Entre los innumerables proyectos sobre los cuales trabajo de cuando en cuando, está la de escribir una Historia Universal de la Vida Social. El eje de ella es lo que hasta ahora no se me ha ocurrido mejor que nombrar como ‘tecnologías sociales’: una historia del desarrollo de todas aquellas formas (instituciones, estructuras, prácticas, creencias) que hemos ido creando para operar a través de nuestras vidas. Es una historia cuyos dramatis personae son, digamos, mercados, dinero, Universidades, ciudades.
Una historia requiere una cronología, y una historia universal requiere de una cronología así también universal. Tarea que resulta enormemente compleja porque hasta pocos siglos si bien los diversos espacios sociales podían estar conectados, no eran parte del mismo ‘mundo’ y sus temporalidades eran diferentes. Una división en etapas que vaya más allá de contextos regionales resulta empresa azarosa. Más aún si pensamos que establecer etapas muchas veces se lee como si estableciera linealidades y pasos necesarios donde ello no siempre es así. En todo caso, difícil y todo un cierto esquema se requiere para ordenar la narración.
Primero propondremos el esquema y luego procederemos a defender sus razones:
Era de las Civilizaciones
- Etapa I. Civilización temprana (3000-1200 AC)
- Etapa II. Civilización media (1200 AC-500 DC)
- Etapa III. Civilización tardía (500-1450 DC)
Era Moderna (1450 DC -actualidad)
- Etapa I. Modernidad temprana (1450-1750 DC)
- Etapa II. Moderndiad plena (1750 DC- actualidad)
La estructura mencionada se ordena combinando varios criterios. Uno es el directo de aparición de nuevas ‘tecnologías sociales’, que es lo usado para dividir entre eras. Otro dice relación con la constitución de conexiones y flujos entre diversas tradiciones, y los momentos de crisis de ellas, que sirve en general para dividir entre etapas.
La división entre eras divide de acuerdo a lo siguiente. Por un lado, tenemos sociedades tribales -que representan la situación de base. Y las definiremos como espacios sociales donde el parentesco opera como la tecnología social fundante, como el lenguaje que ordena en general las diversas actividades sociales. El primer hito basal es cuando se suman luego sociedades ‘civilizadas’: Sociedades donde aparecen otros órdenes institucionales -que poseen ciudades, que poseen organizaciones, al menos el Estado, donde aparece la escritura como tecnología comunicacional etc. La era moderna aparece con la emergencia de dos hitos: (a) El nacimiento de otras formas institucionales (por ejemplo, los medios de comunicación, la opinión pública, las instituciones científicas (las revistas científicas por ejemplo), las corporaciones y (b) el desarrollo de flujos sociales que por primera vez efectivamente son globales (i.e cuando la plata extraída en Potosí termina siendo usada en China).
La división entre etapas, al interior de cada era, se puede establecer dependiendo del grado de ‘solidez’ y de conexión entre espacios de la vida social.
En lo relativo a la era de las civilizaciones, podemos dividir:
En el período temprano, se originan estos espacios sociales -con sus tecnologías básicas-, pero en general estos espacios están relativamente desconectados y son relativamente frágiles. De hecho, son todas civilizaciones ‘olvidadas’ -en el sentido que sus escrituras y sus culturas sólo pudieron ser recuperados posteriormente, pero durante mucho tiempo nadie conoció a los sumerios o Harappa. El año 1200 AC (la crisis de los ‘pueblos del Mar’ en el cercano oriente) puede funcionar como hito de cierre. Ninguna de las civilizaciones previas mantuvo continuidad, varias de las posteriores si la han tenido (al menos, sus escrituras y su cultura no fueron completamente olvidadas).
El período medio es uno de expansión: En nuevos espacios geográficos aparecen las tecnologías de este tipo de sociedades, y estas tecnologías se complejizan y desarrollan (pensemos en el desarrollo de burocracias imperiales y de las religiones universales de salvación), y ciertas conexiones básicas aparecen en el cordón de civilizaciones del Viejo Mundo. Los romanos y los Han tenían cierta idea de su mutua existencia, si bien no contactos permanentes. Es el período en que se establecen los períodos clásicos de varias tradiciones, los que -recordemos- por más dificultades de transmisión no han sido jamás completamente olvidados. A principios de la Era Común incluso tenemos varios grandes imperios que entre todos cubren el espacio entre las Islas Británicas y China. A mediados del primer milenio de la era común esa estructura se disgrega, lo cual marca el hito de término. La mayor solidez de la civilización se muestra en que estas crisis y ‘caídas’ no implican desaparición. En cierto sentido, quizás sería mejor operar como hito de salida el 622, la Hégira, con el nacimiento de la más reciente religión universal de salvación, y con ello el nacimiento de todas las tradiciones civilizatorias que existen incluso hoy, pero operar con el año 500 puede servir para no quedar anclado a un hito concreto.
