40 Años

La mañana del golpe mi mamá, que se encontraba trabajando en Entel, recibió una llamada desde la sala cuna en que me encontraba yo, de 11 meses a esa fecha. La llamada era para comunicar que si no me pasaba a buscar en una hora me dejarían abandonado en la calle. Mi mamá, entonces se vio obligada a cruzar el centro de Santiago mientras ocurría el golpe. Trayecto, por cierto,que ha olvidado por completo. La historia anterior no es, comparada con la de muchos compatriotas, muy grave. Lo que muestra, en todo caso, espero con claridad es que el golpe no es, por más que 40 años hayan pasado, algo del pasado. El golpe y la dictadura posterior son parte de la experiencia de buena parte de las personas que viven en Chile el año 2013.

Insistir, como se sigue haciendo por algunos, en la necesidad de olvidar, de invisibilizar, es una forma de negar la experiencia personal. Un olvido que, de hecho, termina siendo imposible. Aunque no siempre se haga explícita o se haga pública, el recuerdo existe y se mantiene. La demanda de olvido es la otra cara del llamado al recuerdo ‘completo’, que incluya el otro lado de la historia. Un llamado permanente pero que no llega a fructificar: es un llamado que siempre está asociado a la idea que ese lado de la historia nunca se reconoce. La razón del fracaso de ese llamado no es difícil de establecer: Siendo un llamado exculpativo no funciona en un contexto en que para el discurso dominante nada justifica los asesinatos, torturas y desapariciones. Todo esto recordando que la inicial estrategia de negación ya resulta imposible.

Las estrategias sobre el recuerdo del golpe de los partidarios de la dictadura resultan ser contrapuestas: Son llamados a recordar menos o a recordar más. En cualquier caso, lo central en estas estrategias es obviar y minimizar, al final, los hechos personales: Que uno apoyó un régimen asesino y torturador, y que a uno no le importó (¿no dijo un Presidente de la Corte Suprema que lo tenían curco con los desaparecidos?). Es la necesidad de no reconocer ello lo que lleva a cosas tan extrañas como exigir ser perdonado sin pedir perdón, o exigir que otros primeros pidan perdón. La persona que realmente siente el dolor y el daño causado no hace esas cosa, simplemente pide perdón. Patricio Aylwin, que apoyó y promovió el golpe, cuando presentó a los chilenos el Informe Rettig se quebró, lloró y pidió perdón. Eso es lo que hace alguien que no ha perdido su norte moral.

Uno puede vivir muchos años, y quienes no lo ha experimentado debieran agradecer su suerte, sin pasar por crisis históricas graves. En ellas se prueba quien uno es. Hay quienes, finalmente, hacen lo que hay que hacer -digamos, crear, apoyar y ser parte de algo como la Vicaría de la Solidaridad-; y hay quienes que de hecho hacen lo que no hay que hacer, y eligen no escuchar, no preocuparse, minimizar y negar.

Antes de finalizar, no estará de más hacer notar algo sobre el presente: La violencia no ha dejado de estar presente en Chile. En las tierras mapuches ahora ella existe. Puede que su intensidad sea menor, aunque no experimentándola mi juicio al respecto no tiene mucho valor y habría que reflexionar en que para quienes la sufren la violencia es siempre intensa, ni los asesinados dejan de estar menos asesinados porque los haya en menor cantidad. No estará de más darse cuenta que en muchos debates sobre estos temas se repiten tal cual argumentos y exigencias que se daban en la dictadura, y quien recuerde las intervenciones en las poblaciones urbanas deberá notar las similitudes con las intervenciones en las comunidades mapuches.

Y entonces, ¿cuál es la relación que uno tiene con la violencia y la crisis que a uno le toca enfrentar hoy?

Retomando el Censo: Los Anexos al Informe de la Comisión Revisora del Censo

En el día del 30 de Agosto de 2013 se publicaron en el sitio del INE los anexos del Informe de la Comisión Revisora del Censo (link aquí). Si bien no aparecen nuevas conclusiones en los antecedentes que presentan los anexos, se manifiestan con mucha mayor claridad los elementos que llevaron a la Comisión a obtener las conclusiones que comentábamos en la entrada sobre este tema.

