A propósito de algunos articulos.

En fin citas varias de interés por motivos aun más varios (y ahora que me doy cuenta, por alguna razón siempre la mayoría de las cosas que me interesa tiene que ver con historia)

‘The quantificatory episteme ushered in by the colonial state was indeed
unique. While pre-colonial states such as those of the Mughals, the Mahrattas
or even Tipu Sultan had streamlined administrative practices and were
indeed noteworthy for systematic record-keeping, none of them introduced
a quantificatory episteme’ (The colonial state and statistical knowledge, History of the Human Sciences, 13: 2 (37-44) p 41, U. Kalpagam).

Statistical representations have by far been the most potent form of representation
and indeed of constructing the worlds, for enabling interventions
in social, physical and natural processes. Unlike ethnographic
knowledge, which seeks to present ‘otherness’ in its uniqueness, statistical
knowledge transforms ‘otherness’ to differences that it makes comparable
and commensurable (Idem, p 43)

Interesante para el curso -bueno, para los textos porque esas cosas ya las pasamos en el curso, pero en fin.

Unequal but Fluid: Social Mobility in Chile in Comparative Perspective (Florencia Torche, American Sociological Review, 2005, 70:3, 422-450).

Hace el interesante punto que aunque Chile es altamente desigual, si uno elimina el decil de mayores ingresos, Chile pasa a ser -en terminos comparados con países desarrollados- relativamente igualitario. En otras palabras, nuestro lugar como uno de los países con mayor desigualdad en el problema se debe sólo al 10% de mayores ingresos. Y con ello se puede explicar que, al mismo tiempo que nuestra desigualdad es gigante, hay altas tasas de mobilidad social. Básicamente, hay 2 grupos en la sociedad: El 10% más alto -separado del resto- y el 90% restante, que tiene menores distinciones y con muchas más posibilidades de movimiento.

Finally, we conducted tests of sufficiency for any logically
possible combination of the relevant causal expressions. The results
show that two of such combinations passed as usually sufficient
for membership in the set of socially underdeveloped country:
(1) a dense indigenous population in combination with the absence
of large-scale haciendas and (2) a dense indigenous population in
combination with the absence of strong liberals. (Explaining the Great Reversal in Latin America, Aaron Katz, Matthias von Hau, James Mahoney, Sociological Methods and Research, 33:4 539-573; página 561).

Aunque el artículo en principio quiere comparar el uso de regresión con el uso de fuzzy-set, por ahora me interesan los resultados sustantivos (en particular, porque el artículo muestra que con fuzzy-sets es posible encontrar resultados interesantes y con la regresión sencillamente no se podía hacer). ¿Cómo explicar que los países de ‘mayor desarrollo’ en América Latina a partir de 1900 fueron los países con ‘menor desarrollo’ durante los tiempos coloniales? Usando diversas variables, se encontraron los resultados mencionados en la cita (y una población indígena densa era la característica de los países ‘más desarrollados’ en tiempos coloniales).

A propósito del clientelismo

La semana pasada escuché un comentario a propósito de una iniciativa de una empresa en México. Bueno, los muchachos -que están en el negocio de la construcción- han desarrollado toda una serie de servicios adicionales (por ejemplo crédito) para grupos de bajos ingresos, abandonados por el mercado.

Ahora, no es la iniciativa como tal la que voy a comentar, y menos nombrar, sino el hecho que -desde la perspectiva de la empresa- su principal enemigo eran los subsidios estatales. Y esto porque los subsidios se entregaban para construir clientelismo (las personas que recibían dinero quedaban en las redes de los políticos que las entregaban) y por tanto iban en contra de las iniciativas de ’emprendimiento’, que era lo que la iniciativa intentaba desarrollar.

Sin embargo, las acciones de la empresa son -directamente- una forma de clientelismo: Poner tal y tal servicio (facilitar el acceso al crédito es una forma de subsidio) de forma tal que estas personas se transformen en ‘clientes’ (en personas leales a la empresa, que les resulte difícil abandonar el sistema). Si el mal del clientelismo político es que las personas pierden autonomía y quedan sujetas al político, ¿el bien de la mirada de cliente en el ámbito privado es que las personas sean leales y continuen con la empresa -i.e pierdan autonomía y queden sujetas a la empresa?

