Passeron y el razonamiento histórico en Ciencias Sociales

El Razonamiento Sociológico de Jean-Claude Passeron  es también otra defensa de la necesidad de pensar el análisis social como un análisis histórico. Escrito en parte como una polémica con el Popper de la Miseria del Historicismo,  plantea como una de sus tesis fundamentales la inexistencia de una ciencia nomotética, y que es necesario quebrar la poderosa influencia de esas ideas, y de intentar pensar a là Popper las ciencias sociales (que era el propósito explícito de la edición original en francés de 1991, como hace notar en la edición de 2006).

No deja de ser curioso, a este respecto, y representa bastante bien la común falta de escucha de muchas disquisiciones metodológicas, que muchas de las críticas que realiza Passeron son cosas que el mismo Popper dice. Cuando Passeron dice que la sociología -entendida como ciencia histórica- no puede acumular o que siempre existirán diversos paradigmas, es exactamente lo que dice Popper sobre la historia: Siempre se puede analizar usando un punto de vista, pero ellos son necesariamente múltiples. Popper, recordemos, no niega la explicación histórica en La Miseria del Historicismo, lo que hace es negar la existencia de una lógica de movimientos necesarios de la historia, niega la filosofía de la historia -una negación que Passeron no critica. La diferencia entre ambos dice relación no con la explicación histórica y sus características sino con la posibilidad de enunciados universales,

En Passeron la imposibilidad de afirmaciones nomotéticas no se reduce a la imposibilidad de afirmaciones válidas de este tipo,  sino además en términos del lenguaje usado para describir: ‘No existe y no puede existir un lenguaje protocolar unificado de la descripción del mundo histórico’  (p 482). Para poder ser interpretado, para poder adquirir relevancia empírica, los enunciados formalizados deben necesariamente ser traducidos a un lenguaje natural (que es, por lo tanto, un lenguaje anclado en una historia particular). El puro lenguaje estadístico no puede ser usado para producir una explicación del mundo social. Y esto porque ‘el razonamiento sociológico siempre tiene por función interrogarse sobre las condiciones sociales de constitución de las poblaciones aparentemente más naturales’ (p 218). Puede usar la estadística, pero para ello requiere pensarla reflexivamente. Y ello implica una construcción histórica.

En última instancia, el razonamiento sociológico en Passeron es producto del juego en dos ámbitos, y en cada uno de ellos el razonamiento de la ciencia social opera por debilitamiento: En el polo del razonamiento experimental, con el razonamiento estadístico como su forma más fuerte, la sociología opera debilitando la demostración y pasando más bien a jugar en la comparación. En el polo del relato histórico, la sociología no opera con la historia ‘historicista’, sino que intenta -pero con ello debilita la lógica del relato- realizar una síntesis (o sea, acercarse a la comparación). Lo que intenta hacer la sociología es ‘enunciar generalidades específicas y condicionales’  (p 170), y por lo tanto no estar ni en el relato en toda su concretitud narrativa ni en la abstracción de la pura teoría.

Es un argumento interesante pero, creo, no termina de ser convincente, porque la oposición no resulta. El polo de la historia ‘historicista’ es representada por el nombre de Tucídides y La Guerra del Peloponeso. Pero ningún lector de Tucídides, como ningún lector de otros autores en el modo que Tucídides inaugura, puede olvidar que ese texto está lleno de explicaciones, y explicaciones que no se ofrecen como ‘generalidades específicas y condicionales’, sino muchas veces como universales. Cuando Tucídides, por ejemplo, analiza las relaciones entre las polis asume la existencia de reglas generales (acerca de cómo se comportan quienes tienen poder o de los efectos de vivir en polis democráticas u oligárquicas), y de hecho asume que esas creencias las tienen los actores. Polibio, al contar narrativamente la historia de como Roma adquiere el dominio del mundo mediterráneo, asume también reglas generales (al explicarnos porqué la legión es superior a la falange, o porque, en el famoso Libro VI, porque la estructura de la República Romana explica, en parte, su dominio), usa el mismo tipo de razonamiento. Lo mismo puede decirse de Tácito. El procedimiento fue imitado durante mucho tiempo. Hume en su Historia de Inglaterra o Gibbon en su Decadencia y Caída en el siglo XVIII hacen la misma operación de narrar usando explicaciones generales como parte de la estructura narrativa}.

En otras palabras, los máximos representantes de la historia ‘historicista’ nunca se limitaron al relato, sino que aplicaron un razonamiento nomotético. Las ‘leyes’ que ellos plantean puede que en la actualidad no las suscribamos, pero son parte esencial de la estructura de sus obras. Es precisamente porque creen en la existencia de reglas estables es que pueden creer que puede ser útil la lectura de sus obras para el practicante de la política. Dado que su interés inmediato estaba en la narración de los hechos, esas leyes son expuestas y mencionadas al pasar, y no estructuran sus obras, pero claramente son requeridas por sus argumentos. Y, no olvidemos, eso es precisamente la forma en que el mismo Popper planteaba la historia usa leyes universales

En Passeron el razonamiento universal y el relato particular deben ser transformados, debilitados, para producir el espacio de las comparaciones que constituye la sociología; pero en realidad ellos se integran plenamente en quienes se dedicaron más claramente a la pura narración.

Los trabajadores por cuenta propia más allá de la vulnerabilidad y el emprendimiento

Las Ciencias Sociales tienden a analizar a los trabajadores por cuenta propia desde un esquema dual de observación: En un polo ellos pueden ser trabajadores vulnerables, que por obligación están en una situación inferior. En otro polo ellos pueden ser emprendedores, que por elección están en una situación con grandes oportunidades. La literatura opta entre clasificarlos en uno de los polos, o plantear que se dividen en dos, uno en cada polo: Los cuenta propistas con más recursos, usualmente los profesionales, hacia el polo positivo, y el resto hacia el polo negativo.

El propósito de esta entrada (que resume las conclusiones de la parte de mi investigación doctoral dedicada a estos trabajadores) es mostrar que ese esquema dual de observación es inconveniente. O mejor dicho, dar dos razones de por qué resulta insuficiente, y una de por qué tiene sentido y funciona.

La dualidad es interna no externa

Un primer elemento es que la diferencia entre ‘precarios’ y ’emprendedores’ no divide tanto entre diversos lugares como que es también una tensión que viven todos los trabajadores. La complejidad es interna al sujeto, no sólo entre sujetos. En otras palabras, hay elementos de precariedad y negativos en todos los trabajadores por cuenta propia, y existen elementos positivos en todos ellos.

Los resultados de la situación laboral de los trabajadores por cuenta propia son relativamente claros: A todos los niveles de educación, se presenta como una apuesta riesgosa de escapar de limitaciones del empleo asalariado. En todos los niveles ocurre que se puede aspirar a una mejor condición, pero con una probabilidad no menor de fracasar en ello. Pero siempre es una posibilidad. Los resultados de las trayectorias nos indican que es posible consolidarse como cuenta propia, que siendo algo que no se puede dar por evidente sí es posible. Y que esa posibilidad de consolidación (y quedar en mejor situación al final del ciclo laboral que los asalariados) está presente a varios niveles. El hecho que el trabajador por cuenta propia más paradigmático sean oficios de calificación media, en un mercado laboral donde existe una presencia importante de oficios de baja calificación, no deja de ser relevante como alternativa. Esta situación de ser una alternativa atractiva, pero con riesgos, es algo que ocurre a través de los diversas situaciones laborales, y no es tanto algo que divide segmentos como algo que ocurre en todos ellos. La excepción a ello son las mujeres que esporádicamente se insertan en el mercado laboral, que corresponde a un tipo específico de trayectoria (el G3 en el cuerpo de la tesis9: Es en ellas donde esta dinámica doble no aparece, sino que aparecen condenadas a la precariedad}.

Subjetivamente ocurre algo similar. Los elementos positivos (la autonomía) y negativos (incertidumbre) son dichos por los diversos segmentos. También los cuenta propia profesional viven la incertidumbre; los cuenta propia no profesional también pueden disfrutar de la autonomía. Aunque puede variar el peso que se le da a cada elemento -ya sea enfatizando más bien el aspecto negativo como el positivo-, lo común es que se reconozcan ambos. Hay un sólo elemento subjetivo que claramente se orienta desde la observación dual: la constitución como trabajador por cuenta propia, y por ello lo observamos separadamente al finalizar la sección.

