Es un tema de estructura productiva. La evolución de los oficios en Chile 2000-2011

Usando la Casen, a veces resulta útil recordarlo, se puede analizar la evolución de diversos asuntos en nuestra sociedad. En particular, y es lo que haremos en esta entrada, observar cómo ha evolucionado la estructura laboral de Chile. ¿Qué porcentajes de vendedores? ¿De técnicos? ¿De personal no calificado? Los resultados son muy instructivos para determinar, si se quiere, el ‘nivel de desarrollo’ de Chile.

Tipo Oficio 2000 2003 2006 2009 2011
Gerentes, Ejecutivos 6,7 6,3 4,5 2,7 5,1
Profesionales 9,8 9,5 8,6 10,8 11,5
Técnicos (nivel medio) 8,0 8,3 7,8 9,7 7,6
Empleados Oficina 9,2 9,1 8,7 7,7 8,0
Vendedores 14,2 13,7 15,4 17,6 15,7
Trabajadores agricolas 6,1 6,5 5,4 4,0 4,9
Oficiales, operarios y artesanos 14,6 15,6 16,1 14,0 13,9
Operadores y Montadores de Maquinaria 9,3 9,3 9,6 9,2 8,9
Trabajadores no calificados 21,6 21,0 23,2 23,7 24,7
Total 100 100 100 100 100

Lo que quizás es más notorio es que la categoría más común durante todo el período, y de hecho ha incluso aumentado, es la de trabajadores no calificados: No ha bajado del 20% y el 2011 incluso llega a un 25%. En otras palabras, uno de cada cuatro o cinco empleos es de baja calificación. La idea de un país que se acerca al desarrollo, tan querida en ciertos círculos, no parece muy compatible con esa estructura de trabajos.

Por otro lado, los empleos de alta calificación (si incluimos en ellos las tres primeras columnas) ha oscilado en torno al 24% en toda la serie desde el 2000 hasta el 2011. Lo cual nos dice que de hecho no hay mayor movimiento, aunque hay un ligero y sostenido aumento de la categoría de empleos profesionales. O sea, por cada empleo de alta calificación hay un empleo de ninguna calificación. Mas aún, ello se logra sólo considerando como alta calificación los empleos técnicos (que se podría defender son de mediana calificación), y habría que recordar que bajo gerentes y ejecutivos se incluyen los dueños de negocio, que en Chile incluyen muchos dueños de pequeñas empresas (los que también se podría defender son del mismo tenor). En todo caso, dado que en la actualidad cerca del 40% de los jóvenes en la edad correspondiente tienen estudios de educación superior, ¿da cabida esa estructura de empleos a esa estructura de niveles de educación?

Dentro de la variopinta gama de empleos de calificación media -o sea todos aquellos que requiere algún nivel de capacitación aunque no necesariamente títulos formales- se puede observar que siempre han estado cerca del 50%. Hay ciertas variaciones internas (disminuyen algo los empleados de oficina, aumentan los vendedores etc.), pero la impresión sigue siendo más bien la de estabilidad.

En general, entonces, los datos nos muestran algo muy claro: La estructura laboral en Chile tiene un alto peso de empleos de baja calificación. Lo que implica ello en términos, por ejemplo, de productividad y de potencial de crecimiento, finalmente para el por algunos soñado salto al desarrollo, debiera ser relativamente claro.

NOTA. Dentro de las categorías laborales, ¿donde se concentra el empleo de menor calificación? Obviamente en empleadores es bajo y en trabajo doméstico extremadamente alto. Pero comparando las otras categorías, donde la relación no es tan clara, aparece un orden claro: Usando cifras del 2011 aparece que en asalariados públicos son un 15,5%, en trabajadores por cuenta propia un 16,7% y en asalariados privados un 24,3% son trabajadores de empleos sin calificación. El resultado es lo bastante decidor para que sea necesario comentarlo

Ha muerto Humberto Giannini

El día de ayer, 25 de Noviembre de 2014, murió Humberto Giannini. A propósito de ello no estará de más hacer algunas reflexiones sobre su obra. O al menos de uno de los textos que he encuentro más interesantes (y no sólo más interesantes entre la obra de Giannini, sino más interesantes como tal). La ‘reflexión’ cotidiana (en la edición de Universitaria que tengo), cuya primera edición es de 1987.

Lo primero es que lo de reflexión tiene en ese texto algo de literal: la vida cotidiana es reflexión porque vuelve habitualmente sobre sí: Es un viaje de ida y vuelta, y se vuelve al domicilio. Una vuelta que Giannini enfatiza es una vuelta a uno mismo, el domicilio que habitamos es un estado del alma (como nos cita de Bachelard en la página 32). Un domicilio que se distingue del mundo (donde se realizan acciones, ‘trámites’) y que permite reencontrarse a uno mismo.

Finalmente, habíamos señalado que el domicilio es un símbolo de un regressus ad uterum, a una mismidad protegida del trámite y de la feria. El mundo, con sus postergaciones, con su despiadada competencia, ‘está allá’. Aquí, en el domicilio parece ocurrir una suerte de reencuentro con uno mismo (página 59).

La idea del regreso al domicilio como un regreso a uno mismo (de uno que ha estado durante el día volcado hacia afuera) de hecho la usé en algún estudio empírico. De hecho, para un estudio sobre televisión, lo cual no deja de ser un uso algo bastardo, pero en defensa habrá que decir que bastardizado y todo muestra lo iluminador que puede resultar. Porque efectivamente podía permitir entender varias conductas de las personas entender que al volver a sus domicilios lo que hacen es reencontrarse con ellas mismas, y que dado que esto se produce luego de estar volcadas hacia afuera (en cierto sentido, ‘desarmándose’) se requiere de un trabajo subjetivo importante el poder reencontrarse (que en cierto sentido es un reconstruirse a sí que realizan las personas todos los días).

Lo segundo relevante es mencionar que una categoría esencial para entender la cotidianidad en Giannini es la idea del desvío, de la transgresión, la de salirse de esa ruta establecida. Y que esa transgresión es también parte de la cotidianidad (por ejemplo, ver la página 46). La calle es, en parte, la posibilidad permanente del desvío, que te encuentres frente a situaciones. También lo es la conversación (página 88-89). La conversación, algo que se realiza por el puro placer que ella produce, ¿qué es? O para expresarlo mejor, ¿cuál es el principio de la conversación que produce ese placer?

Conversar es acoger. Un modo de la hospitalidad humana. Y para lo cual deben crearse las condiciones ‘domiciliarias’ tanto de un ‘tiempo libre’ (disponible)  como de un espacio ‘aquietado y al margen del trajín’ (página 90-91)

Estas posibilidades de desvío, y lo que muestran en él (acoger, estar disponible) son centrales, porque -finalmente- Giannini nos mostrará que la libertad se juega en ello. El tiempo jugado solamente a la preocupación cotidiana (en el trámite ferial) es, finalmente, un tiempo degradado: ‘Incapacidad de acoger; conciencia inhóspita’ (página 191). Pero la acogida sin condiciones al Otro (página 192) es la virtud básica de lo humano y lo que permite que la cotidianidad pueda desplegarse en plenitud.

