Ingresos de Asalariados y de Independientes

Tiempo atrás había hecho una entrada comparando los ingresos de los asalariados y los independientes en la CASEN 2009. Los datos mostraban que a igual nivel educacional, los ingresos de los independientes eran bastante mayores.

Lo que hicimos ahora fue simplemente ver la evolución de esa diferencia desde la CASEN 2000 en adelante. En todos los casos estamos comparando ingreso de la ocupación principal. Y estamos comparando cuenta propia con asalariados (del sector público y privado). Quedan fuera los patrones y queda fuera también el servicio doméstico y las fuerzas armadas.

Nivel Educacional 2000 2003 2006 2009
Sin Educación Formal 13% 41% 11% 25%
Básica incompleta 41% 42% 52% 40%
Básica Completa 50% 65% 61% 47%
Media Humanista incompleta 54% 67% 74% 53%
Media T-P incompleta 43% 54% 47% 53%
Media Humanista Completa 79% 76% 72% 62%
Media T-P Completa 41% 61% 73% 75%
Superior incompleta 75% 73% 71% 68%
Superior Completa 31% 75% 91% 80%

Los datos nos muestran que, en general, la ventaja se mantiene relativamente estable a lo largo del tiempo (los sin educación cambian a cada rato, pero eso se debe en parte a que son menos). Pero también nos muestran que la diferencia a favor de los independientes ha crecido de manera importante en algunos grupos específicos -como la superior completa.

En cualquier caso, nos muestra que esta diferencia a favor del trabajo independiente es una característica estable del mercado laboral chileno.

Una definición funcional y subjetiva de clase media

A propósito de que estaba leyendo una entrevista a un taxista (sobre el tema de previsión social, en el que trabajo) y hacía su declaración que ‘uno se la juega para que no sea así’ (que sus hijos sean taxistas). De ello se sigue una definición de clase media, a saber:

Es de clase media una persona que si su hijo repitiera su experiencia (trabajara en lo mismo) estaría de lo más feliz. En otras palabras, que no se la juega para que sus hijos eviten su propia vida.

El ingreso de los independientes: La esperanza de los altos ingresos.

En un post anterior sobre el ingreso de los independientes comparado con los dependientes, mencionamos que la comparación de los promedios escondía el tema de las variaciones. En particular, que los independientes tenían una mayor probabilidad de obtener altos ingresos que los dependientes (a igual nivel educacional): una persona de bajo nivel educacional tenía un límite de sus ingresos como dependiente que podía superar como independiente.

Ahora, ¿por qué centrarse en los niveles más altos? (y para un análisis general de la desigualdad de los ingresos de los independientes, uno puede leer el texto en este link) Por un tema puramente subjetivo: Las personas tienden a pensar que tienen mayores capacidades que el promedio, por lo que sus esperanzas no están puestas tanto en obtener el promedio sino en obtener lo que obtienen los que les ‘va bien’ (dado que suponen que ellos se contaran en ese grupo). Y tengo la impresión que los independientes pueden ser un grupo particularmente afecto a lo anterior -necesitas un dosis no menor de confianza en ti mismo para dedicarte a un trabajo que no tiene ingreso asegurado. En este sentido, la expectativa de que existe una posibilidad mayor de obtener altos ingresos como independiente no deja de ser relevante.

En cualquier caso, ¿que nos dicen los datos?

Fuente: CASEN 2009

Los datos nos muestran que la diferencia a favor de los trabajadores independientes, a igual nivel educacional, es incluso superior en los percentiles superiores en comparación con lo que ocurría en el promedio. Hicimos la comparación con el percentil 75 (o sea, la esperanza de estar en el cuarto superior de ingresos, el ‘optimismo moderado’), y con el percentil 95 (que representa a las esperanzas de lograr triunfar).

En relación al percentil 75 encontramos que la diferencia entre independientes y asalariados se ubica entre el 70% y el 80% en general. La sola excepción ocurre en los extremos de educación, donde la diferencia es de un 30% y bastante inferior a la diferencia en la media. Esto tiene que ver con la dispersión de los ingresos en esos grupos: La diferencia en las medianas, si bien sigue siendo favorable a los independientes, es aún menor (y de hecho, uno puede observar que la media de ingreso de los independientes con educación superior completa es superior al percentil 75 lo que da cuenta de una distribución altamente desigual para ese grupo). Pero si uno piensan en el percentil 95, o sea el optimismo en mayor grado, encontramos que las diferencias son incluso más altas, y que en general son de alrededor del doble de los ingresos de los dependientes. De hecho, el percentil 95 de los independientes sin educación formal es similar (de hecho algo superior) al percentil 95 de los dependientes con educación media completa.

