Ciudades. Escritura. Organizaciones formales, principalmente el Estado. Todas ellas son formas sociales que se consolidan de manera conjunta en algunos lugares del mundo hacia el 3.000 AC. Es claro que todas ellas tienen procesos largos de formación: desde la generación de sellos y marcas hasta el desarrollo de una forma de inscribir información que refleje el lenguaje pasan siglos. Lo mismo se puede decir de las ciudades, cuyos diversos elementos se van consolidando con el tiempo -y de hecho, las primeras ciudades claramente anteceden a la emergencia plena de las formas que hemos mencionado. Todo el cuarto milenio AC, en cierto sentido, es un desarrollo que posteriormente conformará esta nueva formación social, que emergerá plenamente hacia el final de éste.
Lo que nos interesa es lo de ‘consolidan de manera conjunta’. Siempre hay antecesores, y buscar la primera emergencia de una formación es un esfuerzo que no cierra (todo lo que podemos decir es ‘hasta ahora, la referencia más temprana que hemos encontrado es…’). Sin embargo, hay momentos en que se adquiere cierta continuidad, y en particular los elementos que mencionamos se refuerzan entre sí de manera de generar una nueva formación social que, de hecho, no va a desaparecer totalmente de nuevo. Habrá momentos de expansión y de retroceso, ‘edades oscuras’, pero esos elementos no serán perdidos. A falta de mejor nombre, nos referiremos a esto como el nacimiento de la civilización; pero dependiendo de los autores y la perspectiva alguno de los elementos puede adquirir primacía (nacimiento de sociedades estatales, revolución urbana para usar frases conocidas).
Es importante comprender la relación entre estos elementos. Es sabido que para la transmisión de las culturas no es necesaria la escritura, y que las culturas orales tienen importantes capacidades para transmitir información. La posibilidad que entrega la escritura es, por un lado, la posibilidad de transmitir de manera relativamente fidedigna información que no necesariamente es memorable, pero sí es relevante y, por otro lado, la posibilidad de separar la transmisión de información de una persona (o personas) en particular. Ambas cosas no siempre son relevantes, pero sí lo son cuando emergen organizaciones formales: Puesto que ellas sí necesitan información administrativa precisa y para ellas separar la persona de la organización sí es crucial. La organización formal más relevante es el nacimiento del Estado -la conformación de una agencia con capacidad coercitiva para adquirir recursos. De hecho, bien podríamos haber dicho ‘Estado’ dado que en muchos contextos es la principal o incluso única ‘organización formal’. Y sin embargo, vale la pena hacer la diferencia dado que no es claro, por ejemplo, que los templos de las ciudades sumerias -que claramente eran centros de administración de recursos, usando una gran cantidad de registros- puedan ser vistos como ‘aparatos estatales’. La emergencia de estas organizaciones requiere de una cierta concentración de recursos y de actividad que permita roles especializados -administradores, escribas etc.- y esa concentración se traduce físicamente en la constitución de la ciudad: El lugar desde el cual operan estos actores. La ciudad, y sea cual sea su forma, ella implica siempre un nivel de concentración de recursos y población, permite y es muestra de un nivel de complejidad social relevante. Para usar un concepto que estuvo a la base de la emergencia de las ciencias sociales: quién dice ciudad dice división del trabajo, especialización.
No entraremos aquí en el proceso causal de emergencia de estas características. En última instancia, el proceso que genera la escritura o que genera la ciudad o que genera el Estado no son necesariamente los mismos. Lo que sí sabemos es que la formación social que se genera los incluye a todos, y los relaciona a todos. Un Estado no puede operar sin escritura; el fenómeno urbano ha estado asociado a formaciones estatales, la escritura se ha visto impulsada por la ciudad etc.