El período final es uno en el cual, como ya vimos, se establecen todas las tradiciones civilizatorias modernas (digamos, están prácticamente todos los ‘clásicos’, todas las formas de escritura, en funcionamiento). Al mismo tiempo es un período en que efectivamente los contactos entre estas tradiciones se vuelven más recurrente, y se puede hablar de la ruta de la Seda como algo establecido y claro (y por el cual vale la pena luchar). Los hitos finales de este período creo son el año 1492 (los Europeos llegan y se instalan en América) y 1498 (Vasco de Gama llega a la india). Con ello se forman por primera vez flujos efectivamente globales, como ya dijimos, y además que existen contactos directos de al menos una tradición de civilización con todas las otras. En el listado elegimos como punto final 1450 para no quedarnos con hitos concretos sino más bien con procesos.
La era moderna es donde nacen y se despliegan como ya dijimos varias nuevas tecnologías sociales y cuando se despliegan estos procesos de flujos globales. Podemos diferenciar en su interior un período temprano (desde alrededor del 1450 a alrededor de 1750) en que asistimos al origen y primera aparición de estas tecnologías -las que, por cierto, como todas las cosas tienen antecedentes previos, pero es aquí cuando aparecen con claridad. Pero si bien ya han aparecido todavía no dominan necesariamente los espacios sociales: Están las instituciones científicas, aparece la esfera pública, pero todavía no son ‘sociedades científicas’ o donde los principios de la discusión pública estructuren sus formas. En lo que se puede denominar modernidad plena (a partir de alrededor de 1750, o sea al inicio de los períodos revolucionarios políticos y económicos del siglo XVIII) cuando esas formas se despliegan y fortalecen.
Definidos en torno a formas de tecnología social, las sociedades modernas no tienen nada ‘específicamente’ europeo. Sucede que hay un lugar donde estas formas aparecen en primer lugar, y ese fue Europa, pero eso no las convierte en europeas. Del mismo modo que las estructuras de la civilización nacieron en la antigua Sumeria (o Egipto o cualquiera de los estados prístinos) pero no tienen nada de específicamente sumerio, o la agricultura surgió en primer lugar en varios espacios pero la vida agraria no tiene las características culturales de esos lugares. Al reunirse el desarrollo de estas formas de vida social con un primer flujo global. los europeos adquirieron una posición de poder y privilegio, pero esto no necesariamente dice relación con una superioridad de su propia tradición; esto incluso si se pudiera probar que las características de su tradición pudieran indicar que ahí debían nacer por primera vez, pero los procesos de origen no necesariamente son idénticos a los procesos posteriores.
La idea de poner modernidad temprana y plena se debe, en parte, a un efecto en que todavía estamos viviendo en un período de sociedades modernas. En cierto sentido, quizás todo el período del 1450 en adelante sea visto como ‘modernidad temprana’ desde una perspectiva futura. El hecho que la distinción tradición / modernidad haya sido operativa hasta ahora (i.e que las sociedades modernas no sólo operaban en medios sociales con pura modernidad) quizás indique que todo ello corresponde a una sola etapa. Dejar los últimos 550 años como parte de una misma etapa además tiene la ventaja de poner la duración de las etapas más cercano a las anteriores (donde la civilización tardía lo dejamos en un poco menos de mil años).
El esquema anterior, como todas los esquemas, tiene sus problemas. Pero creo que a grandes rasgos es razonable y si bien se pueden modificar los hitos y mover las fronteras de las etapas y de las eras, la división como tal funciona. Es una división hecha desde el punto de vista de las civilizaciones en el eje euroasiático, pero es un hecho que ese es el eje dominante (en población, recursos, influencia cultural etc.). Las historias de espacios sociales fuera de ese eje (las tradiciones indígenas en América Latina o las diversos desarrollos en África) son relevantes, y han tenido efectos; pero efectivamente han sido dominadas y ‘cortadas’ en sus trayectorias. Se puede criticar esas circunstancias, pero no resulta posible negar que han sucedido.
Más allá de las dificultades, algo que tienen todas las cosas, alguna utilidad tendrá para ordenar, al menos, el proyecto a escribir que mencioné al inicio.