Entre las innumerables características del debate público en Chile está la creciente relevancia que ha adquirido el tema de desigualdad. Reducido a lo básico, se habla mucho más de ella que en décadas anteriores. Ahora bien, la desigualdad puede tratarse sólo objetivamente (i.e midiendo cuanta hay, y para eso hay múltiples formas de hacerlo); pero también podemos preocuparnos de ella de forma subjetiva. En otras palabras, qué es lo que se percibe y cuál es la legitimidad de dicha desigualdad entre los ciudadanos de nuestro país.
En relación con ello, usando diferentes datos, creo que se puede sintetizar lo que la población piensa al respecto en las siguientes tres tesis. Que obviamente no recogen toda la heterogeneidad y complejidad de las percepciones de la población, pero bueno tampoco estimo que estén tan descaminadas como descripción general.
1. La desigualdad económica no es vista como ilegítima per se, y comparativamente, los chilenos tienen mayor legitimidad de ella.
La tesis de doctorado de Juan Carlos Castillo, The legitimacy of economic inequality (defendida el 2010 en la Universidad de Humboldt en Berlín) usando los datos del International Social Justice Project del 2006 muestra que los chilenos, por ejemplo, perciben como justa que un gerente gane 11,3 veces lo que gana un trabajador no manual, lo que es bastante mayor a lo que ocurre en otros países de ese proyecto. En otras palabras, la desigualdad económica en sí misma no es injusta, y los niveles que se consideran adecuados son bastante altos comparados con otros países.
Los datos de la Encuesta de Desarrollo Humano realizada para el Informe del 2015 muestran además que para los chilenos, la desigualdad es algo natural y que será siempre parte de la sociedad, y esto en particular entre los grupos de menores ingresos: Un 55% de la población estima que “las desigualdades sociales siempre han existido y seguirán existiendo” y esto sube a un 67% en el grupo E (y baja a un 46% en el ABC1).
En la legitimidad de la desigualdad también tiene relevancia el fuerte discurso meritocrático que se ha instalado en la sociedad. A los chilenos les parece legítimo que quienes tengan más mérito reciban más beneficios de la sociedad. En lo que concierne al hecho mismo que unos tenga más (e incluso mucho más) que otros, la población no parece tener problemas con ello.
2. Que incluso dado lo anterior, estiman que la desigualdad económica existente es superior cuantitativa y cualitativamente a lo que encuentran legítimo.
Ahora bien, a pesar del hecho que la desigualdad económica en sí misma no es evaluada negativamente, se encuentra una crítica al nivel de desigualdad existente. El mismo estudio de Castillo antes citado nos plantea (p 167) que la desigualdad que ellos perciben, que es mucho más alta que la que ellos perciben como justa.
Pero además hay otros datos. La Encuesta CEP de Julio-Agosto 2013 mostraba que los chilenos prefieren estructuras de ingreso simétricas (45%) o top-heavy (34%). Pero lo que ellos perciben como realmente existente son muy distintas, top-bottom (38%) o una bimodal, donde hay muchos pobres, una escasa clase media y un grupo algo mayor de personas de altos ingresos (28%). En otras palabras, los tipos de desigualdad en que un 66% de la población cree vivir son preferidos por un 5%; mientras que el tipo de desigualdad que un 89% de la población preferiría sólo un 19% cree que corresponde a la situación real.
La crítica a la desigualdad también dice relación con aspectos cualitativos: Porque sí la desigualdad aceptada es la que correspondería a una meritocracia, se sigue que cuando esa desigualdad no es producida de esa forma pasa a ser criticada.
Ahora bien, por una parte los chilenos valoran y creen en la existencia de la meritocracia. Combinando las respuestas a dos preguntas de la Encuesta de Desarrollo Humano (“si alguien se esfuerza lo suficiente, puede ascender en la escala social” y “si la gente trabajo duro, consigue casi siempre lo que quiere”) se creó, durante la elaboración del Informe, una escala de creencia en la meritocracia . Con puntajes de 0 a 1, se obtiene un promedio de 0,7 que es bastante importante y un 44% teniendo puntajes superiores a 0,8.
Pero, al mismo tiempo, las creencias meritocráticas están detrás de las críticas a la desigualdad. Por ejemplo, la escala de creencia en la meritocracia está asociada (levemente) a la valoración de la igualdad (r= 0,14), cómo se gráfica en la siguiente cita de los grupos de discusión del Informe
A mí me encantaría que esto fuera con la meritocracia, que uno bueno se saque la mugre cinco años estudiando y que no pague ni uno, que si sale de la Universidad no pague ni uno, que si abandona la Universidad lo pague todo, me encantaría que fuera así, porque cada uno se estaría sacando la mugre y saldría adelante como quisiera cachai (Joven NSE Medio)
A pesar que la meritocracia existe, y que el esfuerzo personal importa, de todas formas está la percepción que la desigualdad existente, al parecer, no está basada en una meritocracia, sino más bien se sustenta en el abuso. Y luego, entonces, la creencia en la idea del mérito no disminuye el malestar que produce la desigualdad en Chile.
3. Que, en realidad, la principal desigualdad dice relación con temas de trato, respeto y dignidad.
Uno de los datos que se menciona en el Informe de Desarrollo Humano 2015 dice relación sobre cuáles son las desigualdades que más molestan. Los datos muestran que la principal es “Que a algunas
personas se les trate con mucho más respeto y dignidad que a otras” (8,1 en una escala de molestia de 1 a 10). De hecho, la desigualdad económica aparece con menos importancia (6,9 -que si bien no es menor- opera a un nivel distinto).
Esto ha sido mencionado en otros tipos de estudios publicados recientemente. El informe menciona un estudio de Mac-Clure y Barozet (Judgments about Inequality and Economic Elite among the Middle
Classes”, presentado en el XVIII World Congress of Sociology en Yokohama, 2014) la percepción de que la justicia siempre favorece a los poderosos que aparece en la Auditoría a la Democracia realizada por el PNUD (2014) o los datos del Barómetro CERC sobre percepciones de desigualdad ante la ley
Es en relación a esas diferencias que aparece el tema de la desigualdad económica, como se muestra en la siguiente cita (que aparece en el Informe de Desarrollo Humano por lo ilustrativa que es)
Los ricos no van a la cárcel. (NSE bajo)
Por así decirlo, son las consecuencias de la desigualdad económica más que la pura desigualdad económica lo que produce crítica en la población. Lo que, de hecho, es similar a un argumento que Walzer planteaba sobre la injusticia: que los beneficios ganados en un área de la vida fueran aplicados a otra muy diferente. El caso de la justicia es paradigmático porque en ella es donde se supone que debiera primar la idea de igualdad (igualdad de derechos) pero así no sucede.
Las anteriores afirmaciones permiten comprender, en parte, lo que la población piensa sobre estos temas. Y nos muestran que, con toda la simplificación que ellas presentan, que no se puede reducir las percepciones de los ciudadanos a un simple asunto de aceptación o crítica.