Prolegómenos. La emergencia de la civilización y la expansión de Uruk
El creciente fértil, aquella franja de terrenos cultivables rodeados de desierto, de Egipto a Siria a Mesopotamia, es una frase conocida, y que ahí se encuentra el origen de la civilización también. Como muchas de las ideas tradicionales, es a grandes líneas correcta: Ahí es donde se encuentran las concentraciones más importantes, donde encontramos las sociedades más urbanizadas (Sumer, al sur de Mesopotamia) y la emergencia de un estado territorial (Egipto). Al mismo tiempo, y como muchas de las ideas tradicionales, deja pasar elementos importantes, El primero es que fuera del creciente fértil nos encontramos con la civilización de Harappa, en el valle del Indo -que es de hecho territorialmente más extensa. Sin embargo, siendo otro valle fértil rodeado de zonas áridas se puede plantear que sigue la misma lógica. Lo segundo es que una parte no menor de los procesos previos que llevan posteriormente a la emergencia de esta formación social ocurren fuera de las zonas que posteriormente serán las centrales, en Anatolia por ejemplo. La ocupación de los valles donde emerge la civilización requiere de niveles de organización altos, o sea de civilización -y luego su inicio no se entiende solamente analizando lo que sucede en esos valles, sino en lo que permitían y ya estaba ocurriendo fuera de ellos.
La relación entre estos centros en el valle y las periferias es uno de los puntos de discusión en torno a la así llamada expansión de Uruk, durante el cuarto milenio AC. Tenemos una ciudad, Uruk, al sur de Mesopotamia, que representa una concentración económica y de población mucho más alta que en los alrededores, y en donde podemos observar el desarrollo de sistemas de registro y de organización -que si bien no alcanzan todavía el nivel de la escritura o de un Estado formal- ya son bastante avanzados. Lo que observamos es además un período de expansión de la cultura de Uruk a lo largo de Mesopotamia pero además más extenso -en particular, alcanzado Anatolia, Siria e Irán. Esto ha sido interpretado como una primera muestra de relación centro-periferia, llegando a ser vistos la expansión de Uruk como una forma colonial. Lo cual ha sido también discutido -de la emergencia de rasgos Uruk en sitios en Anatolia o Sirio no se puede deducir inmediatamente la existencia de colonias, los niveles de complejidad social ya existentes en la periferia no eran menores. Lo que sí es claro es que la emergencia de esta nueva formación no puede comprenderse solamente como algo que ocurre al interior de las zonas centrales, sino que requiere una comprensión de un fenómeno más extendido.
El otro fenómeno relevante es que esta expansión sufre un quiebre y la cultura de Uruk se concentra posteriormente en dicha ciudad. Sea cual sea lo que explicaba esa expansión, lo que sí es claro es que no pudo consolidarse. El fenómeno de expansión con un posterior retraimiento será repetido en varias ocasiones -la civilización no surge de una vez para siempre; y la adquisición de una plena continuidad será un adquisición posterior. Al fin y al cabo, de muchas de las ciudades de esta primera urbanización no quedará ni el nombre y serán completamente olvidadas con posterioridad.
En las siguientes entradas procederemos a analizar más en detalle lo que implican estas nuevas formas sociales, estas nuevas tecnologías del Estado, la ciudad y la escritura. Sin embargo, antes de ello una narración -aunque sea muy somera- de las principales zonas, que nos permitirán ubicar los casos e información que relataremos en los siguientes capítulos.
Mesopotamia. Desde el Dinástico Temprano hasta el Período Paleo-babilonio
De los diversos espacios en que emerge la formación social ‘civilización’ Mesopotamia, la tierra entre el Tigris y el Eufrates, es lejos la más urbanizada, con una densidad bastante alta de sitios urbanos, particularmente en el sur. Lo que se observa al inicio de este desarrollo, cuando ya ha aparecido con plenitud la escritura y las organizaciones, es un conjunto de ciudades-Estado. Las ciudades sumerias, más al sur, (Ur, Uruk, Nippur y otras), se ordenan y se estructuran en torno al templo -que opera como la unidad administrativa y económica principal. El palacio, y en ese sentido podríamos decir ‘el Estado’ es más relevante en las ciudades del norte y adquiere progresivamente más importancia con el tiempo.
