Anotaciones a Economía y Sociedad V: Dominación. Mandato y cuadro administrativo

El concepto de dominación es uno de los más conocidos de Weber, y corresponde entonces ahora dedicarle atención.

1. Dominación y mandato.
Lo primero es establecer algo trivial, pero que por lo mismo no ha de olvidarse, en Weber los conceptos de poder y de dominación no son equivalentes. El concepto de dominación es una especificación del poder:

Poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad.
Por dominación debe entenderse la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas (Economía y Sociedad, Parte 1, Capítulo I, § 16)

Ahora bien, la especificación se debe a la idea de mandato. Pero el mandato no es algo que Weber define explícitamente (al menos en la Primera Parte de Economía y Sociedad, que es la última parte escrita, en la Tercera Parte, Cap I, § 1 -un texto bastante más antiguo- define algo más mandato, y sigue las líneas que aquí esbozaremos, enfatizando el carácter explícito del mandato). Por el uso que le da a la idea en otras ocasiones la idea de mandato se asocia a la idea de concreción (como lo hace en Los tres tipos puros de la dominación legítima, qué se publicó originalmente en Anuario Prusiano en 1922). El poder puede ser algo difuminado, pero obedecer a un mandato es algo claro. Lo otro dice relación con un rasgo de la idea de orden: Una declaración imperativa es una falta el no seguirla. Otras formas de imponer la propia voluntad (o sea, de ejercer poder) no tienen esa característica, sino que el no seguir la voluntad de ego es parte de las posibilidades (pensemos en la negociación o la influencia).  Un mandato sería entonces una declaración imperativa explícita y clara frente a la cual la no obediencia es vista como falta.

Ahora bien, la pregunta siguiente es entonces es ¿por qué de todas las formas de ejercer el poder Weber se centra específicamente en la dominación? Pensemos que luego de dar esa definición, a continuación Weber se dedica inmediatamente a analizar dominación (y a definir asociación de dominación y sus tipos, en el § 16 y el § 17; y que el Capítulo III es sobre tipos de dominación, no sobre tipos de poder). Weber mismo nos dice que el poder es demasiado amorfo para analizarlo, lo cual es atendible; pero entonces sigue sin responder porque centrarse en sólo una de las formas de éste. Se podría decir que el Capítulo II de la Primera Parte, sobre conceptos económicos, nos habla de poder sin dominación (que en las relaciones económicas, con sus mecanismos de apropiación, expropiación etc. hay un elemento claro de poder). Sin embargo, ello -de ser cierto- es algo que habría que interpretar, el mismo texto no está ordenado de esa forma.

2. Dominación y cuadro administrativo.
En realidad, es más clara la razón en la concentración en la dominación cuando observamos qué es lo que Weber procede a hacer. En el Capítulo III de la Primera Parte, que es sobre tipos de dominación, luego de recapitular las definiciones ya dadas, Weber procede a decir lo siguiente:

Pero toda dominación sobre una pluralidad de hombres requiere de un modo normal (no absolutamente siempre) un cuadro administrativo; es decir, la probabilidad, en la que se puede confiar, de que se dará una actividad, dirigida a la ejecución de sus ordenaciones generales y mandatos concretos, por parte de un grupo de hombres cuya obediencia se espera (Economía y Sociedad, Parte 1, Capítulo III, § 1)

Lo que le interesa a Weber es el cuadro administrativo de una asociación. Ese es el núcleo de la idea de dominación, y es el núcleo de la operación social permanente del poder. Los tipos de dominación, que muchas veces reducimos a creencias sobre legitimidad, son -y a ello es que Weber le dedica página tras página en el capítulo mencionado- también formas de organizar (y reclutar y mantener) ese cuadro administrativo. Que, todo hay que reconocerlo, fue algo que me insistió mi profesor de teoría en el pregrado, Raúl Atria, cuando nos enseñó a Weber.

El hecho mismo de la vida organizada  (no reducida a la burocracia, las otras formas de dominación son también sus formas de organización) es el núcleo del interés de la sociología weberiana. Ello también aparece de forma paralela en el Capítulo II -sobre conceptos económicos- en el que la descripción de las miríadas formas que puede tener una empresa económica (una actividad continua) también ocupa el cuerpo principal del texto. Es debido a esa preocupación que, entonces, es la dominación la que interesa dentro de todas las formas de poder -porque es la que se asocia a esa actividad continua de un grupo de personas.

Si queremos, entonces, comprender el concepto de dominación en Weber haríamos bien en no olvidar los dos elementos mencionados anteriormente: Mandato y cuadro administrativo.

3. NOTA. La dominación burocrática y la acción racional con arreglo a fines

Para finalizar esta entrada daremos una pequeña nota sobre la relación entre la dominación burocrática y la acción racional con arreglo a fines. En una entrada anterior, habíamos dicho al pasar que no había tipo de dominación asociado a la acción con arreglo a valores, asumiendo la relación mencionada. Habrá que defenderla.

