Una concepción que se suele encontrar, desde los practicantes más insertos en la práctica de ciencias sociales a grandes teóricos (en Bourdieu se pueden encontrar a veces frases de ese estilo) plantea que la sociología como crítica funciona del siguiente modo: Al desenmascarar la ideología que subyace a cualquier situación social, al mostrar que una situación dada es producto de procesos sociales y no algo ‘natural’; produciría una crisis en la reproducción de las estructuras que perderían su sustentación. Al darse cuenta los grupos que la doxa es doxa (para hablar en Bourdiano), o eliminar la reificación y naturalización de lo social, entonces sería posible cambiar la sociedad. Y es por ello que las ciencias sociales serían peligrosas para el poder. Y si no las ciencias sociales, entonces parte de ella, las que no han sido cooptadas por el poder, y permiten que los sujetos se muestren a sí mismos.
A todo ello Carlos Marx, que algo sabía de críticas, decía lo siguiente al inicio -en el prólogo-de La Ideología Alemana:
Hasta ahora, los hombres se han formado siempre ideas falsas acerca de sí mismos, acerca de lo que son o debieran ser. Han ajustado sus relaciones a sus ideas acerca de Dios, del hombre normal, etc. Los frutos de su cabeza han acabado por imponerse a su cabeza. Ellos, los creadores, se han rendido antes sus criaturas. Liberémoslos de los fantasmas cerebrales, de las ideas ,de los dogmas, de los seres imaginarios bajo cuyo yugo degeneran. Rebelémonos contra esta tiranía de los pensamientos. Enseñémoslos a sustituir estas quimeras por pensamientos que correspondan a la esencia del hombre, dice uno, a adoptar entre ellos una actitud crítica, dice otro, a quitárselos de la cabeza, dice el tercero, y la realidad existente se derrumbará.
Estas inocentes y pueriles fantasías [enfásis JJ] forman el meollo de la filosofía neohegeliana en boga [….]
Un hombre listo dio en pensar que los hombres se hundían en el agua y se ahogaban simplemente porque se dejaban llevar de la idea de la gravedad. Tan pronto como se quitasen esta idea de la cabeza, considerándola por ejemplo como una idea nacida de la superstición, como una idea religiosa, quedarían sustraídos al peligro de ahogarse. Ese hombre se pasó la vida luchando contra la ilusión de la gravedad, de cuyas nocivas consecuencias le aportaban nuevas y abundantes pruebas todas las estadísticas. Este hombre listo era el prototipo de los nuevos filósofos revolucionarios alemanes”
Hay muchos problemas con el marxismo, que finalmente llevan a que no funciona: Su hegelianismo, una idea limitante (economicista si se quiere) de lo que es producción, el uso de la teoría del valor-trabajo, etc. Pero la perspectiva básica, el materialismo histórico si se quiere, sí tiene mucho sentido para las ciencias sociales. O quizás para decirlo de otro modo: quizás lo que se requiere en la actualidad en las ciencias sociales es una reformulación del materialismo histórico, recordando que ella es una perspectiva, una forma de enfrentar el estudio de la vida social, que no necesariamente está ligada a la formulación precisa de Marx.