En última instancia la incertidumbre laboral es inherente a ser cuenta propia. Por otro lado, la autonomía es algo positivo que también es inherente a dicha condición, y que todos observan. En realidad, ambos elementos son el mismo: Ser autónomo, no depender de un otro, implica, recíprocamente, una ausencia un de otro que solucione los problemas que es también incertidumbre laboral; son dos caras de lo que es en sí mismo ser trabajador por cuenta propia.

En otras palabras, lo que la observación dual remite a segmentos diferentes, puede observarse como unido en el mismo sujeto. Nuevamente, no es que no existan elementos que se pueden describir desde la observación dual: Existen espacios donde, se puede decir, lo negativo es dominante, espacios donde lo positivo es lo crucial; pero la observación dual pasa por alto la condición común que ambos elementos sean experimentados y vividos.

Los polos no se constituyen como lo establece la observación dual

El segundo elemento es que la forma en que la observación dual constituye cada polo tampoco resulta completamente adecuado: Ni precariedad alcanza a dar cuenta del polo negativo; ni la figura del emprendedor da cuenta del polo más consolidado.

Ni precarios
Primeros observemos con relación a la precariedad: Ni en lo que se refiere a los ingresos, ni en sus trayectorias, ni en términos de sus sentidos de trabajo, los cuenta propia parecen particularmente precarios, en particular en relación con trabajo asalariado. No es que no existan segmentos que se observan a sí mismos, y pueden ser observados desde fuera, como precarios; pero hay demasiados elementos que quedan fuera de la observación si se los observa desde allí.

Pensemos que, de hecho, hay trabajadores asalariados precarios y que ‘the most precarious category of employment is the wage-earner without a formal written contract’ (Kirsten Sehnbruch, The Chilean Labor Market, Palgrave 2006, p 86). Más aún, vis-a-vis el trabajo asalariado hay diversos elementos que pueden implicar cierta seguridad: Puede plantearse como solución posible a los problemas de baja empleabilidad en la parte final del ciclo laboral, donde ser cuenta propia de hecho es más común; o puede funcionar contra-cíclicamente, produciendo seguridad en períodos de crisis. Ser cuenta propia soluciona, al menos subjetivamente, los problemas de inseguridad del trabajo asalariado, en parte porque permite al independiente verse en control de su situación, y también aparece como sueño para superar las deficiencias del sistema de pensiones. Si bien el trabajo por cuenta propia puede verse como resultado de una coacción –al ser trabajadores que no pueden acceder a buenos empleos asalariados-, puede ubicarse como produciendo unas seguridades que no permite el asalariado más precario. Como lo menciona Kathya Araujo, hablando en general de los trabajadores (y no sólo de los cuenta propia):

La estabilidad -y la seguridad concomitante- es una expectativa ideal, pero que en términos concretos, aportados por la experiencia social, aparece paradojalmente asociada a la vulnerabilidad. Esta asociación termina por fragilizarla como ideal. El sujeto no puede orientarse a partir de ella porque dada la desprotección y precariedad a la que está expuesto, no puede sino resultar una amenaza (Araujo, La desmesura y sus sujetos: el trabajo en el caso de Chile. En Transformaciones del Trabajo, Subjetividad e Identidades. RIL: 284)

Lo anterior nos hace ver que la relación entre inseguridad y trabajo por cuenta propia es más compleja que lo que permite declararlo como ‘precario’, ya sea in toto o para un segmento.

…ni emprendedores
En segundo lugar, hablar de emprendimiento no permite dar cuenta lo que de hecho ellos enfatizan como las ventajas y posibilidades de su trabajo. No debe confundirse, como muchas veces se hace, el deseo por ser cuenta propia con un deseo empresarial de crecimiento. No se busca tanto emprender (y acumular y crecer), como más bien no tener superiores que emitan órdenes y controlen la actividad. Es interesante en este sentido que la equiparación entre trabajo por cuenta propia y emprendimiento no sólo es común entre quienes observan favorablemente dichas lógicas sino también entre quienes se presentan como críticos a lo que observan como un ordenamiento neo-liberal y en el cual las actividades de los cuenta propia estarían inscritas.

Lo central del polo positivo de la cuenta propia es una vivencia subjetiva de libertad, es así como se vive el tomar las propias decisiones (valoración que es un resultado común en otros estudios en América Latina). Esto no implica que no se perciban presiones, muchas de ellas fuertes. Para entender el tema del control en el trabajo es relevante tomar en cuenta las reflexiones de De la Garza y sus colaboradores; porque las actividades de otros actores -clientes, autoridades- pueden percibirse con elementos de control sobre la actividad: ‘Es decir, en este caso particular se estaría hablando de un tipo de control negociado, basado en la interacción social’ (Gayosso Ramírez, ‘Trabajo, identidad y acción colectiva en los comerciantes artesanos del Centro Histórico de Coyoacán’. En Trabajo no clásico, organización y acción colectiva Tomo II: Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, p 169), describiendo artesanos en una localidad de México en relación con sus clientes. Pero a pesar de ello, esto es vivido como espacio autónomo, en contraposición con lo que sucede con el trabajo asalariado. ¿Qué es lo que permite ello? Una diferencia es que el trabajador asalariado que experimenta una presión por parte del cliente ha de resolverlo de acuerdo a las instrucciones y supervisión de un jefe; mientras que el trabajador por cuenta propia lo resuelve de forma independiente. El criterio de libertad que usan estos trabajadores no es el del sujeto que no experimenta presiones externas, sino el de aquél que decide como reaccionar ante ello (siendo mediador y no intermediario para usar los términos de Latour). Es por todo ello que tampoco cabe observar, ni siquiera en el polo más positivo, como emprendedores a estos trabajadores.

Sino algo distinto
La observación dual, en suma, no nos permite observar que el polo negativo no es mera precariedad, ni el polo positivo se deja abordar desde el emprendimiento. Simplificando a su vez, no es que los cuenta propia sean emprendedores o precarios, o algunos sean emprendedores y otros precarios, sino que no son ninguna de ambas cosas. Maticemos: No es que no existan segmentos que sigan esas lógicas, es que observando sólo ello, perdemos de vista que para muchos de estos trabajadores no aplican. Es insuficiente porque observar la autonomía desde el emprendimiento es una forma equivocada de observar la autonomía; y porque la experiencia de quienes pertenecen al polo no-profesional, el que se piensa como precario, tampoco es sólo precariedad.

Lo anterior puede tener consecuencias prácticas: Si pensamos que el problema central de los cuenta propia es la precariedad tendremos a enfatizar lo referido a prestaciones de seguridad social –recordando que la ausencia de estas prestaciones se encuentra entre los reclamos más comunes. Pero ¿es ello suficiente? ¿Soluciona sus problemas de incertidumbre estas acciones? Ello es más atingente si en el caso chileno estos sistemas no son percibidos como muy seguros por parte de la población. La forma en que se ha pensado la política social no necesariamente es la más adecuada para solucionar la inseguridad. Más aún, si los pensamos desde el emprendimiento, asumiendo cierta disposición al riesgo, de ello derivamos políticas públicas que no necesariamente dan cuenta de su disposición real.

Obligación y elección. El fundamento de la observación dual

En general, la observación dual se ha mostrado insuficiente para dar cuenta de la situación de los cuenta propia -a pesar que siempre tiene un elemento real que permite que ella tenga un sentido. Sin embargo, hay un momento en el cual ella tiene plena vigencia y ordena lo que aparece en los datos. En esta sección resumiremos esos resultados y los pondremos en relación con el resto de ellos.

Es al hablar de sus trayectorias que los cuenta propia replican y hacen suya la idea básica de la observación dual: Hay quienes se perciben como siendo cuenta propia por opción, y luego tienen una visión positiva; hay quienes se perciben como cuenta propia por obligación, y luego perciben negativamente su situación. No sólo se replica el hecho mismo de diferenciar opción / obligación, que es el fundamento de la observación dual: Se replica la relación de la dualidad elección/obligación con los resultados: Quienes eligen están en mejor situación de quienes se perciben obligados.

