De acuerdo a Piketty la dinámica esencial a partir de la cual se genera desigualdad que produce el capital es la desigualdad r>g (el retorno al capital es mayor al crecimiento). Si esta desigualdad se mantiene, entonces quienes tienen capital tienen mayores oportunidades de hacer crecer su patrimonio y sus ingresos de quienes no lo tienen:
Por ejemplo, si g=1% y r=5%, basta con ahorrar una quinta parte de los ingresos del capital -y consumir las otras cuatro quinta partes- para que un capital heredado de la generación anterior crezca al mismo ritmo que el conjunto de la economía. Si se ahorra más, por ejemplo, porque el capital es lo bastante considerable para generar un tren de vida aceptable consumiendo un fracción menor de las rentas anuales, el patrimonio se incrementará más rápido que el promedio de la economía, y las desigualdades patrimoniales tenderán a ampliarse, todo ello sin que sea necesario añadir el más mínimo ingreso del trabajo (El Capital en el Siglo XXI, p 386 )
La diferencia entre r y g para Piketty es un hecho histórico, no una necesidad. Pero representa una regularidad histórica bastante importante, y nos muestra la anomalía de la situación de mediados del siglo XX -que sería la única ocasión en que la tasa de crecimiento habría superado el retorno al capital (p 388-393). Es un hecho que permite, entonces, una concentración incesante de la riqueza.
Aquí aparece un tema no menor: ¿cómo puede ser posible una mecánica que implica una concentración incesante? ¿No debiera detenerse en algún momento? De hecho, históricamente uno puede observar sociedades con una alta concentración de la riqueza pero no con una mecánica de concentración permanente e incesante, y ello no es lo que cabría observar si r>g fuera toda la historia.
¿No debiera ocurrir un equilibrio antes de ello? Piketty de hecho señala que eso puede esperarse en general. Más aún, puede recordarse que las sociedades agrarias, donde la tierra es el patrimonio central, usualmente usaban una forma de primogenitura para mantener la propiedad -la división entre todos los hijos atentaba contra esa concentración. Y en la actualidad efectivamente ello no existe, lo que en principio también debiera evitar un proceso infinito de concentración. Piketty muestra que, de hecho, la eliminación de la primogenitura y mecanismos similares no produjo la igualdad que buscaban los reformistas (p 400-403). Sin embargo, el hecho que no se produzca igualdad no quiere decir que no se produzca una distribución de equilibrio -y por lo tanto que aunque exista una alta concentración ella no necesariamente debe aumentar infinitamente (p 403). También se puede recordar que la idea que las clases patrimoniales tienen altas posibilidades de ahorro no siempre corresponde -es fácil pensar en situaciones de alta competencia al interior de los estratos altos que los lleva a gastos insostenibles: las clases altas de fines de la República Romana estaban altamente endeudadas, incluso con los altísimos ingresos de que disponía una familia senatorial, pero los gastos que implicaba la competencia política del período también lo eran (y es posible mencionar que aunque la sociedad romana siempre tuvo una alta concentración de riqueza, es raro encontrar a las mismas familias). En general, y como también lo señala Piketty en algún momento no todo el capital puede invertirse y luego, no puede obtener la tasa de retorno. Luego, la existencia de r>g no produce una situación de concentración incesante, pero sí produce altas tasas de concentración, que es lo que de hecho corresponde a la situación histórica.
Un tema que Piketty tiende a no destacar, pero que es relevante en torno a los efectos de estas dinámicas, es la diferencia entre concentración de riqueza y estabilidad de quienes la detentan. Buena parte de los efectos y prácticas discutidas en el párrafo anterior no sólo ponen un límite a la concentración (uno que, por cierto, puede ser extremadamente alto) pero son prácticas específicamente diseñadas para evitar la circulación de élites: La primogenitura lo que evita es la dispersión de la propiedad existente de la familia, sin primogenitura la estructura general puede no cambiar pero esa familia es probable que pierda prominencia (reemplazada por otros). Lo mismo en relación a los altos gastos de senadores en la República Romana -son los linajes específicos de familias senatoriales los que no se reproducen, no el hecho de una minoría pequeña que concentra la mayor parte de la riqueza. Esa diferencia puede que no le interese particularmente a Piketty, pero bien podemos suponer que es una dinámica de alto interés para los sujetos.
Las dinámicas de la concentración de la riqueza son mucho más amplias que situaciones puramente estructurales, y por cierto van más allá de algunas pocas relaciones entre variables. Por otra, lo que muestra Piketty es que con unas pocas relaciones simples sí se puede comprender y explicar características centrales de dichas dinámicas. Lo que no es poco para nuestras disciplinas.