En una revisión muy preliminar, los anexos tienen más de 1.000 páginas, destacan al menos las siguientes situaciones:

Del análisis realizado por la comisión, tanto de las tabulaciones recibidas por el trabajo supervisado por Lenin Aguinaga de CELADE como de las muestras, se pudo concluir que no se puede llegar de manera precisa a la BASE 0, deshaciendo el proceso de fase previa a partir de las bases actualmente disponibles en el INE. Es decir, en el INE no se ha logrado reconstruir todo el proceso de chequeo de consistencia y correcciones por no respuesta, pues el proceso no había sido plenamente documentado, y se habían “pisado” versiones sucesivas de las bases. por lo tanto, no existe una manera confiable y documentada de aseverar que se cuenta con una base de datos de la población efectivamente censada aún cuando la comisión estimó que los números de personas podrían no variar de manera significativa. Esto adquiere relevancia por cuanto la Comisión pudo constatar que en la fase previa, se introdujeron correcciones por no respuesta en las variables que no quedaron registradas en el informe realizado de manera ex post (página 67)

Según el informe elaborado por INE, un meta de gestión del año 2012 era capacitar el 100% del personal contratado por el proyecto Censo. Sin embargo, “en la práctica se observa que no fue capacitado el 100% de los funcionarios que se desempeñaron en el proyecto”, en cambio, “solo fue posible evidenciar que el personal capacitado fue un 73,62% (11.472 personas) de las 15.583 personas contratadas al mes de julio 2012”. Respecto del 26,38% restante del personal que participó en el censo, en su informe INE dice no contar con registros de la capacitación de estas personas, lo que indicaría que no recibieron la capacitación de 5 días con una evaluación final contemplada para el proyecto, sino que podrían haber recibido una capacitación sin la evaluación final y con un tiempo de desarrollo menor (página 158)

Las citas anteriores, supongo, no requieren comentario.

Lo que sí requiere comentario son algunas de las declaraciones de Francisco Labbé, ex-director del INE. que están registradas en la Comisión, Labbé declara que hay muy pocos especialistas técnicos en Censos en Chile y que las personas que excluyó no lo eran, aún cuando por más artesanales que fueran mal que mal se habían logrado realizar varios de ellos en nuestro país (página 182). Ahora, el caso es que el mismo Labbé muestra en sus declaraciones que tampoco él era un experto al respecto. Porque si la decisión de cambiar a un censo de derecho, y la mera existencia de censos de derecho, fue algo que Labbé sólo conoció una vez que entró a Internet a investigar y merced a algunas conversaciones (página 176), entonces de eso se sigue que no manejaba esa información previamente. Por cierto no hay problema alguno en no contar con información, y obtenerla, pero alguien que es experto debiera ya saber cosas de antemano.  Si Labbé se defiende atacando a otros por falta de expertise, algo con lo cual también atacó a la Comisión, debiera partir reconociendo su propia ignorancia. Pero bueno, esperar eso quizás es demasiado.

En cualquier caso, más de 1.000 páginas o no, es un documento a leer para toda persona que usa cifras y números de estudios en Chile.

El miedo atávico de la élite en Chile

Hace algunos meses comentaba en alguna entrada que el orden social en Chile en realidad es frágil (link aquí): Que la élite no sabe funcionar en una sociedad movilizada y que su reacción frente a ello es usualmente la violencia.

Leyendo ayer ‘Santiago de Chile. Historia de una sociedad urbana’ de Armando de Ramón (Catalonia 2007) me encontré con el siguiente párrafo a propósito de la situación de los sectores populares entre 1730 y 1850 (la era de la consolidación urbana de acuerdo a de Ramón):

A todo esto hay que agregar el ‘miedo’ histórico cultivado por la clase poseedora. El miedo a los antiguos levantamientos indígenas. Relegados ahora al recuerdo y a la frontera de Arauco, se reproducía cada noche y cada día, considerando la existencia de esta especie de mundo subterráneo que se había introducido en la ciudad y formado sus arrabales, el que numéricamente era mayoría dentro de la población que habitaba Santiago (p. 107)

El rechazo a lo indígena se transforma entonces en el rechazo a las clases populares que se ha mantenido con posterioridad entre esas clases poseedoras. Un hecho crucial, creo, es que este miedo es frente a un otro, completamente separado de este sujeto con miedo. Porque la facilidad con que la élite usa la violencia ,y buena parte de las formas que adquiere su trato permanente al resto de la población de Chile, tiene su raíz en el hecho que nunca ha considerado a esos grupos como parte de una misma comunidad, de un ‘nosotros’ como le gustaba decir al PNUD.