En este punto recordé la vieja distinción de Hirschman sobre salida y voz. Y cómo los mismos comportamientos (salida) es visto como prácticamente traición en un caso (la política) y en otro es lo esperado (economía). Casi pudieramos definir el ámbito económico aquel donde salida es la opción esperada y política donde voz es la opción esperada. Resulta interesante que el clientelismo (construcción de lealtad y, por tanto, disminuir la probabilidad de salida) se vea tan positivo en el mundo privado al ser -al decir de Hirschman- la implantación de un criterio político en ese ámbito.

Una buena cita -en mi pobre entender

La cita es de Charles Tilly (y si usted no sabe quien es Tilly bueno sería que lo averiguara, el tipo es muy interesante). Pero empecemos con la cita:

‘Those attractions [las de encontrar variaciones] have, unhappily, tempted social scientists into some oftheir greatest technical abuses. There is the abuse of the Great Blender, in which we take numerical observationson a hundred-odd national states, made comparable by the magic fact of appearing in parallel columns of a statistical handbook, and run multiple regressions or factor analysis in order to discern the dimensiones of development, modernity, of political instability, or of someother equally ill-defined global concept. There is the abuse of the Ersatz Laboratory, in which surveys teams establish themselves in a number of different countries, translate a common questionnaire into the various local languages, send out interviewers to ask the questions of presumably comparable samples of individuals or households in each country, code up their results into standard categories, then pool the information thus manufactured into an analysis of cross-cultural variation in the relationship between X and Y, with Z controlled. Let us not forget the abuse of the Cultural Checkerboard, in which hired graduate students read stacks of ethnographic articles and monographs, recording for each ‘society’ encountered the presence or abscence of patrilocal residence, early weaning, male puberty rituals, couvade, and dozens of other cultural traits, then transform their judgments into holes in Hollerith cards, so that someone else can run statistical analysis to determine either which ‘societies’ resemble each other most, or which cultural traits vary together’ (p 116-117 de Big structures, large processes, huge comparisons, Russel Sage, 1984).

No es que Tilly diga que los estudios cuantitativos comparados no sirvan (de hecho menciona la utilidad de los estudios estandarizados sobre el tiempo), sino la ingenuidad muchas veces de ellos y todas las cosas que olvidan (por ejemplo -y no es lo único- ‘they treat many units whose independence with respect to the characteristics being measured is uncertain, for example, Belgium, Luxembourg, the Netherlands, the German Federal Republic, Switzerland, France and Liechtenstein appear as separate cases in an analysis of the relationship between television viewing and newspaper readership’ (p 118).

En fin, una buena cita de un buen libro.

A propósito de una cita de Luhmann

A veces, uno comete errores flagrantes. Uno de ellos lo cometí hoy al leer un texto de Luhmann (‘La modernidad de la Sociedad Moderna’ en ‘Observaciones de la Modernidad’).

Y entonces aparece la siguiente cita (en nota a pie de página)
‘Ya que Giddens rechaza una explicación sobre ‘diferenciación funcional’, vincula el concepto de sociedad al nivel del Estado nacional y probablemente tampoco diría que la ‘reflexive monitoring of action’ tiene que tener esa consecuencia por una especie de ley histórica; en realidad, sólo queda una explicación a través de la evolución de técnicas de comunicación de amplio alcance. Pero entonces la transición a la modernidad comenzaría con la invención de la escritura, y su primer resultado sería la conciencia pluriétnica surgida en el siglo II a.C en Egipto y Asia Menor’ (p. 20).

Ahora, bueno es que -extrañamente- Luhmann usa algo cercano a un argumento, pero como argumento no resulta tan bueno. Porque, ¿cuál es la razón que la transición a la modernidad no pueda comenzar con la invención de la escritura? (de hecho, es como se puede leer algunas de las tesis de Goody). Pero dar razones es, en todo caso, tan ajeno a Luhmann que bien pudiera perdonarsele que no las usara ahora.

