Las Ciencias Sociales tienden a analizar a los trabajadores por cuenta propia desde un esquema dual de observación: En un polo ellos pueden ser trabajadores vulnerables, que por obligación están en una situación inferior. En otro polo ellos pueden ser emprendedores, que por elección están en una situación con grandes oportunidades. La literatura opta entre clasificarlos en uno de los polos, o plantear que se dividen en dos, uno en cada polo: Los cuenta propistas con más recursos, usualmente los profesionales, hacia el polo positivo, y el resto hacia el polo negativo.
El propósito de esta entrada (que resume las conclusiones de la parte de mi investigación doctoral dedicada a estos trabajadores) es mostrar que ese esquema dual de observación es inconveniente. O mejor dicho, dar dos razones de por qué resulta insuficiente, y una de por qué tiene sentido y funciona.
La dualidad es interna no externa
Un primer elemento es que la diferencia entre ‘precarios’ y ’emprendedores’ no divide tanto entre diversos lugares como que es también una tensión que viven todos los trabajadores. La complejidad es interna al sujeto, no sólo entre sujetos. En otras palabras, hay elementos de precariedad y negativos en todos los trabajadores por cuenta propia, y existen elementos positivos en todos ellos.
Los resultados de la situación laboral de los trabajadores por cuenta propia son relativamente claros: A todos los niveles de educación, se presenta como una apuesta riesgosa de escapar de limitaciones del empleo asalariado. En todos los niveles ocurre que se puede aspirar a una mejor condición, pero con una probabilidad no menor de fracasar en ello. Pero siempre es una posibilidad. Los resultados de las trayectorias nos indican que es posible consolidarse como cuenta propia, que siendo algo que no se puede dar por evidente sí es posible. Y que esa posibilidad de consolidación (y quedar en mejor situación al final del ciclo laboral que los asalariados) está presente a varios niveles. El hecho que el trabajador por cuenta propia más paradigmático sean oficios de calificación media, en un mercado laboral donde existe una presencia importante de oficios de baja calificación, no deja de ser relevante como alternativa. Esta situación de ser una alternativa atractiva, pero con riesgos, es algo que ocurre a través de los diversas situaciones laborales, y no es tanto algo que divide segmentos como algo que ocurre en todos ellos. La excepción a ello son las mujeres que esporádicamente se insertan en el mercado laboral, que corresponde a un tipo específico de trayectoria (el G3 en el cuerpo de la tesis9: Es en ellas donde esta dinámica doble no aparece, sino que aparecen condenadas a la precariedad}.
Subjetivamente ocurre algo similar. Los elementos positivos (la autonomía) y negativos (incertidumbre) son dichos por los diversos segmentos. También los cuenta propia profesional viven la incertidumbre; los cuenta propia no profesional también pueden disfrutar de la autonomía. Aunque puede variar el peso que se le da a cada elemento -ya sea enfatizando más bien el aspecto negativo como el positivo-, lo común es que se reconozcan ambos. Hay un sólo elemento subjetivo que claramente se orienta desde la observación dual: la constitución como trabajador por cuenta propia, y por ello lo observamos separadamente al finalizar la sección.
En última instancia la incertidumbre laboral es inherente a ser cuenta propia. Por otro lado, la autonomía es algo positivo que también es inherente a dicha condición, y que todos observan. En realidad, ambos elementos son el mismo: Ser autónomo, no depender de un otro, implica, recíprocamente, una ausencia un de otro que solucione los problemas que es también incertidumbre laboral; son dos caras de lo que es en sí mismo ser trabajador por cuenta propia.
En otras palabras, lo que la observación dual remite a segmentos diferentes, puede observarse como unido en el mismo sujeto. Nuevamente, no es que no existan elementos que se pueden describir desde la observación dual: Existen espacios donde, se puede decir, lo negativo es dominante, espacios donde lo positivo es lo crucial; pero la observación dual pasa por alto la condición común que ambos elementos sean experimentados y vividos.
Los polos no se constituyen como lo establece la observación dual
El segundo elemento es que la forma en que la observación dual constituye cada polo tampoco resulta completamente adecuado: Ni precariedad alcanza a dar cuenta del polo negativo; ni la figura del emprendedor da cuenta del polo más consolidado.
Ni precarios
Primeros observemos con relación a la precariedad: Ni en lo que se refiere a los ingresos, ni en sus trayectorias, ni en términos de sus sentidos de trabajo, los cuenta propia parecen particularmente precarios, en particular en relación con trabajo asalariado. No es que no existan segmentos que se observan a sí mismos, y pueden ser observados desde fuera, como precarios; pero hay demasiados elementos que quedan fuera de la observación si se los observa desde allí.