Lo cual, finalmente, no es otra cosa que volver a plantear que el problema de Chile es su élite.

 

La Democracia y los Partidos

Estamos acostumbrados a pensar que los partidos políticos son algo indispensable para una democracia. Ya sea que se evalúe que actúan bien o mal, la reflexión es que se requieren organizaciones que medien entre la población y el Estado.

Un tema interesante a este respecto es que en los orígenes de las instituciones republicanas existe un rechazo a la idea de la facción, como algo que atenta contra el buen funcionamiento de esos órdenes. De hecho, en las discusiones conceptuales originarias -la defensa de la democracia en Spinoza en el Tratado Teológico-Político o en las discusiones de Condorcet sobre votación- se da una conspicua ausencia de discusiones sobre la necesidad y los efectos de estos mediadores. La idea de soberanía popular originalmente es pensada sin mediadores. Lo cual tiene sentido porque si la idea es que en una democracia cada ciudadano gobierna funciona mejor en la medida en que no hay partidos.

Si pensamos en términos de las diferencias de opinión, si éstas no están organizadas -y los partidos son una herramienta que aumenta la probabilidad y se basa en que éstas lo estén- entonces para cada ciudadano es probable que en buena parte, si no la mayoría, de los asuntos su opinión sea coincidente con la voluntad mayoritaria. Si bien en varias casos la opinión general no corresponderá con la personal, la identidad de ambas tenderá a ocurrir en las ocasiones suficientes para que la persona se sienta ‘gobernante’. Pero si las diferencias están organizadas y correlacionadas, lo que con la existencia de partidos se transforma en casi una certeza, entonces es posible sistemáticamente estar derrotado y por lo tanto en ese caso difícilmente se dará la sensación de estar gobernando.

Si consideramos ahora estos temas desde el punto de vista de la deliberación encontramos algo similar. La oportunidad de ser parte de un proceso deliberativo y que la opinión propia se modifique en dicho proceso disminuye en la medida que las opiniones cristalizan. Y los partidos son, precisamente, herramientas de cristalizar opiniones. Luego, las oportunidades de sentirse parte del proceso deliberativo asociado al gobierno también disminuye.

Bien se puede plantear que los procesos asociados a los partidos, correlación y cristalización de opiniones, son procesos ineludibles: Procesos que siempre sucederán, más allá de la existencia de partidos. Conste que no hemos considerado dentro de estos procesos lo relativo a la existencia de liderazgos, porque la constitución de liderazgos no es un proceso que tenga que ver con partidos en primer lugar. En todo caso, si lo anterior es cierto, entonces se puede plantear que las críticas en torno a los partidos son hechos desde una idealidad democrática, y que nada de ello tiene que ver con sus prácticas. Aceptemos el argumento. Incluso en esa situación, esto implicaría que los partidos pueden ser parte inherente del funcionamiento de un sistema democrático, pero no por ello son un elemento que fortalece el desarrollo de la democracia, que sean parte de su buen funcionamiento.

La persistencia de la ideología de la acción racional

Si hay una teoría que se ha mantenido desde el inicio de la investigación social, y que aparece en múltiples contextos más allá de sus cultores, es la acción racional instrumental. Al mismo tiempo, si hay una teoría que ha sido permanentemente criticada y que es manifiestamente inadecuada a primera vista, es la misma teoría anterior.

Puede parecer injusto declarar manifiestamente incorrecta a esta teoría. ¿No se puede plantear que no hay otras teorías que se han equivocado de forma sustancial? ¿No se puede plantear que con esta perspectiva se han descubierto resultados relevantes? Ambas cosas son ciertas, pero al mismo tiempo es correcto plantear su manifiesta incorrección. Y esto porque sabemos que su postulado central es falso y su falsedad es directamente observable: el que la acción humana sea instrumental. Es claro que existen acciones instrumentales, pero ella no cubre toda la acción, y de hecho bien se puede dudar que esa teoría de cuenta de las acciones racionales (Bourdieu es un buen ejemplo de este último planteamiento, y más allá de su corrección, baste para instalar la duda). Para calibrar lo anterior es útil mencionar que la mera preferencia, que quizás se pudiera dar por descontada en la acción, no es equivalente a la acción instrumental. Todo el instrumental analítico que usa este modelo avanza mucho más allá de lo que permite la sola preferencia.

