La interacción social como unidad social elemental (I)

Una de los primeros temas de una teoría social, independiente de cuál es su elección de pregunta, es ¿cuál es la unidad básica de la vida social? Aunque no se plantee de manera explícita, siempre se elige alguna unidad de análisis a partir de la cual se construye la teoría.

En la teoría social existen múltiples alternativas al respecto. Una unidad muy tradicional es la de acción social, esto a su vez se relaciona con la idea que las personas son el elemento básico de la vida social (Weber, 1964 [1920]; Parsons, 1949; Schutz & Luckmann, 1977 [1973]) . Otra unidad es una interacción, la relación entre ego y alter (Parsons, 1951; Coleman, 1990), dentro de esta lógica también podemos incluir la comunicación como unidad básica (Luhmann, 1995 [1984]). Otros teóricos prefieren partir de una unidad social ya constituida, ya sea esta una práctica o una comunidad concreta (Bourdieu, 1990; Giddens, 1984; White, 2008)

Cómo se puede observar de la anterior revisión la elección de unidad básica y las soluciones teóricas no tienen una relación necesaria. La teoría de James Coleman (1990) basa su teoría es una perspectiva de acción racional comprometido con el individualismo metodológico, pero la unidad básica que intenta explicar son interacciones: intercambios, negociaciones etc. De hecho, la discusión inicial de derechos está pensada para entender intercambios y traspasos de derechos entre actores. Se usa un modelo de explicación individual, pero la unidad básica a explicar es una interacción.

La segunda observación es que, a pesar de todas las diferencias, en realidad la interacción es la propuesta más común de unidad básica de la vida social. En el resto de la sección defenderemos que las otras alternativas propuestas –acción o una estructura social ya constituida- resultan insuficientes.

Luhmann (1995 [1984]) ha desarrollado algunos de los argumentos más claros para criticar la idea que la acción pueda ser la unidad básica de la vida social. Del mismo modo, se ha criticado la idea que la persona o el individuo tenga una primacía como unidad analítica (Burt, 1992, págs. 181-194)y que representan una modalidad de elemento más básico de la vida social (White, 2008).

Pero quizás sea más efectivo hacer notar que los objetivos teóricos de hacer esa elección se pueden lograr del mismo modo usando la interacción como unidad básica. Si defendemos la acción como unidad básica porque el actor es previo a la sociedad, o defendemos alguna versión de individualismo metodológico, el ejemplo de Coleman es suficiente para mostrar que todas esas decisiones son compatibles con usar interacción como elemento básico. Por otro lado, la interacción no tiene los problemas que usar la acción como unidad básica tiene.

En relación a la elección de una estructura social ya dada, parte importante del impulso de estas ideas es evitar los problemas que trae pensar en un actor constituido no socialmente, y que todos los seres humanos siempre aparecen en comunidades ya existentes. Bajo esta perspectiva, una preocupación por una unidad básica aparece como similar a la tradición del contrato social en su intento de explicar un presunto y mítico nacimiento de lo social a partir de una situación pre-social Se argumenta que la situación pre-social no ha existido nunca y es en principio impensable. Más aún, se defiende la idea que hay diferentes niveles en la vida social y que esos niveles no son reducibles unos a otros –por lo tanto la interacción no puede tener prioridad como explicación, las explicaciones no son solo de abajo hacia arriba, y bien pueden explicarse por procesos recursivos en su propio nivel. Además, lo que parece realmente interesante de explicar son los patrones de esas estructuras: ‘Hence, the task of sociology can be seen as that of analyzing the logic and consequences of social rule systems’(Klüver, 2000, pág. 1)

En este punto, uno puede recordar nuevamente que elegir la interacción resulta compatible con esas preocupaciones teóricas y conceptuales. Parsons explica la solución de la doble contingencia a través de un elemento social previo –el compartir valores-, y por lo tanto, independiente de lo que se opine de su solución, nos muestra que elegir interacción como unidad elemental no implica una visión individual o reduccionista de lo social. El caso de Luhmann también nos muestra que elegir una interacción (la comunicación) como elemento básico no obsta para dedicarse a hablar de sistemas sociales, y que elegir interacción no es elegir necesariamente lo que sucede en ‘grupos pequeños’[1]. En otras palabras, uno puede elegir la interacción como elemento básico y todavía mantenerse dentro de explicaciones de orden sistémico o de niveles superiores.

En resumen, podemos ver que todos los objetivos analíticos que están detrás de las restantes elecciones pueden ser logrados al interior de la elección de la interacción como elemento básico de la vida social. En este sentido, la interacción representa la más flexible de las posiciones, y la que menos presuposiciones compromete. Si bien lo anterior puede verse como una ventaja, también permite observaciones críticas: Puede que la interacción resulte compatible con todas las perspectivas teóricas sencillamente porque no aporta demasiado, y no resuelve ninguna de las preguntas y dilemas básicos (que es lo que haremos en el siguiente post)

[1] En la terminología de Luhmann(1995 [1984]), de hecho interacción es usada como sinónimo de interacciones en grupos pequeños, pero aquí preferimos usar interacción de manera más general y como atribuible a cualquier nivel de actor y a cualquier modalidad de interacción. Luhmann usa comunicación para referirse a la forma más general, y por lo tanto resulta útil distinguir interacción para referirse a una modalidad concreta. Pero esa solución a su vez eso implica limitar las interacciones a mediaciones de sentido –un tema en el cual todavía no queremos entrar. En este sentido, sería útil contar con una palabra distinta que interacción que se refiriera a la modalidad más general y abstracta

Un concepto de aprendizaje de utilidad para el análisis social

Siguiendo con la locura que ya mencione en un post pasado (sobre crear una teoría axiomática), y habiendo puesto que una de las capacidades básicas de los actores cubiertos por dicha teoría es que pueden aprender, se colige entonces que es necesario desarrollar un concepto de aprendizaje. Entonces, he aquí el concepto.

Aprendizaje: La capacidad de un actor para desarrollar asociaciones, y todo aprendizaje al mismo tiempo tiene elementos cognitivos y prácticos

Comentario 
La definición explícitamente no plantea el aprendizaje como una adquisición de asociaciones o creencias ‘correctos’. Y esto por el hecho simple que no podemos determinar cuál es el conocimiento ‘correcto’: lo que sabemos en un momento determinado puede mostrarse como incorrecto posteriormente.

Lo que nos interesa más bien es que es lo que hace alguien que aprende: Y lo que logra es ordenar el mundo al establecer asociaciones: Asociaciones en el comportamiento (i.e si hago X pasa Y) o asociaciones entre las distinciones del mundo (i.e los objetos X tienen Y cualidad). Esto es una ordenamiento porque, entonces, no todo puede pasar (si hago X pasa Y y no Z). Lo que hace el aprendizaje es permitirme pasar de un mundo informe y sin distinciones a uno con distinciones. El hecho de crear distinciones y establecer asociaciones entre esas distinciones es el hecho crucial del aprendizaje. Por decirlo de otra forma, el aprendizaje es una forma de ‘crear’ (descubrir) orden a partir del caos.

Estas asociaciones no deben pensarse como reglas claramente definidas ni que puedan traducirse en una formula sencilla. La regla de si hago X pasa Y es una forma breve de referirse a la asociación, pero es compatible con excepciones y ambigüedades. En tanto permita orientar al actor que en general si hago X pasa Y usando distinciones que en general funcionan para delimitar X e Y, ya es suficiente para el actor.