En otras palabras, la idea que la diferencia de las medias todavía no da cuenta de la diferencia en los niveles máximos de ingreso que se pueden alcanzar se ve reafirmada con estos datos. Y esta es una diferencia que puede ser aun más relevante para los independientes.

El Ingreso de los Trabajadores Independientes

En muchas ocasiones uno tiende a tratar a los trabajadores independientes como un grupo más bien precario, de condiciones laborales inferiores al resto de la población. Sin embargo, si bien -claro está- existen muchos trabajadores independientes que viven situaciones de precariedad, esto no se puede decir afecte de manera general al segmento. Y ni siquiera es tan claro que afecte a los independientes mucho más que a los asalariados.

De hecho, los datos -al menos los de la CASEN 2009- nos indican que el trabajo independiente es una forma de obtener mayores ingresos a cambio de inseguridad

Como podemos observar el ingreso delos trabajadores por cuenta propia es algo inferior  al de los empleados públicos, pero claramente superior al de los empleados privados -y al servicio doméstico. La diferencia ente los ingresos de los asalariados (en su conjunto) y el de los independientes supera los 130.000 pesos.

Esta diferencia se vuelve aun más interesante cuando nos damos cuenta que los independientes tienden a tener un menor nivel educacional que los trabajadores asalariados: Un 31% de quienes tienen básica incompleta trabajan como cuenta propia, pero sólo un 12% de quienes tienen educación universitaria completa (de acuerdo a la misma CASEN 2009) . Y bien sabemos la relación existente entre nivel educacional e ingresos en el país.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre el ingreso de independientes y asalariados cuando mantenemos el nivel educacional constante?

INGRESOS POR OCUPACIÓN PRINCIPAL (CASEN 2009)

Las diferencias son bastante importantes: En general a, nivel educacional igual, el trabajador independiente -sin contar empleadores- obtiene ingresos que son al menos un 50% superiores a los que obtienen los asalariados.  Una diferencia que, además, es particularmente importante en los niveles más altos de educación. De hecho, un trabajador independiente con educación básica incompleta obtiene un ingreso equivalente al asalariado con educación media completa.

Pero, incluso, el argumento anterior pierde algo de vista: El hecho que plausiblemente, la única manera de obtener altos ingresos para personas con baja educación sea a través del trabajo independiente (o sea, es relevante observar no sólo la media sino además medidas de dispersión). Pero eso sería tema de otro post.

Definiendo la clase media

En varias partes he leído que un criterio relativamente útil para definir a la nebulosa clase media es sencillamente usando un criterio centrado en la mediana: Un grupo que tiene un ingreso definido como un porcentaje de la mediana (digamos entre el 75% y el 125% de la mediana de ingresos, que como lo mencionan Barozet y Espinoza es el criterio internacional). Parece una forma clara de referirse a lo que debiera indicar el término clase media: Aquellos que están en la mitad de la segmentación sociodemográfica.

Lamentablemente no tiene mucho sentido. La clase media no se define por que esta en la mitad, sino porque esta entre medio: Porque tiene sectores ‘arriba’ y ‘abajo’. En otras palabras, es un concepto puramente relacional. Lo importante de la clase media es que, finalmente, no pertenece a la elite ni tampoco a los pobres (o a los sectores populares a los trabajadores o a cualquier forma en que una sociedad defina a sus sectores bajos). Esa pertenencia es algo que ocurre realmente en los procesos sociales, y algo reconocido en la sociedad. Es un lugar concreto y reconocido en la estructura social, no un simple lugar en una escala estadística. Tiene que ver con quienes se reconocen como iguales, como pares; y quienes no se reconocen como tales.

¿Por qué es importante lo anterior? Porque nos recuerda que los ‘de abajo’ en diversas sociedades han sido la gran mayoría de la población. En una sociedad organizada por aristócratas / burgueses / campesinos, los campesinos son más de la mitad de la población y eso no quita que la ‘clase media’ son los burgueses (aun cuando por un criterio de ingresos claramente estuvieron muy por sobre la mediana). Lo importante era que claramente los burgueses no eran campesinos (no tenían el mismo estándar de vida, ni las mismas expectativas y en toda interacción entre ellos estaría claro quién era superior y quién inferior), ni tampoco parte de la elite (por las mismas razones).

Definir la clase media de acuerdo a la mediana nos parece relativamente razonable ahora, pero eso se debe a características concretas de nuestras sociedades (la dificultad de delimitar segmentos en sociedades formalmente basadas en igualdad de derechos, en que los niveles de ingreso son continuos y sin saltos etc.) Pero como afirmación general nos hace olvidar el fenómeno del cual estamos hablando.