Y esto, en parte, porque -como dijimos- al final tiene que ver con la libertad del propio ser.

La libertad, en el sentido de ‘disponibilidad de Sí’, más que con el que hacer tiene que ver con un dejar ser; con este hecho profundamente negativo: el de ser un despeje de Sí mismo, de sus quehaceres, de sus ocupaciones. Liberación del arrastre de una identidad exclusivamente domiciliaria; cotidiana disponibilidad, en fin, para que aquello que Pasa y nos llama desde su ser cualitativo, sin promesas de recompensa’ (página 159).

Estar disponible a lo que está fuera de uno, es entonces la marca de la libertad cotidiana. Vivir la vida cotidiana como cierre, que no deja de ser la experiencia común, es una forma de empobrecer y empequeñecer el mundo.

Un mundo que, por cierto, es más pequeño y más pobre ahora que Humberto Giannini no está con nosotros.

¿Que debiera leer un sociólogo chileno de Sociología chilena?

¿Nos leemos los sociólogos chilenos a nosotros mismos? ¿Construimos de alguna forma tradición? Al fin y al cabo, ya hay varias décadas de producción (y varias generaciones de sociólogos). Pero, ¿se lee lo que escribieron las generaciones anteriores? Al fin y al cabo, en relación a la sociología en general sí lo hacemos -y promoción tras promoción de sociólogos lee los textos de los que llamamos padres fundadores. En eso bien podemos reconocernos. Pero ¿hay algo de reconocimiento de la producción nacional?

Pensemos en la formación de sociólogos: ¿Cuanto de producción nacional o latinoamericana es parte de nuestros programas de pregrado? En particular, ¿aparte de los cursos dedicados específicamente al pensamiento de América Latina cuanto aparecen? ¿Cuanto se lee y se pone en bibliografías obligatorias en cursos de Introducción a la Sociología? ¿O en cursos de teoría? Y así.

Pensando en que hay diversos textos que, independiente de sí uno está de acuerdo con ellos, representan aportes al pensamiento social que han sido producidos por estos lares, a continuación una breve respuesta a la pregunta que inicia la entrada.

morande1. Cultura y Modernización en América Latina. Pedro Morandé. 1984.

Uno podrá decir muchas cosas acerca de las tesis de Morandé y su modernidad barroca y sobre la identidad católica. Lo que sí es claro es que representa una propuesta teórica bien argumentada y desarrollada, y que alguna tradición desarrolló al interior de la disciplina (Politización y Monetarización en América Latina de Cousiño y Valenzuela que es de 1994) Lo cual nos lleva entonces al punto, ¿y por qué no se enseña, digamos, en los cursos de teoría a la par que, digamos, Touraine? (espero que así suceda al menos en los cursos de la PUC) ¿Que no es general y no habla para todo el mundo? Bueno, la mitad de las teorías que se pasan en cursos de teoría no pasan de ser provincianismos europeos al fin y al cabo, no veo entonces el problema.


Lechner_842. La Conflictiva y nunca Acabada Construcción del Orden Deseado. Norbert Lechner. 1984.

Alguna entrada sobre el texto hicimos con anterioridad en este blog, así que no desarrollaré mayormente mis impresiones, pero claramente tenemos otro texto de índole teórica que representa un aporte conceptual relevante (y completo se lo puede encontrar aquí). Y en este caso, al mismo tiempo anclado en las preocupaciones del tiempo y del lugar y desarrollando argumentos generales (por ejemplo, lo asociado a la minoría consistente o las reflexiones sobre la relación entre información y política). Un texto que, digamos, bien se constituye en uno de los ‘clásicos’ de nuestro propio desarrollo disciplinar.

 

informe3. El Informe sobre la Decencia. Javier Martínez y Margarita Palacios. 1996.

Los anteriores eran argumentos teóricos, el Informe sobre la Decencia es, creo, una de las mejores investigaciones que se han hecho en Chile (y está disponible completo aquí). Si alguien quisiera mostrar como se hace investigación cualitativa bien podría usar ese texto como modelo. Más aún, varios de sus resultados (acerca de la diferencia en la cultura popular que produce la idea de decencia, acerca de la real posición que ocupa la religión en la moralidad popular etc.) son todavía pertinentes a la realidad nacional. Y en los casos en que, probablemente, las características culturales que aparecen en ese texto ya no representen la realidad presente (por ejemplo, probablemente en lo que dice relación con los contenidos específicos que constituyen la categoría de decencia) el estudio es relevante para, precisamente, poder detectar esas diferencias. Pero en última instancia, sigue siendo un modelo de investigación, algo que uno puede mostrar y decir ‘he ahí una investigación bien hecha, ruega a los dioses que hagas una de esa calidad’.

 

Supongo que hay otros textos posibles. En particular, pienso en el artículo de Florencia Torche “Unequal but Fluid” publicado en el American Sociological Review el 2005 es también brillante (link aquí), pero quizás demasiado específico como tema -y más de alguien podría decir que publicándose en el ASR y siendo la adscripción organizacional de Torche CUNY y Columbia no valdría como sociología chilena.  En cualquier caso, si se puede plantear que estos textos bien pueden considerarse como parte de los clásicos locales de nuestra disciplina.

Comparando Encuestas. CEP (Julio 2014) y UDP (Sept-Oct 2014) en Educación.

Una de las consecuencias positivas de que existan varias encuestas es la posibilidad de comparar sus resultados. Y como el tema de educación se ha tomado buena parte de la agenda pública en los últimos meses, algo de utilidad tendrá el ejercicio de comparar resultados en torno a esas preguntas.

Hace algunos meses atrás el CEP publicó resultados de preguntas de educación que fueron bastante discutidos por sesgados, y que también tratamos en este blog (link aquí y aquí). Recientemente el ICSO de la UDP publicó su encuesta regular de opinión pública, que también trataba el tema. Ahora bien, los resultados de la CEP daban la impresión de un fuerte rechazo a las reformas de educación, mientras que lo que mostraría la encuesta de UDP sería, en principio, lo contrario a ello. ¿Son las impresiones de disparidad ciertas? De serlo, ¿que nos indican sobre las encuestas y sobre lo que se puede interpretar de ellas?

Partamos con los datos generales de cada encuesta (resumidos en la siguiente tabla). En el caso de la CEP se ha mezclado elementos de la pregunta y de la respuesta para poder resumir la información -dado que en ella ambos elementos son significativos. La encuesta UDP, en general, tiene formas simples de respuesta (acuerdo o desacuerdo) con lo que la simple presentación de la pregunta es suficiente.

