Leyendo cosas de Interés: Neoliberalismo, corporativismo y experiencias posicionales. Los casos de Chile y Francia, Arteaga y Martucelli (2012)

La referencia completa:

Neoliberalismo, corporativismo y experiencias posicionales. Los casos de Chile y Francia.
Catalina Arteaga A. y Danilo Martuccelli.
Revista Mexicana de Sociología, volumen 74, núm. 2 (abril-junio, 2012): 275-302.

En relación al tema de la desigualdad, los autores quieren ir más allá de los indicadores -que siempre terminan homogeneizando las realidades. Lo que les interesa es examinar las subjetividades y experiencias asociadas a las posiciones en la estructura social. Ahora, en estas cosas, lo que interesan son si la aproximación da resultados interesantes o no. ¿Agrega cosas a la comparación entre Chile y Francia agregar esta dimensión?

La comparación entre los dos países se da, en parte, porque corresponden a modelos bien diferentes. Chile aparece como el modelo de un país neo-liberal y Francia la de un modelo corporatista (en esencia, la diferencia entre un estado de bienestar nulo o fuerte). La pregunta final es cómo las transformaciones sociales contemporáneas, al pasar por estos modelos distintos, se transforman en experiencias y estrategias subjetivas distintas.

Distinguen tres elementos centrales.

El primero tiene que ver con que la diferencia entre una disociación estatutaria en Francia y una posicional en Chile. La primera dice relación con la experiencia francesa de verse excluido o incluido de las posiciones sólidas, de personas que experimentan el paso de la solidez a la fluidez. En el caso chileno, todos perciben el tema de la inestabilidad, que sería algo que cruzaría a lo largo de todas las posiciones. Al miso tiempo, esto nos dice que mientras en Francia hay una idea que las posiciones como tales cambian (algunas se transforman en frágiles) en Chile lo central es la experiencia personal universal de inestabilidad. Los que están dentro también son frágiles.

El segundo dice relación con las estrategias de las personas. En Francia muy orientadas a la construcción de refugios, de espacios protegidos con fronteras claras. En Chile, por el contrario, las personas estarían muy orientadas al cultivo del contacto y de las redes. No es que en Francia el capital social no sea relevante, sino que en los relatos sobre la protección de las posiciones no se centra ahí el tema. Es en la defensa de una posición donde están centrados, y las redes están dispuestas para el logro de ese objetivo.

Finalmente, los autores se centran en las experiencias distintas de malestar. En el caso Francés. centradas en una experiencia de sufrimiento -en particular, frente a la memoria de un Estado de Bienestar que está siempre presente en el relato subjetivo, y que recuerda  una experiencia de libertad subjetiva, producto de la des-mercantilización de las relaciones. En el caso Chileno, lo que se vivenciaría sería más bien una experiencia de miedo -frente a la inestabilidad y a la posibilidad siempre presente de perder lo ganado, las personas desarrollarían un miedo difuso y generalizado.

Hasta aquí el artículo. Ahora, ¿por qué me parece interesante? Creo que el contraste entre refugio y redes es instructivo por el trasfondo de expectativa que hay detrás de él. El refugio es claramente una estrategia defensiva: me defiendo ante las cosas que amenazan mi posición (anteriormente segura y buena). Pero las redes no es sólo defensiva, puede ser también ofensiva: Uso mis redes no sólo para defenderme ante los peligros sino también para obtener recursos para avanzar.

El hecho que, como Arteaga y Martucelli destacan, no hay expectativa de estado de bienestar en Chile, hace que las expectativas de posible mejora se jueguen en el plano individual. Y esto permitiría además entender la explosivo del tema de educación. Porque la educación era uno de los pilares de las estrategias ofensivas en términos de estatus en la sociedad chilena: uno de los medios de mejorar (esto a su vez coordinado con las redes, la educación es también una forma de acceder a redes). Cuando esa estrategia entra en crisis se pide al Estado, pero se lo hace para que este apuntale estrategias individuales en torno al estatus.

En cualquier caso, el hecho que en Chile las estrategias subjetivas se den en un marco en que existen expectativas de mejora, mientras que en Francia las estrategias subjetivas, a lo más, son de expectativas de mantención, no deja de ser un contraste interesante. Aunque  no es un contraste seguido por el artículo, los elementos que se plantean en él permiten explorar esa posibilidad.

