En el día del 30 de Agosto de 2013 se publicaron en el sitio del INE los anexos del Informe de la Comisión Revisora del Censo (link aquí). Si bien no aparecen nuevas conclusiones en los antecedentes que presentan los anexos, se manifiestan con mucha mayor claridad los elementos que llevaron a la Comisión a obtener las conclusiones que comentábamos en la entrada sobre este tema.
En una revisión muy preliminar, los anexos tienen más de 1.000 páginas, destacan al menos las siguientes situaciones:
Del análisis realizado por la comisión, tanto de las tabulaciones recibidas por el trabajo supervisado por Lenin Aguinaga de CELADE como de las muestras, se pudo concluir que no se puede llegar de manera precisa a la BASE 0, deshaciendo el proceso de fase previa a partir de las bases actualmente disponibles en el INE. Es decir, en el INE no se ha logrado reconstruir todo el proceso de chequeo de consistencia y correcciones por no respuesta, pues el proceso no había sido plenamente documentado, y se habían “pisado” versiones sucesivas de las bases. por lo tanto, no existe una manera confiable y documentada de aseverar que se cuenta con una base de datos de la población efectivamente censada aún cuando la comisión estimó que los números de personas podrían no variar de manera significativa. Esto adquiere relevancia por cuanto la Comisión pudo constatar que en la fase previa, se introdujeron correcciones por no respuesta en las variables que no quedaron registradas en el informe realizado de manera ex post (página 67)
Según el informe elaborado por INE, un meta de gestión del año 2012 era capacitar el 100% del personal contratado por el proyecto Censo. Sin embargo, “en la práctica se observa que no fue capacitado el 100% de los funcionarios que se desempeñaron en el proyecto”, en cambio, “solo fue posible evidenciar que el personal capacitado fue un 73,62% (11.472 personas) de las 15.583 personas contratadas al mes de julio 2012”. Respecto del 26,38% restante del personal que participó en el censo, en su informe INE dice no contar con registros de la capacitación de estas personas, lo que indicaría que no recibieron la capacitación de 5 días con una evaluación final contemplada para el proyecto, sino que podrían haber recibido una capacitación sin la evaluación final y con un tiempo de desarrollo menor (página 158)
Las citas anteriores, supongo, no requieren comentario.
Lo que sí requiere comentario son algunas de las declaraciones de Francisco Labbé, ex-director del INE. que están registradas en la Comisión, Labbé declara que hay muy pocos especialistas técnicos en Censos en Chile y que las personas que excluyó no lo eran, aún cuando por más artesanales que fueran mal que mal se habían logrado realizar varios de ellos en nuestro país (página 182). Ahora, el caso es que el mismo Labbé muestra en sus declaraciones que tampoco él era un experto al respecto. Porque si la decisión de cambiar a un censo de derecho, y la mera existencia de censos de derecho, fue algo que Labbé sólo conoció una vez que entró a Internet a investigar y merced a algunas conversaciones (página 176), entonces de eso se sigue que no manejaba esa información previamente. Por cierto no hay problema alguno en no contar con información, y obtenerla, pero alguien que es experto debiera ya saber cosas de antemano. Si Labbé se defiende atacando a otros por falta de expertise, algo con lo cual también atacó a la Comisión, debiera partir reconociendo su propia ignorancia. Pero bueno, esperar eso quizás es demasiado.
En cualquier caso, más de 1.000 páginas o no, es un documento a leer para toda persona que usa cifras y números de estudios en Chile.