El aprendizaje, en este sentido, tiene una relación muy clara con las nociones de complejidad informacional, con la idea de la complejidad de Kolmogorov. Recordemos que una cadena de máxima complejidad es uno que sólo puede ser descrito por una cadena de igual extensión. Una cadena más sencilla es una que puede ser descrito por una cadena mucho menor (es comprimible sin perder información). El aprendizaje es, precisamente, el proceso de descubrimiento de esa cadena de menor extensión.

Hay una cierta paradoja, en todo caso, en lo anterior. Esta simplificación para el actor se puede presentar como una complicación. Esto porque objetos aleatorios en la visión tradicional son máximamente complejos, pero un sistema completamente estocástico puede describirse de manera estadística de manera reducida: No puede replicar igualmente la cadena, pero sí una muy similar. En este sentido, no es estructuralmente complejo (Crutchfield, 1994). El agregar reglas, y por lo tanto posibilidad de compresión, implica complejizar esa descripción sucinta. El aprendizaje, entonces me permite pasar de un mundo sin distinciones y complejo informacionalmente, pero estructuralmente simple en un mundo con distinciones, más simple informacionalmente pero más complejo estructuralmente (i.e un mundo cuya descripción óptima es más larga). Es pasar de un mundo que no puedo describir en detalle y sólo en general a un mundo que puedo describir (y actuar) de manera específica usando las reglas que descubro.

Algunas ideas sobre el Orden Social

Algunas ideas pensando en el orden social al nivel societal o como se la quiera llamar a un conjunto de relaciones. No creo que sea posible el ‘desorden’ social a niveles menores (o sea, uno siempre se encontrará con prácticas sociales, con redes, con algún tipo de rol), Al menos, porque de otra forma los seres humanos sencillamente no pueden actuar, así que por necesidad inventarán algo.

Pero, ¿al nivel de la sociedad? ¿Cómo se relacionan entre sí las diversas prácticas que son operativas en un determinado ámbito?

Dos o más prácticas pueden estar en conflicto en tanto sigan teniendo acceso a los recursos que le permiten el conflicto, y el conflicto no afecte la reproducción de las prácticas en conflicto

La idea me parece relativamente evidente: Toda práctica, dado que se compone de acciones, requiere de recursos. En tanto una práctica tenga acceso a esos recursos puede continuar, aun cuando se encuentre en conflicto con otra. Lo importante es que una práctica no afecte el hecho que la otra práctica tenga acceso a esos recursos.

Una práctica contradictoria puede mantenerse si otras prácticas independientes generan los recursos que requiere esa práctica

Una práctica contradictoria es una en la cual su operación termina por impedir el funcionamiento de sus requisitos. Esto se podría pensar que implicaría  entonces, que una práctica contradictoria debiera ser inestable y desaparecer. Pero de hecho, no; en tanto los requisitos de esa práctica no necesariamente son producidos por esa práctica: Aunque la práctica los tienda a eliminar, en tanto otras prácticas los produzcan continuamente esa contradicción puede continuar indefinidamente.

De hecho, esto nos permite entender algunas célebres tendencias de la teoría de Marx, como que el capitalismo es contradictorio y se supera a sí mismo porque el número de capitalistas progresivamente se reduce (o la tendencia a la disminución de la tasa de ganancia). Las tendencias son efectivas, y uno puede revisar que en un mercado determinado el número de competidores disminuye con el tiempo. Pero lo que la tendencia pasa por alto es que dado que otras prácticas del capitalismo permiten generar continuamente el recurso ‘emprendedores’ (nuevos mercados) esa tendencia no produce la crisis del capitalismo prevista por Marx

El conjunto de prácticas en ejercicio en un área conforman una red dinámica y abierta, no tiene unidad

En última instancia, las prácticas son relativamente independientes. Sólo se preocupan de los requisitos que tienen y producen resultados que son usados por otras, pero ese uso no es un tema para ellas. De alguna forma en el ‘ecosistema’ de una práctica no están incluidas todas las prácticas sino solamente las prácticas que afectan sus requisitos (y es parte del ecosistema de las prácticas cuyos requisitos afecta).En este sentido, el conjunto de prácticas no corresponde a ninguna unidad, ni tiene ninguna coherencia especial. El conjunto de prácticas es contingente y cambiante. Las prácticas tienen relaciones con algunas otras prácticas, pero las prácticas son independientes: Una práctica X requiere un recurso a y se lo proporciona una práctica Y, pero si la práctica Y desaparece, la práctica X no se ve afectada si puede recibir a desde otra fuente. Si bien sus elementos tienen relaciones entre sí, y la desaparición (o aparición) de nuevas prácticas puede tener efectos de largo alcance, el conjunto específico de prácticas en ejercicio en un área es contingente y otros agregados también resultan posibles.

La importancia de esta última proposición es que nos permite deconstruir todo el problema del orden de la tradición Parsoniana (que sigue siendo subyacente a muchas de las discusiones sobre orden social). Una parte importante de la pregunta del orden es por la estabilidad del orden y un supuesto es que las únicas respuestas aceptables son aquellas que permiten órdenes equilibrados, que no tienen fuentes de inestabilidad: la pregunta por el orden y por la estabilidad son tratadas como la misma pregunta (Vanderstraeten, 2002, pág. 81). Es la base, por ejemplo, de la idea que ningún orden puede basarse solamente en la dominación porque no resuelven el problema en el largo plazo: Sólo en el corto plazo funcionan, pero no entregan una base estable. Y esta idea se ha aplicado para criticar explicaciones normativas: Las normas no sirven para explicar el orden dado que pueden ser contradictorias, y por tanto inestables (Lichbach & Seligman, 2000, pág. 44).

Pero los órdenes sociales reales son inestables y sus equilibrios son siempre solamente locales: el conjunto de prácticas en operación es siempre cambiante. No tiene sentido, entonces, aplicar como criterio de solución del problema del orden el que sea estable en el largo plazo, cuando de hecho la vida social no lo es.Este desequilibrio no produce ‘desorden social’ simplemente porque, como lo mostramos anteriormente, las fuerzas que producen nuevas prácticas siempre están en juego. Para existir, la vida social no requiere una solución estable y permanente del orden, sino ir solucionando de manera permanente ese problema con soluciones variables.

Cuatro Modalidades de Coordinación

Definiciones.
Dominación: Cuando ego amenaza con quitar el control de alter sobre elementos para que alter realice la acción pedida por ego
Negociación: Cuando ego ofrece control a alter sobre elementos para que alter realice la acción pedida por ego
Conversión: Cuando ego afecta las representaciones de alter, entregando razones para que alter realice la acción pedida por ego
Deconversión: Cuando ego afecta las representaciones de alter, eliminando objeciones para que alter realice la acción pedida por ego

La teoría que se desarrolla en este texto se basa en la idea que no existe una sola modalidad de coordinación, sino que los actores tienen acceso a una diversidad de modalidades, las que serán usadas de acuerdo a los contextos y circunstancias. La relevancia de lo anterior proviene que muchas teorías tienden a usar sólo una modalidad, o reconociendo la existencia de más de una modalidad insistir que una es basal en la vida social. Por otro lado, el creciente reconocimiento que existen diversas modalidades de interacción social ha quedado, en general, reducido a ese reconocimiento  sin que se desarrollen mayormente teorías que indiquen la relación entre esas modalidades (cuando son elegidas, cómo se relacionan unas con otras etc.). La intención de la teoría que desarrollamos es precisamente producir una teoría sobre la combinación de estas modalidades.