Centremos la mirada en esta última relación, porque no hay nada evidente en el hecho de que quienes elijan algo tengan mejores resultados. No hay nada extraño en que fuera común encontrar la sorpresa que la situación era mejor de lo que se esperaba, o que era peor de lo que ella se pensaba. De hecho, existen indicaciones que la sorpresa es parte de la experiencia de transición: Toda la complejidad del trabajo por cuenta propia no era esperada, incluso por quienes lo eligieron. A pesar de ello, la relación entre optar / ser obligado y el resultado es bastante fuerte. Detrás de ello, en cierto sentido, hay cierta ilusión de transparencia: Los sujetos conocen lo suficientemente bien su sociedad, de forma que quienes tienen mayores capacidades objetivas ya sabían del buen resultado posible con anterioridad, y viceversa. Dado que la vida social no es transparente, ¿a qué se debe esta situación? En el caso del analista ello es meramente un error, pero en el caso del trabajador ello es algo más interesante.

Los trabajadores, recordemos, ordenan su trayectoria en torno a este eje; sin dejar de reconocen la experiencia de sorpresas, que refutaría una relación tan clara. Luego, estamos ante algo más complejo que un mero olvido o falta de reconocimiento. Ahora bien, la experiencia en sí del trabajo por cuenta propia se ordena en torno a la idea de autonomía. El aspecto positivo de ser cuenta propia es la posibilidad de decidir sobre sí. Dado ello entonces la relación entre evaluación y formas de constitución queda más clara: Observarse desde la decisión de ser cuenta propia es plantearse como agente autónomo desde el inicio, y luego la trayectoria queda marcada por la positividad. Observarse desde la obligación implica que no se ha sido agente al constituirse en un estado que, presuntamente, está marcado por su agencia, y ello tiñe de falsedad, acusa de engaño, a todo el proceso. Es por ello que lo que es mero error en el analista (confundir la dinámica de elección con la evaluación) representa una experiencia muy básica para el propio trabajador.

Al mismo tiempo, nos muestra de nuevo, el lugar central de la autonomía, de decidir sobre la propia vida, que aparece como criterio central para constituir la posición de cuenta propia.

La construcción plural y abierta del mundo social

Estimo que la frase que genera el título de esta entrada es básica para poder entender realmente la vida social. Cada uno de sus términos da cuenta de una de las características fundamentales de ella. Para mostrar lo anterior usaremos para cada uno de ellos una cita que creo la representa, y la glosaremos para mostrar su importancia.

Parecen concebir al hombre en la naturaleza como un imperio en un imperio (Baruch Spinoza, Ética, Prólogo 3a Parte)

Mundo social: La vida social es parte de la naturaleza y plantear su plena integración a ella es lo que nos permite analizarla, sin necesariamente perder las características específicas de ella. Es por ello que se puede intentar una ciencia universal de la vida social que al mismo tiempo reconozca el carácter histórico de ella y el carácter de sujeto de los actores; porque nada de lo anterior evita que esos características sean parte integrante de un cierto espacio en la naturaleza. La vida social es histórica y creada por agentes, pero en tanto podemos dar cuenta de los procesos que permitan que ella sea así, entonces bien podemos tener una ciencia social ‘naturalista’: Porque los procesos y rasgos que permiten que ella sea así pueden ser analizados como cualquier realidad.

En efecto, el mundo no se da (en cuanto totalidad), en ninguna intuición (Immanuel Kant, Crítica de la Razón Pura, A 519, B 547)

Abierta: La vida social tiene un carácter abierto. Los actores que generan ese mundo lo hacen a través de un cúmulo de distinciones que no pueden ellos agotar, siendo el mundo siempre más amplio que cualquier cosa que ellos hagan. La posibilidad que el mundo que generen los sorprenda y sea nuevo para ellos está siempre dada. No hay forma de listar todas las posibles acciones y alternativas de los actores, porque ellos son los que en su accionar las crean. La apertura de la vida social es una de sus características universales y lo que permite que su estudio sea irremediablemente histórico. Los actores sociales son al mismo tiempo limitados en sus capacidades y universales en su ámbito de aplicarlas (no pueden calcular sin límite, pero pueden calcular sobre todo; aprenden con limitaciones pero pueden aprender sobre cualquier cosa y así); y ello genera irremediablemente el carácter abierto del mundo social que habitan.

Todos los misterios que descarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica (Karl Marx, Tesis sobre Feuerbach 8)

Construcción: La vida social es una vida activa en que se hacen y producen diversos elementos. Sin entender que todo en ella es producto de una construcción permanente y real ella no se entiende. Una construcción que necesariamente es real. No sólo estamos ante un construcción social de la realidad, en la cual se observa como algo objetivo y ‘sólido’ lo que no lo es; sino que estamos ante una construcción de la realidad social (para usar el título del libro de Searle) y dar cuenta de ese trabajo de construcción qua construcción implica no reducir la realidad a un acuerdo cambiante y local sobre el significado (como lo dicen Boltanski y Thévenot en On Justification). Lo que los sujetos construyen es una construcción real de la vida social, y no sólo en su aspecto material (un edificio, un camino), sino lo que crean en sus interacciones: son también realidades que cualquier actor debe reconocer en su acción. Estos procesos de construcción son al mismo tiempo permanentes e ineludibles: Los actores no pueden evitar construir algún tipo de orden, y al mismo tiempo y por los mismos procesos mediante los cuales construyen órdenes, estos órdenes no pueden garantizar su estabilidad. No hay procesos distintos de construcción de órdenes y de desestabilización de ellos, el mismo proceso que construye un orden lo disuelve. Por cierto que el uso que hacemos de la cita de Marx es, en realidad, poco marxista: Es para entender, no para transformar, que observamos la práctica -pero, al fin, estamos citando la Tesis 8 no la Tesis 11.

Al hecho de que los hombres, no el Hombre, vivan en la Tierra y habiten el mundo (Hannah Arendt, La Condición Humana, Cap 1, §1)

Plural: Y finalmente el cuarto punto, que es de manera algo incomprensible fácilmente olvidado en las ciencias sociales, es que la vida social es intrínsecamente plural; y es ello lo que termina de asegurar el carácter abierto y real de toda construcción social. Ello porque los actores entre sí son impredecibles y, por lo tanto, incontrolables; aunque pueden intentar controlar a otros actores, en la medida que requieren que los otros actores actúen, esos intentos no se ven coronados por el éxito. Los otros actores generan posibilidades y alternativas que van más allá de lo que todo actor puede pensar, prever o controlar. La vida social es potentia no sólo potestas. Negri en la Anomalía Salvaje ha insistido, al examinar el pensamiento político de Spinoza, en la necesidad de diferenciar ambos; y una distinción similar sobre el poder, como distinto de la fuerza, siendo intrínseco a la pluralidad en La Condición Humana de Arendt (Cap 5, § 28) , y la misma idea en torno al poder como contrato mutuo en Sobre la Revolución (Cap 4: 3).

Estas cuatro características hacen que la vida social entonces sea una construcción abierta y plural de un mundo. Pensando así, entonces se puede concluir que la vida social, con sus particularidades, es parte del mundo; y luego la empresa de producir conocimiento sobre ella debiera ser tan interesante y válida como lo ha sido en otros campos.

¿Se puede decir que la teoría social avanza?

El que la teoría social no avanza como tal, que no acumula conocimiento, es parte del sentido común de ese propio debate. Entre quienes participan más activamente en él suele declararse como crítica -tanto Luhmann como Coleman, para usar nombres muy distintos- lamentan el hecho que la teoría se convierta en exégesis de autores clásicos. En ocasiones es visto como una característica de nuestras disciplinas, y que no debiera aplicársele  a nuestra área, que tiene otros cánones. Pero más allá de la distinta evaluación, el diagnóstico que la teoría social no funciona por acumulación de conocimiento parece relativamente estable.