Esta situación de un conjunto de ciudades-estado independiente no resultó muy estable. Encontramos muchos intentos de lograr una hegemonía – de convertirse en el gobernante del mundo (o de las cuatro partes del mundo). El primero que logró un éxito relevante al respecto fue Sargón de Akkad hacia el 2.250 AC -el Imperio Acadio creado no fue de gran extensión temporal, pero durante un tiempo efectivamente gobernó a todas las ciudades de Sumer y de Akkad (o sea, Irak al sur de Asiria fundamentalmente), y con expediciones victoriosas hasta el Mediterráneo y en Irán. La III dinastía de Ur (2.100-2004 AC) realizó un control más restringido espacialmente pero más intensivo. Cada uno de estas formaciones finaliza de modo similar: un ataque externo que destruye la capital. La destrucción de Ur, por muchos siglos la ciudad más importante de la zona, causó un fuerte impacto cultural (pensemos en el saqueo posterior de Roma). La hegemonía Babilónica con Hammurabi (1.728-1.686 AC) es relativamente célebre, debido a la estela con el ‘código’ de Hammurabi. Una narración completa de la historia política de Mesopotamia por durante todo este período es compleja, precisamente por la falta de estabilidad de los Estados: El gobernante de una ciudad expande su poder, genera una dinastía, pero esta posteriormente decae y con ello vuelve el poder se desconcentra, y se genera una nueva lucha hasta que uno de ellos genera nuevamente una hegemonía. No se conforma un estado territorial como tal estable, y si bien las ciudades conforman el eje del poder (cada estado hegemónico se constituye conquistando otras ciudades, pero usandolas como centro administrativos) tampoco puede mantenerse una situación de equilibrio entre ellas. Sin embargo, con el paso del tiempo las unidades políticas se van progresivamente consolidando.
Si bien hemos hablado de Mesopotamia, en este resumen nos hemos limitado a la tierra que inicialmente se conocía como Sumer y Akkad y luego como Babilonia. Si ya era complejo relatar lo ocurrido ahí, agregar lo que ocurre en Asiria hacia el norte, hacia Siria y Anatolia (Ebla), y en los valles intermedios (Mari), o hacia la meseta Iranía (Elam) sería simplemente agregar más y más nombres.
Egipto como un estado territorial.
El valle del Nilo, que es lo que es Egipto en sus orígenes, permitió la consolidación temprana de un Estado territorial. Para el año 3.000 AC Egipto está recientemente unificado -al unirse el Bajo y el Alto Egipto por Narmer (alrededor del 3.050 AC) y en general permanecerá unificado a lo largo del tiempo. Si en Mesopotamia se reconoce una unidad ‘cultural’, basada en el lenguaje, la escritura y la religión, en Egipto ella es también una unidad política. En vez de ciudades-estado durante mucho tiempo separadas y que cuando logran hegemonía lo hacen cada vez como una formación política diferente; aquí las ciudades se transforman en capitales de provincias (nomos).
La dinámica de períodos de centralización y de descentralización también ocurre aquí. La principal diferencia es que los períodos centralizados son más estables en Egipto y que cuando se conforma un nuevo período centralizado se lo piensa como heredero del Estado anterior (no el reemplazo de un Imperio por otro). Así al Reino Antiguo (2.686-2.181 AC) sucede el primer período intermedio y luego el Reino Medio (2.050-1750 AC). En ambos casos, más allá desde donde se ejerce el poder, se mantiene el mismo Estado y la misma identidad. Si se quiere, en vez de la lucha entre diversas ciudades y zonas por la hegemonía, la historia Egipcia es la lucha entre el poder central (el faraón) y los poderes locales.
El valle del Nilo simplemente parece ser más fácil de operar como una sola unidad y más fácil de aislar con respecto a situaciones externas. De hecho, durante todo este período, si bien Egipto está conectado por vías comerciales con otras zonas civilizadas, en general están más bien separados. Una de las características de Egipto será, precisamente, su relativo aislamiento frente a otra zonas.
Harappa y la civilización del Indo.
