Años ha, en este mismo blog, publiqué una entrada (link aquí) en que planteaba que ‘la santísima trinidad la componen Joseph, Wolfgang y Ludwig y el único profeta es Johann Sebastian’.
Y ahora planteo que, en realidad, la idea tenía algo más de sentido que lo que había pensado inicialmente. Porque a Joseph bien se le podrían aplicar las ideas de serenidad y plenitud que corresponden a la persona del Padre; a Wolfgang bien le corresponden los atributos de la encarnación, el más ‘humano’ de los tres, por algo el más destacado en Opera; y a Ludwig aplican los atributos de amor a la humanidad y de inspiración de la tercera persona, el Espíritu Santo.
Bien sabemos que las anteriores frases no son más que frases para hacer lo que realmente importa -que son links a Youtube.
Haydn, La Creación, versión completa con Bernstein. El número de la creación de la luz, que me parece bien como ejemplo de la persona del Padre, parte en 6:13 y ya está creado al finalizar el 10.
Mozart, La Flauta Mágica. Toda la opera es una maravilla, pero entre muchos posibles Bei Männern, welche Liebe fühlen, dueto de Pamina y Papageno. Janowitz y Berry, dirigidos por Klemperer, en una de las mejores versiones (creo). En todo caso, hágase a sí mismo un favor y escúchela entera.
Beethoven, el finale de la 9a es demasiado obvio en su mensaje de hermandad universal para plantear lo que queremos decir, así que… Tonteras. El final de la 9a, porque efectivamente ‘Freude, schöner Götterfunken / Tochter aus Elysium’. En el video la versión de Furtwängler de 1951 en Bayreuth, que debe ser la versión más famosa de todas. El Finale empieza en 49:30
La culpa de las reflexiones la tiene, quien más, Tomás de Aquino -de quién se me ocurrió leer la Suma Teológica, y donde justo estoy enfrascado en sus largas disquisiciones sobre la Trinidad. Aun cuando, si a él le debo una nueva escucha de las obras en cuestión, es una buena culpa.