Las modalidades son definidas a partir de una distinción de control / representaciones. Esta distinción expande y adapta la distinción recursos / intereses de Coleman(1990). Pasamos de recursos a control para establecer de manera más clara la universalidad de los ‘recursos’ (que puede ser cualquier elemento) y para enfatizar que lo central es el control que ejerce un actor sobre esos elementos (White, 2008). Por otro lado, usamos representaciones en vez de intereses: Lo que afecta al actor son todos los cambios en percepciones y creencias sobre un elemento, y los intereses propiamente tal son una forma de percepción y creencia. Pero lo básico es la representación (es un elemento de tal tipo, tiene tales características, si quiero lograr tal cosa resulta ventajoso etc.).

La segunda distinción ocurre entre entregar / quitar: Por ejemplo. no es lo mismo ofrecer control sobre recursos que amenazar quitar control sobre recursos. Esto permite una mejor distinción ante entre las relaciones de dominación (poder) y negociación (intercambio). Por una parte, muchas veces se realiza la distinción en torno a la noción de acción obligada: Hay una relación de poder cuando alter no tiene alternativas de acción. Esto tiene la consecuencia que cuando se reconoce que alter siempre tiene alternativas, entonces el poder se reduce al intercambio; o dado que se reconoce que hay relaciones de poder, negar la capacidad de alternativas de alter. Alter siempre tiene alternativas de acción, pero claramente no es lo mismo el ofrecimiento de un nuevo recurso en una negociación (i.e entrégame este objeto a cambio de dinero por ejemplo) o la amenaza de la dominación (i.e entrégame este objeto o si no quemo tu casa).  En una segunda acepción, poder e intercambio se refieren a la existencia de igualdad en el número de recursos, entonces se niega que pueda existir intercambio entre actores con un distinto nivel de recursos, o se tiende a negar la relevancia de esa diferencia. Pero la diferencia de recursos tiene más que ver con la posibilidad de éxito en la coordinación más que con el tipo de coordinación: Alguien pude intentar dominar a otro, aun cuando no tiene los recursos necesarios, y muchos conflictos reales pueden entenderse como resultado de una pretensión de dominación cuando no existe el diferencial de poder necesario.

La diferencia entregar / quitar resulta muy clara en lo que se refiere al control sobre elementos, pero en lo que se refiere a las representaciones sobre estos elementos ¿Tiene sentido esta diferencia para aspectos cognitivos y normativos? Inicialmente, de hecho, no aplicábamos la distinción a las representaciones (y usábamos conversión para referirnos a cualquier cambio en las representaciones).

Sin embargo, parece que se podría aplicar la distinción a las representaciones. Esto porque las personas pueden tener razones positivas o negativas en relación a posibles acciones: Hay que hacer X pero X es bueno; No hay que hacer Y porque Y es malo. Para lograr que alguien realice una acción puedo trabajar sobre ambos elementos: Puedo dar razones para hacer X (es bueno, es conveniente etc.) o simplemente puedo eliminar objeciones para hacer X (no es una mala acción, no tiene malas consecuencias). Y no son los mismos argumentos o razones los que se aducen en una situación o en la otra; y puedo obtener un resultado convenciendo de una serie de razones pero no de otras. Puedo eliminar las objeciones para hacer X sin necesidad de dar razones positivas para hacerlo: puedo convencerte que X no es malo sin convencerte que X es bueno. El uso de estas diferentes modalidades bien puede tener consecuencias distintas, y es por ello que mantenemos la diferencia como modalidad de coordinación.

Es importante diferenciar entre estas definiciones de coordinación y el problema de cooperación. La coordinación aquí referida se reduce sencillamente a cómo un ego obtiene que alter realice una acción deseada. La cooperación usualmente se entiende como ego y alter pueden obtener un mejor resultado: el uso del dilema del prisionero para entender los problemas de cooperación es una muestra de lo anterior. La solución del problema es lograr que ambos realicen una acción que produciría el mejor resultado colectivo (la de ambos elijan cooperar). Entendido de esa forma la cooperación es un tema más específico que el de coordinación.

Una locura total

Algunas veces uno tiene que hacer cosas horribles, y me encuentro entre medio de un espantoso curso de ISO 9000 sobre PMG (¿no entendió nada? No se preocupe, dele gracias a su suerte de no saberlo, bástenos decir que es horrible).

Lo suficientemente horrible que para mantener mi sanidad mental decidí empezar a desarrollar (lo que es de hecho una vieja idea, pero sólo ahora necesite dedicarse a eso para no hundirme) una teoría axiomática para la sociología. Imagínense lo terrible que es esto si lo anterior fue necesario para mantener la sanidad mental.

Bueno, por ahora, y para mostrar el sabor, los postulados y proposiciones de la teoría (todos tienen su ‘demostración’ en versión informal, el trabajo interesante es desarrollar una demostración formal elegante). Y sin explicación ni comentario.

Postulados

  • Postulado I. Las capacidades de los actores quedan completamente definidas por ser capaces de aprender, comunicar y tener preferencias
  • Postulado II. Todas las capacidades de los actores son limitadas en su poder pero no tienen limitaciones en su aplicación
  • Postulado III. Las relaciones de un actor con otras entidades quedan completamente definidas por su control y por su interés

Características Fundamentales de la Interacción

  • Proposición 0: El ámbito de la interacción posible crece hasta cubrir todos los agentes (i.e no hay barreras sociales permanentes a la interacción
  • Proposición I. Toda interacción genera posibilidades para nuevas interacciones (i.e el interés de un actor por coordinar es permanente)
  • Lema I. Toda interacción tiene  efectos y el conjunto total de efectos es necesariamente desconocido para los actores
  • Proposición II (1ª Ley Fundamental de la Interacción): La probabilidad de éxito de la coordinación para ego es proporcional a la energía desplegada por ego y es proporcional a la importancia de la relación para alter
  • Proposición III (2ª Ley Fundamental de la Interacción): En toda interacción, el acuerdo será diferenciado y preferido por sobre el desacuerdo
  • Proposición IV (3ª Ley Fundamental de la Interacción): Los resultados de una interacción no son completamente controlables por la propia interacción
  • Proposición V: El orden energético (de mayor a menor) de las modalidades de coordinación es dominación, negociación, conversión y deconversión
  • Lema I: Movilizar recursos requiere más energía que movilizar creencias
  • Lema II: La coordinación positiva requiere más energía que coordinación negativa
  • Proposición VI: Toda modalidad de coordinación sufre un proceso de decaimiento hacia formas que exigen menos energía
  • Proposición VII: Disminuir las alternativas posibles aumenta la posibilidad de coordinación (Puntos de Schelling)
  • Proposición VIII: Movilizar creencias es más expansivo que movilizar recursos

Sección II.  De las Redes en General

  • Proposición IX. Actores sociales autónomos producen redes que no son controlables por un actor social específico
  • Proposición X: Una ego red es más eficaz para producir coordinación si ego se reserva modalidades de interacción de intereses dejando a los alter primarios el uso de modalidades de mayor energía.
  • Proposición XI: Las posiciones centrales en una red son más estables que las posiciones de puente
  • Proposición XII: El signo de la historia de interacciones pasadas es directamente proporcional a la continuidad futura de la interacción; pero la continuidad futura de la interacción no tiene efectos en el signo de la las interacciones futuras
  • Proposición XIII: Una red de relaciones complejas produce grupos cohesivos
  • Lema I. La dificultad de reemplazar alter depende de la complejidad de la interacción
  • Lema II. Un actor sólo puede mantener un número limitado de relaciones complejas
  • Proposición XIV: No hay tendencia a la clusterización en relaciones simples
  • Lema I. No hay límites al número de relaciones simples que un actor puede mantener
  • Lema II. En una red de relaciones simples todos los alter son relativamente similares entre sí
  • Proposición XV. Un conjunto de actores generará una red con una topografía de mundo pequeño
  • Proposición XVI. Una red siempre es dinámica