Pensemos que, de hecho, hay trabajadores asalariados precarios y que ‘the most precarious category of employment is the wage-earner without a formal written contract’ (Kirsten Sehnbruch, The Chilean Labor Market, Palgrave 2006, p 86). Más aún, vis-a-vis el trabajo asalariado hay diversos elementos que pueden implicar cierta seguridad: Puede plantearse como solución posible a los problemas de baja empleabilidad en la parte final del ciclo laboral, donde ser cuenta propia de hecho es más común; o puede funcionar contra-cíclicamente, produciendo seguridad en períodos de crisis. Ser cuenta propia soluciona, al menos subjetivamente, los problemas de inseguridad del trabajo asalariado, en parte porque permite al independiente verse en control de su situación, y también aparece como sueño para superar las deficiencias del sistema de pensiones. Si bien el trabajo por cuenta propia puede verse como resultado de una coacción –al ser trabajadores que no pueden acceder a buenos empleos asalariados-, puede ubicarse como produciendo unas seguridades que no permite el asalariado más precario. Como lo menciona Kathya Araujo, hablando en general de los trabajadores (y no sólo de los cuenta propia):
La estabilidad -y la seguridad concomitante- es una expectativa ideal, pero que en términos concretos, aportados por la experiencia social, aparece paradojalmente asociada a la vulnerabilidad. Esta asociación termina por fragilizarla como ideal. El sujeto no puede orientarse a partir de ella porque dada la desprotección y precariedad a la que está expuesto, no puede sino resultar una amenaza (Araujo, La desmesura y sus sujetos: el trabajo en el caso de Chile. En Transformaciones del Trabajo, Subjetividad e Identidades. RIL: 284)
Lo anterior nos hace ver que la relación entre inseguridad y trabajo por cuenta propia es más compleja que lo que permite declararlo como ‘precario’, ya sea in toto o para un segmento.
…ni emprendedores
En segundo lugar, hablar de emprendimiento no permite dar cuenta lo que de hecho ellos enfatizan como las ventajas y posibilidades de su trabajo. No debe confundirse, como muchas veces se hace, el deseo por ser cuenta propia con un deseo empresarial de crecimiento. No se busca tanto emprender (y acumular y crecer), como más bien no tener superiores que emitan órdenes y controlen la actividad. Es interesante en este sentido que la equiparación entre trabajo por cuenta propia y emprendimiento no sólo es común entre quienes observan favorablemente dichas lógicas sino también entre quienes se presentan como críticos a lo que observan como un ordenamiento neo-liberal y en el cual las actividades de los cuenta propia estarían inscritas.
Lo central del polo positivo de la cuenta propia es una vivencia subjetiva de libertad, es así como se vive el tomar las propias decisiones (valoración que es un resultado común en otros estudios en América Latina). Esto no implica que no se perciban presiones, muchas de ellas fuertes. Para entender el tema del control en el trabajo es relevante tomar en cuenta las reflexiones de De la Garza y sus colaboradores; porque las actividades de otros actores -clientes, autoridades- pueden percibirse con elementos de control sobre la actividad: ‘Es decir, en este caso particular se estaría hablando de un tipo de control negociado, basado en la interacción social’ (Gayosso Ramírez, ‘Trabajo, identidad y acción colectiva en los comerciantes artesanos del Centro Histórico de Coyoacán’. En Trabajo no clásico, organización y acción colectiva Tomo II: Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, p 169), describiendo artesanos en una localidad de México en relación con sus clientes. Pero a pesar de ello, esto es vivido como espacio autónomo, en contraposición con lo que sucede con el trabajo asalariado. ¿Qué es lo que permite ello? Una diferencia es que el trabajador asalariado que experimenta una presión por parte del cliente ha de resolverlo de acuerdo a las instrucciones y supervisión de un jefe; mientras que el trabajador por cuenta propia lo resuelve de forma independiente. El criterio de libertad que usan estos trabajadores no es el del sujeto que no experimenta presiones externas, sino el de aquél que decide como reaccionar ante ello (siendo mediador y no intermediario para usar los términos de Latour). Es por todo ello que tampoco cabe observar, ni siquiera en el polo más positivo, como emprendedores a estos trabajadores.