 

NOTA: Para responder de inmediato a una posible crítica: ¿Y por qué comparar las distintas formas de malestar y no las de satisfacción? Al fin y al cabo, bien se podría decir que la experiencia subjetiva no es sólo negativa. Y se podría criticar el artículo por ideológico y esas cosas. Pero no tiene mucho sentido. Una posibilidad, es la tolstoiana -las familias felices son todas iguales, así que no habría diferencias de interés que reportar. Pero más allá de eso, hay que recordar que ningún estudio puede cubrir toda la realidad. Lo importante es si lo reportado es adecuado: No estará toda la descripción, pero mientras lo descrito corresponda no es tan terrible el tema.

Ingreso por Nivel Educacional, usando la Encuesta Suplementaria de Ingresos 2010

A propósito de una discusión en la clase de ayer en el doctorado en el seminario de Ideología, pudiera ser útil una presentación de datos sobre remuneraciones y educación.

Usando los datos disponibles más recientes de la Encuesta Suplementaria de Ingresos (a los que se pude acceder en el INE aquí), que corresponden a Diciembre del 2010 uno encuentra lo siguiente (es el Cuadro 10)

Nivel Ingreso Medio
Nunca Estudio 112.839
Educación Preescolar 154.644
Educación Primaria (Nivel 1) 163.107
Educación Primaria (Nivel 2) 187.172
Educación Secundaria 270.218
Ed. Superior No Universitaria 407.462
Educación Universitaria 749.569
Postítulos y Maestría 1.492.995
Doctorado 1.102.286
Nivel ignorado 308.604
Poblacion Total 360.265

El dato nos muestra el fuerte aumento de ingresos por nivel educacional, pero es interesante lo que ocurre a los mayores niveles educacionales. La relación es positiva hasta el nivel de maestría y postitulo, pero el paso al nivel de doctorado implica una disminución de ingresos -aunque todavía siguen siendo superior a la universitaria.

Los datos de género (que no muestro en la tabla pero están en el original del INE) también son de interés. En lo que concierne a los doctorados, los hombres doctores ganan alrededor del doble que las mujeres doctoras (1.400.000 frente a 700.000)

Por cierto que pueden existir muchos otros factores que afecten los datos. Por ejemplo, ¿cuanto del aumento de ingresos de las maestrías se debe solamente a los MBA? Y dado que el aumento de los postgrados en Chile es reciente, quizás hay un efecto etáreo en los ingresos. Pero, bueno, es una primera aproximación que se puede seguir desarrollando.

NOTA: ¿Son significativos estos datos? Al fin y al cabo, los doctorados son pocos y por más que la NENE tenga una muestra amplia (36.000 hogares en los que se entrevista a todos los miembros del hogar de más de 15 años, ver la metodología de la NENE aquí) uno bien pudiera preguntarse por el tema. Ahora, no teniendo la base -aunque no sería mala idea conseguírsela en el INE- uno de todas formas puede hacer un cálculo rápido.

¿Cuantos de los entrevistados son doctores? Para ello primero hay que establecer el número de entrevistados. Lo primero es estimar cuantas personas mayores de 15 años hay por hogar. De acuerdo a la NENE hay 13.642.000 de estas personas y 5.067.000 hogares, entonces uno puede establecer que hay 2,7 personas de esas características por hogar. Entonces, la encuesta entrevisto a alrededor de 96 mil personas. Lo segundo es establecer cuantos personas hay por un doctorado. La encuesta nos dice que hay 12.121 doctorados ocupados, por lo que dividiendo la población de 15 años y más por esa cifra nos da que hay un doctorado por 1.125 personas. Dada esa proporción y el total de la muestra, debiéramos tener alrededor de 85 doctorados en la encuesta. Y con 85 doctorados, incluso usando desviaciones estándares muy altas (por ejemplo, igual al promedio) las diferencias son significativas. De hecho, y es la razón por la cual pusimos ese dato, incluso la diferencia de ingresos entre hombres y mujeres doctores -a pesar de los n tan bajos- es significativa.