Y sobre la falta de razones:
‘También aquí servirá de ayuda una comparación histórica para obtener distancia. A todas luces, esto ya no tiene nada que ver con la antigua ética europea, por más que hoy haya quién guste de volver a soñar con una sociedad civil ético-política. Esta tradición terminó en el siglo XVII, a más tardar en el XVIII. Al mismo tiempo termina la rivalidad comunicativa entre filosofía y retórica (o también entre historiografía y poesía), que había coaccionado el esquema verdadero/falso u por eso tenía que utilizar los problemas de comunicación para justificar por qué la retórica y la poesía tenían que trabajar con veladas o percibidas ilusiones. Mientras entonces se trataba de amplificación, arriba empleabámos para ello el concepto de absorción de la inseguridad. Sin embargo, el mundo de estas premisas de la comunicación se ha sobrevivido a sí mismo desde todos los puntos de vista. Nada de esto es hoy directamente relevante, y todo intento de reactualización está por eso bajo la sospecha de funciones compensatorias(p 166-167, Ecología de la Ignorancia, negritas JJ).

Y así es como ‘argumenta’ Luhmann: Planteando que -obviamente, como alguién pudiera siquiera pensar lo contrario- los que opinan en contra de él están claramente equivocados (pertenenciendo a tradiciones que desde hace siglos están terminadas, faltaba más). Lo único que se acerca a un argumento es el punto sobre el final de las rivalidades filosofía / retórica, historia / poesía. Y ahora, ¿cuál es la relevancia de esa observación sobre el tema en discusión?

Si así funciona la ‘teoría’ sociológica, no hay mucho que hacer con nuestra disciplina. Alrededor de 200 páginas sobre la sociedad moderna y nada -cero- empiria. Lo más cercano son discusiones sobre lo que se dice sobre la sociedad moderna, una observación sobre el golpe en Rusia el ’91 y otra observación sobre la industria de la moda.

En fin, hay autores peores uno puede pensar.

Pero, bueno ¿que podría ser un principio cultural?

Ahora, un problema con la distinción del post de ayer es que lo de los principios culturales que generan las acciones o afirmaciones concretas tiene algo de inasible. A final de cuenta, siempre podemos inventar un principio subyacente que vuelva dos afirmaciones completamente diferentes en simples modalidades de algo más profundo. Así que para dar algo de la idea de lo que estaba pensando con principios, y bajo el principio que unos buenos ejemplos superan a una definición, digamos que principios son ideas como las siguientes(*)

  1. Nunca confíes en alguien que no conozcas
  2. Los amigos son como los hermanos (digamos, hermanos elegidos). En otras palabras, el modelo de amistad es basado en la familia, no en otros entornos (conocidos / compañeros de curso etc.)
  3. La familia son lazos de sangre (y luego los lazos menos importantes en una familia son los de pareja)
  4. La familia es un lugar de refugio (y, por ende, hay que cuidar la tranquila convivencia)
  5. La libertad e independencia es que los otros no te molesten

La idea es que cada uno de esos elementos (y más aún en combinación) son los que producen, en combinación con ciertas percepciones sobre el contexto (digamos, Chile es un país sin riesgo de guerra civil) los que producen cambios en las afirmaciones concretas. Las que solemos preguntar en encuestas.

(ah, y en otro asunto nada que ver, la versión de Furtwängler de la 9a es una maravilla)

(*) Por supuesto, la idea es que los principios anteriores caracterizan la cultura chilena y no han cambiado para nada en los últimos 20 años -cuando todo el resto cambió. Pero eso será asunto de otros posts supongo)

A propósito de los cambios culturales

En Chilesoc, hace sólo un par de días, Marta Lagos decidió lanzar la siguiente idea:
Estamos casi listos con los datos de la cuarta ola del estudio
mundial de valores, tenemos 1990, 1995, 2000 y 2006.

Cuatro olas que muestran el cambio valorico en Chile

Con la idea que Chilesoc organizara una discusión sobre ello.

Ahora, independiente de lo interesante de la idea (que creo que lo es y así lo mencione en Chilesoc, junto a varios otros igual de obvios que yo), me parece interesante decir lo siguiente: ¿Muestran los datos un cambio valórico?

Porque creo que hay que distinguir dos niveles cuando uno discute sobre valores y sobre (finalmente) cultura. Porque no todo cambio en las respuestas (y hay varios cambios que son muy interesantes) implica un cambio cultural. ¿Por qué? Porque una misma cultura -sin haber cambiado sus principios- puede responder de distinta manera en distintas situaciones. En otras palabras, una cultura no es un conjunto de elementos concretos (respuestas en un contexto de encuesta) sino un conjunto de principios generativos (*) que producen esos elementos.