Cuando Weber establece las premisas de la dominación burocrática-legal nos dice que:

Que todo derecho, pactado u otorgado, puede ser estatuido de modo racional -racional con arreglo a fines o racional con arreglo a valores (o ambas cosas)- con la pretensión de ser respetado (Economía y Sociedad, Parte 1, Capítulo III, § 3)

El lector precavido podrá entonces decir que claramente nuestra pretensión se demuestra equivocada: Weber mismo dice explícitamente que dicha dominación también incluye la acción racional con arreglo a valores. Sin embargo,, cuando Weber nos explica porque esta dominación es la más racional nos dice lo siguiente:

y lo es en los sentidos siguientes: en precisión, continuidad, disciplina, rigor y confianza; calculabilidad, por lo tanto, para el soberano y los interesados; intensidad y extensión en el servicio; aplicabilidad formalmente universal a toda suerte de tareas; y susceptibilidad técnica de perfección para alcanzar el óptimo de sus resultados (Economía y Sociedad, Parte 1, Capítulo III, § 5)

Luego, comparando con una posible administración socialista (ligada a una racionalidad material) nos dice en el mismo numeral:

El problema radicaría en si éste sería capaz de crear condiciones parecidas para una administración racional, que precisamente en este caso significaría una administración burocrática rígida, sometida a reglas aún más rigurosamente formales que las existentes en el orden capitalista. En caso contrario, nos encontraríamos de nuevo con una de aquellas grandes irracionalidades que tantas veces ha de constatar la sociología: la antinomia entre la racionalidad formal y material (Economía y Sociedad, Parte 1, Capítulo III, § 5)

 

Luego, podemos decir que lo que permite que esa dominación sea la más racional incluye su momento de calculabilidad y está asociada a la racionalidad formal. Si una administración socialista (como ya dijimos asociada a la material) quisiera alcanzar la mayor racionalidad formal estaría obligada a tomar una burocracia (so pena de caer en la contradicción). Y recordemos que la diferencia racionalidad material / racionalidad formal está asociada a la diferencia racionalidad arreglo a valores / arreglo a fines. En ambos casos, podemos observar que las características específicas de la dominación burocrática la asocian a la racionalidad con arreglo a fines.

Abusando un poco de conceptos usados por Weber en otros contextos, si bien en principio la dominación burocrática puede incluir una racionalidad de acuerdo a valores, existe una afinidad electiva entre la burocracia y la acción racional con arreglo a fines.

Anotaciones a Economía y Sociedad III. Los tipos de acción y el sentido (y su falta)

La acción social, como toda acción, puede ser: 1. racional de acuerdo a fines: determinada por expectativas de comportamiento tanto de objetos del mundo exterior como de otros hombres, y utilizadas esas expectativas como “condiciones” y “medios” para fines propios racionalmente sopesados y perseguidos. 2. racional con arreglo a valores: determinada por la creencia consciente en el valor -ético, estético, religioso o de cualquiera otra forma como se lo interprete- propio y absoluto de una determinada conducta, sin relación alguna con el resultado, o sea puramente en méritos de ese valor. 3. afectiva, especialmente emotiva, determinada por afectos y estados sentimentales actuales, y 4. tradicional: determinada por una costumbre arraigada.  (Economía y Sociedad, Parte 1, Capítulo I, § 2)

Ya en la definición de los tipos de acción se nota una de los rasgos principales de las categorías: Su asimetría. Claramente hay acciones que merecen más atención que otras; lo cual es claro además en las notas sucesivas que hace Weber posteriormente, como en otras categorías.

La categoría de acción racional de acuerdo a fines es la central en la tipología. Esto aparece repetido en varias ocasiones, es la acción que aparece con el mayor grado de comprensibilidad. Hay diversas acciones de las cuales no se puede negar que tengan sentido pero al no ser este fácilmente comprensible por otros (la experiencia mística es el caso que pone Weber) son difíciles de integrar en la explicación sociológica. La comprensión universal por otros es algo que la acción racional con arreglo a fines, en última instancia, cumple mejor. En ese sentido, la acción por excelencia es la acción racional de acuerdo a fines.

Toda interpretación de una acción con arreglo a fines orientada racionalmente de esa manera posee -para la inteligencia de los medios empleados- el grado máximo de evidencia. (…)
El método científico consistente en la construcción de tipos investiga y expone todas las conexiones de sentido irracionales, afectivamente condicionadas, del comportamiento que influyen en la acción, como “desviaciones” de un desarrollo de la misma “construido” como puramente racional con arreglo a fines (Economía y Sociedad, Parte 1, Capítulo I, § 1, n 3)