Bourdieu es el rey

Al menos de la sociología contemporánea. Neal Caren, que trabaja en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, realizó un pequeño análisis sobre los trabajos más citados entre los años 2008 y 2012 en las revistas más importantes (link aquí) y del cual mostraremos aquí los 10 textos más citados:

Lugar Citas Textos Revistas donde más se cita
1. 218 Bourdieu P 1984 Distinctions Social Sociological Theory, Theory and Society
2. 185 Granovetter MS 1973 Am J Sociol Social Networks, Administrative Science Quarterly
3. 174 Raudenbush SW 2002 Hierarchical Linear Sociology of Education, Criminology
4. 171 Putnam RD 2000 Bowling Alone Am Dec City & Community, Sociological Forum
5. 166 Wilson WJ 1987 Truly Disadvantaged City & Community, Criminology
6. 133 Denton Nancy A 1993 Am Apartheid Segrega City & Community, Criminology
7. 128 Mcpherson M 2001 Annu Rev Sociol Social Networks, Annual Review of Sociology
8. 127 Glaser BG 1967 Discovery Grounded T Journal of Contemporary Ethnography, Qualitative Sociology
9. 124 Swidler A 1986 Am Sociol Rev Sociological Theory, American Journal of Sociology
9. 124 Coleman JS 1990 Fdn Social Thoery Rationality and Society, Journal of Mathematical Sociology

Y como se puede observar, de los ‘grandes’ teóricos sólo Bourdieu aparece, y además aparece en el primer lugar (bueno, James Coleman también es parte del mismo grupo, pero el rational choice no es muy popular en Chile). Así que al menos en lo que se refiere a utilidad para investigación, está claro quién es el que manda. Y también claro es porque lo es: Porque a diferencia de otros teóricos que tendremos la decencia de no nombrar, los trabajos de Bourdieu son además investigaciones. La Distinción no es sólo el desarrollo de unos conceptos y afirmaciones de teoría sobre el consumo, la cultura y las prácticas, es además una muy buena investigación.

Lo otro de interés es la posición de Granovetter. El artículo mencionado (que es The Strength of Weak Ties) no sólo es seminal en lo que se refiere a análisis de redes, sino que además es un artículo muy citado fuera de la disciplina. En un momento cuando la física, la biología y muchas otras disciplinas están desarrollando un esfuerzo importante en esta área, el artículo de sociología que normalmente se refieren es ese. Así que puede defenderse también cómo la otra obra central de la sociología contemporánea.

Caren además realizó una muy bonita visualización en redes de este asunto, que se puede ver acá.

Nota: Además me puedo sentir algo feliz porque en el curso de metodología que realicé en el primer semestre se me ocurrió además pasar y presentar investigaciones modelo. Y presenté La Distinción y de Granovetter, el Getting a Job -que es la investigación en cuyo contexto se generó el artículo sobre la fuerza de los lazos débiles. Así que efectivamente terminé eligiendo las investigaciones que han sido más influyentes en la sociología contemporánea.

Sobre la idea de la Nación como comunidad imaginada

La idea de Anderson que la Nación es una comunidad imaginada ha sido una idea muy popular y su aceptación fue bastante rápida. Y como todas las ideas populares y de aceptación rápida, esto quiere decir que hay un núcleo de alto interés en esa idea y que a su vez uno va a encontrar entre sus defensores una serie de problemas en la comprensión del tema.

Porque que la nación no es la primera comunidad imaginada. No es que antes del desarrollo del nacionalismo moderno la gente sólo viviera y tuviera lealtades frente a comunidades ‘reales’ (donde la gente efectivamente conociera a la mayoría de sus miembros). La ‘cristiandad’ o la comunidad de los creyentes musulmanes también era una comunidad imaginada.

La diferencia del nacionalismo tiene que ver con la concentración de las lealtades. En un estado no-nacionalista, las personas tienen múltiples lealtades y pertenencias a comunidades, y algunas de ellas funcionan en una escala: patriotismo vecinal, provincial, del país, de la comunidad religiosa mayor etc. Un burgués de, digamos, Brujas en 1500 podía sentir cierto nivel de comunidad con su propia ciudad, con su provincia (Flandes), con su estado (los Países Bajos de los Borgoñones), con la cristiandad. Y para usar un ejemplo más local, un habitante de Concepción en 1700 era penquista en primer lugar, luego miembro de la comunidad de la Capitanía, además un ‘español americano’, también un súbdito del rey de España. y además un cristiano católico. En ambos casos, varias de esas identificaciones son identificación a una comunidad imaginada (imaginada porque no conoce a todos los miembros y comunidad porque a pesar de las diferencias lo imaginado es la pertenencia fraterna a un grupo)