Sino algo distinto
La observación dual, en suma, no nos permite observar que el polo negativo no es mera precariedad, ni el polo positivo se deja abordar desde el emprendimiento. Simplificando a su vez, no es que los cuenta propia sean emprendedores o precarios, o algunos sean emprendedores y otros precarios, sino que no son ninguna de ambas cosas. Maticemos: No es que no existan segmentos que sigan esas lógicas, es que observando sólo ello, perdemos de vista que para muchos de estos trabajadores no aplican. Es insuficiente porque observar la autonomía desde el emprendimiento es una forma equivocada de observar la autonomía; y porque la experiencia de quienes pertenecen al polo no-profesional, el que se piensa como precario, tampoco es sólo precariedad.
Lo anterior puede tener consecuencias prácticas: Si pensamos que el problema central de los cuenta propia es la precariedad tendremos a enfatizar lo referido a prestaciones de seguridad social –recordando que la ausencia de estas prestaciones se encuentra entre los reclamos más comunes. Pero ¿es ello suficiente? ¿Soluciona sus problemas de incertidumbre estas acciones? Ello es más atingente si en el caso chileno estos sistemas no son percibidos como muy seguros por parte de la población. La forma en que se ha pensado la política social no necesariamente es la más adecuada para solucionar la inseguridad. Más aún, si los pensamos desde el emprendimiento, asumiendo cierta disposición al riesgo, de ello derivamos políticas públicas que no necesariamente dan cuenta de su disposición real.
Obligación y elección. El fundamento de la observación dual
En general, la observación dual se ha mostrado insuficiente para dar cuenta de la situación de los cuenta propia -a pesar que siempre tiene un elemento real que permite que ella tenga un sentido. Sin embargo, hay un momento en el cual ella tiene plena vigencia y ordena lo que aparece en los datos. En esta sección resumiremos esos resultados y los pondremos en relación con el resto de ellos.
Es al hablar de sus trayectorias que los cuenta propia replican y hacen suya la idea básica de la observación dual: Hay quienes se perciben como siendo cuenta propia por opción, y luego tienen una visión positiva; hay quienes se perciben como cuenta propia por obligación, y luego perciben negativamente su situación. No sólo se replica el hecho mismo de diferenciar opción / obligación, que es el fundamento de la observación dual: Se replica la relación de la dualidad elección/obligación con los resultados: Quienes eligen están en mejor situación de quienes se perciben obligados.
Centremos la mirada en esta última relación, porque no hay nada evidente en el hecho de que quienes elijan algo tengan mejores resultados. No hay nada extraño en que fuera común encontrar la sorpresa que la situación era mejor de lo que se esperaba, o que era peor de lo que ella se pensaba. De hecho, existen indicaciones que la sorpresa es parte de la experiencia de transición: Toda la complejidad del trabajo por cuenta propia no era esperada, incluso por quienes lo eligieron. A pesar de ello, la relación entre optar / ser obligado y el resultado es bastante fuerte. Detrás de ello, en cierto sentido, hay cierta ilusión de transparencia: Los sujetos conocen lo suficientemente bien su sociedad, de forma que quienes tienen mayores capacidades objetivas ya sabían del buen resultado posible con anterioridad, y viceversa. Dado que la vida social no es transparente, ¿a qué se debe esta situación? En el caso del analista ello es meramente un error, pero en el caso del trabajador ello es algo más interesante.
Los trabajadores, recordemos, ordenan su trayectoria en torno a este eje; sin dejar de reconocen la experiencia de sorpresas, que refutaría una relación tan clara. Luego, estamos ante algo más complejo que un mero olvido o falta de reconocimiento. Ahora bien, la experiencia en sí del trabajo por cuenta propia se ordena en torno a la idea de autonomía. El aspecto positivo de ser cuenta propia es la posibilidad de decidir sobre sí. Dado ello entonces la relación entre evaluación y formas de constitución queda más clara: Observarse desde la decisión de ser cuenta propia es plantearse como agente autónomo desde el inicio, y luego la trayectoria queda marcada por la positividad. Observarse desde la obligación implica que no se ha sido agente al constituirse en un estado que, presuntamente, está marcado por su agencia, y ello tiñe de falsedad, acusa de engaño, a todo el proceso. Es por ello que lo que es mero error en el analista (confundir la dinámica de elección con la evaluación) representa una experiencia muy básica para el propio trabajador.
Al mismo tiempo, nos muestra de nuevo, el lugar central de la autonomía, de decidir sobre la propia vida, que aparece como criterio central para constituir la posición de cuenta propia.