Teoría del Grupo D

Y para que no se me olviden las cosas.

La idea, como todas las ideas, es más bien sencilla: Podemos decir que hay 3 lógicas económicas en el grupo D. Lógica económica no es más que un nombre breve para referirnos a las motivaciones, justificaciones de las prácticas económicas de una persona o grupo.

La primera es más bien tradicional (y con tradicional digo que es tradicional en sociedades modernas, algo similar se puede observar en la Inglaterra Victoriana con sus clases obreras). La lógica de la dignidad y la decencia (que aquí Martínez investigo en el que debiera ser celebérrimo libro Informe sobre la Decencia, publicado años ha por Sur). O sea, ‘seremos pobres, pero decentes’ (o sea, respetables en la lógica victoriana). Dado que no dejaremos de ser pobres, al menos podremos ser dignos. Y eso tiene varias consecuencias -el desarrollo de una disposición más bien ascética, de gastos limitados, de buscar la regularidad, el orgullo en el manejo respetable y responsable de los gastos (y rechazo al endeudamiento), de búsqueda de evitar ‘caer’ (una caída siempre que indica un problema en la condición moral).

La segunda es también tradicional (y tradicional de sociedades tradicionales) -que es, de hecho, directamente contraria a la lógica de la decencia: Una lógica de disfrute en el gasto. Aprovechemos el dinero para pasarlo bien (en la comunidad, de hecho no es un disfrute individual). Una lógica que, entonces, y por el mismo motivo de disfrute, rechaza toda dependencia y busca trabajos independientes, que permitan que uno se mande a sí mismo. Al igual que para los griegos, el hombre sólo es libre cuando no tiene patrón. La búsqueda de independencia no tiene nada de emprendimiento, sino de búsqueda de autonomía: La ventaja de tener un propio negocio es tener dinero todos los días (para poder gastarlos con los amigos), de que uno decide cómo y cuando trabaja etc. El gasto aquí siempre es comunitario, aquél que ahorra para sí (y usa una lógica de emprendimiento) es una amenaza para la solidaridad grupal -es alguien que no quiere estar y disfrutar con los amigos. Una lógica que aparecía entre lso artesanos de Pomaire cuando me tocó investigar.

La tercera es la del proyecto educacional de los hijos: Yo no dejaré de ser pobre, pero al menos mis hijos sí (o mis hijos serán más que yo). Los esfuerzos de trabajo y de consumo se asocian a cómo lograr ese proyecto educacional. Es importante hacer notar que los esfuerzos de consumo asociados no son sólo educacionales. Como Catalán lo ha hecho notar, es parte del proyecto de superación educacional el, por ejemplo, comprar TV plana o conexión a satélite. ¿Por qué? Porque es una forma de evitar que los hijos ‘caigan’ en la droga. Hay aquí también una amenaza pensada como caída, pero es pensada de una forma diferente. Mientras en la lógica de la decencia es una caída moral (el drogadicto como perdido por ejemplo), aquí es una caída instrumental (el dorgadicto nunca se va a superar). Cuando participé en los estudios de grupos para el informe PNUD del 2004 (sobre el poder), la relevancia y potencia del proyecto educacional en los sectores bajos saltaba a la vista.

Como toda lógica cultural relevante, esto tiene efectos en diversos ámbitos. De hecho, y como pura hipótesis, he llegado a pensar que buena parte del cambio en la aceptación del embarazo adolescente tiene que ver con los cambios en esas lógicas. En la lógica de la decencia, el embarazo adolescente implica que la mujer en cuestión es una perdida, una indecente y lo que hay que hacer -para mantener el honor y decencia del hogar- es expulsarla. En la lógica del proyecto, el embarazo adolescente implica el peligro de tirar por la borda todo la larga inversión, y lo que hay que hacer -para mantener el proyecto- es asegurar que continue con los estudios.

Una cosa interesante de estas lógicas es que no se pueden reducir a un tema de ‘modernidad’. O sea, la lógica más nueva -la de proyecto- no es una lógica moderna frente a lógicas tradicionales. De hecho, al fin y al cabo, es una lógica fundamentalmente familiar -y en ese sentido, existe por la fuerza de opciones tradicionales en la cultura chilena. La cultura más independiente no es una cultura de emprendimiento, sino (por el contrario) del disfrute. Y la más ‘tradicional’ de las culturas, la de la dignidad y la decencia, es una tradición moderna -no por nada hice la conexión con la idea de trabajadores respetables de los victorianos.

En otras palabras, como siempre, cuando se intenta mirar la realidad uno encuentra que las dicotomías sociológicas usuales no es mucho lo que sirven. Lamentablemente, nunca dejamos de usarlas.