Sección III. De las redes organizacionales

  • Proposición XVII: Las organizaciones son actores
  • Proposición XVIII: Las organizaciones sólo pueden aparecer en medios sociales de alta energía

Sección IV. Características Básicas de Prácticas Sociales

  • Proposición XIX. Los roles que conforman una práctica son conocidos por sus practicantes
  • Proposición XX. Toda práctica social tiene requisitos para su reproducción
  • Proposición XXI. No existen prácticas puras  de dominación
  • Proposición XXII. Prácticas puras de conversión y deconversión son vulnerables
  • Proposición XXIII.  Prácticas puras de negociación están asociadas a redes simples

Sección V. Construcción de Prácticas Sociales

  • Proposición XXIV. (1ª Ley Fundamental del Orden Social): Los actores generan automáticamente prácticas sociales
  • Proposición XXV (2ª Ley Fundamental del Orden Social): Es imposible que una práctica social asegura sus condiciones de reproducción
  • Proposición XXVI. La existencia de diferenciales de poder aumenta la velocidad de los procesos de construcción de prácticas
  • Proposición XXVII: Una práctica social creada en una red cerrada puede extenderse en una red abierta
  • Proposición XXVIII: Una red abierta desestabiliza los procesos de construcción de prácticas sociales
  • Proposición XXIX: El desarrollo de información para-interaccional facilita la construcción y deconstrucción de prácticas sociales

Sección VI. Relaciones entre Prácticas Sociales

  • Proposición XXX. Dos o más prácticas pueden estar en conflicto en tanto sigan teniendo acceso a los recursos que le permiten el conflicto, y el conflicto no afecte la reproducción de las prácticas en conflicto
  • Proposición XXXI. Una práctica contradictoria puede mantenerse si otras prácticas independientes generan los recursos que requiere esa práctica

Las reglas analíticas del Método en Ciencias Sociales (VII) Epílogo. La posibilidad de una ciencia naturalista de lo social

El argumento que hemos desarrollado durante estas páginas se basa en el supuesto que las ciencias sociales son, pueden ser, efectivamente una ciencia. Para ser más precisos, que el proyecto de realizar una descripción y una explicación racional de la realidad social es posible y válido. En otras palabras, que resulta posible una aproximación naturalista a lo social: la vida social es una realidad como cualquier otra, y por lo tanto puede ser analizada con una aproximación empírica, sistemática, y que intente explicar y no sólo describir.

Una afirmación como lo anterior será altamente criticada dado que olvidaría características esenciales de la vida social que hacen inviable usar la aproximación anterior: la vida social claramente no es una realidad como otras y requiere una aproximación específica y muy distinta a la de las ciencias naturales[1].

A pesar de lo anterior, es importante hacer notar que hay elementos de ese proyecto naturalista que sí son parte del consenso en ciencias sociales. En las ciencias naturales una aproximación naturalista implicaba mantener que uno puede describir la realidad sin necesidad de factores extra-naturales, que no pudieran observarse (o que no tuvieran consecuencias sobre lo que se puede observar): Digamos, que se puede explicar la naturaleza a partir de la naturaleza, sin necesidad de usar elementos extraños: No se explica la lluvia a partir del dios de la lluvia. En ciencias sociales hay una situación análoga, no con seres sobrenaturales, pero sí con ‘personas’ sobrenaturales: la explicación de los grandes hombres, ya sea la explicación del nacimiento de la agricultura, el descubrimiento del fuego a partir de los grandes héroes civilizatorios, o la explicación de procesos sociales a partir de las acciones de personas específicas y especiales. La idea de la ciencia social es que los procesos sociales se pueden explicar a partir de regularidades en esos procesos, no requiriendo fuerzas especiales. Esto no es negar la importancia de los actores individuales, pero sí que sus acciones se dan dentro de un entramado social. Esta convicción es parte esencial de lo que representa una aproximación naturalista, y es de hecho una convicción antigua, previa al desarrollo de las ciencias sociales modernas: Cuando Polibio intentaba explicar por qué la república romana había sido capaz de conquistar todo la cuenca mediterránea, su explicación (en el libro VI de su historia) se basa en la idea que es en las características de la estructura política romana que debemos buscar la explicación. En lo que concierne al rechazo a la explicación por grandes hombres y a la idea que necesitamos centrarnos en el proceso social, el proyecto naturalista puede plantearse es común a estas disciplinas.

Sin embargo, más allá de lo anterior, es un proyecto altamente criticado. Es posible argumentar que una ciencia social del modo antes indicado no es más que una imitación de la física. Una imitación aún más inadecuada dado que se basaría en modelos de ciencia que la sociología de la ciencia ha mostrado no corresponden a la realidad de la ciencia. Se puede plantear también que todo proyecto en ciencias sociales que intente una aproximación naturalizante es imposible porque olvidaría el hecho que los sujetos sociales son reflexivos y, en general, dado que las ciencias sociales son parte de la realidad social, es sociedad estudiando la sociedad, entonces no se pueden aplicar métodos generalistas o de índole explicativa: No se puede realizar una teoría general del matrimonio dado que el concepto de matrimonio es algo que generan los propios actores sociales, y toda afirmación al respecto depende de los conceptos del actor –es el argumento de Giddens por ejemplo. Más aún, se puede plantear que toda aproximación naturalista es una forma de evitar una aproximación crítica, haciendo que el status quo aparezca como lo natural y lo necesario. La ‘naturalización de lo social’ implicaría un olvido de las características básicas de la vida social: los seres humanos construyen el orden social mediante sus acciones.

La crítica que una aproximación naturalizante implica imitar a la física, lo que no se puede realizar en ciencias sociales resulta inválida: Hay muchas disciplinas de las ciencias naturales que no imitan a la física y no por ello dejan de realizar una aproximación naturalista a los fenómenos. ¿Qué no podemos realizar métodos experimentales? Hay muchas disciplinas que se basan más bien en la observación. ¿Qué no podemos realizar una descripción matemática? La biología durante mucho tiempo trabajo sin esas herramientas sin dejar de ser una ciencia natural. ¿Qué no podemos desarrollar leyes universales formales? La química tampoco trabaja en el modo de creación de leyes universales. Ninguna de esas características define la aproximación naturalista. Lo que la define es sencillamente la creencia que podemos describir una realidad claramente, de manera sistemática y ordenada, obteniendo resultados replicables[2].

La crítica que una aproximación naturalista demanda el uso de afirmaciones generales que olvida el carácter reflexivo de la vida social es inadecuada en términos de su amplitud. Además, que el hecho que la sociología sea sociedad estudiando sociedad no implica nada especial: La física es materia investigando materia, la biología vida investigando vida. Ninguna de esas cosas ha sido óbice para desarrollar esas ciencias, no veo porque debiera ser especial en el caso de la sociología. El hecho que sea cierto que lo que sucede en la sociedad dependa de los conceptos de los sujetos o que los actores sean, finalmente, también teóricos sobre lo social, y que sus teorías constituyen lo social no cambia la situación. Uno puede seguir desarrollando una ciencia explicativa y generalizante. La teoría de Giddens, tan crítico a esa idea, está llena de argumentos explicativos y generalizantes: La idea que la seguridad ontológica es esencial para construir orden social (Giddens, 1984) no depende para su validez del conocimiento de los actores ni la pierde si los actores la conocen. Si los actores lo conocieran cambiarían sus acciones, pero usarían esa afirmación como fundamento de ello. Lo mismo es válido para la idea del teorema de la dualidad de la estructura cuya validez es independiente de los sujetos. Incluso, seguiría siendo válido si los sujetos lo dieran por verdadero y lo usaran en su vida. En otras palabras, puedo construir un conjunto de afirmaciones válidas para todos los sujetos reflexivos como los describe Giddens.