Ítem Porcentaje
Aprobación a que los padres puedan complementar el subsidio educacional que otorga el Estado a través de un copago (pagando matricula y/o colegiatura) para mejorar la educación de sus hijos? (CEP Julio) 52
Aprobación los colegios particulares subvencionados, además de entregar educación, generen ganancias a sus dueños siempre y cuando tengan un buen nivel y los padres estén informados (CEP Julio) 49
Aprobación que los colegios religiosos tengan un proceso de admisión que verifique si las familias están comprometidas con el proyecto educativo y los valores del colegio (CEP Julio) 37
Aprobación que los liceos de excelencia del país, como el Instituto Nacional, seleccionen a sus alumnos a través de pruebas de admisión (CEP Julio) 54
Aprobación que la Educación sea entregada por el Estado solamente, para que todos reciban la misma educación (CEP Julio) 41
Importancia terminar con el lucro en educación escolar, escala 1-7 (UDP Septiembre-Octubre) 5,94
Importancia terminar con el copago en educación escolar, escala 1-7 (UDP Septiembre-Octubre) 5,63
Importancia terminar con la selección de estudiantes en educación media, escala 1-7 (UDP Septiembre-Octubre) 5,55
Los colegios particular-subvencionados debieran pasar a ser del Estado (UDP Septiembre-Octubre) 57
No debiera haber colegios particulares pagados, sino que sólo colegios públicos (UDP Septiembre-Octubre) 49
Todas las universidades privadas debieran pasar a ser del Estado (UDP Septiembre-Octubre) 60

Lo primero es que en realidad no hay demasiada diferencia. Las preguntas donde se manifestaba opinión anti-reforma en la CEP no son las que hace el UDP. La pregunta de importancia de la UDP no es una pregunta de adhesión finalmente (‘es muy importante y es muy mala’ no es una respuesta contradictoria). Lo único que ambas preguntan es sobre el tema del rol del Estado y aunque hay diferencias, ambas básicamente dicen lo mismo: Un porcentaje muy alto de la población plantea que el Estado debiera hacerse cargo de toda la educación. Una cifra muy alta para un país que tiene provisión mixta de hace más de un siglo y donde ese tema, de hecho, no está entre lo que las reformas proponen.

¿Qué es lo que pasa?

Por un lado es posible insistir en el tema del sesgo. La comparación entre las preguntas UDP (que son más sencillas) y las CEP (que son más complejas, integran más de una consideración) es, en general, favorable a la UDP. Por lo menos son más simples de interpretar. Sin embargo, como ya hicimos mención en su oportunidad, lo del sesgo no es un tema tan central -el dato de todas formas es usable si se lo interpreta adecuadamente.

Lo que nos gustaría insistir es más bien otra cosa. Una persona tiene sobre un determinado tema múltiples consideraciones (piensa varias cosas). Cuando ellas están alineadas y se refuerzan el efecto de una pregunta es más débil en general (i.e si uno es consistentemente anti-X, no importa como se haga la pregunta uno responderá anti-X). Pero sí estas consideraciones no están tan alineadas, y hay algunas que impelen a pensar de determinada forma y otras que impelen a pensar de otra forma, entonces sí se producen efectos de preguntas (i.e si la pregunta me hace pensar en A, entonces respondo pro-X; si la pregunta me hace pensar en B, entonces respondo anti-X). Ahora bien, no hay pregunta que pueda evitar hacer pensar en alguna consideración y no hay pregunta que pueda hacer pensar en todas las consideraciones (Todo esto resumiendo algunas ideas que están en Tourangeau et al, The Psychology of Survey Response, que es un libro algo viejo -es del 2000- pero creo todavía es interesante y útil).

Pensemos, entonces, en nuestro caso. Podemos decir lo siguiente: Hablar que el Estado se haga cargo de colegios puede hacer pensar en las personas (es una hipótesis pero creo razonable explorarla) en la vieja educación fiscal, que tengo la impresión es relativamente bien vista. Luego, si se me hace pensar en ello, tenderé a estar de acuerdo con cambios ‘estatalizantes’. Hablar sobre copago para mejorar me hace pensar en las razones por las cuales pago ese copago (o me gustaría hacerlo si pudiera) y por lo tanto me hace pensar en oponerse a esos cambios. Lo importante es enfatizar que, si estamos en lo correcto, estas diferencias no son formas de falsear la realidad, corresponden a lo que ocurre en la realidad.

Reflejarían que en relación a la Educación, los chilenos y chilenas tienen múltiples ideas, que todavía no terminan de cristalizar. En otras palabras, que están pensando en ello. Esto puede ser un problema para quienes nos dedicamos a investigar y encuestar dicha opinión, pero no deja de ser algo positivo en términos de deliberación pública.

Lucro, Educación y Datos

Ayer en La Tercera apareció un interesante contrapunto de posiciones sobre el tema del lucro en Educación. Por un lado Sylvia Eyzaguirre defendió el lucro diciendo que éste no afecta la calidad en educación (basándose, entre otras cosas en estudios de Elacqua). Por otro lado, el mismo Elacqua criticó el lucro en educación mostrando que estos establecimientos no producen mayor calidad. No deja de mostrar con claridad el debate real el hecho que el mismo dato -el hecho que un colegio tenga fines de lucro no tiene relación alguna con la calidad de la educación que imparte- se interprete en términos de consecuencias para política pública de modos tan distintos. Claramente se parte de creencias básicas previas (si no afectan, ¿por qué no?; si no afectan, ¿por qué sí?), y nos muestra que este es finalmente un debate ideológico. Lo cual no es una crítica, cuando los debates sobre asuntos políticos se llevan al fondo, siempre muestran ser debates ideológicos.

Lo que, en todo caso, es una forma deshonesta de debatir es la de mostrarse incólume a la evidencia. Años ha, al defender el lucro efectivamente se decía (y entre quienes no conocen la evidencia todavía se dice) que estos colegios promovían mejor educación. Pero eso era antes de la evidencia. Luego de la evidencia, que muestra que ello es falso, se nos dice ahora que como no afectan no hay problema en su existencia. O sea, no importa lo que pase en el mundo mantengo mi posición, y si hay que dar vuelta los argumentos que así sea. Por cierto que esto es común, pero no debiera titulase las columnas con ‘un respaldo en la evidencia’.

Ahora, de lo anterior surge otra pregunta: ¿Qué compran los apoderados cuando compran colegios con lucro? Es claro que no están comprando calidad. Ahora bien, uno puede interpretar entonces que los apoderado creen que lo están hacieno y, luego, que están equivocado. Yo prefiero otra interpretación: Que los apoderados no compran calidad, compran segregación.

De alguna forma, el nivel de gasto educacional de muchas familias puede observarse como una inversión en posición social (en alejarse de los peligroso, en reunirse con los similares que no representan peligro). Y si ello es así, entonces es, quizás, uno de los mejores indicadores de clasismo en nuestra sociedad.