Y, por tanto, en situaciones diferentes, el mismo principio producirá concreciones diferentes. En otras palabras, no todos esos cambios son cambios en la cultura. Por otra parte, no por eso dejan de ser cambios. Cuando pensamos en que los cambios culturales son lentos, debiéramos tener en cuenta también que dentro de una cultura pueden existir diversas modalidades.

(*) Tan Bourdieano que uno se pone a veces.

Leyendo a Wallerstein

Por razones diversas, ¿siempre son diversas, verdad?, empecé a leer un texto de Wallerstein sobre el análisis de sistemas mundiales. Básicamente, un libro introductorio en base a unas clases que dio en España.

Y entonces llegué al capítulo final en el que nos planeta que la economía-mundo capitalista está en una crisis media terminal. Y nuestro mundo sería una economía-mundo porque no se integra políticamente (un solo estado para todo el ‘mundo’) y capitalista porque está bajo la idea de la búsqueda continua de ganancia (en otras palabras, la búsqueda continua de crecimiento).

Las razones que entrega son relativamente atendibles (el continuo proceso de incorporación de nuevos grupos al mercado laboral está llegando a su fin, aunque ¿no dijo lo mismo Rosa Luxemburgo a principios del siglo XX?, la dificultad de superar la disminución de la tasas de ganancia etc.) Ahora, uno bien pudiera decir que, en realidad, como siempre, la crisis del capitalismo se encuentra sobredimensionada. Al parecer, siempre hay nuevas formas de descubrir grupos y zonas inexploradas que agregar que eviten la crisis final del sistema.

Pero dejemos el punto del colapso o decadencia en suspenso por ahora. Es otro el tema que me interesa. Wallerstein nos dice que, entonces, nos encontramos con una dicotomía, con las opciones de Davos o Porto Alegre. Y desarrolla sus opciones a partir de una discusión de la libertad de la mayoría (la libertad de decidir colectivamente nuestros destinos) y la libertad de la minoría (la libertad de no ser atropellados por la sociedad). Y entonces nos dice que muchos nos venderán una libertad por la otra, y que tenemos que buscar como conseguir ambas libertades.

Ahora, libertad de la mayoría, de la minoría no es más que otra forma de decir libertad de los antiguos/ libertad de los modernos; libertad positiva / libertad negativa y toda otra serie de dicotomías de antigua data en el mundo moderno. Para decirlo de otro modo, la dicotomía que nos ofrece Wallerstein es una dicotomía desarrollada, descubierta y parte del discurso político de su economía-mundo capitalista.

En otras palabras, no representa una superación de la discusión de esa entidad social. Lo que nos vendría a decir que, si efectivamente ese mundo cayera en crisis, las discusiones y opciones vendrían de otra parte.

NOTA: ¿Que podríamos esperar si la economía-mundo capitalista desapareciera? Las opciones históricas serían -a menos que apareciera otra formación inexistente hasta ahora-
a) El estado-mundo: la solución imperial. La formación ‘mundo’ más común, como nos dice Wallerstein.
b) Una economía-mundo no-capitalista: O sea, un mundo no unificado políticamente pero que no fuera capitalista (que no estuviera orientado a la acumulación incesante). No es un ejemplo que Wallerstein discuta en su texto, pero la situación de la Antigua Mesopotamia bien podría indicar un modelo similar. No indico la Grecia Clásica porque después de unos cuantos siglos fue incorporada a imperios, pero la no-imperialidad de Mesopotamia fue de larga data (hasta los Asirios todas las formaciones imperiales fueron de corta duración). Otro motivo para estudiar a mis queridos mesopotámicos entonces.

De la sociedad como coerción, o una vuelta de Durkheim

Una de las características que los informes del PNUD han reflejado, creo, en todos sus informes es la idea de la falta de opciones de las acciones personales, debido a que -bueno- la ‘sociedad’, ‘el sistema’ (lo que sea) decía que había que ir en cierta dirección, y no quedaba más que seguir esa dirección.