Lo que hace el nacionalismo es quebrar esa diversidad de patriotismos y reemplazarlos por un sólo patriotismo: hacia el estado nación. Por un lado quiebra y hace perder importancia a los patriotismos locales (hacia la aldea, el barrio, la ciudad etc.) y también hace perder relevancia a las comunidades mayores al estado-nación. Es ese cambio de lo múltiple a lo único permite entender mejor lo que implica el desarrollo de la nación como comunidad imaginada.

Morales individuales y morales sociales, ética de la virtud y ética del consentimiento

Lo bonito de hacer distinciones en que uno las hace como quiere.

Es posible distinguir entre dos tipos de morales: Por un lado, podemos establecer las morales individuales, donde lo esencial para establecer lo bueno o malo, encomiable o criticable de una acción tiene que ver con aspectos internos de la persona, por ejemplo sus intenciones. o sus justificaciones. Son morales que funcionan con una persona sola, e incluso cuando se aplican en situaciones sociales, lo que importa para la evaluación de la acción es solamente las actitudes del actor. Toda ética de la virtud es finalmente una moral individual: la persona sigue un criterio de acción personal, y lo central es ver como cada acción se relaciona con dicho canon. En cualquier caso, la ética es aquí un criterio interno de acción que guía a cada individuo.

Por otro lado, podemos pensar en morales sociales, donde lo fundamental en torno a la moralidad de una acción es la reacción de la otra persona. Aquí la moral es algo intrínsecamente social, y no cabe calificar moralmente las acciones de personas solitarias. Varios de los cambios en lo que se refiere a la moral en las sociedades contemporáneas se pueden interpretar en esta lógica. La creciente importancia del criterio de consentimiento (de dar consentimiento, de tener capacidad para dar consentimiento) para evaluar la moralidad de varias acciones es una muestra de ello. Porque una moral del consentimiento es una moral que hace depender el valor de la acción de la reacción del otro: El pecado central aquí es no respetar y violentar el consentimiento de otro. Aquí la ética, entonces, tiene que ver con criterios para orientar las relaciones sociales.

¿Cuál es la posible relevancia de la anterior distinción? Un tema interesante es que aquellos que usan una de estas lógicas tiene problemas para entender la otra lógica. Y en particular, pensando ahora en términos empíricos, uno puede sostener que la moral tradicional en Chile era una moral individual (una moral de la virtud), mientras que la moral moderna más liberal que está en despliegue es una moral social (y en particular, una moral del consentimiento). El caso de la moral sexual es posiblemente lo más claro al respecto. Por un lado, se pierde toda noción de virtud individual al respecto, y se piensa que en principio cualquier acción es válida mientras exista consentimiento, mientras que para la moral tradicional hay actos que per se son inmorales. Y por otro lado, aumenta el rechazo moral a las conductas que atentan contra una moral del consentimiento (pedofilia y violaciones en general).

Ahora, una moral social como la del consentimiento cuando es mirada desde la lógica de una moral individual es poco comprensible. Porque no tiene ningún criterio moral para lo que una moral individual es lo central, criterios en torno a definir las conductas del propio individuo de manera separada. Para una moral individual, una moral social aparece como amoralidad pura, como falta de límites. Lo anterior no es correcto, pero los criterios y límites -que de hecho pueden funcionar tan absolutamente como se desee- existentes operan en otra esfera.

Y por lo tanto, como forma de hacer visible los criterios morales de una ética social para personas que siguen morales individuales es que la distinción puede tener alguna relevancia.

Dos trampas del concepto de ideología

A propósito que hay, y estoy tomando, un seminario de ideología en el Doctorado -que a decir verdad, hasta ahora ha sido bastante decente con las clases de Larraín y Arditi-, no estará de más plantear algunas de las dudas y resquemores que el concepto de ideología me genera. Lo primero, en todo caso, es plantear que discutiremos el concepto negativo, crítico, de ideología. No abordaremos el concepto neutral de ideología. En última instancia, es el primero el que tiene algo de sentido, porque para conceptos neutrales del ámbito de las ideas ya tenemos varios (culturas, discursos etc.). Lo específico que trae ideología es una pretensión crítica. Si el concepto vale la pena, es por esa pretensión.

