Daniel Chernilo.
Cosmopolitismo y Nacionalismo.
Ediciones UDP, 2010.
La crítica al denominado nacionalismo metodológico, a la idea que el estado-nación es la unidad implícito y básico de las sociedades, ha adquirido gran importancia en las últimas décadas. Chernilo desarrolla en el texto al menos dos argumentos al respecto: El primero que es sencillamente falso que la tradición sociológica, los ‘clásicos’, estuviera tan ciega en torno a las limitaciones del estado-nación y que lo considerara equivalente a sociedad. Muestra para cada autor como el concepto de nación no era un concepto obvio o claro, y que todos trabajaron sus complejidades. El segundo es que, de hecho, por todo lo que supuestamente ha sido uno de los supuestos eternos del pensamiento sociológico, no tenemos de hecho una buena teoría o explicación del estado-nación, no hay buenos conceptos para ello.
En relación a esos puntos no habría mucho que discutir. El uso de las fuentes por parte de Chernilo es lo suficientemente claro para mostrar su punto. Sin embargo el punto es insuficiente. Y esto porque más que nacionalismo metodológico, lo que la Sociología ha sufrido es de estadocentrismo.
La crítica a la idea que la sociología usa estado-nación como equivalente a la idea de sociedad en realidad se aplica más bien al Estado. Es si mal no me acuerdo, el punto de Luhmann: Que cuando decimos sociedad, decimos ‘sociedad chilena’, ‘sociedad japonesa’ y cada una de ellas está delimitada por el territorio de un Estado. En ese sentido, mostrar que los clásicos tenían sus dudas en relación a la idea del estado-nación no los exime de, en general, estar usando un concepto estatal de sociedad. Si al decir ‘Alemania’ o ‘Francia’ estaban equiparando una sociedad con el estado, entonces estaban cometiendo ese problema. De hecho, uno puede decir que, en general, cuando se habla de sociedad en otro nivel (‘sociedad moderna’, ‘sociedad desarrollada’) en realidad se está hablando de categorías de sociedades, pero la unidad sigue siendo el Estado. Charles Tilly, en relación a los análisis comparados, ha hecho también una acotación similar. En ese sentido, la crítica a la sociología clásica y a su concepto de sociedad todavía se mantiene.
Y de hecho esta equiparación entre sociedad y un Estado no es para nada necesaria. Si uno observa lo que sucede en Economía, uno bien puede observar que el concepto de mercado no necesariamente comparte los límites con el territorio de un Estado. Los límites del ‘mercado del pan’ pueden, o no, ser equivalentes a los de un estado determinado; pero no existe esa asociación casi inmediata.
En ese sentido, no es el nacionalismo del estado-nación el problema central, sino más bien el estatalismo de la Sociología lo que ha constituido una barrera.