 

 

Cultivar nuestro Jardín. La reacción de los Chilenos al ‘Modelo’

En estricto rigor, la tesis que se desarrolla en esta entrada tiene, creo, cierto carácter histórico: el diagnóstico sobre las visiones existentes en Chile sobre el modelo económico creo que se aplican mejor  hasta la primera década de este siglo. Además es necesario plantear que el tipo de evidencia que está detrás de ella es más bien de reflexión sobre varios estudios (cualitativos y cuantitativos), y corresponden más bien a hipótesis de trabajo -para usar ese eufemismo- que a ideas manifiestamente bien pensadas y fundamentadas. Dichas estas precauciones procedamos a la idea central.

Si uno examina lo que ha sido el debate sobre la sociedad chilena en los últimos años, en particular sobre la profundidad de las críticas al ‘modelo’, ‘sistema’ observaremos que resulta relativamente común la impresión que se había dado una transformación cultural en Chile que implicaba que éste había sido aceptado o se estaba en camino de aceptarlo. Y entonces algunos plantearán que esa aceptación se encuentra ahora en tela de juicio o que, por el contrario, no está en tela de juicio, y que el modelo sigue siendo aceptado. La intención de esta entrada es más bien discutir esa posición, y ubicarse más bien de parte de quienes han dudado de la aceptación del homo neoliberal (por ejemplo Araujo y Martuccelli) en la sociedad chilena.

Estimo que detrás de la idea de la aceptación del modelo aparecen varias confusiones que cabe diferenciar. O al menos se puede plantear como hipótesis que se confunden con aceptación cosas que empíricamente resultan (o al menos resultaban) distintas, y que nos permiten dudar de esa presunta aceptación de la lógica cultural del así llamado modelo económico.

La primera son reduccionismos en torno a cómo se leen las reacciones y posiciones de las personas. Así, si las personas valoran la competencia, o aceptan ciertos niveles de desigualdad, entonces se sigue que aceptan en general el modelo chileno (identificado así, simplificadamente, a éste con el capitalismo o el Mercado a secas) o incluso se plantea que oponerse al modelo es oponerse al capitalismo (o a la iniciativa privada o al consumo etc.). Para entender la realidad de las opiniones de los chilenos hay que salir de observaciones monolíticas. Hay diversos datos que muestran aceptación de algunos elementos de una postura pro-mercado, que enfatizan el esfuerzo individual, pero esto no obsta para que tengan una fuerte demanda por una mayor participación -desde formas de regulación a propiedad- del Estado en la vida social. Y esto sin contar que, de hecho, algunos aspectos de aceptación de las ideas del modelo pueden traducirse en una crítica y molestia incluso más acerba del modelo en su aplicación real -que no está a la altura de su promesa: Que precisamente porque la competencia es algo positivo es que el modelo chileno real es criticable porque no es competitivo (lo mismo con la idea del mérito).

Una segunda confusión es en torno a la naturaleza de la ‘aceptación’. En otras palabras, es relevante no confundir naturalización del modelo (i.e ‘así es el mundo’) con una aceptación de la situación (i.e ‘que bueno es que así sea el mundo’). Es claro que procesos de naturalización del modelo han ocurrido en la sociedad chilena, como ha sido un argumento ya tradicional del PNUD en varios Informes de Desarrollo Humano, y que en diversos espacios se difundió la idea que no había otra forma posible de hacer las cosas, o que era la única forma que funcionaba (toda alternativa termina necesariamente en un desastre aún mayor). De ahí a concluir que eso es además positivo hay un paso, y esto fue algo que al parecer una parte no menor de la población se resistió a dar.

Una tercera confusión dice relación con la confusión entre resignación con aceptación. Dado que no hay alternativa a la realidad actual, entonces no queda más que realizar conductas adaptativas. ‘Es lo que hay’ para usar una expresión común en nuestra sociedad. Pero de lo anterior no se sigue que esos comportamientos ni esas elecciones sean ‘buenas’ elecciones desde el punto de vista de quienes lo realizan. Pero dado que entre medio hay que vivir, se toman las decisiones más prácticas al interior de ese estado de cosas, pero ellas son vividas no como buenas decisiones sino de forma crítica. Así sucede en muchos casos con decisiones sobre educación de los hijos (quienes quieren educación pública, gratuita y de calidad pero que envían a sus hijos a colegios privados de alto costo; quienes critican el consumismo pero se integran en esas acciones). Ello puede ser leído como simple hipocresía, pero detrás de ello hay una adaptación a una realidad que se evalúa negativa pero que se juzga difícil de cambiar–y ello tiene una significación bien distinta..

Si la lectura de esta entrada es correcta, entonces podemos concluir que frente al modelo los Chilenos nunca fueron unos panglossianos, que creían que vivían en el mejor de los mundos posibles. Lo que sí se puede plantear es que, al igual que el protagonista de Cándido de Voltaire, frente a los problemas del mundo, concluyeron que lo mejor era retirarse a cultivar su jardín. Pero ese retiro, que no cambiaba  activamente el mundo, nunca fue una aceptación de éste.

Modos de Colonización. Algunas Notas Preliminares.

La entrada no es sobre todas las formas posibles de colonización, sino simplemente comparar en líneas muy generales los modos usados por los Europeos en la modernidad temprana (en particular en América, pero no en exclusiva)

Una forma (modo 1) es el de ‘expulsemos a los habitantes y nos hacemos con el terreno’, la así llamada colonia de poblamiento. En última instancia, usada por los Ingleses en territorios de clima templado (o sea, relativamente cercanos a Inglaterra), con habitantes originales relativamente débiles y definitivamente sin Estados organizados. En América, los franceses ocuparon ello en Quebec.

Otra alternativa (modo 2) es el de ‘subyuguemos a los habitantes y nos convertimos en señores del territorio’, que es el caso normal de los españoles. Aunque esa era su modo estándar, en particular fue más intenso en aquellas regiones en que existían poblaciones organizadas en Estados y con niveles altos de población. Lo último tiene su importancia porque el modo español exige que las poblaciones indígenas sigan existiendo: la idea es explotarlos, no eliminarlos. Luego, tomando en cuenta la debacle poblacional de los pueblos indígenas tras 1492, sólo podía funcionar en poblaciones que incluso después de una fuerte disminución eran relativamente numerosas para sostener a una clase dominante de españoles.

Finalmente tenemos la modalidad (modo 3) de ‘explotemos a los habitantes a través de comercio’ que aunque no fue el único método usado por ellos, era relativamente común entre portugueses y holandeses. Ya sea porque los territorios resultaban imposibles de conquistar por la relativa fuerza de los habitantes (la situación típica en la India en el siglo XVI-XVII para todos) o por la orientación comercial en general de la economía colonizadora (por ejemplo los holandeses en América del Norte) o por las características del territorio (Bahía del Hudson o como los franceses operaron en el Mississippi si no me equivoco), se estimaba que la forma más lucrativa de relacionarse con esos territorios era a través del comercio.