El diagnóstico, en todo caso, a primera vista no parece mal encaminado. Los debates suelen repetirse, ¿cuantas veces no se ha discutido sobre la acción racional? Y no puede decirse que, pensando en un tema que ha dominado en cierto sentido las discusiones recientes, la discusión sobre la relación entre acción y estructura se haya solucionado. Si se usa como baremo de resoluciones de discusiones la existencia de teorías consensuadas y la ausencia de pluralismo, entonces claramente no existiría resolución alguna ni puede esperarse (y bien puede negarse su deseabilidad) alguna resolución.

Esa conclusión y ese argumento se basan en una perspectiva que creo está equivocada. Es la idea que pluralismo teórico y construcción común de conocimiento están en oposición. Si hay tradiciones teóricas separadas (y que no puede esperarse que sean ‘derrotadas’ y abandonadas) entonces no hay forma de tener una construcción común de acervo. Lo que intentaré mostrar en esta entrada es que existe una forma de construir conocimiento común a través de discusiones plurales; y que es esa posibilidad la que nos permite entender el estado del debate sociológico actual. No pensar de esa forma es lo que nos hace pensar que no hay avance y que sólo se repiten discusiones; y no nos permite observar los movimientos reconstruibles racionalmente que se observan en la teoría.

En otras palabras, si bien cierto que se repiten los debates y los oponentes, al mismo tiempo hay un movimiento reconstruible racionalmente y que a través de éste se acumula un acervo de conocimiento.

En relación con las perspectivas en torno a la discusión de la relación entre acción y estructura se puede observar que existe (a)  una apuesta general de la teoría social en los últimos decenios –el intento de superar la mera oposición simple entre acción y estructura; y que (b) es posible detectar movimientos y trayectorias al interior de estos intentos de solución, donde cada nueva postura responde a insuficiencias detectadas en otras. Así por ejemplo, Archer desarrolla su argumentación sobre la base de las insuficiencias de los intentos de Giddens; las perspectivas relacionales más recientes aunque no sea explícito, intenta dar cuenta de una relación entre actor y estructura sin conflaciones ni con dualismos analíticos, y por lo tanto no recaiga en los problemas de otras alternativas.

Estos movimientos teóricos no implican superaciones o abandonos: No sólo cada perspectiva analizada ha entregado ciertos aportes al acervo común, sino que además han seguido produciendo conocimiento. Pensemos en el caso del rational choice. Las razones por las cuales éste es insuficiente han sido claras desde casi su desarrollo inicial, y sin embargo posterior a que esas críticas válidas se desarrollaran, realizó aportes importantes -por ejemplo, la teoría de juegos o todo lo que generó la pregunta de Olson sobre cómo es posible acción colectiva entre actores regionales. La perspectiva se puede decir ya había sido superada, pero siguió produciendo resultados que son de interés. Del mismo modo, podemos plantear que las ideas de habitus y de campo de Bourdieu no resuelven satisfactoriamente la relación entre acción y estructura, y criticarlas por que no tienen claridad alguna u otras razones, pero ¿sería posible negar lo útil que han sido para generar investigación y conocimiento?

Las diferentes perspectivas no son superables, creo, porque hay intuiciones fuertes e importantes en cada perspectiva que siempre ejercen atracción, y que siempre pueden generar conocimiento; y en cada movimiento hay quienes reaccionan a su posible pérdida con una ‘vuelta’, a plantear de nuevo y con  radicalidad dicha intuición básica. Ello puede parecer un diálogo de sordos (i.e de nuevo viene a decir que la acción es importante o que no se puede analizar como si la estructura no existiera); pero sin embargo a través de estos debates plurales en que cada perspectiva se desarrolla y dice lo que le interesa, se genera conocimiento: Se produce el concepto de habitus, de expertise tácito, los efectos de las acciones pasadas, de construcción de relaciones etc. Y esas producciones representan un avance, podemos analizar mejor las prácticas sociales cuando tenemos conceptos como habitus y campo que cuando no los tenemos; podemos investigar mejor acción colectiva cuando nos damos cuenta que no es evidente que personas de intereses similares actuaran mancomunadamente etc.

En algún sentido, el habitus teórico de, al encontrar una insuficiencia de una teoría, pasar a desecharla completamente, como si nada hubiera aportado, no es mucho lo que ha beneficiado a la sociología.  No observamos la acumulación porque se piensa que sólo bajo una perspectiva unificadora se construye conocimiento común, pero ello resulta insuficiente para dar cuenta de un debate que, sin generar consensos unificados, sí tiene trayectoria y producción de acervo.

Si salimos de esa trampa, y pensamos en términos de construcciones plurales de conocimiento, de finalmente que las críticas a una perspectiva no eliminan lo valioso que una perspectiva ha aportado (y puede seguir aportando) entonces el debate teórico no ha sido estéril. Bajo una perspectiva de agregación de componentes útiles para dar cuenta de aspectos de la vida social claramente (la acumulación de tuercas y tornillos à la Elster) se cuenta con un instrumental teórico más poderoso que antes de estas exploraciones, y la trayectoria de construcción de esa acumulación es, para usar una vieja frase de Lakatos, susceptible de reconstrucción racional.

¿Que esa acumulación no implica una teoría unificada? ¿Qué esa acumulación ha producido ideas teóricas relativamente débiles, sin tanta capacidad de predicción y de sistematización? Sí, todo ello es cierto. Quizás se podrían lograr avances de otra forma, y alguien quizás podría decir mayores y mejores avances, pero el caso es que entremedio el debate teórico se mueve y genera conocimiento.

En 1937 Parsons iniciaba la Estructura de la Acción Social citando a otro autor en torno a que nadie leía a Spencer, y con ello indicando la bancarrota del utilitarismo y del evolucionismo. Podemos decir que tanto el utilitarismo como el evolucionismo experimentaron renaceres posteriores (al menos el rational choice resurgió y representa precisamente el tipo de teoría que Parsons declaraba ya muerto). Por otro lado, es cierto que ya no se puede volver propiamente a Spencer; y que las nuevas versiones de las viejas perspectivas sí introducen modificaciones y aportes. Quizás los contendientes del debate se mantienen, pero el estado del debate se mueve en una dirección que produce nuevo conocimiento.

Una brevísima relación de la Sociología Analítica

Que las aproximaciones sociológicas suelen, al final, dividirse entre versiones de teorías de acción y de estructura, por más que se intente superar (de diversas formas esa distinción). Ahora bien, dentro de las diversas formas que adquiere la preocupación por la acción una vertiente que ha adquirido fuerza en los últimos años, que tiene interés intrínseco y que además sus movimientos como tales son ilustrativos de las trayectorias de la teoría social en general es lo que se ha llamado sociología analítica  (Hedstrom 2005, Hedstrom 2009, Manzo 2010). La sociología analítica es tanto una propuesta teórica como una propuesta metodológica y trataremos ambas por separado aquí.

La sociología analítica como teoría

En lo que concierne a sus declaraciones teóricas podemos observar que tiene una clara raigambre accionalista:  ‘Through their actions actors make society ‘tick’, and without their actions social processes would come to a halt. Theories of action are therefore of fundamental importance for explanatory sociological theories’  (Hedstrom 2005: 5). Todo análisis requiere una micro-fundación (o sea, una explicación al nivel de los actores) robusta, sin ello no hay propiamente análisis -dado que lo que se niega, junto a toda la tradición accionalista, la existencia de mecanismos causales directos macro-a-macro (toda afirmación requiere pasar por el nivel del actor).

¿Qué modelo de actor? Claramente se tiende a rechazar la idea del rational choice, o al menos declararla insuficiente, Así Manzo plantea que esa teoría se debate entre una fuerte formalización que resulta empíricamente equivocada y entre versiones más débiles que no están tan equivocadas pero que predicen poco (Manzo 2013: 362). Y que existen modelos de actor que no tienen esas limitaciones. En esto se parece bastante a Raymond Boudon, que colaboró con un capítulo (1998)  en el libro de Social Mechanisms, que en cierta manera es el origen de esta perspectiva (y que estuvo en cercanía al esta vertiente por un buen tiempo). Ahora bien, de todas formas existe una preferencia compartida por la formalización; y lo que interesa es la  posibilidad de desarrollar una aproximación más formal, y con predicciones importantes, pero que no siga la tradición del rational choice.