Un poco más tardía a las sociedades anteriores, aunque menos conocida, son los desarrollos en el valle del Indo. En comparación uno puede observar que el territorio ocupado por las sociedades urbanas es mucho más extenso que en los casos anteriores (en particular, en lo que concierne a sus territorios centrales: Egipto y Mesopotamia). Al mismo tiempo, hay gran claridad de un fuerte desarrollo urbano: Harappa y Mohenjo-Daro por ejemplo muestran señales de planificación, lo cual implica una fuerte capacidad de coordinación. El sistema de sellos y de registros es bastante complejo, pero no parecen existir registros de escritura más allá de lo administrativo (en otras palabras, no hay equivalentes a cartas, tratados, edictos etc.). Y si esta compleja sociedad efectivamente constituyó Estado, y por consiguiente instauró fuertes desigualdades sociales, es algo que se ha discutido. En cualquier caso, sea cual fuera su organización administrativa, ello no impidió su despliegue económico: esta área desarrolló un fuerte comercio con las sociedades mesopotámicas (y poseemos comunicaciones comerciales en las ciudades del sur de Mesopotamia al respecto)
La otra característica esencial es su desaparición. Como hemos dicho, la dinámica de expansión-repliegue es relativamente común en estas civilizaciones tempranas. Que la forma social civilización adquiriese estabilidad fue tarea de largo tiempo. Sin embargo, en los otros casos -más allá de crisis y repliegues- el hecho mismo de la civilización no desaparecía. En este caso, la crisis de la civilización del Indo implicó el abandono de toda la zona y la pérdida del hecho mismo de esta vida urbana y con escritura. Cuando esas características re-emerjan en India l harán en otras zonas y con olvido de lo ocurrido aquí. Esta discontinuidad de la mayor de las civilizaciones tempranas es un hecho relevante.
El club de los grandes poderes (circa 1500-1200 AC).
Uno de los procesos más comunes a lo largo de la historia, una vez que aparecen las formaciones civilizadas, es su expansión: Ya sea que los primitivos núcleos se expanden directamente, o que otras sociedades en contacto (ya sea como defensa o como imitación o cualquier otro proceso) procedan a transformarse en civilizaciones, el territorio que pasa a convertirse en campo civilizado aumenta. A los núcleos mesopotámico y egipcio se agrega la consolidación de la civilización en Siria-Palestina, a lo largo de Anatolia y en el Egeo y en Irán. Entre alrededor del 1500 y el 1200, la era del Bronce Tardío, emergen una serie de estados territoriales relativamente consolidados con relaciones establecidas entre ellos: Los grandes reyes se reconocen entre sí y se separan de los gobernantes menores (la zona de Siria-Palestina es usualmente uno de los focos de competencia, donde los gobernantes de estados menores buscan la protección de los grandes reyes).
En Egipto es el Reino Nuevo, es el período del Imperio Hitita en Anatolia, de los Casitas en Babilonia y del Reino Medio Asirio. Estos grandes estados están relativamente consolidados, y las luchas entre ellos no terminan con la aniquilación de un estado por otro, sino en cambios territoriales o de cambios en las zonas de influencia (así tal como en la Europa de la Modernidad temprana). Las guerras entre el Imperio Hitita y Egipto, por ejemplo, son sobre su influencia en Siria-Palestina. El estatus de gran rey es algo reconocido, que implica participar en unas relaciones de intercambio (de regalos, de esposas) establecido, con relaciones asimétricas reconocidas con los reyes de menor estatus. Lo cual implica, entonces, una cierta lucha por el reconocimiento de quienes adquieren poder algo más tardíamente, como es el caso de Asiria.
Una característica interesante del período es un cambio de tecnología militar: la aparición del carro tirado por caballos. Este cambio está asociado a su vez a una cultura más aristocrática. El poder depende de poder manejar una cantidad importante de estos carros, y por lo tanto el poder de quienes pueden equiparlos aumenta. En Mesopotamia, por ejemplo, podemos observar un cambio en las formas de propaganda y legitimación: Al período previo en que existe una preocupación por defender a la base campesina de las deudas, sucede un período en que existe, por el contrario, una fuerte preocupación para limitar y devolver a quienes huyen de la opresión estatal. A los edictos que promulgan la justicia en la tierra (que dan por nulas las deudas), suceden los tratados de devolución de fugitivos. La consolidación de los grandes poderes en términos de competencia entre pares ocurre al mismo tiempo de una fuerte diferenciación interna al interior de las formaciones políticas.