Uno de los temas relevantes es que sólo los dos primeros resultaron, al menos en América, duraderos. Y eso se debe, en parte, a las dinámicas poblacionales. La colonia de poblamiento genera mayor población que la colonia de subyugación, y ambas claramente mayores poblaciones que la comercial. Lo cual implica, por ejemplo, que las colonias comerciales fueron más fácilmente tomadas por otros poderes (Nueva Holanda a manos de los ingleses en 1665 por ejemplo) mientras que eso no sucede en los dos primeros casos. Pensemos que, de hecho, la única colonia de poblamiento conquistada subsecuentemente fue Quebec, y todavía ella cuenta con una cultura francófona a más de 2 siglos de su conquista por el Reino Unido.

Veamos algunos datos y estimaciones de población. En la década de 1660-1670 la población en Nueva Inglaterra paso de 32.600 a 52.200 (Heines y Steckel 2000: 150), mientras que la población de Nueva Holanda para 1665, su conquista, se calcula en alrededor de 7.000-8.000 (Jacobs 2005: 95, y esa estimación es relativamente alta, existiendo varias que la calculan en alrededor de la mitad). En el caso de las colonias españolas, podemos usar el ejemplo chileno que es una de las menos pobladas. A su vez, los datos para el territorio de Santiago (que podemos usar como equivalente a Nueva Inglaterra o Nueva Holanda) nos indican que para 1644 entre Choapa y el Maule alrededor de 3.000 vecinos, o sea, españoles (De Ramón 2007: 79), pero a eso hay que sumar la población indígena y población negra. Al parecer, todo Chile tendría cerca 22.500 indios encomendados  y 2.000 esclavos negros (Zapater 1997: 492 usando estimaciones contemporáneas de la Real Audiencia), pero si consideramos la mitad de esa población para el territorio de Santiago alcanzaríamos alrededor de 15.000 personas para ese territorio. La población de la potencia colonizadora es menor que en el caso de Nueva Holanda (aunque recordemos, estamos hablando de una colonia pobre dentro del Imperio Español y usando una estimación alta para Nueva Holanda), pero la población total de la colonia resulta claramente mayor.

¿Cuál es la importancia de todo esto? Que las potencias europeas disponían de un abanico de posibilidades cuando decidían dominar un territorio. Un abanico que dependía de factores asociados al territorio dominado (las características de su población) y de la sociedad dominadora (Nueva Holanda pasó del modo 3 al 2 al cambiar de potencia colonial). Y que esos modos tienen consecuencias relevantes para la historia posterior. Aquí nos hemos dedicado a mencionar sólo las demográficas -porque ellas claramente influencian historias posteriores.

De hecho, es posible mostrar que esas evoluciones demográficas afectan el comportamiento de los salarios y las economías (Arroyo Abad et al 2012 y Allen et al 2012) Aunque ambos tienen más bien conclusiones distintas en torno a la situación de las economías de las colonias españolas, sigue el tema general: Que esas estrategias de colonización fueron relevantes en producir situaciones históricas diferentes.

Referencias Bibliográficas.

Allen, Robert, Murphy, Tommy y Schneider, Eric (2012) The Colonial Origins of the Divergence in the Americas. The Journal of Economic History 72: 863-894
Arroyo Abad, Leticia, Davies, Elwyin y van Zanden, Jan Luiten (2012) Between Conquest and Independence: Real wages and demographic change in Spanish America, 1530-1820. Explorations in Economic History 49: 149-166
Haines, Michael y Steckel, Richard (2000) A Population History of North America. Cambridge: Cambridge University Press.
Jacops, Jaap (2005) New Netherland: A Dutch Colony in Seventeenth Century America. Leiden: Brill.
de Ramón, Armando (2007) Santiago de Chile, Historia de una Sociedad Urbana. Santiago: Catalonia
Zapater, Horacio (1997) Huincas y Mapuches. Historia 30: 441-504

Trayectorias de Trabajadores por Cuenta Propia, Chile 1999-2008

Analizar datos es, que se le va a hacer, una de las cosas más agradables del mundo en mi humilde parecer. Y habiendo, entonces, empezado a realizar tan placentera tarea con los datos de mi tesis, no estará de más -aunque sea de forma muy preliminar- mostrar algunos de los primeros resultados.

Datos y Metodología.

El lector bien puede saltarse esta sección si quiere ir directo a los resultados. Pero hay que describir de donde salen estas cosas: La fuente de los datos es la Encuesta de Protección Social, que permite trabajar con historias laborales (en principio desde 1980). Ahora bien como las historias laborales en la EPS son recogidas por memoria, y bien sabemos que de la memoria de los entrevistados no cabe exigir demasiado, hemos pensado que 1999 (a 3 años de la primera ola, realizada el 2002) puede ser un buen punto de inicio. Se finaliza el 2008 de forma de tener una década completa -que permite que ‘sucedan’ diversas cosas en la historia laboral-, y porque es el último año del cual se tiene información completa en la EPS (la EPS 2009, la última publicada, no tiene datos de todos los casos para todos los meses 2009).

Se usaron solo casos con información completa (i.e sin brechas y que respondieran todas las olas), y se usaron -dado que nos interesan trabajadores por cuenta propia- casos de personas que tuvieran al menos una de sus situaciones laborales como trabajador de este tipo. Esto arroja un total de 3.282 casos para análisis.

El análisis realizado fue análisis de secuencias (se usó en particular el paquete TraMineR para R –aquí el manual en línea-). Las secuencias fueron generadas mediante combinación de condición laboral (trabaja, desocupado e inactivo) y de categoría laboral (empleador, cuenta propia, asalariado, otros -por ejemplo, Familiar No Remunerado). Ellas fueron simplificadas para el análisis a 4:

  1. Empleador
  2. Cuenta Propia
  3. Dependiente (incluye asalariado y otros)
  4. Sin Trabajo (desocupado e inactivo).

Otros tenía menos de 1 mes promedio por persona por lo cual en general resultaba mejor -para simplificar el análisis- reunirlo con asalariados (todos los otros eran, de una forma u otra, dependientes). Y aunque la diferencia entre desocupado e inactivos es muy importantes, para nuestros propósitos lo más crucial es sencillamente que ninguno de ellos trabaja).

Para generar segmentos -que es uno de los usos comunes de este tipo de análisis- se usó como medida de distancia Optimal Matching (hay otras alternativas, pero OM tiene más tiempo y algo mejor lo conozco, aún cuando se ha discutido bastante sus limitaciones en la literatura), y los grupos fueron generados mediante un cluster jerárquico (usando Ward como mecanismos de aglutinación).

Y ahora a los datos.

 

Resultados Generales.

Antes de describir los segmentos, resulta de interés -en todo caso- determinar algunas características generales de las historias: ¿Cuanto tiempo pasan nuestras personas en cada estado? ¿Por cuantas situaciones laborales pasan las personas? ¿Que tipo de secuencias de estados son las más comunes?

