Siguiendo con la entrada anterior (La producción de la unidad del individuo I) entonces ahora corresponde intentar responder a la pregunta de por qué el individuo tendría prioridad.
En parte esta prioridad se debe a que la unidad como actor del individuo se puede postular como algo ‘dado’. El hecho que un contexto afecte al actor de forma tal que después actúa en consonancia, ese proceso a través del cual se asume su unidad (i.e es el mismo el que fue afectado y luego actúa, tiene continuidad), en los individuos se puede simplemente asumir -por la continuidad corporal de ellos.
Ahora bien, asumamos por ahora esa afirmación. Pero en ese caso podremos observar (y de hecho, el mismo Coleman lo hace) que los procesos sociales generan unidades colectivas con esa unidad: las llamamos organizaciones y nos relacionamos con ellas como si fueran actores. Por ejemplo, pueden ser demandados o demandar, y e cada caso el juez entenderá y actuará como su la organización, no individuo alguno, fuera el demandado o el demandante etc. Esta unidad claramente es producida, más aún, la acción de la organización en el momento X puede entenderse como resultado de los actores que pertenecen a ella en el momento X (que el individualista metodológico nunca olvidara de mencionar). Pero lo que resulta es un actor.
Si alguien quisiera discutir la conclusión anterior es posible aducir otra razón adicional. Este carácter producido del actor colectivo puede a su vez (y es el mismo Coleman quien hace la sugerencia y algunos resultados recientes en neurobiología lo avalan) aducirse para el individuo: Que la acción individual -de un actor que posee unidad- es producida por la forma en que se combinan diversos elementos internos (i.e que tu decisión es producida por un conjunto, por una ‘comisión’ interior).
Lo anterior se puede a su vez radicalizar, y con ello ya salimos fuera de Coleman, haciendo ver que la unidad del actor depende de la malla de interacciones en que se encuentra inserto. Y como cada ‘actor’ en realidad pertenece a diversas mallas bien se puede constituir en diversas ‘unidades’: teniendo características diferentes en cada red. En algún sentido, lo que es el actor depende de las interacciones en que se inserta. Ago además que puede aplicarse de manera indistinta a cualquier tipo de actor, como Harrison White ha destacado.
Si lo anterior es correcto entonces el individuo como actor no tiene ninguna prioridad ontológica si se quiere: El individuo es tan construido como los actores colectivos que se crean en la interacción.
Sin embargo, hay un sentido en el que el individuo físico, corporal, tiene características especiales. Puede que el realismo ‘vulgar’ que piensa a los individuos biológicos como unidades prioritarias y dada no sea sostenible teóricamente, pero dado que el realismo ‘vulgar’ es parte de a vida social entonces tiene consecuencias. Así piensan los actores y aí se relacionan -parte de lo que genera la unidad del actor individual es que otros actores lo reconocen como unidad y lo tratan como una unidad (recordemos un poco como Mead trabajaba el tema de la formación de la persona en la interacción). El individuo no estará dado, pero el proceso de construcción usa a los individuos como elemento sobre los cuales construir. Representa así la unidad más evidente y básica, la más fácil de operar.
Si se plantea que este pretendido carácter ‘evidente’ del individuo es sólo algo producto de la modernidad / del capitalismo / del racionalismo, bien se puede retrucar que hay una malla que opera en todas las sociedades que es individualizante: las relaciones de parentesco ‘individualizan’ cada sujeto -dado que ocupa posiciones diferenciadas en esa malla. Al mismo tiempo, por más que se disuelva al individuo en sus mallas de interacción hay elementos (por ejemplo, su memoria) que el actor, el individuo en este caso, traslada a través de sus ubicaciones.
La unidad del individuo es construida. Esto tiene múltiples consecuencias (por ejemplo, en lo relativo a cómo el actor identifica sus propios intereses). No se lo puede tomar como una unidad dada, en eso es equivalente a cualquier otro actor. Pero, al mismo tiempo, representa un sustrato sobre el cual se pueden construir más fácilmente esa unidad del actor. Por así decirlo, el individuo biológico es el lugar desde el cual más fácilmente se puede ‘entrar’ en ese proceso de construcción de unidades de acción. Es una relevancia especial que no alcanza a fundamentar las pretensiones del individualismo metodológico, pero no por ello deja de ser relevante.