Ahora, lo que pensé fue el hecho que si la sociedad está conformada por múltiples agentes autónomos (o al menos, ajenos a mi control), entonces subjetivamente siempre voy a experimentar la sociedad como imposición. Esto porque todas las consecuencias de las acciones de los otros producen un marco, una situación social que no he creado y que se imponen -como antecedentes- a la propia acción. Al momento de decidir tengo que enfrentar una situación social que ha sido creada por múltiples decisiones de múltiples actores.

La única forma de evitar eso sería o que los otros actores no fueran autónomos (fueran controlables por el actor) o las acciones no tuvieran consecuencias (de tal modo que hicieran lo que hicieran los otros, no afectaría mis posibilidades de acción). Ahora, por una parte, lo segundo es imposible. Las acciones tienen consecuencias, es por eso que las tomamos (que elegimos cierta opción en vez de la otra). Y en lo que concierne a lo primero, todo control siempre será parcial, en tanto haya decisiones que tomen los otros, no habrá forma de control total; y la capacidad de un actor para tomar todas las decisiones es bien limitada finalmente.

En otras palabras, la situación es insoslayable. Ni siquiera la creación de un actor colectivo que tome las decisiones por todos soluciona el tema. A un sistema con tres actores: Pedrito, Pablito y Danielito la creación de un actor colectivo lo que hace es agregar un nuevo actor, así que tendríamos ahora un sistema con cuatro actores: Pedrito, Pablito, Danielito y (Pedrito+Pablito+Danielito). Cada uno, nuevamente, autónomo y realizando cada uno acciones cuyas consecuencias serían subjetivamente, para cada actor, externas, una imposición.

Ahora, toda esta larga digresión sobre que un sistema creado por agentes autónomos se experimenta subjetivamente como imposición, nos hace ver que, al fin y al cabo, el bueno de Durkheim no estaba tan equivocado. También muestra que, en realidad, su idea que la sociedad se nos muestra como algo que se resiste a nuestras acciones no implica menoscabar las capacidades de los actores (de hecho, el argumento de este post es que precisamente ese resultado se basa en las capacidades de los actores sociales para, precisamente, actuar)

Sobre las organizaciones militares

Para un sociólogo (que manera más impersonal de decir ‘para mí’) hay dos características que debieran resultar interesantes sobre las organizaciones militares:

  • Primero, que son las únicas organizaciones diseñadas, pensadas y estructuradas para sobrevivir -y seguir actuando sin problemas- con continuas ‘reducciones’ y ‘rotaciones’ de personal (El usar estas frases eufemísticas tiene una razón de ser, es reducción y rotación lo que otras organizaciones tienen de equivalentes a las bajas). Un buen día una unidad cualquier puede recibir, digamos, un 15% de bajas y todavía ser considerada en condiciones de realizar sus tareas. Y esto no como algo excepcional sino como parte de la operación cotidiana de la organización.
  • Segundo, la forma en que se divide internamente. Todas las organizaciones se dividen internamente. Lo que diferencia a las organizaciones militares es el grado de estandarización de la división. En otras palabras, cada división en una gran corporación tendrá un número distinto de personal, diferentes departamentos (en numero y en función). En un ejército de gran tamaño, todas las divisiones del mismo tipo (digamos, de infantería) tienen la misma estructura. Y así hacia abajo (todos los batallones tienen el mismo numero de compañías, toda las compañías el mismo número de pelotones, todos los pelotones el mismo número de escuadras y las escuadras se componen de X soldados). Este carácter estandarizado y homogéneo de las sub-divisiones (*) ,digamos el carácter segmentado de sus sub-divisiones para usar el viejo término, diferencia claramente a las organizaciones militares. En un banco, por decirlo de algún modo, no todas las sucursales tienen el mismo número de personal (y ni siquiera las mismas funciones, habrá algunas con más funciones que otras) o el mismo número de cajas o etc.

Ahora, ambas características son antiguas. Que los ejércitos están diseñados para soportar bajas y seguir funcionando con ellas es parte de lo que los define. La estandarización de las sub-unidades es también negocio antiguo. Al fin y al cabo, conocemos bastante bien la organización del ejército romano que seguía las mismas líneas (una legión son tantas cohortes, una cohorte se organiza de este modo etc.) Aunque el grado de estandarización ha variado enormemente, la tendencia a estandarizar las sub-unidades (i.e un ejército se compone de sub-unidades idénticas entre sí).