En relación a la posibilidad de la crítica y a evitar la ‘naturalización de lo social’ tampoco aparece como muy fuerte. De partida, describir una realidad de determinado modo no implica evaluarla de un modo determinado, con Hume uno puede recordar que no hay forma de pasar del ‘ser’ al ‘deber ser’. Las convicciones críticas no tienen por qué verse afectadas por el hecho de mantener un conocimiento general naturalista. Se puede observar que el problema no es lo anterior sino el hecho que pensar en una realidad social como algo dado, algo que no se puede modificar, evita el pensar el cambio como posible: Si la realidad es así, entonces quizás podamos mantener que es una realidad criticable, pero no podríamos demandar su modificación. Sin embargo, Una aproximación naturalista no implica plantear una ‘naturalización de lo social’ o establecer que la forma que en la actualidad toma la vida social es la única forma posible -de hecho, el darse cuenta que han existido múltiples formas de estructurar la vida social es uno de los hechos básicos que estas disciplinas analizan. Lo que sí plantea es que no toda combinación de características es posible. Y en ciencias naturales el conocimiento de esas imposibuilidades ha aumentado nuestra capacidad para hacer cosas: Precisamente porque no todo es posible es que se pueden construir herramientas para el cambio. Del mismo modo, uno podría plantear que conocer reglas universales en el mundo social (por ejemplo la necesidad de seguridad ontológica) nos permitiría aumentar nuestras capacidades para generar cambios (sabiendo que si queremos hacer tal cambio debemos mantener la seguridad ontológica, de otro modo no funcionará). El conocer que no todo es posible nos permite aumentar el campo de lo posible.

Más allá de las críticas específicas que hemos enunciado, podemos mostrar que las reglas del método que hemos delineado en este texto nos permiten mostrar que resulta posible el proyecto de una ciencia naturalista de lo social que reconoce las características específicas del mundo social. Las reglas enunciadas –los actores tienen iguales capacidades, las acciones tienen sentido, las acciones tienen consecuencias, lo que nos interesa estudiar son los entramados que generan las interacciones sociales- son a la vez reglas que nacen de características específicas del mundo social y que nos permiten generar una ciencia que intente explicar el mundo social.


[1] El tema no es que las ciencias sociales no requieran métodos de análisis y técnicas específicas. Al fin y al cabo, toda disciplina lo hace, y no se usan los mismas aproximaciones de análisis en biología que en física (o que en química). El tema es si estas diferencias ameritan una aproximación radicalmente diferente, que no puede equipararse al uso de herramientas específicas.
[2] Por otro lado, es común en ciencias sociales plantear que los descubrimientos de la sociología de la ciencia muestran que las ciencias naturales, y en particular la física, no son tan objetivas, rigurosas ni ‘verdaderas’, sino que ellas mismas están afectadas por factores sociales. La física no cumple con los supuestos requisitos de cientificidad y, en el fondo, opera del mismo modo que las ciencias sociales. Esto es una característica antigua, es cosa de recordar algunas reacciones a la noción de paradigma de Kuhn en ciencias sociales.

Las reglas Analíticas del Método en Ciencias Sociales(VI) El postulado de explicación de lo social

Las secciones anteriores han sido reglas sobre aspectos necesarios de tomar en cuenta para una adecuada descripción de la vida social. El siguiente postulado es una regla sobre donde tendría que centrarse dicha descripción o explicación.

Una parte muy importante del esfuerzo de las ciencias sociales es sencillamente mostrar la importancia de los aspectos sociales o culturales en algún determinado. Casi cualquier ‘Sociología de X’ dedicará una parte importante, si no prácticamente todo su esfuerzo, en mostrar la importancia de los aspectos sociales y culturales, como por ejemplo en sociología de la ciencia (Bloor, 1998) o sociología del consumo (Sassatelli, 2007; Zelizer, 2005). Es un procedimiento cuyo linaje es antiguo, El Suicidio de Durkheim es uno de los trabajos originales cuya intención explícita es mostrar la importancia de los factores sociales en explicar un fenómeno, en su caso presuntamente sólo individual. En el caso de Durkheim, y esto también ha ocurrido en quienes lo siguieron, esto está muy asociado al proyecto en sí de una ciencia social: Una ciencia social sólo puede existir, sólo tendría sentido si resulta cierto que para explicar diversos fenómenos es necesario tomar en cuenta los factores sociales o culturales. Si sucediera que todo el comportamiento fuera explicado por los genes -que no hay factores sociales en la inteligencia, en las diferentes entre hombres y mujeres o en otros asuntos-, entonces no habría lugar para la sociología.

Sin embargo, lo anterior parece innecesario y, de hecho, contraproducente. En última instancia, incluso si todo lo que sucediera en la vida social se explicara por factores que no son culturales o sociales, de todas formas tendría sentido una disciplina como la sociología. Al fin y al cabo, si todo lo que pasa en un ser vivo se explicara por aspectos químicos, la biología seguiría siendo una disciplina con sentido. Negar lo anterior es plantear que la legitimidad de una disciplina depende de afirmaciones teóricas específicas, que el interés de una dependa de la verdad de una teoría particular sobre un fenómeno –que es, plausiblemente, el interés de Durkheim.

En última instancia, lo que permite una ciencia social es el reconocimiento que existe una parte de la realidad –el mundo de las relaciones sociales si se quiere- que puede describirse y explicarse. En otras palabras, que más que intentar explicar un determinado fenómeno estableciendo que la sociedad es relevante, la verdadera tarea de las ciencias sociales consisten en intentar explicar la sociedad. La sociología no es, no debiera ser, la disciplina que explica cualquier cosa a partir de influencias sociales; es, o debiera ser, la disciplina que explica las cosas sociales

Incluso si los factores sociales no fueran relevantes para analizar muchos comportamientos, quedarían muchas preguntas específicas a responder sobre el mundo social: ¿En qué condiciones se crean o modifican prácticas sociales de manera más fácil? ¿En qué condiciones las prácticas sociales son más estables? ¿Cuáles son los efectos en la vida social de tener redes sociales centralizadas, descentralizadas o distribuidas? ¿Es el mundo social un ejemplo de redes de ‘mundos pequeños’ y que nos dice ello sobre la evolución de dichas redes? O pasando a preguntas más específicas: ¿Por qué y cómo en ciertas sociedades hay miles de diversos trabajos y en otras no? (la pregunta original de Durkheim en la División del Trabajo Social) ¿Qué factores afectan la importancia y extensión de las organizaciones en una sociedad? ¿Por qué y cómo se da que en ciertas interacciones sociales las personas conversan y otras usan la violencia? ¿Por qué y cómo en ciertas sociedades los ‘trabajadores’ tienen contratos y en otras son tratados como bienes? ¿Por qué y cómo en algunas sociedades las personas alcanzan la plenitud de sus derechos en la pubertad y en otras hay categorías especiales como la adolescencia? ¿Por qué y cómo es el caso que los ‘escándalos’ por los cuales los políticos pierden sus posiciones son diferentes entre sociedades?

Todas ellas son preguntas sobre la vida social como tal, y se basan solamente en que existe un trozo de realidad que puede ser investigado y descrito mediante el uso de ciertas herramientas y conceptos. En otras palabras, tiene una cierta unidad –es el mundo formado por relaciones sociales, o por comunicaciones, o por acciones sociales-, en la cual se usan conceptos específicos para trabajarla. Es el interés por describir esa realidad la que genera la legitimidad de la disciplina, no el hecho que influya otras dimensiones.

