gran Santiago está segregado socioeconómicamente, por lo cual una comuna de altos ingresos está compuesta en buena parte por personas de altos ingresos; y una comuna de bajos ingresos está compuesta a su vez por personas de bajos ingresos. En comunas mixtas -como lo es buena parte del resto del país (donde en la misma comuna conviven personas de altos y bajos ingresos)- las diferencias por ingresos entre comunas dividen menos entre personas de altos y bajos ingresos. Es una forma, pequeña, de limitar el riesgo de falacia ecológica.
Dado que nos interesa ver que sucede socioeconómicamente entonces necesitamos una variable para ello. Se eligió como variable el ingreso autónomo del hogar promedio por comuna tal como aparece en la CASEN 2011. Pensé en ocupar nivel de pobreza -como se hace en otros análisis- pero revisando los datos, y recordando las limitaciones de la CASEN para estimaciones en poblaciones pequeñas, los datos de ingreso daban resultados más ‘sensatos’ (por ejemplo, por nivel de pobreza Lo Barnechea no queda en las comunas de altos ingresos).
¿Y comportamiento electoral? Para medir el impacto político supongo que es adecuado observar como ha evolucionado la votación de la Concertación y la Nueva Mayoría y compararlo con la derecha. Para ello, y para comparar igual con igual, se extrajo del sitio del SERVEL los datos de las elecciones de 2a vuelta de 1999, 2005, 2009 y 2013. Y en cada elección se generó un dato para el candidato de la derecha y otro para el candidato de la Concertación.
Luego, se procedió a establecer las diferencias: La diferencia entre la votación 2013 y 2009 y, dado que 2009 no es quizás la mejor base de comparación, también la diferencia entre la votación 2013 y el promedio de la votación 2000-2009. Como esta operación se realizó para la Concertación-NM y para la Derecha es posible establecer el porcentaje de disminución de cada coalición por cada comuna.
¿Por qué no usar el dato de abstención? Primero porque entre medio está el cambio de padrón que para una comparación entre elecciones hace algo inviable -al menos para un ejercicio rápido- llegar y comparar niveles de abstención.
La base -modesta en todo caso- disponible aquí.
3. Los resultados
Lo primero es lo que ya es relativamente conocido: La disminución es mucho más fuerte en la derecha y esto aplica tanto en relación al 2009 como al promedio 2000-2009. Los promedios de todas las comunas en la siguiente tabla:
Coalición | Comparación 2013 con 2009 | Comparación 2013 con promedio 2000-2009 |
Concertación-NM | 0,7% | -10,8% |
Derecha | -37,9% | -35,5% |
Así que, en primera instancia, podemos decir que el voto voluntario afecta a una posición más que a otra.
Pero más relevante, y más interesante, es observar la relación con el nivel socioeconómico. Al fin y al cabo, si sabemos que las comunas de mayores ingresos tienen menor abstención y son al mismo tiempo las que votan más por la derecha, hay al parecer un fenómeno interesante que explorar.
Dado que esto es un ejercicio rápido, simplemente colocaremos los R2 (y el signo) de la relación entre el Ingreso CASEN 2011 y las variaciones de la votación a nivel comunal por coalición. Primero presentamos el dato para todas las comunas:
Coalición | R2 Ingresos -> Diferencia 2013 con 2009 | Signo regresión | R2 Ingresos -> Diferencia 2013 con promedio 2000-2009 | Signo regresión |
Concertación-NM | 7,7% | Negativa | 1,3% | Negativa |
Derecha | 72,6% | Positiva | 56,1% | Positiva |
Como podemos observar en el caso de la Concertación-NM no hay mayor relación: El porcentaje de variación no cambia mayormente de acuerdo al nivel de ingreso de la comuna. El poco impacto que existe es negativo: a mayor ingreso disminuye la votación
En el caso de la Derecha la relación es bastante fuerte (56,1% R2 entre ingreso y variación 2000-2009 contra 2013). Y la relación es positiva: En las comunas de menores ingresos la caída de la votación es mucho mayor
Pero sucede que Vitacura tiene un ingreso tanto mayor que el resto que para una regresión lineal tiene sentido hacer las mismas comparaciones sin Vitacura (*)
Coalición | R2 Ingresos -> Diferencia 2013 con 2009 | Signo regresión | R2 Ingresos -> Diferencia 2013 con promedio 2000-2009 | Signo regresión |
Concertación-NM | 2,5% | Negativa | 0,2% | Positiva |
Derecha | 76,7% | Positiva | 57,0% | Positiva |
Y podemos observar que, incluso eliminando el caso outlier, las conclusiones son las mismas. De hecho, lo único que pasa es que con la Concertación-NM la relación es inexistente, mientras que en el caso de la Derecha se mantiene.