Uno podría decir, si uno es evolucionista a la Durkheim, que el carácter segmentado se debe al hecho que las organizaciones militares son de hecho antiguas, de las primeras partes de la vida social que se ha organizado, y que por tanto mantiene características arcaicas de organización. Pero eso necesitaría que uno fuera evolucionista a la Durkheim.

Prefiero pensar que las dos características que he mencionado -la segmentación y el diseño ‘a prueba de bajas’- están relacionadas y se explican entre sí. Ahora, ¿cómo lo hacen específicamente? Todavía no he pensado el argumento, pero ahí se verá.

(*) Por cierto, en todo ejército hay un nivel en que la sub-división deja de ser estandarizada.

De rangos y puestos

Algunas de las organizaciones más antiguas suelen hacer una diferenciación entre el rango y el puesto. Por ejemplo:

En la Iglesia Católica, una cosa es ser monseñor / cardenal; otra obispo /arzobispo. En las Fuerzas Armadas, una cosa es ser capitán / mayor / coronel; otra es ser comandante de compañía / batallón / regimiento. En la Universidad, una cosa es ser profesor asociado / titular; otra cosa es ser profesor del curso X, o ser director o decano. La distinción se mantiene a pesar que tiendan a existir relaciones más o menos estrechas entre ambos escalafones (el arzobispo de Santiago tenderá a ser elegido cardenal en algún momento, en principio el que debiera comandar una compañía debiera ser un capitán).

Y la distinción no es solamente una vía de ofrecer ‘honores’ de dos formas. De hecho, ambos escalafones tienen derechos y deberes diferenciados. En la Iglesia, el Papa es elegido por los cardenales (una distinción de rango), no por los arzobispos (una distinción de puesto). Y así podríamos buscar otros ejemplos.

Ahora, ¿que es lo que gana una organización con un doble escalafón? Es cierto que al menos gana la posibilidad de ascensos, y de ascensos que conllevan beneficios específicos, sin necesidad de cambiar puestos. Pero eso es cierto de cualquier organización, y no todas realizan esa distinción.

Uno puede desarrollar diversas ideas, pero ninguna parece ser demasiado buena:

  • ¿Un resabio de elementos personales, individuales en organizaciones burocráticas? El puesto -arzobispo de Santiago, director del departamento de Sociología, comandante de la III División de Ejército- es plenamente burocratizado; pero el rango sigue siendo un reconocimiento personal, un derecho personal. El puesto puede ser un cargo, pero tu eres personalmente, y lo llevas donde quiera que fueres, tu rango.
  • ¿La flexibilidad que otorga un escalafón no competitivo? Sólo puede haber un arzobispo de Santiago, pero la iglesia chilena en principio podría tener varios cardenales. Entonces, si aparecen varias personas con los requerimientos para usar el rango X, no estoy limitado por la estructura organizacional. En ese sentido, permite que las ‘carreras funcionarias’ no se detengan incluso cuando, por diversos motivos, no hay demasiados cambios en los puestos per se.
  • ¿Una forma de lograr equivalencias en organizaciones altamente complejas y diferenciadas? Las estructuras jerárquicas pueden ser muy diferentes en diversas partes de la organización, con diversos niveles, relación entre ellos etc. El sistema de rangos permite hacer equivalentes posiciones muy diferentes. Y sin necesidad de hacer la equivalencia estricta y ya formalizada (los cardenales están todos en el mismo lugar, aunque en un momento dado los cargos que ocupan los cardenales en su conjunto no sean los cargos que ocupan en otro).
  • ¿La forma en que afecta los procesos de promociones? Supongamos que para un puesto determinado se requiere cierto rango. Entonces, para ocupar el cargo X sólo pueden estar quienes tienen el rango A. Por una parte limita el universo (no todos pueden ocuparlo) y por otra parte lo amplía (todos los del rango A lo pueden ocupar, no solamente los que han ocupado este puesto).

Sea cual sea la razón, y dudo que las mencionadas sean de hecho las más relevantes, me parece un fenómeno interesante de analizar y de, al menos, hacer notar.