Al mismo tiempo, este período experimenta una de las primeras, si no la primera, revolución religiosa, la de Akhenatón (1.353-1.336 AC). El intento de instaurar a Atón como único Dios oficial en Egipto, en vez de los tradicionales, generó toda una serie de conflictos en la época. El cambio puede ser entendido como una variante de los continuos conflictos entre el faraón y el clero egipcio, mediante la instauración de un orden religioso que elimina la intermediación del clero. Sin embargo, es uno de los primeros momentos hacia una orientación religiosa que dominará buena parte de las sociedades en siglos siguientes.
Estamos ante sociedades altamente desiguales, con una burocracia importante en sus centros administrativos, que desarrollaron importantes capacidades de almacenamiento y distribución. En algún sentido, las sociedades posteriores no alcanzarán esos grados de burocratización por mucho tiempo: la burocrática sociedad micénica tiene mayores grados de administración que la Grecia clásica.
Todo este sistema experimentará una crisis muy fuerte alrededor del 1.200 A.C. La urbanización experimentará un fuerte repliegue, e incluso varias de las zonas centrales (que continuarán siendo sociedades letradas, estatales y urbanas, experimentarán una crisis). La crisis del fin de la Edad del Bronce -en la recuperación siguiente el metal de base será el hierro, que cambia las dinámicas sociales- sirve como cierre del período. En la época siguiente las bases sociales de la civilización (como ya hemos dicho: ciudad, escritura y Estado) se despliegan y se complejizan, y la civilización como tal se expande a nuevas zonas y adquiere cierta estabilidad de base: con todas las crisis y repliegues, y cambios fundamentales, aparecen ciertas continuidades.
Nos hemos dedicado a describir con algo más de detalle (siendo siempre muy sumarios) a los tres siglos de la edad tardía del bronce con un propósito muy definido: Para mostrar lo inadecuado que es tratar todos este tiempo simplemente como ‘lo mismo’. La tecnología básica (tanto social como material) es, ciertamente, la misma -tratarlas como sociedades complejas agrarias es válido, y también será válido de varias de las situaciones posteriores hasta cerca del 1700-1800 D.C. y observar toda esta historia como una simple repetición de ciclos dinásticos o de imperios: Aparte que en un momento el centro está en Ur y en otro en Babilonia, no hay tantas diferencias. Sin embargo, dentro de este carácter común, hay importantes variaciones en las formas en que se usan y operan esas tecnologías básicas. Del mismo modo que en la actualidad podemos decir que en todas partes hay una base tecnológica común (des-ruralización, combustibles fósiles, expansión universal de la forma Estado y así), pero no es lo mismo vivir en Detroit que en Estocolmo o en Kuala Lumpur. Para un campesino libre, o un artesano, por ejemplo, no era lo mismo vivir en momentos de mayor o menor centralización, o en momentos de alta desigualdad y concentración, o donde el sector no-administrativo era más o menos importante. El hecho mismo de la consolidación de un estado territorial implicaba relaciones diferentes con la población: en una ciudad-estado, aunque fuera basada en templos o en palacios, hay menor distancia (para bien y para mal) entre los habitantes de la ciudad y sus gobernantes, que en un estado territorial.
Las sociedades complejas del fin de la edad del bronce, estos tres siglos, cubren un período de alrededor de tres siglos -algo similar a, por ejemplo, la modernidad temprana en Europa (desde el inicio de la expansión europea ultramarina hasta la revolución industrial). Y también representa un período relativamente definido, con características distintas a lo que estuvo antes y a lo que vino después. El efecto de la distancia hace que todo nos parezca lo mismo, pero así no ocurre cuando se piensa desde el punto de vista de la experiencia.