Si combinamos el énfasis que hemos dado a explicar la vida social con la primera regla que expusimos en el texto -la idea que todos los actores tienen las mismas capacidades- podemos desarrollar los siguientes argumentos:

Para explicar las constantes de la vida social podemos usar una amplia gama de posibles razones: Algunas teorías se centraran en aspectos que provienen de características de la interacción social como tal (la doble contingencia que es el punto de partida de Parsons o Luhmann), pero también resulta posible intentar explicarlas por factores no-sociales que sean universales.

Pero si lo que queremos explicar las diferentes variedades de situaciones sociales que existen, entonces probablemente el camino más fructuoso para explicarlas sea el análisis de las diferentes reglas y modalidades de interacción que ocurren en una sociedad . Cuando se trata de explicar porque pasa tal cosa en una situación y no en otra, nuestra principal herramienta de análisis es hacer variar las características en las interacciones sociales. Por lo tanto, podemos plantear que una tarea central del análisis social ha de la descripción y explicación de las diferentes y múltiples formas de reglas de interacción.

Las reglas analíticas del Método en Ciencias Sociales (V) El postulado de consecuencias de la acción

La afirmación que toda acción tiene consecuencias no debiera requerir mayor defensa. Realizar una acción implica usar algunos recursos –los necesarios para llevarla a cabo-, y esos recursos no se encuentran disponibles después de dicha acción. Realizar una acción implica obtener ciertos resultados –resultados que implican ciertos cambios con respecto a la situación anterior –en la cual esos resultados no existían.

A pesar de la aparente obviedad del postulado, resulta una afirmación muy fácil de olvidar o no de tomar en cuenta. De hecho, una parte importante del análisis de reproducción de prácticas sociales suele pasarlo por alto. No resulta extraño encontrar autores para quienes la única o principal condición para que una práctica se reproduzca es sencillamente que las personas queden convencidas de que deben realizarlas.

The problem, as these critics have argued, is this: If the habitus were determined by objective conditions, ensuring appropriate action for the social position in which any individual was situated, and the habitus were unconsciously internalized dispositions and categories, then social change would be impossible. Individuals would act according to the objective structural conditions in which they found themselves, and they would consequently simply reproduce those objective conditions by repeating the same practices (King 2000, 427).

La anterior cita, y muchas otras podrían haber sido posibles, ejemplifica la tendencia. Al parecer la única consecuencia y el único requerimiento de una práctica social está formado por las acciones que lo constituyen. Por lo tanto, asegurar la disposición a realizarlas es todo lo que una práctica requiere y su aseguramiento convertiría al cambio social en imposible.

Esa forma de mirar la acción resulta insuficiente. Para colocar el ejemplo más claro de por qué resulta insuficiente: Por más que los pascuenses fueran ultra-eficientes en lograr que todos siguieran al pie de la letra sus reglas culturales, no podían seguir con la práctica de construir moais una vez que se quedaron sin árboles (Diamond 2005, 79-119). La práctica tenía una consecuencia, un nivel de uso del recurso árbol, que eventualmente sería exterminado por el éxito de la práctica en su reproducción. Pero obtener ese recurso era una condición necesaria para la práctica. O para usar otro ejemplo, por más que las sociedades mesopotámicas pudieran reproducir sus prácticas y sus habitus, la salinización de los suelos producto de sus prácticas agrícolas habría vuelto imposible el cultivo de cereales en ciertos territorios (Liverani 1991 [1988]). La corrección de la hipótesis de la salinización ha sido discutida (Postgate 1992), pero lo que es claro en el debate son las consecuencias que se habrían producido de haber existido ese procesos. O para usar un ejemplo que no ocupe recursos ecológicos: El desarrollo de las prácticas económicas de la sociedad moderna conlleva un aumento de los requerimientos de educación de los trabajadores. Esto implica el desarrollo de la educación (básica al menos). Esto lleva a que los niños tienen que quedarse en las salas de clases en vez de participar en la fuerza de trabajo. Que a su vez lleva al aumento del costo de los niños. Que a su vez tiene como consecuencia una disminución del número de hijos. Que a su vez….

Lo que nos muestran todos esos casos es que la reproducción de una práctica no depende solamente de lograr que las personas estén dispuestas a realizar las acciones que constituyen una práctica. Hay otros requerimientos, al menos el que existan los recursos que se usan en las acciones que conforman la práctica. En los ejemplos mencionados hemos usado loop muy corto: las prácticas afectan casi directamente los recursos requeridos para su continuación (para facilitar su uso como ejemplos). Sin embargo, los loop pueden ser mucho más amplios.

Una razón por las cual muchas veces nos olvidamos de lo anterior tiene que ver con la relación de los requerimientos / consecuencias con esa reproducción. Por un lado, si entre los efectos de una práctica se encuentran algunos que la desestabilizan, bien podemos pensar que esas prácticas no son relevantes: No serían prácticas en equilibrio –para usar un término que le gusta a los economistas- y por lo tanto desaparecerían pronto. Sin embargo, una práctica puede tener consecuencias negativas hacia su permanencia, pero el tiempo en que se despliega el proceso puede ser largo, por lo que la práctica se puede mantener por un tiempo relevante.

Por otro lado, si entre los efectos de una práctica se encuentran varios que la estabilizan, mayor razón para olvidarnos del tema, dado que la consecuencia sería ‘trivial’, lo importante todavía sería lograr que las personas tuvieran la disposición a realizar la acción. Sin embargo, esa disposición puede provenir exclusiva o principalmente de esos efectos, por lo que no dejan de ser relevantes. La idea de la dualidad de estructura de Giddens, y que las consecuencias de una acción son el contexto de la siguiente (Giddens 1984), ha de recordarse tiene consecuencias tanto en lo relativo a la reproducción como al cambio de las prácticas.

La idea que las acciones y las prácticas tienen consecuencias y requerimientos nos hace ver que ninguna práctica puede analizarse por separado. Sus requerimientos pueden verse afectados por muchas otras prácticas -que son independientes de la inicial- y tiene consecuencias que pueden afectar muchas otras prácticas -y que una práctica no siempre puede controlar. Esta importancia de la interrelación entre prácticas producto de sus mutuos requerimientos e influencias es incluso más relevante si observamos que las consecuencias de una acción son múltiples y variadas: Por lo tanto, el camino completo de relaciones entre diversas prácticas puede llegar a ser altamente complejo: Una misma práctica puede afectar múltiples recursos que son requerimientos de múltiples otras prácticas, y a su vez los recursos que requiere pueden ser afectados por muchas otras prácticas, y quizás fueron afectados por prácticas que ya no existen para recursos de largo plazo. El tema de la opacidad del entramado de las relaciones sociales (que observamos anteriormente en la sección anterior) vuelve a mostrar su relevancia.

En nuestra discusión sobre consecuencias (y requerimientos) hemos destacado la importancia de los recursos para la acción. Si bien las consecuencias no se reducen a los recursos, éstos no dejan de ser una consecuencia y requerimiento relevante. Lo que nos lleva a enfatizar que, aunque la vida social puede sólo estar constituida por elementos sociales (interacciones, comunicaciones etc.), no puede ser analizada separadamente de su ‘materialidad’. Puede que la estructura social no incluya los edificios asociados con sus acciones, ni los bienes que se usan en sus acciones o la energía requerida para ellos, pero tampoco puede existir sin ellos.

El hecho que las acciones tengan consecuencias puede parecer un hecho obvio, pero las consecuencias de tomar en serio lo anterior son relevantes. Ningún análisis de la vida social debiera pasar por alto esta característica.

