La primera de esas afirmaciones es la siguiente:
Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. (Karl Marx, El 18 Brumario de Luis Boanaparte, Capítulo 1).
Los dos elementos que componen una de las dualidades típicas del pensamiento sociológico aparecen con claridad en la cita: acción y estructura. Más aún, aparecen, como lo quiere buena parte de la Sociología contemporánea, en relación con el intento sempiterno de solucionar dicha relación, la cita los presenta, precisamente, en relación: Las acciones pasadas (de quienes hicieron su propia historia) son las que generan las circunstancias, la estructura actual. A pesar de todas sus diferencias, es algo en el cual Archer y Giddens -por dar un par de nombres- estaría de acuerdo. En la introducción de la Constitución of Society (página xxi) Giddens de hecho menciona que su texto es una reflexión extendida de la frase de Marx. Ahí está todo un núcleo de problemas para las ciencias sociales
Pero también:
He generally, indeed, neither intends to promote the public interest, nor know how much he is promoting it. […] And by directing that industry in such a manner as its produce may be of the greatest value, he intends only his own gain, and he is in this, as in many other cases, led by an invisible hand to prmote and end which was not part of his intention (Adam Smith, Wealth of Nations, Libro IV, Capítulo 2)
Si bien es la frase más famosa, no es la única: La Riqueza de las Naciones está repleta de análisis basados en la idea que entre los deseos e intenciones de los actores y los resultados logrados existe una distancia. Lo que esta aquí es, directamente, la idea de consecuencias no buscadas; pero más en general de lo que se trata es de la diferencia entre consecuencias y acción. La idea que esas consecuencias son positivas, si bien se expresó en una forma casi canónica en Smith, es de hecho previa, Hirschman tiene un bonito libro, Las Pasiones y los Intereses, que muestra el desarrollo de la idea en los siglos previos. Y de hecho, Smith generaliza el mecanismo (que antes era uno específico, de domar las pasiones por los intereses, vicios privados y virtudes públicas para usar la frase de Mandeville). Hirschman hace ver que su propio análisis muestra que de las consecuencias no buscadas se puede ampliar a la de consecuencias buscadas y no realizadas (Hirschman, 3a parte, p 148 en la edición de Capitán Swing, 2014). No estará de más recordar que Robert Merton hizo de la diferencia entre intención y consecuencia una parte fundamental de sus análisis.
Las dos ideas, la construcción de una estructura que va más allá de los deseos de las personas y la diferencia entre las acciones y las consecuencias, son basales para toda la ciencia social. La ciencia social como tal, la idea que se puede estudiar sistemáticamente la realidad social en tanto una forma (por muy sui generis que sea) de realidad, con sus propios mecanismos, depende en cierta medida de ambas afirmaciones: Que no podemos hacer lo que deseamos, por más que lo que evita ello sea precisamente las acciones de otros y que lo que construimos es algo que va más allá de nuestras intenciones son, ambas, afirmaciones que muestran la realidad de la vida social (realidad en un sentido muy básico, como algo que no depende solamente de mí).
Además, y aunque las citas provengan de autores que tipícamente son tomados como opuestos y como originadores de tradiciones que se niegan la una a la otra, están asociadas. Esas consecuencias que son legadas desde el pasado son precisamente esas consecuencias que no fueron las mismas que fueron intentadas por quienes la hicieron; y del mismo modo, entonces, nuestra acción generara consecuencias distintas de las pensadas. La relación entre acción y estructura se entiende mejor cuando pensamos la diferencia entre las acciones y las consecuencias.
Ahora bien, algo que no deja de ser interesante a este respecto: Estas dinámicas de consecuencias y del efecto del pasado le podrían ocurrir a Robinson Crusoe. ¿Por qué decimos que son afirmaciones constituyentes de lo social si no requieren lo social? Porque detrás de ellas hay un elemento subyacente e implícito: la pluralidad de los actores. El hecho que men, not Man, live on the earth and inhabit the world como plantea Arendt al inicio de The Human Condition. Para el sujeto individual puede ser que la intención y el resultado difieran, pero para la pluralidad de sujetos ello pasa a ser una condición inescapable; porque lo que otros realizan sus propias acciones o reaccionan a las acciones de los otros. Y ello entonces tiene como consecuencia:
In other words, the stories, the results of action and speech, reveal an agent, but this agent is not an author or producer. Somebody began it and it is subject in the twofold sense of the word, namely its actor and sufferer, but nobody is its author (Arendt. Human Condition, V, 25: 184)
Y esto entonces produce como resultado una versión radical del aserto inicial. Si bien es cierto que para un sujeto individual los resultados de sus acciones se le presentan como condicionantes de su acción presente; cuando pasamos al nivel colectivo, producto de un conjunto plural de actores, sucede que esos condicionantes quedan lejanos e inmodificables por su voluntad. Más aún, al pasar al conjunto plural el hecho que no eliges las circunstancias es parte del proceso presente, y no solamente del peso del pasado.
No deja de ser curioso que hayamos recurrido a Arendt, tan crítica del proyecto mismo de una ciencia social, para hablar del hecho fundamental que hace que tenga sentido el estudio del mundo social como tal: la pluralidad. Aunque, a decir verdad, no es tan extraño que las ciencias sociales no hayan profundizado en uno de los elementos básicos.