Los hábitos más triviales suelen ser muy informativos. Los sociólogos, pero no sólo nosotros, tendemos a hablar de la sociedad -como si fuera algo singular. Este hábito tiene consecuencias, o refleja esas consecuencias: Tendemos fácilmente a pensar en la sociedad (o en cualquier grupo en realidad) como si fuera un individuo.
Dos ilustraciones de esto.
La primera es en una entrada ¿Es la Sociedad real o una invención? del Blog Tribulaciones de la Clase Ociosa, porque muestra un argumento que es relativamente común.
Es por todo ello que la sociedad no es real en el sentido de externa y objetiva. Está abierta al conflicto, al cambio, a la renegociación, y precisamente porque esas luchas han sido distintas según los lugares, las identidades, culturas y países se han ido configurando de modo muy distinto a lo largo del tiempo y espacio.
El mundo social emerge de las interacciones entre personas. que forman un consenso intersubjetivo. Eso es parte de las personas. Aparte están las estructuras, que son lo que queda de las interacciones anteriores, que condicionan la forma en que podemos interactuar y entender el mundo.
La segunda es más general y dice relación con la argumentación de Margaret Archer. En ella tenemos que la vida social es dual, aunque las dimensiones están intrínsecamente relacionadas: Tenemos el mundo de la acción presente y el mundo de la estructura, que nuevamente es el efecto de las interacciones pasadas. Es por ello que, aunque relacionadas, no pueden reducirse a lo mismo (porque eso sería un error, conflación en las palabras de Archer).
¿Por qué digo que esto implica pensar que la sociedad es algo singular? Porque en ambos ejemplos el mundo de la acción y de las personas ocupa todo el presente y la estructura es el pasado. Pero eso implica olvidar lo siguiente: Que hay estructura en el presente. Todas las múltiples interacciones y acciones realizadas por otros con los cuales no estoy contactado funcionan como estructura, produciendo resultados que no puedo obviar; y que son claramente, en ese sentido, algo externo y real.
Archer, por ejemplo, rechaza explícitamente y en varias ocasiones toda idea de pensar la estructura solamente como algo presente. Y parte de este rechazo se debe a la idea que si fuera sólo presente entonces la sociedad sería algo que podríamos cambiar a nuestro antojo. Como podemos observar este rechazo entonces olvida, o le quita importancia, el hecho que el conjunto de las interacciones presentes no es siquiera conocida por un actor.
Y es por ello que es importante recordar que la sociedad en su conjunto no es equivalente ni se la puede pensar en un actor individual, es equivalente a una pluralidad de actores. En última instancia, es el hecho que los otros son actores es lo que evita que podamos pensar a toda la sociedad como si fuera un sólo actor. Los otros son irreductiblemente otros, y la sociedad es siempre plural.