Ahora bien, ninguna de las defensas usuales de esta teoría de hecho resuelve ese problema. La idea que lo adecuado del postulado se defiende en los resultados (Friedman) es insuficiente porque en este caso el postulado es directamente observable. La idea que es un tipo de acción más basal que otros, que otras acciones -como la altruista- se fundamentan en la existencia de acciones instrumentales (Elster) también resulta insuficiente porque la acción instrumental no da cuenta de sus propios fundamentos, por ejemplo desde donde aparecen las categorías de objetos sobre las cuales establece acciones instrumentales. La idea que es la única teoría posible por la necesidad de una aproximación individual olvida la existencia de múltiples otras teorías de la acción y el hecho básico que si quiero estudiar la acción individual entonces no estaría de más usar modelos sicológicos de la acción. La idea que la explicación racional es preferible porque es una explicación final, no se requiere mayor elucidación si explicamos una conducta porque es racional, no funciona porque no es evidente -más allá del sentido común- porque la acción racional es auto-explicativa, y porque sigue quedando abierta la pregunta de cómo el actor alcanza la conclusión de que determinada acción es racional (la verdad no es evidente al fin y al cabo). La idea que la acción racional es usable porque las desviaciones de la racionalidad son aleatorias y se cancelan (Goldthorpe) no resiste puntualizar que hay muchas formas de generar patrones que no pasan por la acción instrumental. La idea que esta perspectiva es superior porque ha sido más fructífera como fuente de explicaciones (Becker) se enfrenta al problema que toda acción puede ser observada como racional y muchas veces no contamos con otra evidencia de las referencias que la propia conducta, con lo cual la explicación se reduce a una mera tautología. Nuevamente todo ello no quiere decir que con estas herramientas no se haya producido conocimiento valioso, pero claramente no es una aproximación que resulte suficiente.

El mero hecho que la explicación racional sea parte del sentido común debiera levantar algunas sospechas. Toda la argumentación sobre la prioridad de los conceptos de los actores aplica a las categorías, no a las explicaciones; por lo que no es válida como una posible defensa de esta teoría su conexión con el sentido común. El hecho que sea parte de este sentido tampoco implica que esté equivocada.

 

La coexistencia entre esta permanencia y la visible inadecuación indica que es una pregunta sociológica interesante preguntarse por este hábito del pensamiento que este tipo de teoría. Para responderla quizás es útil observar los límites que tiene la acción racional.

Un primer límite dice relación con sus condiciones de posibilidad. Por ejemplo, que para tener una acción racional requiero una teoría del mundo, establecer las categorías de ese mundo y como ellas se asocian entre sí. Este es un límite que es fácil pasar por alto dado que a menos que se presenten problemas esa teoría es simplemente asumida y usada por el actor.

Un segundo límite lo constituye lo que no se considera instrumental, lo que es un objetivo en sí mismo -ya sean acciones, relaciones u objetos-. Este límite es relevante porque es un límite que sí es notado por el actor, y porque está asociado a demandas éticas básicas: No tratar al prójimo como instrumento por ejemplo. Esto último resulta crucial.

La operación de los sistemas sociales, y en particular del capitalismo, implica despersonalizar las relaciones y tratar a los otros -y pensar que uno es tratado por los demás- instrumentalmente. Eso es algo que ya sabía Adam Smith y se repite en las teorías actuales. El transformar la acción instrumental en sentido común no es tan sólo una forma en que la persona se acostumbra a actuar en esas arenas, en las cuales se presupone esa aproximación. Es además una forma de neutralizar la intuición ética que no se puede tratar a los otros como instrumentos ni uno puede pensar su propia vida como instrumento.

Las Ciencias Sociales como estudio de la Naturaleza

El estudio de la vida social es en sí mismo vida social. El estudio de la vida social es una operación recurrente de ella misma, en el cual están involucrados todos los agentes y no sólo los practicantes delas ciencias sociales. Ese conocimiento de los agentes es, además, una actividad constituyente de lo social.

Todas estas características se han observado como diferenciadoras de la ciencia social que hacen indispensable pensarlas como ciencias fundamentalmente distintas. Argumentaremos más bien que siendo todo lo anterior cierto, nada de ello obsta para que las ciencias sociales estén unidas al resto de las ciencias.