Pasando ahora a los resquemores como tales, que son básicamente dos:

1. Asimetría entre actor y analista. En muchos de los usos del concepto, su  función es básicamente distinguir entre unos actores que están insertos en una ideología y que no se dan cuenta de cuan distorsionada es su visión de la realidad, y unos analistas que sí son conscientes y superan los errores del vulgo. El problema es que los analistas son un tipo de actores, y sí ellos pueden darse cuenta, entonces los actores también (la versión contraria: que los analistas también pueden equivocarse, tal como los actores, lo reconoce todo el mundo: es lo que un analista le dice a otro cuando reclama que su visión es ideologizada). Entonces, si la distinción se plantea en términos muy absolutos, definitivamente no funciona.

Ahora, bien se podría decir que los analistas son un tipo especial de actores, y en ellos es simplemente más probable que ocurra la iluminación que identifique los errores de la ideología -pero no es una distinción absoluta. Esa respuesta estaría bien, si no fuera por dos elementos. El primero es que el hecho que los intelectuales digan que los intelectuales tienen un acceso especial (o más probable) al conocimiento verdadero, ¿no suena al tipo de cosas que el concepto de ideología describía en primer lugar? El segundo es que nunca queda clara la raíz de esa especial capacidad. En  muchas versiones del concepto esa capacidad de descubrir queda resuelta ‘de antemano’ (porque ya se descubrió la ciencia verdadera), pero nada que resuelva las dudas de un crítico resuelto.

En todo caso, a pesar de estos problemas, en principio el concepto puede tratar esta asimetría entre actor y analista. Es la segunda la que creo que es menos resoluble.

2. Asimetría en la discusión entre posiciones. Si una persona discute con otra de la cual piensa tiene una posición ideológica, la conversación entra en corto circuito. Porque al pensar que el otro es ideológico, ya presupongo no sólo que está equivocado (una presuposición que es inherente al hecho que yo creo que mi posición es la adecuada) sino que lo está por tener un paradigma que distorsiona su visión. En ese caso, puedo mostrar de donde aparece su posición ideológica, o puedo intentar convencerlo. La primera posibilidad implica discutir sobre el otro, no con el otro; lo cual no deja de ser algo arrogante, pero esa es un problema de actitud. La segunda posibilidad ya implica conversar con el otro. Sin embargo, y aquí entra la asimetría en juego, lo que no aparece muy posible es lo que efectivamente traduce la conversación en una real conversación con el otro: estar abierto a la posibilidad de ser convencido por el otro. Al declarar la posición contraria como ideológica, ya me cerré a la posibilidad de que sea correcta. En otras palabras, me negué a considerar de tratar en serio las pretensiones de validez de la otra posición. Puede que la idea de Habermas de la situación ideal de habla no funcione en términos empíricos o como telos inmanente a la comunicación, pero la idea que en una discusión ambos actores han de estar abiertos al mejor argumento creo que sigue siendo una buena posición normativa. Y el concepto de ideología no permite esa simetría básica de los participantes, le niega a los otros los derechos de un participante legítimo.

Una posibilidad frente a esta situación es que acusar al otro de ideológico es una postura que, como cualquier aseveración, podría estar equivocada. Y por lo tanto al discutir con otras posiciones uno bien pudiera estar abierto al hecho que ellos estuvieran en lo correcto. En última instancia, ¿por qué no? La acusación de ideológico es la postura inicial en la conversación, del mismo modo que más en general tengo la idea que esa postura está equivocada, pero no necesariamente la postura final. La razón está en que decir que alguien es ideológico no es solamente plantear que está equivocado (que es compatible con la simetría) sino que está obnubilado y que hay que corregirlo, que ve distorsionadamente; y por lo tanto lo que dice no se puede tomar completamente en serio. Es por ello que la noción de ideología atenta en general contra la simetría conversacional y con el hecho de estar abierto al otro.