Para ello se piensa que la acción intencional es la base de toda buena explicación, pero ello no requiere modelos racionalistas. El modelo DBO de Hedstrom (2005: 38-42), o  ver también Fehr y Gintis 2007) es una forma sencilla de modelo alternativo: La acción se comprende como el resultado de los deseos (D), las creencias (B, por beliefs) y las oportunidades (O). Este modelo sencillo se nos plantea ya es útil para explicar; Hëdstrom reconoce que es ‘sicología popular’, pero al mismo tiempo el hecho que en la vida cotidiana usemos un modelo de este tipo que sirve para predecir acciones de los otros basados en nuestras creencias sobre sus estados mentales, nos muestra que en algún nivel efectivamente funciona. Y dado que la ciencia social no tiene como objetivo explicar los estados individuales, sino usarlos como base para otras explicaciones, entonces quizás baste entonces con esa sicología popular.

Ahora bien esta perspectiva, si bien tiene una raíz claramente en las teorías de la acción y en perspectivas individualistas transita hacia una incorporación de una visión interaccional, reconociendo las estructuras. Luego de la cita de Hedstrom del párrafo anterior nos plantea que la estructura de interacciones tiene una importancia propia para la explicación. Recientemente, Manzo (2014: 17-21) ha enfatizado que la sociología analítica usa un individualismo estructural (también ver Hedstrom 2009, Manzo 2012), reconociendo que los actores están inscritos en una red de relaciones y en contextos. Que se requieren, para usar el subtítulo de un texto reciente en que se presenta esta perspectiva, ‘Acciones y Redes‘ para comprender la vida social implica un alejamiento de una perspectiva puramente accionalista.

En algún sentido, se puede plantear que el movimiento de la sociología analítica muestra los límites y posibilidades de la aproximación de la acción. Por un lado, (a) reconoce la necesidad de una visión más compleja del actor y (b) para explicar mediante acciones son necesarios parámetros estructurales (i.e las redes). Lo cual no deja de ser interesante porque replica un paso anterior de la teoría social. Esa es precisamente la solución de Parsons en la Estructura de la Acción Social (1949): complejizar la visión del actor, ingresar parámetros estructurales, todo en nombre de reconocer intencionalidad (voluntarismo en el lenguaje del primer Parsons). De alguna forma, la resolución de los problemas de las teorías accionalistas se resuelven en una dirección que envía hacia fuera de ella. Pero esta pareciera ser una lección olvidada porque, digamos, es un proceso que hay que hacer una y otra vez. Por otro lado, y ello tampoco debiera olvidarse, sí hay cierta evolución: El parámetro estructural que en Parsons era normas y valores es reemplazado por otro parámetro, que está constituido por otros actores. Y uno diría que, sí, ello constituye un avance teórico de alguna significación.

 

La sociología analítica como metodología.

La aproximación metodológica de la sociología analítica nace de una mirada muy crítica al estado de la sociología: la teoría social no es más que un conjunto de textos poco claros que nombran pero no explican -y no es extraño encontrar en estos autores referencias bastante caústicas sobre la definición de habitus de Bourdieu por ejemplo (usando la idea de ‘estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes’ como modelo de la falta de claridad). Se crítica que el modelo cognitivo de la ciencia, o sea la búsqueda de explicaciones la vida social, ha perdido importancia en función de otras formas de hacer sociología, que pueden ser legítimas pero que son secundarias (Boudon 2001).

Los principios básicos de objetividad, anti-relativismo, unidad de las ciencias y en particular la exigencia de claridad, enmarcan las preocupaciones de la sociología analítica. Lo cual comparten con otras perspectivas, lo que la diferencia es una fuerte explicación vía mecanismos (Hedstrom 2005, Hedstrom 2009, Noguera 2006, Manzo 2010):  Es importante superar las explicaciones de variables, que al final son ‘cajas negras’. La idea central es que explicar un fenómeno es generarlo (Manzo 2010: 210).

En este sentido, se puede plantear que es una perspectiva cierto sentido anti-hempeliana: la noción de ley de cobertura resulta insuficiente; como forma de superar la explicación solamente a través de variables. La idea de leyes de cobertura no es suficiente porque, precisamente, entrega regularidades sin mecanismos que expliquen cómo se genera esa regularidad.

Entonces, lo que hay que hacer es explicar vía mecanismos. donde podemos observar cómo se generan los procesos desde niveles más bajos (Hedstrom y Swedberg 1998}; y para un listado virtuosístico de mecanismos se puede leer a Elster (2007). Hay múltiples definiciones de mecanismos. Así Hedstrom (2010: 50-52) plantea que: (a) éstos se identifican por el efecto que causan, son siempre mecanismos de algo; (b) es una noción causal irreductible, se refiere a las entidades que causan el efecto; (c) tiene una estructura, hace visible como las entidades que lo forman producen el efecto; y (d) forman una jerarquía, lo que en cierto estudio se puede dar como un mecanismo dado se espera que a su vez este sea producido por mecanismos de menor nivel. Otra definición es la de Elster que tiene la ventaja de mostrar su naturaleza  alegal: ‘Roughly speaking, mechanisms are frequently occurring and easily recognizable causal patterns that are triggered under generally unknown conditions or with indeterminate consequences. They allow us to explain, but not to predict’ (Elster 2007: 36). No sólo los mecanismos claramente no son semejantes a leyes, sino que tampoco pueden pensarse como aquello que permite entender una ley -explicar sin predecir sería casi un anatema bajo la idea de explicación de cobertura.

En cualquier caso, no deja de ser curiosa esta fuerte defensa de la idea que una explicación para ser científica debe ser a través de mecanismos, y que es casi un oscurantismo plantear que se explica sin tener un mecanismo. Porque en la mecánica clásica ya encontramos ese mismo problema y la solución fue efectivamente declarar que no es necesario tener un mecanismo causal para tener una buena teoría científica: no hay mecanismo causal que explique la gravedad en Newton, y es esa falta la que originó la frase de hypothesis non fingo: No es necesario tener un mecanismo que explique la ley de gravitación para tener una muy adecuada ley de gravitación que nos permite comprender el mundo. En otras palabras, la filosofía de análisis que está detrás de este movimiento es tan exigente que elimina parte importante de las ciencias duras. Por cierto que, finalmente, a veces se reconoce que efectivamente resulta inviable tener explicaciones por mecanismos, pero no deja de ser algo extraña esta insistencia.

La explicación por mecanismos se aproxima a perspectivas de agentes, lo que se asocia al carácter accionalista de la perspectiva en términos teóricos: la idea de explicar el macro-resultado a través de elementos menores se traduce fácilmente a la idea que esos micro procesos son individuales. Los fenómenos agregados no se explican al nivel agregado: ‘Macro-level outcomes and relationships tell us very little about why we observe the macro-level outcomes and relationships we observe’ (Hedstrom 2009: 340). Al mismo tiempo, se critica la idea que esta asea una aproximación reduccionista, dado que el fenómeno agregado no es una simple ‘suma’ de lo que sucede con los actores, sino que depende de las formas en que ellos interactúan.

La formulación de Manzo es quizás una de las más claras en ubicar las diversas formas metodológicas que permiten explicar los fenómenos sociales: ‘wherein variable analysis describes, mechanism modeling (where mechanisms are built in non-reductionist methodological individualism terms) explains, and simulation activates and runs (as well as tests) the mechanisms assumed to be the basis for observed statistical relations’ (Manzo 2007: 37). Una síntesis de mecanismos con simulación, en todo caso, pareciera ser el núcleo de uno de los programas más relevantes de sociología científica en la actualidad.

 

La sociología analítica tiene varias de las ventajas y problemas de los programas de investigación que se originan polémicamente, en contra de otros: Tiene la fuerza y el entusiasmo de quienes quieren hacer un giro en una disciplina que ven con problemas y que se requiere recuperar o tomar por primera vez algo que es relevante y que puede ser pasado por alto; pero al mismo tiempo resultan algo monotemáticos y exagerados (por ejemplo, en su rechazo a explicaciones no mecanicistas). Ahora bien, por cierto que en la medida que esta tradición se desarrolla algunos de sus rasgos más unilaterales se difuminan (y así, es un accionalismo que incorpora parámetros estructurales).  En cualquier caso, es una trayectoria que otros programas de investigación han tenido, desde la teoría del actor racional a aproximaciones relacionales; y pareciera ser que es así, a punta de entusiasmos unilaterales, que la reflexión teórica y metodológica de la disciplina, con todo, realiza producción de algún valor.