Primero, en sí mismo el hecho que las ciencias sociales sean vida social que se estudia a sí misma no la diferencia de otras: la biología no es más que vida estudiando vida y la física no más que materia investigando materia. Puede aducirse que estas últimas ciencias eluden estos problemas y se perciben a sí mismas fuera de sus objetos, mientras que las ciencias sociales eso no ocurre. Ello podría ser cierto, pero no cambia el hecho que se puede hacer ciencia del modo usual bajo la condición que el que estudia es parte de su objeto de estudio.

Segundo, sucede también para todas las ciencias, o al menos las más generales, que en su estudio están involucrados todos los gantes. Los agentes, en su vivir, usan y descansan en conocimiento de sentido común sobre la naturaleza; y en ello no hay distinción profunda entre las ciencias.

Donde sí aparece una distinción es que esos conocimientos son objeto del estudio de las ciencias sociales, mientras que el sentido común sobre biología o física no es parte de esas disciplinas. Pero ese conocimiento no es más que otro objeto a estudiar, y para el cual se puede usar la misma aproximación metodológica. Dado que el conocimiento de la ciencia social no reemplaza al sentido común -incluso cuando este último se apropia de elementos del primero, cuando esto sucede cambia de carácter-, y son por lo tanto distintos, entonces no hay consecuencias metodológicas o epistemológicas especiales. Aunque sí lo tienen en relación a las técnicas, no es un cambio metodológico (sigue aplicando la idea de conocimiento objetivo, replicabilidad, control de variables intervinientes etc.).

La necesidad de separar las ciencias sociales de otras ciencias es, finalmente, una herencia del idealismo alemán y de la filosofía de la conciencia, y en última instancia de Kant, del su intento de salvaguardar un espacio para la causalidad de la libertad frente a la causalidad de la naturaleza (por más que en el propio Kant eso es parte del nivel trascendental y no del empírico). Es un intento de defender al ser humano de ser rebajado al nivel de mera naturaleza animal. Pero ese empeño no deja de ser un ejercicio de vanidad.

Tendemos a pensar en torno a la distinción cultura y naturaleza, que al final desciende de la diferencia sujeto y objeto. Pero la cultura no es más que una forma específica de la naturaleza, del mismo modo que el sujeto no es más que un tipo de objeto especial -uno que observa. Si uno quisiera usar ese lenguaje, bien podría decir que los seres humano sson una forma en que la naturaleza adquiere ‘conciencia’, la conciencia no es algo aparte del mundo, sino parte de él.

Si simplemente nos aceptamos como parte del mundo natural, entonces, asumiendo las características específicas de la vida social, la ciencia social es simplemente parte integrante del estudio de la naturaleza. Es el estudio de una parte de la naturaleza, de la naturaleza social.

Acciones y distinciones; interacciones y comunicaciones

Toda acción es distinción y toda distinción es acción.

Realizar una acción implica realizar un cambio en el mundo. Realizar un cambio en el mundo implica que es posible diferenciar las situaciones. Esa diferenciación de situaciones constituye una distinción.

Realizar una distinción implica hacer algo, como mínimo implica plantear, indicar dicha distinción. Y por lo tanto implica una acción.

En otras palabras, podemos decir que actuar y distinguir son dos caras de una misma moneda, y que en cuanto ocurre una ocurre la otra.

La relevancia de esta afirmación es que ella disuelve toda separación entre el ser que actúa y el ser que comprende; digamos, entre acción instrumental y acción comunicativa a la Habermas. y múltiples separaciones parecidas. Siempre hay que pensarlas en conjunto. En última instancia, requiere un rechazo a la separación de la conciencia con el mundo -alguna vez escribiré una entrada sobre como somos herederos de la tradición de la filosofía de la conciencia en Ciencias Sociales.

Además, un asunto esencial es que el número de distinciones, y por lo tanto de acciones, es infinito. Para ser más precisos: que no hay un conjunto predefinido de posibles acciones/distinciones. La distinción se crea en el acto de hacerla. No hay una ontología previa y definida de todas ellas. Los elementos que se distinguen en el mundo lo son en el acto de hacer la distinción -y esto tiene varias consecuencias (por ejemplo, en toda aproximación al aprendizaje que se base en un conjunto definido de cosas y elementos sobre los cuales se aprende, y no se toma en cuenta que es parte del proceso de aprendizaje distinguir esos elementos). Ahora, para no caer en idealismos: Se puede aceptar que lo que se distingue es independiente de la distinción, la distinción reconoce una diferencia pero es al reconocerla que es posible marcarla e identificarla. El hecho que el actor distinga entre A y B se basa en una diferencia que se reconoce entre A y B, y esa diferencia se podría aceptar no es producida por la distinción; pero es el actor el que necesariamente tiene que hacer ese reconocimiento, y bien podría hacer otro cualquiera, y el conjunto de esos reconocimientos es infinito.