Los resultados de todas estas preguntas llevan a una conclusión clara: los trabajadores por cuenta propia no son, finalmente, un conjunto de personas aparte y claramente separado del resto.

En primer lugar, porque entre quienes han tenido esa experiencia, el porcentaje de tiempo (en una década completa) que están como trabajadores por cuenta propia es menos del 50%. Específicamente, un 46,2%.

Tabla 1. Tiempos Medios por Estado.

Variable Empresario Cuenta Propia Dependiente Sin Trabajo
N° Meses (en 10 años) 5,5 55,4 29,8 29,3
Porcentaje 4,6% 46,2% 24,8% 24,4%

En segundo lugar, y claramente asociado a lo anterior, porque sólo tener como experiencia ser cuenta propia es algo relativamente escaso entre estos trabajadores: Sólo un 11% de las trayectorias son de trayectorias de personas que sólo han sido trabajadores por cuenta propia. El gráfico muestra además que en nuestros datos existe una gran variedad de secuencias (las 10 primeras suman sólo un 44.2% de ellas)

Gráfico 1. 10 Tipos de Secuencias más Frecuentes (en Porcentaje)

Gr+ífico_1_-Secuencias_m+ís_frecuentes

Esta diversidad de secuencias (y estamos observando sólo en términos de pasos en ellas, no tomando en cuenta la duración) hace entonces preguntarse también, ¿cuantas situaciones pasa alguien que ha sido trabajador por cuenta propia en una década? Los números al respecto son bastante claros, en promedio son 3,98 situaciones (o sea, la duración por situación es de alrededor 2,5 años en promedio). La mediana es 3, y el cuartil 1 ocurre en 2 situaciones y el cuartil 3 tiene 5 situaciones (o sea, el 50% de los casos tiene entre 2 y 5 situaciones distintas en 10 años). El máximo en la muestra es de 28 situaciones distintas (que es casi 3 por año). Si tomamos en cuenta que la medida de cambio de situación es sólo el cambio de categoría laboral y no incluye, por ejemplo, cambiar de trabajo siendo en ambos asalariado, podemos observar la inestabilidad de estas trayectorias.

La diversidad de trayectorias envía de inmediato a la siguiente pregunta: ¿Qué tipos de trayectorias existen?

3 tipos de trayectorias entre trabajadores por cuenta propia.

Una clasificación jerárquica tiene la ventaja que permite, al observar el dendrograma completo, determinar visualmente el mejor número de grupos, y además permite establecer cómo ellos se relacionan entre sí. El dendrograma generado para este análisis muestra que 3 es el número más adecuado para clasificar (como lo muestra con claridad el gráfico 2). De hecho, realice algunos análisis con otro número de grupos (6 que correspondía el punto en que cada uno de los principales se dividía), pero no arrojaba mayores diferencias. También nos muestra el dendrograma que dentro de estos 3 grupos centrales hay dos que están más cercanos entre sí (el grupo de la derecha es el primero que se diferencia). En los gráficos y tablas que se presentan a continuación entonces los Grupos 1 y 3 son más cercanos entre sí que lo que lo son en relación al Grupo 2.

Gráfico 2. Dendrograma de Historias Laborales de Categoría.

 

dendograma_4_condcat

Una primera forma de determinar en qué consisten estos segmentos consiste en observar la evolución de los estados a lo largo del tiempo, que es lo que muestra el siguiente gráfico (la escala es mes, por lo que y229 se refiere al mes 229 desde el inicio del período de la EPS, que es Enero de 1980, para publicación serán corregidos estos problemas)

 Gráfico 3. Evolución de Estados Laborales entre Segmentos

 

seqdplot_4_condcat_3_grupos

Los resultados nos muestran que:

  • El G1 (40,2% de la población) es claramente un grupo de alta predominancia de trabajadores por cuenta propia (aun cuando esta es algo más baja posteriormente)
  • El G2 (36,1%) es un grupo de trabajadores asalariados que convive con períodos de independencia (y de estar sin trabajo)
  • Y finalmente el G3 (23,7) es un segmento de personas que no tienen trabajo pero que cuando lo hacen son trabajadores por cuenta propia.

Uno de los segmentos que aparecía en el análisis con 6 grupos era uno que combinaba ser empleador y luego pasaba a ser trabajador por cuenta propia (y era el único que tenía una personalidad propia al desglosarse en mayor detalle los grupos), este grupo queda subsumido en el G1 en la actual clasificación.

Estos resultados se muestran también con claridad cuando se examina el tiempo promedio de cada grupo en cada uno de los estados como se hace en la siguiente tabla:

Tabla 2. Tiempos Medios por Estado en cada Segmento (Porcentaje)

Estado G1 G2 G3
Empresario 7,7% 3,1% 1,7%
Cuenta Propia 76,5% 24,6% 27,7%
Dependiente 6,4% 57,1% 6,8%
Sin trabajo 9,3% 15,2% 63,8%

Efectivamente el G1 es un grupo centralmente de trabajadores por cuenta propia. Ahora bien, ni siquiera en ellos la mayoría sólo ha sido trabajador por cuenta propia: un 27% del segmento tiene ese tipo de trayectoria. Es además el grupo que tiene mayor presencia de situaciones empresariales (de hecho es tan común como ser dependiente para ellos).

El G2 es un grupo de asalariados que además tiene experiencias de cuenta propia: 57% del tiempo como asalariado y 25% como cuenta propia. Es interesante que este grupo tiene mayor permanencia sin trabajo que el G1 (15,2% contra 9.3%). Es además un grupo muy diverso en sus tipos de trayectorias: las 10 más comunes suman un 35,8% del total del grupo.

El G3 se define por el hecho de ser inactivo (64%), y que cuando trabaja tiende a ser cuenta propia (28%), más que dependiente. De hecho, las 4 secuencias más comunes del grupo son solo movimientos entre ser cuenta propia y estar sin trabajo.

Las referencias a la diversidad de trayectorias también nos hace preguntarnos sobre el número de situaciones laborales. Es relevante mencionar que sólo en el G1 es posible tener un solo estado (i.e el estado de ser sólo cuenta propia quedo en ese grupo, y dado que el universo tiene esa condición no es posible un sólo estado en los otros grupos). Los gráficos de Boxplot que se muestran  a continuación son una indicación, en todo caso, de la diferencia que existe entre los grupos a este respecto:

Gráfico 4. Boxplot de Número de Situaciones Laborales por Segmento

boxplot_4_condcat_3_groups

 

Los resultados nos muestran que claramente el grupo 2 es el de mayor dispersión (el único donde el rango intercuartil supera las 5 situaciones, y donde más se extiende la dispersión hacia arriba -aún cuando es el G3 el que tiene la mayor dispersión absoluta, producto de algunos outliers. Por otra parte, el G1 tiene una dispersión bastante más baja -el Cuartil 3 se ubica al nivel o debajo del nivel de Cuartil 1 de los otros segmentos. En otras palabras, a pesar que ser cuenta propia es un estado relativamente inestable, y que se tiende a combinar con otras alternativas, quienes se concentran en ser trabajadores por cuenta propia tienen mayor estabilidad (y por lo tanto menos cambios de estado).