 

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Noguera, J. A. (2006). Introduction : Why We Need an Analytical Sociological Theory. Papers 80, 7–28.

Parsons, T. (1949). The Structure of Social Action. Glencoe, Il: The Free Press.

Habemus Libro. Meditaciones Sociológicas ha sido publicado

Había sido anunciado alguna vez, y finalmente se cumplió. Una selección de entradas del blog en sus 10 primeros años (2005 al 2014) fue publicada. A través del método de autoedición porque convencer a editoriales no es sencillo, se puede autoeditar, y además así uno retiene el control de cómo quiere que se distribuya el libro -CreativeCommons en este caso.

La selección de entradas tuvo que ser algo drástica: De más de 700 páginas (en 10 años se acumulan entradas querido lector) a 270 páginas. Tanto por temas de precio (quedó en 11 dólares de esta forma, pero con todo el material hubiera quedado más caro) como por ser algo cortés con el pobre lector (que leer 700 páginas puede ser petición en demasía).

El link a Amazon aquí, y la portada del libro acá abajo:

cover

Y como no se me da mucho el autobombo, lo dejaremos sólo aquí.

La Naturaleza del Análisis Social

Lo que sería uno de los capítulos teóricos de la tesis de doctorado en este link.

El abstract del texto:
Este paper defiende las siguientes tres afirmaciones, que plantea pueden servir para generar resultados teóricos de interés en la ciencia social. La primera es una visión naturalista de la vida social: Que teniendo, como todo, sus particularidades no puede perderse de vista que es parte integrante de la naturaleza. La segunda es que usar la interacción como unidad basal dela vida social representa la opción más ventajosa para el desarrollo de estas disciplinas. La tercera es que es posible y de interés construir una teoría social general y universal partiendo de la base del carácter histórico y hermeneútico de la vida social.

¿Cuál es el objeto de la Ciencia Social?

La división entre Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, que es tan relevante para la auto-comprensión de estas últimas, es equivocada. Lo social no es un tipo de objeto o nivel de análisis, es una dimensión que es aplicable a cualquier objeto o nivel.

Las interacciones entre entidades rebasan lo que las ciencias llamadas sociales analizan. En lo que concierne a la conectividad entre entidades hay múltiples propiedades que aplican a casi cualquier realidad (1) . En los fenómenos de la vida, encontramos una serie de procesos sociales de gran importancia que ya aparecen en esas realidades: procesos de competencia o de cooperación por ejemplo (2). De hecho, conceptos originados para ciencias sociales, por ejemplo en teoría de juegos, fueron aplicados y desarrollados en biología, y luego esos desarrollados aplicados en ciencias sociales (3). En cada aspecto de la realidad, podemos observar hay una dimensión social, relacional, en juego. En este sentido, claramente las ciencias sociales no son, ni en la práctica han pretendido serlo, las ciencias generales de lo social.

Si las ciencias sociales entonces son ciencias particulares de lo social, ¿cuál es la realidad cuya dimensión social estudian? Una posibilidad, que representa la práctica real de esas disciplinas, es la de pensarlas como el estudio social de una especie biológica en particular: el Homo Sapiens. Sin embargo, ello no resulta adecuado porque no permite observar y analizar las continuidades entre la existencia de la vida social humana y la de otras realidades. La elección de nuestra especie como foco del análisis social se basa muchas veces en supuestos sobre las diferencias y una visión de un corte entre lo humano y lo natural, y al sólo estudiar las sociedades humanas dichos supuestos quedan sin examinar.

Así se puede observar que casi todas las características que se declaran como fundantes de dicha excepción (la cultura, el lenguaje, la conciencia, la moral, la tecnología, trabajo) aparecen, aunque sea en forma limitada, en otras especies. Luego, si lo que interesa es esa socialidad definida por esa característica entonces resulta necesario incorporar también la vida social no-humana en la que dichas características también aparecen. No puede reducirse lo que estudian estas ciencias a una realidad sólo humana.

La preocupación por la socialidad humana tiene sentido, no es un mero error, porque en ella aparece con mayor claridad las características de una socialidad que amerita un estudio especial -aunque esa socialidad no sea exclusiva de los seres humanos.

En estas dimensiones se puede observar, de forma más clara en pero no exclusiva de los seres humanos, un proceso de reflexivización (4): Por ejemplo, el lenguaje no es sólo un sistema de comunicación más complejo que otros, sino además un sistema capaz de referirse a sí mismo, y que permite usar el propio lenguaje para cambiar el lenguaje (se definen nuevas palabras usando palabras); en las tecnologías podemos observar un paso desde el uso a la creación de herramientas, y luego a la creación de herramientas a partir de herramientas. Esto genera entonces fenómenos específicos de socialidad: Interacciones análogas a la guerra se dan entre las hormigas, pero no se dan análogos a la negociación de un tratado de paz, o de intercambio de prisioneros. Interacciones de cooperación y de competencia se observan en diversos ámbitos, pero para estudiar esa combinación de cooperación y competencia que es el intercambio mercantil se requiere un análisis particular. Y también en lo relativo a relaciones de parentesco (5). Esta reflexivización complejiza la vida social, y aumenta la variabilidad, velocidad y capacidad de esta socialidad.

Esta reflexivización dice relación con una radicalización de la producción de variaciones que aparece en estas socialidades. En el mundo sólo de procesos físicos, el conjunto de estados posibles está establecido, ellos no se modifican en el proceso. En el mundo de la vida el propio proceso es el que produce nuevas alternativas (i.e fotosíntesis, movilidad etc.). Esta posibilidad de generar nuevos estados se radicaliza en la socialidad de la cual estamos hablando. Así el lenguaje permite más fácilmente modificar su propio código que la situación en el código genético.

Podemos nombrar y sintetizar lo específico de esta socialidad bajo las palabras de cultura y de conciencia. Esa sería la realidad respecto a la cual amerita un estudio especial su dimensión social.

Al mismo tiempo, emerge aquí un tema que es central para entender esta realidad y esa socialidad: Que en este tipo de realidad, la socialidad es una dimensión co-constitutiva. Así, la realidad física tiene dimensiones de interacción pero es posible realizar diversos análisis de ella sin darle mayor relevancia. En la realidad biológica la dimensión relacional aumenta de relevancia, pero es al nivel de la cultura y la conciencia que la socialidad es constitutiva de dichas realidades: La cultura requiere sociedad, y la conciencia se desarrolla socialmente. Esos elementos que establecen un tipo particular de socialidad son posibles, a su vez, por el desarrollo de ese tipo de socialidad (6).

Es por ello, entonces, que tiene sentido una ciencia específica de lo social: Porque la socialidad de la cultura y conciencia tiene características particulares; y es además una socialidad que es co-constitutiva de esa capacidad de la cultura y la conciencia. Al mismo tiempo en las interacciones que cubren estas ciencias no sólo participan agentes que tienen esas características: El campo de interacción de esos agentes no sólo incluye a agentes como ellos mismos sino también a múltiples otros elementos, los que no por ser ‘objetos’ dejan de ser elementos que actúan. Ahora bien, si bien ese campo de interacciones también incluye ‘objetos’, requiere para poder captar su especificidad que ese campo incluya entes que tienen esas capacidades (7).