Las Reglas Analíticas del Método en Ciencias Sociales(IV) El postulado de sentido de las acciones

Si existen actores, entonces no hay alternativa a reconocer que las acciones que realizan tienen sentido para ellos. ¿A qué nos referimos con lo anterior? A una afirmación muy sencilla: Que todo actor requiere un mapa del mundo, tener distinciones y reglas que relacionen esas distinciones, para poder moverse . Para poder hacer cualquier cosa, un actor ha de definir que hay cosas del tipo A y cosas del tipo B (digamos peras y manzanas), y que esas diferentes cosas se relacionan de manera diferente con otros temas (digamos, las peras son más dulces o me gustan menos que las manzanas). Sin ese mapa del mundo, un actor no puede desarrollar acciones. Por lo tanto, toda acción tiene sentido para el propio actor –el que viene dado por esas distinciones y por esas relaciones. Otra forma de referirse a la regla es que los actores siempre son capaces de describir la acción que están realizando.

En otras palabras, cuando nos encontramos ante una acción, comunicación o práctica social debemos partir de la hipótesis que ella tenía sentido para los actores. Puede que los propios actores encuentren que esas acciones resultan inadecuadas, o que hubieran preferido realizar otras acciones en el pasado. Pero lo que no podemos hacer es plantear es que la acción per se no tenía sentido.

Lo anterior es relevante porque marca una de las distinciones entre una aproximación de ciencias sociales y otras aproximaciones. Si queremos entender y describir a los actores tenemos que partir de la idea que sus acciones tienen sentido. Pero no siempre lo que nos interesa es entender y describir, en particular muchas veces nos interesa evaluar las acciones. Una tentación muy fuerte en esos momentos es que la labor de crítica elimine la labor de descripción: Cómo esa acción nos parece deplorable, entonces no nos interesa la lógica del actor. De hecho, podemos llegar a concluir que entender la lógica del actor es parte de un proyecto para justificar lo injustificable. Es importante no perder de vista la importancia de la lógica del actor, y que esto no obsta para desarrollar la aproximación evaluativa .

Para usar un ejemplo relativamente ligero, pensemos en el tema del consumismo. Muchos de quienes se aproximan al tema del consumo lo hacen desde una perspectiva crítica: pensando en los males que el consumismo trae en la sociedad, y en particular cómo los grupos más vulnerables caen en esa trampa: Los pobres terminan realizando mayores consumos de los que pueden sostener y por lo tanto, terminan en una vida llena de deudas. Lo que nos interesa destacar es que a menos que podamos entender el sentido del consumo para los actores, no podremos entender las dinámicas que están detrás de ese resultado. No es simplemente que las personas tengan altos niveles de endeudamiento y de consumo sin que las personas no sepan lo que están haciendo, y los riesgos que toma. Endeudarse es una opción ingrata (la cultura económica popular siempre tiene el sueño de ‘no encalillarse’), pero las funciones y sentido del consumo lo vuelven una opción relevante: Un televisor requiere endeudarse, pero permite tiempo libre relativamente barato, y construir un hogar más agradable (que protege de los peligros que están fuera del hogar). Una lavadora automática tiene un fuerte significado de abandono de pobreza, que el lavado a mano simboliza (Catalán 2005). Podemos plantear, aplicando a Chile los resultados del estudio de Miller en Inglaterra, que el consumo cotidiano de la compra de aprovisionamiento (el supermercado), es una forma en que se ejerce y manifiesta el ‘amor de familia’ (Miller 1998). Más en general, a través del consumo los sectores de menores ingresos pueden manifestarse a sí mismos que han salido de la pobreza, y por lo tanto no ven como consumismo las compras que las clases medias sin perciben como consumismo en ellos. (Van Bavel y Sell-Trujillo 2003). Premunidos de esas herramientas podemos volver a preocuparnos del consumismo, pero requerimos entender que es lo que sucede en los actores.

Como toda afirmación, la anterior ha de entenderse en su amplitud correcta. Que las acciones de los actores tengan sentido interno no quiere decir que el sentido se reduzcan al sentido consciente de las acciones: Requerimos que pueda hacer distinciones, no que se de cuenta reflexivamente de todas sus distinciones y de todas las relaciones que tienen esas distinciones con otras. Tampoco quiere decir que ese sentido sea un sentido ‘racionalmente’ correcto: que los actores tengan toda la información disponible o que extraigan todas las consecuencias correctas de esa información. Usando la formulación alternativa que planteamos: El hecho que los actores sean capaces de describir la acción que realizan no implica que sean capaces de explicarla o de dar una descripción completa que dé cuenta de todos los aspectos relevante.

En otras palabras, plantear que las acciones tienen sentido, y que es relevante tomarlas en cuenta, no implica rechazar la idea que las descripciones de los actores son incorrectas o insuficiente, y que en general las descripciones del actor no tienen primacía sobre las del investigador (que debe superar la ‘teoría ingenua’ de los actores a la Bourdieu o Leví-Strauss). Para entender la relación entre el postulado y este tema de la primacía de las descripciones del actor o del analista, es necesario analizar en mayor detalle el tipo de conocimiento que los actores tienen de la vida social: ¿Qué elementos de la vida social son transparentes, conocidos, por los actores? ¿Qué elementos de la vida social son opacos para ellos?

Los aspectos significativos de la vida social son transparentes para los actores. Si distinguen entre vestimenta formal e informal, y establecen que la formal se ocupa en el trabajo –con la excepción (o no) de los viernes; entonces para poder usarla requieren conocerla y saberla aplicar. Participar de la práctica requiere saber aplicarla (las reflexiones de Wittgenstein y de Winch sobre que significa seguir una regla son relevantes al respecto). En última instancia, los actores pueden señalar cuando no se cumple. En relación a las prácticas y las acciones, los actores conocen lo que están haciendo, y en relación a ello, entonces la descripción del actor tiene primacía: el analista puede elaborar, dar más claridad (y traducir a otros contextos) esos significados.

Pero la vida social no está compuesta sólo por significados. El entramado de las interacciones sociales y de sus consecuencias está lleno de significaciones (Fuhse 2009), pero no se reducen al sentido. Un actor no necesariamente conoce todas las ramificaciones de las redes sociales de las prácticas en que participe, o de la transferencia de recursos a su interior, o de los efectos (específicos y agregados) que ellas tienen. De hecho, hay que recordar que tampoco conoce necesariamente los significados de las prácticas en que no participa: puede tener ideas, pero no tiene necesariamente el conocimiento requerido para ser parte de ella. En otras palabras, el entramado de relaciones sociales es opaco para él. Por lo tanto, en este ámbito, la descripción del actor no tiene primacía por sobre la del analista, y la ‘teoría nativa’ puede ser adecuada o inadecuada como descripción de ese aspecto de la vida social .

Por ejemplo, los sujetos conocen, los significados del trabajo, y pueden señalar en que cosiste comportarse como un ‘buen trabajador’ Ahora, cuales son las posibilidades reales de encontrar trabajo, la efectividad de las diversas estrategias, la situación del contexto al respecto es algo que puede o no puede conocerse; y los conceptos que elaboren al respecto no necesariamente tienen relación alguna con lo que sucede .