Su lugar central se nota además en otros textos de Weber en los cuales ella aparece como una versión más ‘desarrollada’ que otras acciones. En particular, ello con relación a la acción racional de acuerdo a valores, que es la otra forma de racionalidad puesta en la tipología. La diferencia entre ética de la convicción y ética de la responsabilidad mapea sobre la diferencia de los dos tipos de acción racional en Economía y Sociedad y (a) es claro que versión es más adecuada para la política de acuerdo a Weber y (b) en cuál aparecen más dimensiones bajo el sentido del actor. Lo mismo se puede comentar de la diferencia entre racionalidad material y formal en el Capítulo II de la 1a Parte, sobre las categorías sociológicas de la vida económica -donde la prioridad de la racionalidad formal (la que es equivalente a la acción racional de acuerdo a fines) también es clara. De hecho, esto se nota en otras partes. Así, por ejemplo en lo relativo a la legitimidad. Los tres tipos posibles de dominación legítima se pueden mapear a los tipos de acción, quedando sólo la racionalidad de acuerdo a valores sin su tipo de dominación. Pero en el § 7 Weber desarrolla una legitimidad asociada a la racionalidad de acuerdo a valores (y pone como ejemplo en el n° 3 al derecho natural). Ello, de todos modos, no se desarrolla mayormente en el esquema de los tipos de dominación. La acción racional de acuerdo a fines sigue existiendo como la forma de la acción paradigmática.

Una cosa es que una categoría sea más central, ello es común en varios esquemas; pero otra que las restantes no sólo sean relegadas a la periferia del interés sino que incluso sean expulsadas del campo. Una de las afirmaciones de Weber que no deja de ser extraña es su exclusión, al menos parcial pero no por ello menos decidora, de las acciones afectiva y, específicamente, la tradicional del campo de la acción con sentido. A continuación citamos la referencia sobre la acción tradicional, pero a decir verdad sobre la acción afectiva (en el siguiente número del § 2) dice algo muy similar.

La acción estrictamente tradicional -en igual forma que la imitación puramente reactiva- está por completo en la frontera, y más allá, muchas veces, de lo que puede llamarse en pleno una acción con sentido. Pues a menudo no es más que una oscura reacción a estímulos habituales, que se desliza en la dirección de una actitud arraigada. (Economía y Sociedad, Parte 1, Capítulo I, § 2, n 1)

La reducción de la acción tradicional a un mero automatismo, cómo si seguir una regla habitual fuera algo que no requiriera habilidades, no es algo específico a Weber, pero claramente está detrás de esas afirmaciones. Sin embargo, el comportamiento habitual -por ejemplo, el que me permite en este momento escribir en el teclado requiere de todos los hábitos asociados al teclado- no es un automatismo, sino que requiere una gran cantidad de habilidades, que no por no estar al frente de la intencionalidad no dejan de tener sentido (o para decirlo de otra forma, que permiten que se haga algo con sentido). El concepto de habitus en Bourdieu, o la más reciente discusión de la actividad manual por parte de Sennett muestran todo el sentido que requiere una acción habitual. Más aún, es una simplificación de lo que implica la tradición el pensar que los principios y máximas que las conforman pueden aplicarse sin más: Al igual que el lenguaje tienen aplicabilidad muy amplia.

En parte, la reducción de la habitualidad fuera del campo del sentido dice relación con la función que tiene la noción de sentido en general en la discusión de Weber. En el § 1, I, 9, Weber hace referencia a la posibilidad de entender con sentido el comportamiento de los animales. Después de declarar que, en principio, bien puede existir sentido en dicho comportamiento (el perro comprende las instrucciones de su amo), procede a declarar los problemas de dicha posibilidad (debido a nuestra falta de acceso a los posibles sentidos subjetivos). Ahora bien, claramente en esa discusión, la posibilidad siquiera del sentido no está asociada a asunto racional alguno y esto mostraría, entonces, que no es necesaria la razón para comprender. Por eso mismo, es interesante el énfasis que Weber hace ahí en el hábito como fuente de comportamiento animal para darle más realce a la exclusión de ello del campo de la sociología. Dado que el comportamiento habitual no parece ser exclusivamente humano se lo tiene a expulsar del campo de la sociología -aun cuando sea entendible.

Lo cual nos lleva a algo que ya habíamos discutido con anterioridad. Weber no deja de ser neo-kantiano, y luego hereda algo que ya es parte de esa tradición (y que el historicismo alemán no hizo más que enfatizar): la diferencia entre lo humano y la naturaleza, el mundo del sentido y el mundo fuera del sentido. Y la razón es lo que aparece más claramente ajeno a la pura causalidad externa de la naturaleza. Para decirlo de otra forma, tratar a la razón naturalmente es no dar cuenta del carácter de la razón (algo similar, en un pensamiento muy lejano y más reciente, le pasa a Badiou en relación al materialismo y la noción de verdad). Pero al centrarse en ello, el precio que paga Weber termina de ser demasiado alto: expulsar de la categoría de sentido a una buena parte de la conducta humana, y más aún, de expulsar del sentido a acciones que claramente resultan comprensibles (para los mismos actores y para observadores).

Alcanzar una comprensión no reduccionista ni de autómatas de la acción habitual y tradicional es un empeño que no resulta fácil, pero es necesario.