Para poder entender este tipo de socialidad hay que reconocer que no hay quiebre entre los seres humanos y la naturaleza (8). Los seres humanos son representantes de esa socialidad, pero esta socialidad debe entenderse como inserta en el resto de la realidad. Es necesario recordar que los seres que son parte de esta socialidad no han dejado, por el hecho de adquirirlas, de ser seres biológicos y físicos. No sólo porque es su naturaleza biológica la que les ha permitido adquirir esas herramientas, sino porque sus características biológicas específicas siguen afectando como se integran en esa socialidad. Las dinámicas sociales de los seres humanos, por ejemplo, no solo reflejan sólo lo que sería intrínseco a una socialidad de la cultura y conciencia, sino también de su naturaleza biológica. Las dinámicas de género serían radicalmente distintas, si los seres humanos se reprodujeran como las plantas en flor; o de lo distinto de los procesos de trabajo si los seres humanos tuviera el metabolismo de un lagarto. No tiene sentido separar lo natural de lo social o cultural en una especie que es naturalmente social y cultural (9). Contra la perspectiva tradicional de las ciencias sociales que rechaza toda relación entre biología y cultura (10), es necesario recordar las bases biológicas de la cultura, y contra una perspectiva que enfatiza la dotación biológica separada de la cultura es necesario recordar que la cultura y la conciencia representan un esfuerzo biológico relevante, que ha sido producto de presiones evolutivas importantes, y luego desde el punto de vista biológico han de analizarse como elementos relevantes (11). La cultura y la naturaleza, para los seres que participan de esta socialidad, no son dimensiones que puedan pensarse en oposición (12).

Esta socialidad es producto de un proceso, que como ya vimos no es exclusivo y es anterior a la especie humana. Es también un proceso que está en desarrollo, que no tiene un estado final determinado. Se puede aducir la aparición de robótica e inteligencia artificial que participa y modifica procesos sociales, siendo el caso más claro en Bolsas de Valores (13); y también se puede mencionar que el hecho mismo de la posibilidad de ingeniería genética que permita modificar la dotación de la especie (y de otras) es también una muestra de este proceso -más allá de las decisiones que se tomen al respecto (14). Es una socialidad que no es algo dado, sino que se produce a sí misma (15).

La ciencia social, entonces, analiza una esfera específica, que amerita un estudio particular, pero que no está separada del resto de la realidad. Los seres humanos en particular, y en general el ámbito social no son un ‘imperio dentro de otro imperio’ (como ya criticaba Spinoza), son parte integral de la Naturaleza; y lo que ellos producen y crean es parte de la producción y de la creación del propio Universo: ‘la naturaleza es siempre la misma, y una y la misma en todas partes es su virtud y su potencia de actuar’ (Spinoza, Ética, Prólogo de la Tercera Parte). En vez de oposición entre ciencias naturales y ciencias sociales o culturales, habría que pensar a estas últimas también como ciencias de la naturaleza: de la naturaleza en un ámbito específico, de la socialidad de seres con conciencia con capacidad simbólica.

Notas


(1) Ver Barabási y Albert (1999), Barabási (2002,2012), Goldenfeld y Woese (2011), Motter et al (2005), Šubelj y Bajec (2012), Watts y Strogatz (1998), Watts (1999). Y así es posible aplicar conceptos desarrollados para redes sociales humanas en ellos (Lusseau y Newman, 2004)

(2) Ver Maynard-Smith (1982), Michod y Roze (2001), Pacheco et al (2009) ,Wilson (2008, 2012)

(3) Ver Axelrod (1984, 1997)

(4) Ver Ruiz y García de la Huerta (2014)

(5) Para estos temas hay una abundante literatura: Catanzaro et al (2004), Chapais (2008, 2011), Fitch et al (2005), Hauser et al (2002,) Hill et al (2011), Lusseau y Newman (2004),Pinker (2005)

(6) La acción comunicativa de Habermas descansa en el argumento que es a través de los argumentos inter-subjetivos que se puede establecer lo que algo significa, lo cual está bien resumido en Habermas (1998, p 75-76)

(7) Ver Latour (2008), Law y Hassard (1999). Si bien el análisis de la teoría de actor-red se basa en la necesidad de incorporar como parte de la red actantes que no son humanos, es necesario recordar que el tipo de análisis de esa teoría sólo tiene sentido si actantes con características de cultura y conciencia son partes. Para analizar la sociedad de las estrellas no se requiere el análisis de la teoría del actor-red. El reconocimiento que lo social va más allá de los seres humanos aparece también en autores olvidados de nuestra propia tradición: De la Cuadra (1957), autor perteneciente a la tan denostada sociología de cátedra (Brunner, 1988), planteaba ‘lo poco que comprendería la vida social del Egipto, el sociólogo que se empeñara en desconocer las crecidas del Nilo’ (p 29). No estará de más que el olvido de ese tipo de factor no deja de ser común cuando no se está ante hechos tan obvios como el mencionado por de la Cuadra.

(8) Ver Schaeffer (2009). Agamben (2006) ha mostrado como la imagen tradicional, la máquina antropológica tradicional, se construye sobre el espacio vacío entre hombre y animal, sobre la imposibilidad de pensar a un ente animal plenamente hombre (en cierto sentido, se replica el misterio de un Dios que es plenamente dios y al mismo tiempo plenamente hombre en su encarnación).

(9) Y dada la relevancia que ha adquirido la especie en los ecosistemas mundiales para la evolución de otras especies la presión evolutiva de la cultura no se limita a los seres humanos. La transmisión del gusto cultural por los gatos ha hecho maravillas para la expansión de esa especie y el desastre para muchas otras.

(10) Para un examen de esta perspectiva en libros de texto recientes, ver Leahy (2012)

(11) Si la cultura no fuera relevante para el comportamiento humano, ¿cómo explicar el gasto energético que los seres humanos hacen en un sistema nervioso que tiene como una de sus diferencias específicas permitir la cultura, la conciencia y el lenguaje?

(12) Desde la neurobiología (Damasio, 2010). Chorin y Holl (2013, p 164-165) ha enfatizado que un cambio histórico como el neolítico sólo puede pensarse cuando lo social y la biología se piensan en conjunto

(13) Ver Costa et al (2011), Pardo-Guerra (2010), Pruijt (2006)

(14) La posibilidad técnica de la clonación, prohibida jurídicamente, es un caso de una decisión social sobre este proceso de desarrollo de la socialidad: ¿ella controlará su propia reproducción? (Corrales, 2014)

(15) Ver Castoriadis (2006)

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Un pequeño mapa de la teoría sociológica contemporánea

Si bien, como todo mapa, hay distorsiones y vacíos, quizás tampoco esté tan mal que no sea de alguna utilidad. En todo caso, suficiente de prolegómenos y pasemos al tema.

El punto de inicio es que la mejor forma de denominar la teoría sociológica actual es como un momento post-parsoniano. Una versión simplificada, pero no necesariamente incorrecta, de la historia de la teoría social nos diría que luego de la unificación parsoniana, se dio un período de fuerte dispersión, seguido de intentos de síntesis. Tanto Alexander (20 Lecciones) Joas y Knöbl (Teoría Social) estructuran sus revisiones de la teoría social usando ese esquema -y en ese sentido, a través de todas las críticas, la obra de Parsons sigue siendo el momento cero del debate.

Se puede plantear que parte importante preocupación teórica reciente de la sociología ha estado en el diagnóstico del cambio social contemporáneo, con lo que –en realidad- ha vuelto a los orígenes. Es esto lo que ha concentrado la atención de un Beck, de un Bauman, de un Castells o de un Sennet  o las obras de Giddens posteriores a sus textos más teóricos. En ese sentido, una parte importante del debate en teoría social en las últimas décadas ha estado en el examen de las características de la sociedad actual, lo que no deja de ser -finalmente- parte de la herencia y tradición de la sociología.

Lo anterior, en todo caso afecta el estado del debate teórico general, porque varias de las obras fundacionales del debate son obras que –a estas alturas- ya tienen alrededor de 30 años: La Teoría de la Acción Comunicativa es de 1981, La Constitución de la Sociedad de 1984, el mismo del año del Sistemas Sociales. Estas son obras que representan el estado actual de la teoría, como lo muestra el espacio que se les otorga en el texto de Joas y Knöbl, y mucha de la literatura secundaria corresponde a los epígonos de ese esfuerzo teórico. En otras palabras, el estado del arte en teoría requiere una temporalidad relativamente larga.