 

Actuar implica interacción; distinguir implica comunicar.

Para decirlo de otro modo, quien actúa puede interactuar; y quien distingue puede hacer co-distinciones (comunicaciones).

Esto se desprende del hecho que los actores no están sólos, sino que participan de un mundo en que hay otros actores como ellos (al menos otros seres que pueden actuar y distinguir). Ahora, actuar implica hacer un cambio en el mundo. Ahora quien puede ser afectado por ese cambio puede ser cualquier elemento en él- Y ello incluye otros actores. Con lo cual mínimamente tenemos una interacción (un actor afecta a otro actor). Si esta dinámica se replica por parte del segundo actor ya tenemos una interacción más compleja. Distinguir implica una acción y por lo tanto indica un cambio en el mundo, el que puede ser a su vez observado (distinguido) por otro actor, porque el actor puede hacer distinciones sobre cualquier elemento. En otras palabras, todo actor puede realizar señales, y en tanto estas señales son objeto de una distinción por otro actor ya tenemos una comunicación (i.e señal por parte de un actor junto a una observación de esa señal por parte de otro).

Interacción implica comunicación.

Se desprende de las dos anteriores en realidad. Si quien actúa, distingue; y quien actúa, interactúa; entonces quien interactúa, distingue; y si quien distingue, comunica; entonces finalmente no se puede tener interacciones sin comunicación (y si se realiza la conexión desde la otra vía, no se puede tener comunicaciones sin interacciones).

 

En base a estas ideas básicas es posible explorar los fenómenos básicos de la interacción social -o al menos es lo que nos interesa hacer a partir de ahora

(NOTA: Recordar que tengo pendiente la continuación del tema de las técnicas cualitativas)

Algunas observaciones sobre los fundamentos de la Economía

(Sin mucho orden ni concierto, pero bueno para que no se me olviden las cosas que se me ocurren)

  • Que los economistas suelen preocuparse sobre cómo determinada medida afecta al bienestar general, medido éste en términos de eficiencia y óptimos paretianos, pero no es claro, en su perspectiva desde donde emerge esa preocupación. ¿Por qué a un actor racinal le interesaría preocuparse del óptimo de Pareto?
  • Al final defender ello implicaría defender un proceso social determinado -en el cual los seres racionales eligen preocuparse de esos criterios; pero eso, entonces, abre espacio para (a) otros procesos o (b) otras conclusiones de los sujetos, en ambos casos no llevando a esas preocupaciones
  • En ese sentido, una circunstancia común en economía es la dificultad para los economistas de diferenciar ente lo que es racional y la propia teoría del economista sobre ello. A esto cabría observar que toda teoría de la acción racional implica plantear que los actores hacen -por lo que esta situación no tendría nada de particular: los economistas saben que sus teorías no son el objeto pero para funcionar como teorías deben plantear cosas sobre ese objeto. Ello es razonable.
  • Sin embargo, la forma en que los economistas tratan el tema da cuenta que no han inquirido en profundidad sobre lo que implica esta diferencia. Porque  ella implica que diversos actores racionales alcanzarán conclusiones diferentes -incluso si tienen la misma evidencia-, y dado que la racionalidad es sobre el proceso de alcanzar conclusiones, entonces incluso pueden usar métodos y técnicas de racionalidad distintas.
  • Incluso, pensada como técnica de la racionalidad instrumental es como podemos entender a la economía como tal. Los sujetos pueden tener interés en ser racionales, al menos algunos lo tendrán. Ahora para actuar racionalmente se requiere un conjunto de procedimientos que así lo permitan. Esas técnicas no están dadas, hay que producirlas. O al menos, incluso si hay algunas dadas, ellas no agotan todas las posibles. Ese campo de desarrollo es la tecnología de la racionalidad, y la economía puede entenderse como la investigación y desarrollo de la racionalidad instrumental.