Hay otro elemento que no creo en sí sea un problema pero no siempre se lo diferencia. La ideología como algo que está al servicio de ciertos intereses de clase o segmento (así lo define Giddens por ejemplo) y la ideología como algo que distorsiona la realidad (algo que Larraín enfatiza es central en el concepto original de Marx). Muchas veces se trata estos dos elementos como unidos indisolublemente, y que obviamente algo que defiende ciertos intereses es algo que distorsiona. Pero no creo que ello sea necesario: No veo porqué algo no podría al mismo tiempo tanto servir a los intereses de un segmento como ser una aseveración correcta (verdadera, útil, buena, lo que sea). A pesar que estas versiones suelen unirse, en realidad no es necesario.

Pero más allá de lo anterior, son estas dos asimetrías, una común pero en principio con alguna solución, aunque sea débil, y otra que creo insalvable, los elementos que me parecen más problemáticos del concepto.

Un recordatorio a Adimark: En una encuesta con 3 puntos de error no puedes decir que 1 punto significa cambio

Salio un poco largo el título pero en fin.

La presentación de la Encuesta Adimark-GFK dice: ‘Comentario Evaluación de Gobierno Junio 2012: Presidente Piñera sube levemente su nivel de aprobación. En junio, un 34% aprueba su gestión (33% en mayo) y un 58% la desaprueba’ (lámina 6 de la presentación, disponible aquí).

Pero ustedes mismos recuerdan que la encuesta tiene 3 puntos de error. Por lo que de un cambio de 1 punto en la muestra no puedo concluir que en el universo eso paso efectivamente. De hecho, sería cosa que en vez de la estimación de punto usaran la de intervalo (i.e la aprobación en mayo estaba entre 30% y 36% puntos y en junio entre 31% y 37%) para darse cuenta de por qué no debieran decir eso. En otras palabras, los datos no dan para decir que la aprobación subió (como si lo daba en relación a la diferencia Abril-Mayo).

Ahora, eso es algo que la gente de Adimark sabe. Es del tipo de cosas que a uno le enseñan cuando le pasan el tema del margen de error. Por lo tanto, el hecho que lo escriban de esa forma implica o (a) voluntad de desinformacion o (b) bien bajo nivel de calidad en interpretación de datos.

A propósito de la noción de reificación

La idea de reificación, resumida a sus aspectos más fundamentales, es sencillamente que ciertos patrones sociales, una vez establecidos, son percibidos por los actores como algo natural y dejan de ser percibidos como algo producto de un proceso social. Por lo tanto, esto favorece la legitimación de ese patrón: es como son las cosas, no podría ser de otra forma. Que la dinámica como tal es algo que ocurre no es lo que discutiremos aquí.

Lo que nos preguntaremos es la relación entre esa dinámica y la legitimación. La idea que ser visto como algo natural legitima se basa en la idea que entonces es la única alternativa posible. Ahora, ¿es cierto que percibir otras posibilidades deslegitima? Porque creo que esa última situación no se da. Las personas no pierden confianza en sus propias creencias cuando saben que hay personas que tienen otras creencias (los católicos españoles de la Reconquista no perdieron intensidad en sus creencias por observar que otros tenían creencias distintas y así hay muchos ejemplos). La mera aparición de alternativas no cambia la legitimidad de la propia práctica.

Para afectar la legitimidad se requieren otros factores que hacen que esas otras prácticas puedan presentarse como alternativas viables. Al fin y al cabo, el concepto de realidad es lo suficientemente dúctil para que las personas se digan que la propia práctica está en consonancia con la realidad (con la naturaleza humana) y que las otras prácticas no lo son (y por eso mismo están destinadas a desaparecer o a no tener relevancia). En última instancia, ‘nosotros estamos en lo correcto y ellos están equivocados’ no es algo muy difícil de creer.

Lo cual quiere decir, en suma, que para entender la relación entre la reificación y la legitimidad tenemos que entender con mayor profundidad las dinámicas que hacen que una práctica diferente a la propia se traduzca efectivamente en una práctica alternativa.

Del olvido de la demografía

La relación de la demografía con la sociología es algo extraña.

En varias de las mallas curriculares de sociología en Chile no hay nada de demografía. Por otra parte, en las más tradicionales hay por lo general un curso: la U de Chile Población y Sociedad, la U Católica tiene Sociología de la Población, la U de Concepción tiene Demografía y Migraciones. Ahora, si esos cursos se parecen al que yo tuve cuando estuve en la Universidad no es extraño que no sean tan comunes: la conexión con el resto de la disciplina es bien escasa.