Entre la inestabilidad y la estabilidad, la diversidad y las combinaciones de estado hay mucho que decir. Y eso que no hemos tomado en cuenta hasta ahora nada de su ubicación social (no hemos dicho quienes son), ni tampoco de sus otras características laborales (por ejemplo, que tipo de oficios o en que sectores de la economía trabajan). Pero todas esas cosas son para otras entradas sobre el tema.

Salazar como teórico crítico

La pretensión de esta entrada es defender la idea que Gabriel Salazar puede ser considerado un teórico crítico. Ahora bien, para que esta pretensión tenga algo de sentido es necesario establecer que se considera teoría crítica en el aserto anterior. El paso del crítico al teórico crítico es, obviamente, al menos el paso de una consideración crítica a fundamentar conceptualmente esa crítica. Pero más aún, el teórico crítico no es tan sólo el que fundamenta su crítica, sino específicamente quien la fundamenta en la idea que la crítica emerge de las características del proceso social. No es un canon externo que se aplica a la realidad (digamos, como un límite hacia el cual la realidad se puede acercar), pero que no proviene de él: Un canon que puede estar muy fundamentado pero que es ajeno al desarrollo del proceso social. En la medida en que la crítica se basa en lo que se plantea es el propio proceso social, y que se hace en nombre de las necesidades de ese movimiento es que uno se acerca al tipo ideal de teoría crítica.

La pretensión entonces de la entrada es, entonces, más clara: La visión de Gabriel Salazar se acerca efectivamente a esa posición.

Habiendo planteado la tesis resulta razonable exponer la evidencia.

Lo primero es defender la idea que Salazar es un teórico. Lo que tomando en cuenta sus planteamientos sobre epistemologías a-históricas de la nación, la constelación G en Violencia Política Popular en las Grandes Alamedas (1990) alguien pudiera pensar equivocado. Pero de hecho todo ese capítulo es una disquisición teórica sobre el carácter del conocimiento del mundo social y una defensa de la historicidad (pero además de la perspectiva específica del bajo pueblo). Y ellas son posturas eminentemente teóricas, y de hecho son posturas relativamente normales en el paradigma de la teoría crítica.

De hecho, si usamos el reciente Movimientos Sociales en Chile (2012) como botón de muestra, Salazar tiene múltiples afirmaciones que implican compromisos teóricos fuertes. Por ejemplo:

Los sistemas institucionales no son ni vírgenes ni mártires, ni esencias perfectas ni contingencias miserables: son, tan sólo, construcciones sociales, temporales, históricas y, por eso, normalmente, imperfectas. Que, por lo mismo, decaen con el tiempo. Y estando febriles, generan patógenos anticívicos, algunos de ellos mortales, asesinos. Y por todo eso agonizan, casi siempre, largamente. Porque en general, agonizan, pero no saben ni quieren morir de muerte natural (p 59)

En consecuencia, un Estado social e históricamente ajustado debe cumplir para ser tal, al menos tres condiciones estructurantes: legitimidad (producto de una libre y deliberada decisión ciudadana), eficiencia (capacidad para resolver efectivamente los problemas que presenta el contexto histórico para la ciudadanía general y particular) y representatividad (que sus agentes o representantes apliquen de hecho ‘la’ voluntad ciudadana a ‘los’ problemas contextuales que la afectan (p 69)

Las anteriores son declaraciones claramente teóricas: Hay un modelo de cómo funciona de sociedad, de cómo funciona el Estado. Las discusiones sobre constelaciones G y P en Violencia Política Popular, o toda el desarrollo de la idea de anomia anti-cívica también son planteamientos teóricos relativamente extensos. Planteamientos teóricos basados en una concepción claramente historizante, pero con ello pasamos al segundo punto, porque claramente una concepción de ese tipo es plenamente coherente con una visión de teoría crítica.

Como ya dijimos, la idea de la teoría crítica no es simplemente que se plantea un punto de vista desde el cual se critica normativamente la sociedad. Es una crítica que proviene internamente de esos procesos sociales. La continuación que hace Salazar de las citas anteriores nos muestra de inmediato su talante de teoría crítica:

He ahí el problema. Razón por la que es necesario ‘matarlos’ y darles piadosa muerte cívica.

Y nunca, que se sepa, se suicidan. Para bien-morir, requieren de la ‘acción directa’ y la sapiencia eutanásica de su madre legítima: la soberanía ciudadana’ (p 59-60)

Un Estado ilegítimo, ineficiente y no representativo (por tanto, enfermo de una letal anomia anticívica) merece, por tanto del Tribunal de la Historia constituido por la ciudadanía general y particular, como única respuesta posible, la pena de muerte (p 70)

En ambos casos se extrae una conclusión crítica, y en ambas se extrae del análisis de la sociedad. Es porque la sociedad tiene determinadas características, porque tiene un telos interno -un deber ser que proviene de las características básicas que la constituyen- que se puede criticar la situación actual: Porque en ella no se puede desplegar lo que corresponde a la sociedad. Como lo plantea más adelante en el libro que citamos:

Podría decirse que un movimiento social culmina (teóricamente) su acción histórica cuando llega a ejercer de modo pleno el poder necesario, no sólo para ajustar aquí o allá el sistema dominante, sino para construir otro nuevo: el orden social que realmente necesita (p 347)

O en una declaración de Violencia Política Popular, que sigue la misma lógica:

¿Existe actualmente alguna ciencia que, de modo aproximativo, esté en condiciones de responder a ese movimiento en que una realidad busca su pensamiento? (p 52 Edición LOM)

Luego, dado que la sociedad tiene un movimiento, la crítica proviene del examen de ese movimiento -de esa realidad. Y sólo puede provenir de un estudio que intente dar cuenta y asociarse a ese movimiento de la sociedad. Ello es, finalmente, en su esencia teoría crítica.

En esta entrada no se ha intentado describir la teoría de Salazar como tal, sólo mostrar que efectivamente hay una imaginación teórica relevante en su obra. Lo cual, al final, no es más que un llamado a las disciplinas que estudian lo social en nuestro país a tomarse en serio: No sólo hay elaboración empírica, hay también elaboración y discusión conceptual, y bueno sería que trabajáramos sobre ello. Tampoco es extraño que una parte importante de dicha elaboración ocurra en la historia, pero como ya lo dijimos en otra ocasión ella es una de las disciplinas más potentes e interesantes en nuestro país.

Las asociaciones de las visiones sobre Educación

La anterior entrada mostraba la existencia de algunas visiones sobre educación (ver aquí) y finalizaba planteando que en una siguiente entrada se analizarían cruces de esas visiones. Bueno, esta es la entrada dedicada a ello.