Bajo esta perspectiva, entonces la economía no es una ciencia empírica. Pero tampoco es una ciencia a priori como lo quería von Mises. Es una tecnología. Lo cual a su vez vuelve razonable que la economía, estudio del actor individual, nunca haya observado a la sicología. Mirado desde el estudio empírico, si quiero analizar la vida social usando una perspectiva individual, lo obvio sería usar la sicología. El que la economía no lo haya hecho de esa forma nos muestra de nuevo que la economía no es ni pretende ser una ciencia empírica.

A Propósito del Informe de la Comisión Revisora del Censo

9,3% de omisión general de población, cifras que es bastante superior en algunas comunas y grupos de edad; inconsistencias en el número de viviendas en varias comunas; un 12,3% de viviendas desocupadas, cifra muy superior al de censos anteriores. Todo ello, entre otras muchas otras cosas, amerita a ojos de la Comisión Externa Revisora la necesidad de hacer el censo de nuevo el 2015 (ver el informe aquí).

Esos son los resultados. De particular interés es la descripción del proceso del Censo que realiza la comisión, porque es de los múltiples errores cometidos durante ese proceso que se generaron los resultados ya mencionados. Los principales errores se pueden clasificar en dos grupos que procederemos a analizar a continuación:

A) Errores asociados a la implementación del Diseño. Cambiar de un censo de hecho a un censo de derecho no es un error, como lo muestra con claridad el mayor número de países que realiza este tipo de censo en años recientes. Lo que sí es un error es realizar ese cambio sin realizar las acciones que la hacen posible y sin tomar en cuenta la complejidad que el cambio involucra. En última instancia, fue una actitud de no hacerse cargo de las decisiones. Veamos algunos de los problemas de esta área:

  • Tomar la decisión de cambiar de tipo de Censo cuando el proceso de éste ya se encuentra en curso. Esto ya es problemático, pero lo es más el que no se adapten las actividades ya realizadas al nuevo estándar. Por ejemplo, si bien el Censo contó con pilotos, no se realizó uno para validar los procedimientos después del cambio de la decisión a un censo de derecho.
  • No cambiar la programación de validación del censo, basado en uno de hecho, a la nueva situación, con el resultado que no contamos todavía con una base plenamente consistente.
  • No tomar en serio las necesidades de recursos requeridos para hacer un censo de derecho. Sobre la estimación inicial de costos, la Dirección pidió 800 millones menos. Y ante el hecho que la estimación inicial estuvo bajo lo necesario, en vez de buscar nuevos recursos se toman decisiones como trabajar con un número menor de encuestadores.

B) Errores asociados a la implementación del Terreno. La última consideración nos empieza a dirigir del diseño al terreno. En este ámbito aparecen varios problemas graves que además, muchos de ellos, eran de fácil solución o resultaban previsibles.

  • El hecho de pagar al encuestador por día y no por encuesta realizada, esta última la práctica habitual en las empresas de encuestas, puede que haya resultado inevitable -dado como funciona el Estado-. El hecho de no reforzar la supervisión para resolver los problemas esperables dada esa situación sí constituye un claro error.
  • Establecer que el estado de vivienda desocupada no requería nueva visita, mientras que ocupada sin moradores requería 3 visitas corresponde a un error; cuando el incentivo del encuestador -que recordemos era pagado por día y no por encuesta- era claramente a declarar como desocupada toda vivienda en que no encontrara alguien que respondiera.
  • Falta de dirección frente a los problemas encontrados. Durante el desarrollo del Censo, al aparecer el problema de entrevistas no logradas, la dirección se reduce a plantear que se realicen todos los esfuerzos posibles. Pero no hay protocolos, instrucciones o recopilación de buenas prácticas que provengan desde la dirección, sino que cada equipo regional opero por su cuenta.
  • Los horarios en que se realizaron las encuestas correspondió a un horario laboral, contra la práctica habitual de terreno, Y dado que ese horario es más probable que no se encuentren personas en el hogar, esto claramente ayuda al problema de casos no logrados.
  • Los problemas de terreno también incluyeron una alta rotación de entrevistadores. Esto suele generar problemas logísticos en el terreno, y en este caso en particular implicó que cerca un 27% de los entrevistadores tuviera problemas de capacitación.

Todos los problemas anteriores son relevantes y afectan el contar con un buen censo. Y todo esto sin entrar siquiera en otros problemas, como cuestionario, o la decisión -invento de la dirección del INE de ese momento- de estimar el número de viviendas no censadas y proceder a ‘poblarlas’ de personas e incluir esto en las cifras oficiales. Sin entrar en los problemas de resultados e imputaciones, ya nos encontramos con problemas muy graves.