La afirmación anterior no es una mera declaración. No sólo son los autores y obras que en el texto de Joas y Knöbl aparecen con fuerza, sino que tienen una presencia importante en las citas de las publicaciones de las ciencias sociales recientes. Para el caso chileno, un artículo reciente de Claudio Ramos (Local and global communications in Chilean social science, Current Sociology, 2014) ha mostrado que Luhmann (11,9%), Giddens (7,1%), Bourdieu (7,0%), Habermas (6,6%) y Beck (6,3%) son los cinco autores más citados, seguidos de cerca por Alain Touraine (4,5%); y todos ellos menos Beck, y sumando Foucault se replican en antropología. En lo que concierne a la sociología local eso es efectivamente el panorama de la teoría sociológica actual

Pensando más globalmente (o al menos, más desde el centro), un análisis realizado por Neal Caren (en  http://nealcaren.web.unc.edu/the-102-most-cited-works-in-sociology-2008-2012) sobre los textos más citados en sociología entre el 2008 y el 2012 (de acuerdo a las revistas más importantes del ‘core‘, o sea de las más citadas en Web of Science) muestra, si pensamos en textos teóricos solamente, de nuevo a Bourdieu (con La Distinción como el texto más citado de sociología), agrega a Mark Granovetter (junto a otros textos indica la fuerza que han adquirido aproximaciones de redes), James Coleman (con Foundations of Social Science, indicando la relevancia de las aproximaciones de acción racional), la continua relevancia de Goffman o Garfinkel (y esto indica la vitalidad de las aproximaciones centradas en la interacción) y la irrupción de autores como Latour. Esto nos indicaría algunos de las aproximaciones que sería necesario incluir para dar cuenta de la situación de la teoría actual (además de las necesarias a ser incluidas porque son citadas y criticadas por los autores mencionados y por sus epígonos).

Si uno quiere ordenar este panorama, se puede observar que una de las preguntas esenciales de los esfuerzos de síntesis post-parsonianos fue intentar resolver el problema de la relación actor y estructura, y entender a partir de esa relación como debiera entenderse el problema del orden social. Podemos, entonces, ordenar el debate teórico –incluyendo no sólo las grandes obras de síntesis sino diversas corrientes- en torno a las respuestas a esa pregunta. Esto genera básicamente una división triple de la situación teórica. Por un lado, uno puede distinguir las teorías de la acción y el actor (desde el rational choice hasta el pragmatismo). Por otro lado, uno puede distinguir posiciones estructuralistas o centradas en sistemas (el neofuncionalismo y también la teoría de Sistemas). Entre ambas, uno puede vislumbrar las posiciones que intentan superar la oposición entre ambas dimensiones y realiza alguna síntesis.

El esquema con el que abordaremos este debate, y es necesario enfatizar que resulta imposible una revisión exhaustiva a este respecto será el siguiente:

Debate Teórico sobre Acción y Estructura

Teorías Acción Rational Choice
Racionalidad limitada
Racionalidad ampliada
Teorías de Sujetos
Teorías Estructurales Neofuncionalismo
Sistemas Mundiales
Teoría de Sistemas
Sintéticas Estructura-en-actor (Bourdieu, Giddens)
Estructura-y-actor (Archer, Habermas)
Interacciones y relaciones

 

Las dos afirmaciones esenciales de las Ciencias Sociales

La primera de esas afirmaciones es la siguiente:

Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. (Karl Marx, El 18 Brumario de Luis Boanaparte, Capítulo 1).

Los dos elementos que componen una de las dualidades típicas del pensamiento sociológico aparecen con claridad en la cita: acción y estructura. Más aún, aparecen, como lo quiere buena parte de la Sociología contemporánea, en relación con el intento sempiterno de solucionar dicha relación, la cita los presenta, precisamente, en relación: Las acciones pasadas (de quienes hicieron su propia historia) son las que generan las circunstancias, la estructura actual. A pesar de todas sus diferencias, es algo en el cual Archer y Giddens -por dar un par de nombres- estaría de acuerdo. En la introducción de la Constitución of Society (página xxi) Giddens de hecho menciona que su texto es una reflexión extendida de la frase de Marx. Ahí está todo un núcleo de problemas para las ciencias sociales

Pero también:

He generally, indeed, neither intends to promote the public interest, nor know how much he is promoting it. […] And by directing that industry in such a manner as its produce may be of the greatest value, he intends only his own gain, and he is in this, as in many other cases, led by an invisible hand to prmote and end which was not part of his intention (Adam Smith, Wealth of Nations, Libro IV, Capítulo 2)

Si bien es la frase más famosa, no es la única: La Riqueza de las Naciones está repleta de análisis basados en la idea que entre los deseos e intenciones de los actores y los resultados logrados existe una distancia. Lo que esta aquí es, directamente, la idea de consecuencias no buscadas; pero más en general de lo que se trata es de la diferencia entre consecuencias  y acción. La idea que esas consecuencias son positivas, si bien se expresó en una forma casi canónica en Smith, es de hecho previa, Hirschman tiene un bonito libro, Las Pasiones y los Intereses, que muestra el desarrollo de la idea en los siglos previos. Y de hecho, Smith generaliza el mecanismo (que antes era uno específico,  de domar las pasiones por los intereses, vicios privados y virtudes públicas para usar la frase de Mandeville). Hirschman hace ver que su propio análisis muestra que de las consecuencias no buscadas se puede ampliar a la de consecuencias buscadas y no realizadas (Hirschman, 3a parte, p 148 en la edición de Capitán Swing, 2014). No estará de más recordar que Robert Merton hizo de la diferencia entre intención y consecuencia una parte fundamental de sus análisis.

Las dos ideas, la construcción de una estructura que va más allá de los deseos de las personas y la diferencia entre las acciones y las consecuencias, son basales para toda la ciencia social. La ciencia social como tal, la idea que se puede estudiar sistemáticamente la realidad social en tanto una forma (por muy sui generis que sea) de realidad, con sus propios mecanismos, depende en cierta medida de ambas afirmaciones: Que no podemos hacer lo que deseamos, por más que lo que evita ello sea precisamente las acciones de otros y que lo que construimos es algo que va más allá de nuestras intenciones son, ambas, afirmaciones que muestran la realidad de la vida social (realidad en un sentido muy básico, como algo que no depende solamente de mí).

Además, y aunque las citas provengan de autores que tipícamente son tomados como opuestos y como originadores de tradiciones que se niegan la una a la otra, están asociadas. Esas consecuencias que son legadas desde el pasado son precisamente esas consecuencias que no fueron las mismas que fueron intentadas por quienes la hicieron; y del mismo modo, entonces, nuestra acción generara consecuencias distintas de las pensadas. La relación entre acción y estructura se entiende mejor cuando pensamos la diferencia entre las acciones y las consecuencias.

 

Ahora bien, algo que no deja de ser interesante a este respecto: Estas dinámicas de consecuencias y del efecto del pasado le podrían ocurrir a Robinson Crusoe. ¿Por qué decimos que son afirmaciones constituyentes de lo social si no requieren lo social? Porque detrás de ellas hay un elemento subyacente e implícito: la pluralidad de los actores. El hecho que men, not Man, live on the earth and inhabit the world como plantea Arendt al inicio de The Human Condition. Para el sujeto individual puede ser que la intención y el resultado difieran, pero para la pluralidad de sujetos ello pasa a ser una condición inescapable; porque lo que otros realizan sus propias acciones o reaccionan a las acciones de los otros. Y ello entonces tiene como consecuencia:

In other words, the stories, the results of action and speech, reveal an agent, but this agent is not an author or producer. Somebody began it and it is subject in the twofold sense of the word, namely its actor and sufferer, but nobody is its author (Arendt. Human Condition, V, 25: 184)

Y esto entonces produce como resultado una versión radical del aserto inicial. Si bien es cierto que para un sujeto individual los resultados de sus acciones se le presentan como condicionantes de su acción presente; cuando pasamos al nivel colectivo, producto de un conjunto plural de actores, sucede que esos condicionantes quedan lejanos e inmodificables por su voluntad. Más aún, al pasar al conjunto plural el hecho que no eliges las circunstancias es parte del proceso presente, y no solamente del peso del pasado.

No deja de ser curioso que hayamos recurrido a Arendt, tan crítica del proyecto mismo de una ciencia social, para hablar del hecho fundamental que hace que tenga sentido el estudio del mundo social como tal: la pluralidad. Aunque, a decir verdad, no es tan extraño que las ciencias sociales no hayan profundizado en uno de los elementos básicos.