Esto implica una interacción entre estos niveles y de cómo se aplica el tema del sentido de la acción. Por ejemplo, Bearman (1997) nos muestra que las normas planteadas explícitamente por los miembros de una tribu aborigen australiana sobre matrimonios no dan cuenta de las dinámicas reales existentes a este respecto: Las normas son más bien teorías de los actores para explicar lo que sucede, y lo que realmente explica las dinámicas es el carácter gerontocrático de esta tribu. El sentido de la acción aparece en torno a la participación de las prácticas que tienen esos efectos: los miembros de esa tribu si saben cuándo hay matrimonio, y su saben cómo manifestar deferencia y otorgarle autoridad a las personas de edad, si saben realizar distinciones en torno a la edad de las personas. El sentido de esas acciones es lo que produce efectos que, en este caso, resultaban desconocidas para los actores.
Aunque no todo en la vida social es sentido de la acción, no podemos describir la vida social sin tomar en cuenta que existe sentido en ella, y que las interacciones son producidas por actores que necesariamente le otorgan sentido a sus acciones.

Las Reglas Analíticas del Método en Ciencias Sociales (III) El postulado de la igualdad de actores

El primer postulado de las reglas es que todos los actores han de tener las mismas capacidades. No necesariamente han de poseer las mismas características, y podemos variarlas –aun cuando en lo posible, resulta interesante intentar explicar las diferencias en ellas a partir de sus diferencias en el entramado social más que en atributos de actor. Pero si ello no funciona, las diferencias en características de los actores es algo que se puede incorporar en el análisis. Sin embargo, en lo que concierne a capacidades esto es una condición del análisis: las diferencias en lo que los actores pueden hacer sólo pueden provenir de sus diferentes ubicaciones en el mundo social. En tanto actores debieran ser iguales en sus capacidades .

En otras palabras, el método sociológico tiene la exigencia que no existan actores especiales. Básicamente, si postulamos que un actor dado puede hacer X (se puede organizar, puede aprender etc.) entonces cualquier actor puede hacerlo. Si encontramos que un actor no realiza la acción, entonces no podemos basar la explicación en que el actor es diferente, sino que su situación era diferente: por ejemplo, que dado el entramado de interacciones sociales ese actor no tiene los recursos necesarios para realizarla, u otros actores no permiten que la realice. No hay actores con capacidades especiales, a lo más hay situaciones especiales que les permiten o no realizarlas.

Pensemos por ejemplo en el caso de la acción colectiva y la vieja observación de Olson que no todos los actores con intereses comunes se organizan para su logro, sin embargo algunos actores efectivamente se organizan para ello (Olson, 1965). Ahora, lo que hace Olson es buscar identificar qué circunstancias, situaciones, estructuras se dan en los grupos que producen acción colectiva. Lo que no hace es plantear, digamos, que donde hay acción colectiva es porque los actores son diferentes. Por ejemplo, simplemente plantear que tienen una orientación colectiva más fuerte. En última instancia, si se planteara dicha explicación, habría que mostrar las circunstancias y situaciones del entramado de interacciones sociales que tiene ese resultado .

Si lo anterior es correcto, entonces todo modelo conceptual o empírico que se base en una distinción entre verdad / falsedad que es conocida para el analista pero no puede ser conocida para los actores es inaceptable. Los analistas son actores sociales, y por lo tanto y por tanto si ellos tienen la capacidad de detectar la ‘verdad’, entonces esa capacidad está disponible para los actores –dado que algunos actores (los analistas) efectivamente la tienen. Entonces, explicaciones basadas en una falsa conciencia, que el analista puede observar pero que los actores son ingenuos para observar, no resultan adecuadas. El argumento que sólo externamente se podrían observar ciertas cosas resulta insuficiente dado que los actores también podrían ubicarse ‘fuera’ de la interacción. El planteamiento a la Bourdieu de la necesidad de la doxa para el mantenimiento del orden social cae en este problema y se basa, finalmente, en una creencia también algo ingenua: Que si los actores se dieran cuenta del juego que están jugando, dejarían de jugar. Por ejemplo, si se dieran cuenta que, digamos, las características del gusto se usan para distinguir grupos sociales y no son expresión simple de un ‘buen’ gusto; entonces dejaría de funcionar la mecánica que subyace a ese juego. Pero dado que las presiones para participar de los juegos sociales son presiones sociales, entonces el mero hecho de salir de la doxa y ver al juego como juego no debiera tener esa consecuencia. En última instancia, los actores sociales no requieren ser tan naïve como lo plantean diversas teorías sociales. Lo mismo ocurre en diversos análisis de racionalidad imperfecta donde se usa como método de análisis un término de error que marca la diferencia de la decisión o creencia del actor de la decisión o creencia racional. Pero, ¿de donde proviene la capacidad de identificar la decisión o creencia ‘racional’? (que es lo que permite establecer un término de error). Si el analista puede determinarlo de alguna forma, entonces los actores también podrían hacerlo, y eso debiera incluirse en el análisis.

Para diferenciar entre las capacidades del actor y el analista, se terminan usando explicaciones que resultan implausibles. La idea de Mannheim que los intelectuales al ocupar un lugar ‘libre’ en la vida social puede observar cosas que los actores no pueden, se basa en el supuesto que los intelectuales no poseen intereses propios generados por la posición específica que ocupan en la vida social.
La importancia de reconocer que los actores y los analistas están en el mismo plano no sólo ocurre con el tema de la capacidad de acercarse a la ‘verdad’. Por ejemplo, Ekelund y Tollison plantean, usando como base teorías económicas actuales de rent-seeking (Ekelund & Tollison, 1997) que las explicaciones del mercantilismo dadas por los propios autores no corresponden: Las políticas mercantilistas tienen otros efectos que los que planteaban las ideas contemporáneas. Las elites dirigentes europeas no fueron mercantilistas por las razones esgrimidas en las teorías de su tiempo (que tienen que ser ‘falsa’ conciencia o sólo propaganda), sino que fueron mercantilistas por las razones que esgrime la teoría económica actual. Sólo eso sería compatible con la idea que esas elites dirigentes eran racionales, si hubieran actuado de acuerdo a las ideas que se discutían en la época del mercantilismo hubieran sido irracionales. A primera vista, este tipo de explicación cumple con los criterios que hemos mencionado: Tanto al actor como el analista se le reconoce la capacidad de actuar racionalmente.

Sin embargo, de todas formas se plantea una diferencia: el barómetro de la racionalidad lo tiene un actor en particular (el investigador), y por lo tanto para que un actor sea considerado racional ha de pensar como lo hace él. El hecho que una persona pudiera creer efectivamente en las creencias del mercantilismo y, que por lo tanto, para ese actor lo racional hubiera sido actuar en consecuencia con sus propias creencias (y no con las creencias de otro actor) no siquiera aparece como posibilidad. Es otra forma de plantear una diferencia entre las capacidades del actor y del analista.
En la discusión anterior nos hemos centrado en la diferencia actor / analista porque es uno de los casos más claros donde se desarrollan modelos de análisis en que aparece una diferencia básica en las capacidades de los actores. Y es una que es fácil perder de vista. Si le damos capacidades al analista que no le damos al actor bien podemos pasar por alto que los analistas son una clase de actores (que son ‘parte de la sociedad’). Si más aún le damos a todos los actores –otros que el analista- las mismas capacidades, podemos creer que hemos cumplido con esa idea, aun cuando el modelo usa una distinción básica en lo que concierne a las capacidades.

Sin embargo, la importancia del postulado no se refiere solamente a la discusión anterior. El postulado nos impele a no quedarnos simplemente satisfechos con una descripción cuando alcanzamos a observar una diferencia en las capacidades de los actores. Lo que requerimos es determinar qué es lo que establece que en determinada situación social, se produzcan diferencias en esas capacidades; pero esas diferencias no pueden ser un dato primario. Es la sociedad, por ejemplo, la que determina quienes son los que pueden atestiguar en un juicio o de quienes pueden representar a una persona en un juicio. Las diferencias en los actores son un punto de partida, no uno de llegada en la discusión de ciencias sociales.