Lo cual a su vez tiene que ver con el hecho que casi ninguna de nuestras teorías y modelos hace mucho caso de los factores demográficos. Creo que no hay mucho aparte de las excepciones  de Margeret Archer, que usa la estructura demográfica como el caso prototípico de una estructura que no es creada por las acciones actuales de los sujetos, o de Peter Blau que (hace ya sus cuantas décadas) usaba como parte de sus parámetros estructurales los demográficos.

Y el caso es que es extraña porque, a decir verdad, la demografía es útil. Tener claro los parámetros y tendencias demográficas es bastante interesante si uno quiero analizar tendencias en general. Al fin y al cabo, la demografía es efectivamente lo más cercano a un espejo del futuro que tenemos. Porque aunque las tendencias demográficas pueden cambiar, y de hecho lo hacen; y por lo tanto, puede cambiar la tasas de fecundidad; el caso es que las cosas que suceden ahí tienen efectos de largo plazo. Sabemos el número máximo de personas de 30 años para el 2042: son los que nacieron este año. No podemos producir más futuros adultos o futuros adolescentes. Puede que haya menos de lo que se espera (aumentos de mortalidad por razones varias), pero no puede haber más.

Sin embargo, más allá de lo anterior, si uno analiza con cuidado puede observar múltiples consecuencias de los cambios demográficos. Por ejemplo, la disminución de la fecundidad implica que, por definición, las personas no sólo tienen familias nucleares menos numerosas (menos hermanos) sino también familia extensas menos numerosas (menos hermanos implica en la siguiente generación menos tíos y primos). Eso cambia las dinámicas familiares. Como las familias reaccionan a ese cambio es algo que depende de las familias, pero he ahí una tensión a lo menos producto del cambio demográfico. También podemos observar que debido al aumento de esperanza de vida aparece como un período importante el de ser adulto con padres vivos. En tiempos romanos, por decir algo, una persona de 30-40 años probablemente ya tenía a sus padres muertos. En la actualidad, es fácil pensar en que los padres vivan hasta que la persona tenga alrededor de 55 años. Eso también puede afectar las dinámicas familiares. O también uno puede destacar el simple hecho que el aumento de esperanza de vida implica, casi automáticamente, un aumento de la memoria histórica: simplemente porque las personas para las cuales un evento determinado fue parte de su propio recuerdo tienden a vivir por más tiempo, y a influenciar por más tiempo a personas que quizás no lo vivieron. No seria difícil proseguir con consecuencias para diversas dinámicas sociales de los cambios demográficos.

Además que, en general, la demografía obliga a no olvidar cosas: por ejemplo, que los seres humanos son seres biológicos, animales que tienen un ciclo vital (y que nacen y se mueren en última instancia). Hay una cierta materialidad en la demografía que quizás no sea del gusto contemporáneo, pero que en realidad es relevante.

Pero para eso habría que leer la demografía desde la sociedad, y no quedarse solamente en los temas puramente demográficos. Ahora, si se hace esa lectura, efectivamente la demografía se transforma en algo muy interesante y relevante.

Auto y hetero definición en la clase media (II)

Abundando más en el tema de la definición subjetiva de clase media.

¿Que significa ser de clase media? Subjetivamente, al menos, es probable que para poder definirse como una persona de clase media uno requiere pensar que hay personas que están ‘arriba’ o ‘abajo’ de uno. En una sociedad tan estratificada como la Chilena, donde pequeñas diferencias se pueden hacer notar, resulta relativamente fácil verse a uno mismo cumpliendo con esas condiciones.

Por otro lado, dado que esa facilidad se basaría en las múltiples gradaciones de la desigualdad, entonces resulta probable que las personas que uno declaro arriba (o sea, clase alta) o abajo (o sea, clase baja) de uno a su vez puedan hagan lo mismo: Ellas mismas vean personas arriba o abajo de ellas.

En otras palabras, la gradación múltiple permite que todos subjetivamente se sientan de clase media (i.e tienen arriba y abajo) al mismo tiempo que todos ellos son de clase alta o de clase baja para otros. El grupo que se define subjetivamente de clase media no necesariamente se sienten parte de un mismo grupo ni se reconocerían todos ellos como parte de un mismo segmento.