Este fin de semana murió Carlos Catalán. Podría escribir varias cosas, pero creo que en este blog lo que corresponde son algunas reflexiones en torno a la sociología. Al fin y al cabo, habiendo trabajado en varios estudios junto a Carlos durante varios años, creo haber aprendido algunas cosas sobre el oficio. En realidad, los oficios -lo que aprendí de Carlos se aplica a dos actividades diferente.
El primer aprendizaje es sobre el oficio de consultor. Quizás lo más evidente fue constatar que el oficio de consultor es bien distinto del oficio del investigador de mercado. Cuando uno está en esa última actividad, uno hace el estudio, hace unas recomendaciones (e incluso, a veces, ni siquiera eso) y cierra el asunto. Pero ser consultor es otra cosa. Y lo que aprendí observando a Carlos hablar en múltiples reuniones, es que el consultor hablar en primera persona plural: Que al hablar de la organización cliente se habla usando el nosotros.
Esto no era solamente un asunto de terminología, sino implicaba una actitud -que era la que estaba detrás que Carlos fuera, a mi entender, un buen consultor. Es la actitud de involucrarse con la organización, de asumir sus problemas como tus problemas; de preocuparse de su situación futura; de conocer lo mejor posible el campo donde se mueve. Solamente así se puede cumplir con la tarea, y sólo así -creo- se puede entregar algo que tiene valor. Algo que me ha llamado por mucho tiempo la atención es que la investigación de mercado, que supuestamente entrega información a un ciente para que éste pueda agregar valor, es una industria que no es tan valorada (ni por clientes ni por oferentes). Y creo que parte de la diferencia es la actitud que mencioné al inicio.
A su vez, y esto no siempre queda tan claro, lo anterior tiene consecuencias éticas. Si para ser consultor necesitas hablar en nosotros e involucrarte de verdad con quien es tu cliente, se sigue que estás asumiendo los fines y la actividad de ese cliente. No te es ajeno las consecuencias éticas de esos fines y ya no puedes refugiarte en la excusa (que es siempre mentirosa, pero aquí lo es más) que se ofrece un conocimiento neutro o sólo una opción técnica. Quien trabaja de forma tal que favorece la realización de ciertos fines, está apoyando esos fines. (En términos concretos, asesora a quienes no te parece que sea problema su actividad).
El segundo aprendizaje es sobre el oficio sociológico. Y fue quizás el más sorpresivo de todos: Que la sociología es útil, que la mirada que entrega la disciplina es relevante, y permite observar elementos importantes que otros pasen más fácilmente por alto.
No me acuerdo cuando, pero era un estudio sobre el consumo de vino. Y justo para esa época estábamos discutiendo el libro de Douglas e Isherwood, The World of Goods, y el caso es que los conceptos del texto (sobre el uso de bienes para marcar y diferenciar situaciones) fueron usados de manera directa para comprender los resultados que estaba dando la investigación. Y así en múltiples ocasiones en que ideas y conceptos provenientes de las ciencias sociales eran usados no sólo para analizar resultados, sino para orientar recomendaciones e ideas para la acción.
La capacidad de Carlos para poder leer desde la sociología casi cualquier asunto, y para sacar conclusiones prácticas desde el conocimiento sociológico siempre me llamó la atención. Hay ciertos espacios donde eso ocurre más habitualmente, en particular en lo que dice relación con la política; el caso es que esa habilidad de aplicar la sociología -y ello de manera fuerte, usando el instrumental conceptual de la disciplina- a casi cualquier realidad no deja de ser una habilidad importante.
Esto del uso de la sociología me lleva al hecho que Carlos siempre estaba, en cierto sentido, investigando: Conversando, preguntando, a todo el mundo; siempre preocupado de tener una impresión de cómo otros vivían o estaban pensando o sintiendo. Sociólogo se es, si se quiere, a todo momento.
Carlos participó en muchos estudios en distintos roles, realizó múltiples análisis para diagnosticar el estado de la sociedad -presentados en diversos lugares. Publicó poco. Lo cual refuerza la idea de publicar (en el medio que sea, no me estoy refiriendo solamente a libros o artículos académicos); de otro modo, lo que tenemos son pérdidas. Y en este caso en particular, creo que esa pérdida no deja de ser relevante.