Usualmente no comento política en este blog, pero dado las cosas que he leído entre comentarios en medios y en redes sociales, supongo que no estará de más recordar algunas cosas:
- La votación presidencial de la derecha es la peor desde 1993. De hecho, Matthei tuvo menos votos que Alessandri Besa, aun cuando su porcentaje es levemente superior. E incluso sumando Matthei con Parisi se logra un porcentaje que es el peor desde 1993.
- La situación de las parlamentarias es incluso más clara: Pasó de tener un 45% el 2009 a un 36% en diputados, paso de 58 a 48 diputados, y perdió cerca de 600 mil votos. En cualquier parte esto sería señal de derrota clara y debieran rodar cabezas en las dirigencias. De hecho la posibilidad de defender las leyes orgánicas depende de un hilo (a la Nueva Mayoría le falta 1 o 2 votos por cámara para hacerlo, y por primera vez desde 1989 ello no requiere negociar con la derecha).
Más aún, el hecho que exista una segunda vuelta sólo se debe a la votación de las candidaturas de izquierda fuera de Nueva Mayoría (si se suma MEO, Claude, Sfeir y Miranda se alcanza un 17,4% y alrededor de 1.150 mil votos) que tuvo su mejor desempeño electoral en todos estos años (y si alguien pregunta el 20% de MEO en la presidencial del 2009, en ese caso no era sólo voto de izquierda, el perfil de votante Parisi en ese año también fue parte de ese 20%). El hecho que la izquierda fuera de la Concertación, o sea sin incluir a ningún partido tradicional de izquierda o centro-izquierda, haya estado a 500 mil votos de la representante de la Alianza es algo que nunca había ocurrido desde el retorno de la democracia. En términos parlamentarios, esa misma izquierda pasó del 4,6% al 11,6% y de 300 a 720 mil votos (y esto sin contar candidatos fuera de lista que son de esa tendencia). O más casuístico: que los dirigentes sociales hayan obtenido muy buenas votaciones, y que 5 de ellos hayan sido electos a la Cámara de Diputados también es relevante para mostrar esa fuerza. (Y todo eso sin pensar siquiera que el PS o el PPD puedan ser considerados de izquierda).
Entonces, la votación de izquierda la que produjo 2a vuelta y ese es un cambio fundamental dado que fue la derecha la que estuvo armando esa 2a vuelta anteriormente: El crecimiento de la votación de Lavín en 1999; el hecho que Lavín y Piñera obtuvieran más votos que Bachelet el 2005; o que Piñera fuera primera mayoría relativa el 2009. Que exista segunda vuelta con la peor votación de la derecha en 20 años se debe precisamente a esa votación de izquierda que estamos mencionado.
En otras palabras el discurso (como el de Peña) que la elección fue una de resultados moderados, que indican un voto pro-institucional es una lectura muy errada de los resultados. Hablar que el hecho que Bachelet no arrasara en primera vuelta no es una muestra de voluntad para cambios relevantes cuando lo que evito ese resultado fue la votación que quiere más cambios es tan claramente equivocado que no hay mucho que decir. Hablar que se requiere morigerar discursos y dirigirse al centro es incluso mayor muestra de falta de análisis: Esta no es la elección de 1999 (o 2005) cuando esa búsqueda tenía sentido; hoy no son esos votos los que están en juego o los que decidirán la 2a vuelta.
La votación del 17 de Noviembre -la disminución de la votación de la derecha, en particular las pérdidas de la UDI, el aumento de la votación de izquierda, el hecho que los representantes de los movimientos sociales hayan sido elegidos sin problemas etc.- implicó un desplazamiento importante de la votación hacia la izquierda. Y claramente implicó una derrota importante de la derecha.
Frente a ello, claro está, aparece la interpretación del que no fue a votar. En la lectura del poder establecido ellos son ‘posibles’ votantes, y son moderados y todas esas cosas. Pero no es plausible que voten en 2a vuelta, ya tenemos experiencias de 2a vuelta y en general no cambia mayormente la votación. ¿Por qué alguien desinteresado podría interesarse ahora? Y pensar que ellos son gente moderada es tan antojadizo como aquellos que los ven automáticamente como representantes de un malestar con la política. En cualquier caso, están más allá de la votación, de la política y de sus preocupaciones.
La lectura de 2a vuelta es para moderar, y en general de esconder la derrota de la derecha es, al final, una lectura interesada en plantear que no es necesario ni relevante hacer reformas profundas. Lo cual podrá ser muy razonable pero el caso es que el movimiento de la elección no tiene ese sentido.
NOTA: En cualquier caso, esto muestra algo que ya debiera estar claro: En Chile el voto voluntario favorece a la izquierda. Y esto porque al final bajo esas condiciones aparece un voto que es más político, y la izquierda es más política como tal que otras tendencias (i.e es parte de sus creencias básicas darle importancia a esa esfera). El carácter político más que personal también es lo que está detrás que el Bacheletismo como fenómeno electoral no existe. La popularidad personal, que no deja de ser un capital relevante al fin y al cabo al gobernar, no se traduce en votos: Michele Bachelet obtuvo los votos que obtuvo su coalición.