Defender lo cuantitativo de los cuantitativistas

Después de tocarme asistir a unas cuentas clases generales de métodos cuantitativos, sólo cabe una cosa que decir: con esos amigos quién necesita enemigos.

Por alguna razón el universo de lo cuantitativo -que en la realidad es amplio, diverso, incluye formas muy distintas entre sí, y que ha tenido que resolver problemas sin cuento- se reduce a una sola cosa: encuestas de actitud usando escalas. Porque, por algún motivo, -incluso reduciéndonos a hablar de encuestas- no preguntamos comportamientos, no preguntamos sobre conocimiento, ni hacemos cosas que nos preocupan buena parte del tiempo en un estudio.

Y eso sin contar con todas las cosas que se pueden hacer cuantitativamente sin pasar por un tema de encuestas. Como si la sociedad, en sus procesos, no dejara huellas ni registros. En particular, como si las sociedades contemporáneas no dejaran huellas ni registros. Y que todo eso puede ser estudiado mediante lo cuantitativo.

El caso es que te puedes dedicar buena parte de tu vida de investigación a lo cuantitativo y nunca toparte con escalas de actitudes. Pero toda la enseñanza de lo cuantitativo se basa en que medimos actitudes. ¿De qué sirve, por ejemplo, preguntarse por el tema de escalas y actitudes para elaborar la CASEN?

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