Dada la centralidad del Censo en la generación de estadísticas sobre la realidad nacional, y su relevancia en generar marcos muestrales para buena parte de los estudios del sistema estadístico nacional, sí parece ser necesario seguir la recomendación de la Comisión.

Tres aproximaciones para fundamentar la investigación cualitativa (I)

Por causas que no serán examinadas en esta entrada, la investigación cualitativa en ciencias sociales se ha fundamentado usualmente en razonamientos que rechazan la idea de una ciencia natural de la vida social, y que abogan que esta estudio es parte de ciencias que son diferentes en su base a las naturales o que implican que el estudio de lo social no es científico. El análisis del sentido requeriría ciencias del espíritu.

No se discutirá aquí a la otra gran forma que ha adquirido esta negación, que es la idea de las ciencias históricas; aunque es necesario recordar que ellas han estado muchas veces asociadas. Pero siendo dos argumentaciones distintas, resulta mejor separarlas también en su exposición.

Se pueden distinguir tres tipos de argumentaciones en torno a la afirmación que el estudio de la vida social exige un análisis del sentido que implica una aproximación radicalmente distinta del de las ciencias naturales. Una argumentación, la más clásica en sociología, es la del sentido de la acción, que tiene uno de sus exponentes clásicos en Weber. Una segunda argumentación es en torno al sentido de las prácticas, argumentación algo más posterior y que encontró uno de sus defensores más importantes en Peter Winch. La última argumentación que analizaremos es la que se preocupa fundamentalmente por el sentido de los discursos; que entre nosotros, al menos, ha estado altamente asociada a Jesús Ibáñez y sus discípulos. Los argumentos se cruzan entre sí y su especificidad no nos debe hacer perder de vista que se han dado en la literatura las más diversas conexiones y combinaciones entre los argumentos que se distinguen. En última instancia, son argumentos, no posiciones.

El hecho que estamos ante argumentaciones tiene como consecuencia que ellos no se limitan tan sólo a temas estrictamente metodológicos, sino que se refieren también a elementos conceptuales y teóricos.

Esto es muy claro en Max Weber, que será usado para dar inicio a la exposición del primer argumento. Antes que nada, el sentido de la acción define el campo de interés de la sociología en tanto disciplina, al ser ella el estudio de las acciones cuyo sentido está orientado hacia otros. Luego es una ciencia que se basa entonces en la comprensión del sentido de la acción.

En el mismo Weber, donde estas nociones tienen raíces neo-kantianas, y en particular experimenta la influencia de Rickert, la discusión del sentido se orienta en términos de asociaciones de valor y de la pertinencia valorativa de las acciones: para qué valor es relevante una acción. La metodología de los tipos ideales, que se basan en torno a un valor y crear un esquema de las acciones pertinentes para ese valor, está íntimamente asociada a esta perspectiva.

Sin embargo, esta orientación del sentido en tanto valor no ha sido tan central posteriormente, por más que muchos textos citen ritualmente los conceptos de Weber. La preocupación por el valor, que llevó a Weber a darle en sus textos tanto espacio a la distinción valor objetivo / valor subjetivo, resultó ser más bien un punto muerto.

La fenomenología de Alfred Schutz, y desarrollada por sus discípulos (de quien trataremos más a Thomas Luckmann) ha sido uno de las continuaciones más relevantes de esta tradición. Schutz encuentra que la aproximación de Weber es la más fructífera para la Sociología, pero que sin embargo su fundamentación filosófica resulta ser insuficiente. Fundamentar, y a partir de ello desarrollar, la idea básica de qué implica una ciencia del sentido de las acciones será parte esencial de su desarrollo. Para ello entonces usará la fenomenología de Husserl como parte de ese esfuerzo de fundamentación. En algún sentido, dado que Husserl se puede entender como un esfuerzo de poner bases más fuertes a la tradición de la filosofía de la conciencia, o sea de Kant; correspondía entonces en ciencias sociales que la misma operación se realizará al neo-kantiano Weber.

(De ese desarrollo, nos ocuparemos en la 2a entrada sobre el tema)

(NOTA: En principio, para bien y para mal, el segundo semestre de este año tengo que hacer un curso de metodología cualitativa, y regularizar mis notas al respecto no estará de más, para lo cual entonces este pobre blog será usado)