Quizás la situación de la derecha quede más clara en el siguiente gráfico (en que elegimos el análisis sin Vitacura y comparando diferencia votación 2013 con promedio 2000-2009)
La disminución de la votación es claramente más fuerte en comunas de más bajos ingresos, y es en las comunas de altos ingresos se pudo observar una variación positiva (Las Condes y Lo Barnechea en las comunas que quedaron en el análisis) o de menor magnitud.
El análisis de regresión tiene diversas ventajas, pero también desventajas. Una de ellas es propugnar una relación lineal cuando no siempre quizás esa sea la mejor forma. Para simplificarnos la vida presentaremos una tabla que resumen las variaciones de las votaciones por niveles de ingreso de las comunas por grupos (por quintiles de comunas)
Quintil | Comunas | % cambio votación NM promedio 2000-2009 | % cambio votación Derecha promedio 2000-2009 |
Quintil 5 | VI, LC, PR, LB, ÑU, LR | -13,4% | -6,0% |
Quintil 4 | SA, LF, MA, PE, IN, HU, SM | -5,4% | -30,1% |
Quintil 3 | CE, CO, LC, SR, QU, QN, MC | -12,7% | -42,1% |
Quintil 2 | LG, LP, PC, EC, PA, PU, RE | -10,3% | -43,7% |
Quintil 1 | LP, LE, SB, EB, SJ, CR, RE | -12,8% | -51,1% |
Como podemos observar, en las comunas de menores ingresos la caída de la derecha es de mayor magnitud (el efecto también se produce si se hace la comparación sólo con 2009 pero es de menor magnitud y divide más bien Quintil 1 / Quintil 2 / Quintil 3 a 5). Mientras que en la Concertación-NM es relativamente más parejo.
En otras palabras, no sólo parece existir un sesgo político en los cambios producidos por el voto voluntario, sino que ese sesgo parece tener alguna relación con el nivel socioeconómico: No fueron los pobres en general los que dejaron de votar, sino en particular los pobres de derecha.
En otras palabras, si esas personas hubieran ido a votar no es Bachelet quien hubiera recibido esos votos. Quién fue a votar parece ser distinto de quién no fue a votar.
4. Pequeña Discusión
El ejercicio es burdo y todo pero creo que ilustra que tiene sentido explorar otros sesgos más allá del socioeconómico. No deja de ser razonable que existan sesgos políticos como efecto del voto voluntario. Esto porque la derecha y la izquierda tienen relaciones distintas con la política.
La izquierda es, finalmente, pro-política, cree que es una actividad valiosa y que, en el mejor de los casos, puede llegar a ser noble. Es una posición que cree como solución de los problemas en la construcción colectiva pública, en otras palabras que cree que a través de la política es como se puede mejorar la vida.
La derecha, por el otro lado, es anti-política, sospecha de ella y de lo que en ella se puede hacer, y la buena sociedad es donde hay menos gobierno y actividad colectiva. En el mejor de los casos, la política puede no hacer todos los males que puede hacer, y la labor del político de derecha es la necesaria pero ingrata tarea de evitar esos problemas. Mientras menos política, mejor.
En esas condiciones no es raro que el votante de derecha vote menos cuando es voluntario hacerlo. Y menos extraño es que el votante popular de derecha -la persona que reúne las dos condiciones que hacen rehuir de la política, el menor nivel socioeconómico y su posición política- sea la persona que menos vota. Para un votante cuya visión de la política bien se puede ejemplificar con el refrán de ‘para qué votar si mañana igual tengo que ir a trabajar’ aprovechar la oportunidad de no votar es lo que tiene más sentido.
El análisis anterior es, por cierto, válido para estas elecciones. Una vez que los actores políticos internalicen estrategias adecuadas para relacionarse con el voto voluntario otras cosas sucederán. Pero al menos en estas elecciones el votante que no fue representado fue el voto popular de derecha -el de la UDI popular si se quiere buscar una imagen específica.
(*) Conste que en general no tiene mucho sentido eliminar para un análisis de al relación entre Nivel Socioeconómico y Votación las comunas de mayores ingresos: Porque si las eliminamos, eliminamos buena parte de las personas de mayores ingresos; y dada la concentración de ingresos es en esa parte de la distribución donde se producen las mayores diferencias. Sabido es que los deciles de menores ingresos tienen promedios similares, y es sólo en los de mayores ingresos -y en particular en el de más ingresos- donde se produce la diferencia. Eliminar las comunas de mayores ingresos es eliminar el segmento de la realidad donde se produce el efecto. Pero en este caso, al menos hacer un análisis sin Vitacura puede tener sentido.