El análisis de la entrada anterior se estructuraba en dos partes. En primer lugar, se analizaba cada una de las escalas construidas por separado (la escala pro-reforma y la escala anti-reforma). Luego, para disminuir complejidad se realizaron algunas clasificaciones. Seguiremos aquí ese esquema.

Las relaciones de las escalas.

En primer lugar analizaremos las relaciones de las escalas con otras preguntas. Para hacer más compacta la presentación del cruce, los dos cruces paralelos se han mostrado en una sola tabla (i.e el cruce de la escala pro-reforma y el cruce de la escala anti-reforma con la variable en cuestión), y para simplificar la presentación se ha usado sólo una respuesta de la variable en cuestión (la que mejor ilustre la relación en cuestión). Los porcentajes son siempre porcentajes de fila. Cuando la relación es significativa está marcado en negrita.

A igual costo de matrícula y similar distancia, ¿Ud. preferiría una escuela o liceo municipal o un colegio particular subvencionado? (% que responde Escuela o Liceo Municipal)

Valor Escala Pro-Reforma Escala Anti-Reforma
0 25 53
1 31 40
2 29 29
3 44 30
4 60 21
Total 35 35

Si recordamos que la escala pro-reforma cuenta el número de ocasiones en que la persona respondió la la alternativa a favor de la reforma, y que la escala anti-reforma cuenta el número de ocasiones en que la persona respondió la alternativa en contra de ella, podemos decir lo siguiente en relación a la preferencia por liceos municipales. Las personas que tienden a manifestarse a favor de la reforma prefieren más los liceos municipales (60% de quienes respondieron en las 4 ocasiones por la reforma así lo hicieron contra un 25% de quienes no respondieron en ocasión alguna por la reforma). Al mismo tiempo, lo contrario ocurre en la escala anti-reforma (donde pasa de un 53% de preferencia por liceo municipal entre quienes nunca rechazaron a un 21% entre quienes rechazaron siempre la reforma). Las dos relaciones son importantes y además son las esperables: La preferencia por la educación pública está asociada a preferir la reforma.

¿Que su hijo/a vaya a una la escuela básica, liceo municipal o colegio donde los alumnos tengan un nivel socioeconómico parejo y parecido al suyo o que su hijo/a vaya a una escuela básica, liceo municipal o colegio donde los alumnos tengan niveles socioeconómicos distintos

Valor Escala Pro-Reforma (% que responde bien diverso) Escala Anti-Reforma (% que responde parejo)
0 21 57
1 30 59
2 31 63
3 37 64
4 33 70
Total 30 63

Cuando pasamos a la discutida pregunta por segregación nos encontramos también con las direcciones esperadas, y de un carácter relevante. En todo caso, la alternativa que mejor ilustra el carácter de la relación varía entre las escalas: Para la escala pro-reforma es la preferencia por diversidad la más clara: Que pasa de un 21% a un 33% al moverse desde quienes nunca aceptan la reforma a quienes siempre la aceptan. Para la escala anti-reforma es la preferencia por niveles parejos la que mejor muestra (que pasa de un 59% a un 70%). En todo caso, asociación o no, no hay grupo donde exista una preferencia clara por diversidad -el grupo que siempre acepta la reforma sólo tiene esa preferencia en un 33%.

¿Cuál de estas dos afirmaciones se acerca más a lo que ud. piensa? Preferencia por educación sólo entregada por estado o que hayan muchos colegios para que la gente elija (% que prefiere educación sólo estatal)

Valor Escala Pro-Reforma Escala Anti-Reforma
0 21 58
1 35 49
2 40 39
3 56 33
4 73 24
Total 41 41

Una de las afirmaciones más claras donde se puede diferenciar las visiones sobre la educación es en términos de la preferencia por sólo educación estatal o por tener muchos colegios para poder elegir. Aunque no son afirmaciones que estrictamente sean contrarias, si muestran las concepciones que aparecen en la discusión pública de manera muy clara y fuerzan a una elección. Ahora bien, encontramos también que es una pregunta que tiene una relación muy evidente con las escalas: Quienes tienen una alta preferencia por la reforma tienden claramente a elegir educación sólo estatal (71% de quienes siempre respondieron a favor de la reforma eligen sólo educación estatal), mientras quienes rechazan claramente la reforma no eligen esa alternativa (un 24% de quienes siempre rechazan la reforma elige sólo educación estatal). La educación estatal (pública) está asociada a la reforma.

En todas las preguntas sobre educación podemos observar que se dan relaciones relevantes con las escalas, y además en las direcciones esperadas. Lo cual nos da una conclusión sobre la validez de la preguntas: Aunque las preguntas sean sesgadas, muestran una realidad subyacente. Aunque los porcentajes estén sesgados hacia la contra-reforma, las respuestas arman un conjunto coherente. Lo que viene, finalmente, a refrendar la idea que si bien la encuesta es sesgada, es usable (que era el punto de la primera entrada sobre este tema).

 

Ahora bien, para finalizar los cruces sobre educación, y para mostrar ahora que hay cosas no esperables, ¿cuál es la relación entre nuestras escalas y el hecho de tener o no tener hijos en edad escolar?

¿Tiene Ud. hijos en edad escolar, esto es, hijo/s que están actualmente en un establecimiento educacional? (% que responde sí)

Valor Escala Pro-Reforma Escala Anti-Reforma
0 40 35
1 39 37
2 36 34
3 40 43
4 41 48
Total 39 39

Y aquí encontramos que si bien el apoyo a la reforma no se ve afectada por el hecho de tener o no hijos en edad escolar (en todos los niveles de apoyo el porcentaje es cercano al 39% de toda la población); pero el rechazo a la reforma sí está afectado por ello: Un 48% de quienes eligieron la afirmación contra-reforma en todas las preguntas sí tiene hijos contra un 35% de quienes nunca eligieron la afirmación contra-reforma. El tener hijos impacta en rechazar, pero no en el aceptar, la reforma. Esta diferencia nos hace ver, por un lado, la relevancia de haber diferenciado las dos escalas y, por otro lado, que la intensidad del rechazo está más concentrado en ciertos grupos (mientras que la aceptación está más diluida).

Lo anterior -que la escala de aceptación no está asociada, pero sí la de rechazo- sucede en otras ocasiones: Quienes rechazan la reforma tienden a desaprobar más el gobierno de Bachelet, a creer que el país está progresando, que la situación económica del país es buena y muy buena. Lo cual refrenda lo anterior: El rechazo a la reforma no es sólo la inversión de la aceptación, es una actitud distinta, y que está más concentrado en ciertas posiciones e ideas.

 

NOTA: No ponemos en cuadro algunas relaciones que son relativamente ‘evidentes’ y que no tienen, como en el caso de educación, al menos la relevancia de mostrar la validez del constructo: Quienes apoyan la reforma educacional tienden a ser menos de derecha, o ser de estratos más bajos etc.