Más en general, el período del cual hemos hablado cubre alrededor de 1.800 años (de cerca del 3.000 cuando se inicia el período dinástico, o sea la emergencia plena de la tríada Estado-escritura-ciudad hasta el 1.200, con la crisis del fin de la edad del bronce. Lo que hemos mencionado en tan pocas líneas, donde hemos reducido sociedades enteras a un sólo nombre, es muy extenso. Toda la historia de la China imperial (desde los Qin hasta los Qing) es sólo un poco más extensa (alrededor de 2.200 años). Toda la historia de Europa tras el fin de un imperio Romano que cubriera todo el mediterráneo (o sea entre los siglos VI y VII DC, desde Justiniano hasta las conquistas árabes) es sólo un poco menor.
Para insistir: Y todo ello que, particularmente en un resumen corto, puede parecer sólo una sucesión de lo mismo, implican cambios importantes. Las estructuras económicas de la III dinastía de Ur parecen ser más centralizadas y concentradas en el segmento administrativo que en otros períodos. Hay fenómenos económicos completos (como las colonias comerciales asirias en Anatolia) que ocurren al interior de este período, y podemos contrastar el peso diferencial de sectores económicos entre el sur mesopotamico (con una mayor base agrícola) que lo que ocurre en el norte, en Asiria. Y aunque la base de tecnología social es la misma, hay importantes desarrollos a lo largo del tiempo: La escritura adquiere a lo largo del tiempo mayor capacidad como medio de comunicación y se lo amplia a más usos: En algún momento se desarrolló la idea (y la práctica y el sostén social) de escribir y enviar cartas cubriendo espacios importantes, con todo lo que implica en términos de coordinación a distancia. Ello no fue ni evidente ni inmediato -hubo que crearlo y desarrollarlo.
Excurso. El inicio de la civilización en China.
Los desarrollos en China de una civilización urbana, el inicio de la escritura y el nacimiento de Estados son algo más tardíos que en el creciente fértil (al momento en que aparecen estos fenómenos en esta última área, en China estamos en el Neolítico, con la cultura Longshan), pero ocurren al interior del período que hemos indicado. El período Shang se desarrolla entre alrededor del 1.600 hasta el 1.046 AC, que corresponde a la primer momento donde tenemos observar la tríada de formaciones sociales de manera plena (Estado-cuidad-escritura). Nuevamente, también tenemos desarrollos previos importantes; y no hay que olvidar que el territorio cubierto por los Shang no es el único donde se encuentran desarrollos paralelos.
Es un desarrollo, al parecer, más bien independiente de los anteriores -que entraron con cierta prontitud en interacción y que siendo relativamente contiguos se pueden observar impactos y relaciones. Por lo tanto, sus movimientos y desarrollos no siguen la estructura dada anteriormente: No se pueden integrar en la descripción que hemos hecho del período del bronce tardío. En general, poseemos menos información -hay inscripciones contemporáneas, pero los relatos continuos y los textos más desarrollados que tenemos son más bien posteriores.
Lo anterior tiene dos consecuencias: Que para la discusión en los capítulos posteriores, sobre las dinámicas de emergencia de la ciudad, la escritura y el Estado, los desarrollos en China son un caso bastante relevante en términos comparativos. Lo segundo es que la incorporación plena de la situación China en la narración sería más bien tarea del siguiente período: Cuando al expandirse la civilización en China, y con la expansión de la civilización en general, el conjunto de las tierras civilizadas de Eurasia (y África al norte del Sahara) entre en contacto y en interacción -el qué podrá ser indirecto y tenue, pero existente. Ese hecho -la expansión de las tierras bajo civilización hasta cubrir el terreno desde las Islas Británicas al archipiélago Japonés representa uno de los desarrollos básicos del periodo posterior. Para poder analizar dichas dinámicas, será necesario -en todo caso- proceder a describir primero los elementos que hemos mencionado como constitutivos de la civilización. Procedamos, pues, a ello.
NOTA. Como ya lo dijimos en la entrada anterior: Aquí van las primeras ideas que corresponden a este capítulo de la obra, simplemente para obligarme a iniciarla. Siendo una primera redacción, obviamente las ausencias y problemas son gigantes. Esperemos que la vergüenza de la presentación sea aliciente para la mejora. En cualquier caso, hay que dar los primeros pasos para poder hacer cualquier cosa. Sean estos los primeros pasos de la megalomaníaca idea de la Historia de las Tecnologías Sociales.