La investigación social es siempre un proceso social. Al mismo tiempo conocer sobre la vida social es una actividad en la cual están insertos todos los actores sociales. Dado lo anterior la primera pregunta a resolver por la investigación cuantitativa es ¿bajo qué procesos sociales emerge y tiene sentido realizar una forma de investigación social que ostensiblemente no toma en cuenta estas afirmaciones iniciales?
Se dice ostensiblemente porque en cualquier presentación estándar de las técnicas cuantitativas no sólo no hay mayor reflexión sobre las condiciones que se han mencionado, sino que -de hecho- suelen operar bajo la idea que en la investigación social se estudian objetos que son distintos de los sujetos investigadores. La circunstancia que estos objetos no se comporten como otros objetos es visto como una complicación, como un problema que vuelve el estudio de lo social una tarea particularmente difícil, como un obstáculo a superar; no como una de las condiciones que vuelve el conocimiento de lo social posible.
También se ha dicho ’emerge y tiene sentido’. Detrás de la frase mencionada está la hipótesis que no es casual que se hayan creado estas formas de conocer lo social en los contextos que se hicieron. El hecho que existen contextos sociales donde estas herramientas son usadas de manera rutinaria y regular obedece a causas; y en esas condiciones se sigue que su uso tiene sentido para los agentes que las usan: que se genera conocimiento de la vida social que es, al menos, útil para esos agentes. En otras palabras, esta investigación no puede estar completamente descaminada. Más aún, si se usa rutinariamente, entonces, es probable que la información que entrega sea de mayor utilidad para quienes la demandan que otro tipo de información(1).
Para poder entender entonces las circunstancias bajo las cuales se genera el conocimiento cuantitativo es menester tener en cuenta que la actividad de investigación no se limita, y es previa, a la emergencia de agentes especializados en investigar sobre la vida social. Todos los actores sociales están, de manera continua, interesados en conocer que sucede en los ambientes en que interactúan recurrentemente. Una parte no despreciable de la vida social cotidiana y rutinaria consiste en conversar para obtener información de ella.
Ahora, este monitoreo y búsqueda implica que hay elementos de la vida social que son desconocidos para los agentes, de otra forma no realizarían esa actividad. Si la vida social es algo producido por los agentes, y los agentes para poder operar en dicha vida han de conocer los significados que constituyen esos ambientes, ¿en qué pueden consistir esos elementos?(2)
La pregunta anterior se desglosa en varios niveles. En primer lugar, dado que esa práctica de investigación es universal, se refiere a los elementos que en todas circunstancias resulta relevante investigar. En segundo lugar, dado que es en ciertos contextos que surge una actividad específica de investigación, se refiere a los elementos que hacen relevante investigar también mediante agentes especializados, e incluso agentes con pretensiones científicas de conocimiento. No cabe olvidar, por cierto, que incluso en ambientes con agentes especializados en investigación social, todos los agentes siguen investigando: Ello es una operación social básica para todos quienes operan en la vida social.
En ambos casos analizaremos las necesidades de un participante pleno, no las de alguien que está aprendiendo una práctica social. Empero, análogo a una situación de aprendiz es cuando una persona se relaciona con agentes que usan prácticas distintas de las que el primer agente usa, aun cuando no pretende constituirse en un practicante de esas prácticas (y luego, no es un aprendiz de ellas). En todos los contextos sociales en que coexisten gran números de prácticas sociales es probable que cada agente se encuentre en diversas ocasiones en esta situación; y en general en cualquier contexto social es posible que el agente se encuentre en esta situación.
Asociado a lo anterior, está la situación cuando la práctica como tal evoluciona y se modifica. Alguien que ha aprendido y dominar un lenguaje bien puede encontrarse con palabras o frases que no entiende, aun cuando es considerado por todos un hablante nativo de éste lenguaje: sencillamente son nuevos elementos de esa práctica.
Las necesidades de investigación en estos dos casos surgen de una señal clara -aun cuando puedan existir otras: Cuando en el curso de la interacción aparecen elementos que no tienen sentido para el participante, y más en general cuando se enfrenta a expectativas que no se cumplen y los alter reaccionan de una forma inesperada.
Lo que tienen en común las situaciones anteriormente señaladas es que son equivalentes a los procesos mediante los cuales un agente aprende las normas, reglas y usos de las prácticas en que está involucrado. En el primero, el agente se enfrente a otra práctica y le interesa conocer los elementos de ella (sin entrar a participar plenamente); en el segundo realiza su aprendizaje en relación a las novedades que aparecen en la práctica. En ambos casos el agente se enfrenta a un elemento que no tiene sentido y ha de descubrir cuál es -que fue exactamente lo que estaba haciendo cuando se incorporaba a sus propias prácticas. Ahora bien, si son equivalentes, ¿por qué enfatizar estos casos? Para mostrar con claridad que estas necesidades de información y conocimiento son permanentes y continuas. Lo que no sucede es que los agentes pasan de una etapa de aprendizaje-socialización a una de ejecución-participación: Siempre están aprendiendo. Si bien pueden existir etapas de mayor o menor énfasis en el aprendizaje, éste no es algo que sólo opere en circunstancias específicas.
Se desprende del hecho que sean equivalentes al proceso de incorporación que se usan los mismos tipos de herramientas para adquirir esos conocimientos. Como los procesos que se han discutido son procesos que implican adquirir y comprender significados -su paradigma bien puede ser la adquisición del lenguaje-, entonces las herramientas de investigación cualitativa serán las más adecuadas.
Sin embargo, las necesidades cotidianas de investigación no se reducen a las anteriores. Existen al menos dos procesos cotidianos que requieren conocer el medio ambiente social y para los cuales una aproximación solamente de sentido no resulta suficiente.
NOTA: Esta es la primera entrada de una serie sobre técnicas cuantitativas, que espero se transformen en un Curso Práctico de Investigación Cuantitativa. Esta de hecho sería el inicio del Capítulo 1 ( El Rol del Investigador). Allí veremos que pasa con la iniciativa.
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(1) Se podrá decir que esta utilidad no está en su capacidad de conocer el mundo social sino de producirlo de acuerdo a intereses bien específicos. Aceptemos eso. Pero sigue siendo cierto plantear que todos los agentes requieren conocer el mundo social en que viven, y que la adecuación es, al menos, uno de los elementos que constituye la utilidad que discutimos.
(2) Dado que los significados son aprendidos, hay un momento en que el actor debe aprenderlos, y por lo tanto no los conoce. Sin embargo, la búsqueda de información a la que se está haciendo referencia sobrepasa, con mucho, al aprendizaje del aprendiz. Se está hablando de la conducta de investigación del participante pleno.