Todo partió en Chilesoc. José Manuel Ferreiro envío un correo a la lista haciendo notar que en El Mostrador se había publicado una columna de Sabrobsky a propósito de las encuestas -la columna en este link-, y que ‘por otro lado, creo que todos quienes directa o indirectamente hemos trabajado con encuestas (como encuestadores o en su diseño y/o análisis) hemos tenido varias de las dudas que aquí se plantean (y probablemente hemos activado mecanismos para dejarlas de lado y seguir trabajando)’. Escribí una réplica, y para que no se me olvide, la escribo también en este blog, y aparece -tal cual fue enviada a Chilesoc- a continuación:
En realidad yo discrepo con el supuesto básico de la columna: Se dice que las encuestas no representan la opinión real de las personas y que eso es un problema. Pero es evidente que las encuestas no pueden representar la opinión real de las personas (i.e la opinión real sobre un tema siempre va más allá de las cuatro o cinco alternativas que se le presentan, es claro que no siempre tienen claro lo que creen etc.). Las encuestas funcionan porque la sociedad no funciona sobre la opinión real de las personas (por ejemplo, muchas veces la opinión deseable tiene más implicancias reales en la sociedad que la supuestamente real), y la opinión limitada que responden en una encuesta es muchas veces la opinión limitada que efectivamente usan en la vida social.
De hecho en mi opinión, la mayoría de los problemas con las encuestas de opinión es un problema de interpretación más que de pregunta. Hay un caso famoso de efectos de contexto en encuestas. A los gringos en los años 50 se les preguntaba si creían si un reportero soviético tenía el derecho a ir a EE.UU y volver a su país a decir las cosas que quisiera. La mayoría se opuso. Ahora, si eso se preguntaba luego de hacerles la misma pregunta pero invertida (sobre un reportero gringo en la Unión Soviética) las cifras cambiaban. La pregunta se repitió en los ’70 con el resultado que el efecto se mantuvo pero mucho más diluido. Ahora, todo eso es informativo y nos dice cosas acerca de la sociedad norteamericana. Imagínese la pregunta más sesgada que le sea posible pensar, e incluso esas respuestas serán informativa de algo.
Si uno recuerda lo limitado que es la respuesta a las preguntas de una encuesta (están seleccionando una alternativa ente las que les presenté, en ese contexto específico de cuestionario; no me están dando la opinón real sobre el tema), entonces no dejan de ser útiles e informativas; tratarlas como otra cosa genera una serie de problemas
Que las encuestas generan realidad y no sólo la describen es bien sabido. Pero todas las acciones en la sociedad construyen sociedad. No es algo particular de las encuestas.
BTW, la paradoja inicial es falsa. La siguiente afirmación podría caer bajo paradoja: ‘Yo, que soy chileno, afirmo que ningún chileno en ocasión alguna dice las cosas de frente’. Ahora la siguiente afirmación no es equivalente a la anterior: ‘Yo, que soy chileno, afirmo que es propio de los chilenos no decir las cosas de frente’. El sujeto bien puede pensar que el no hace las cosas típicas de los chilenos, o al menos que no lo hace siempre (incluyendo la respuesta a la pregunta). Ya dije que el principal problema de las encuestas era la interpretación y ahí aparece de nuevo