A continuación observaremos que la elección de la interacción como unidad básica permite además disolver algunas disyuntivas clásicas de la sociología. En particular, nos permite resolver el problema de la relación actor y estructura. Tradicionalmente hemos tenido teorías que enfatizan o al actor o a la estructura, llegando a plantear en el extremo que, por ejemplo, sólo los individuos existen (y que las estructuras no tienen capacidad causal aparte). La búsqueda de una forma de superar la dicotomía, y entender que la vida social es al mismo tiempo un producto de la acción de los actores, pero donde existen estructuras establecidas ha sido una constante en la teoría social en las últimas décadas (Giddens, 1984; Alexander, 1988; Bourdieu, 1990; Archer, 1995).
Pero no se puede plantear que estos esfuerzos hayan sido un éxito. En el caso de Giddens y Bourdieu se puede observar que aunque sus orientaciones son muy similares, se les acusa de los problemas contrarios (Van den Berg, 1998). En ambos casos tenemos la idea que los actores generan acciones usando una estructura, que al mismo tiempo permite y limita sus acciones. Pero en el caso de Giddens se lo critica porque ‘elimina’ la estructura al establecer que las reglas están en las personas. Y en el caso de Bourdieu la critica es que ‘elimina’ el actor que sólo reproduciría su habitus (King, 2000). Más allá de lo útil o certero de las críticas, el caso es que no logran superar la dicotomía, al ser fácilmente reducibles a una perspectiva.
En el caso de Alexander (1988) la situación es incluso más sencilla: La solución del problema se reduce a reconocer que existe agencia y que existe estructura. Pero una teoría debiera especificar las formas de su relación.
Archer (1995) enfatiza la necesidad de separar la estructura y los actores, para poder así entender su relación. La estructura es algo que existe antes de los actores, es un efecto de las acciones de actores pasadas, pero que afecta la situación presente, por ejemplo la estructura demográfica. Pero si esto es cierto, entonces estamos convirtiendo en un gran problema conceptual algo que, si bien implica cadenas causales largas, no implica ningún misterio o problema conceptual al respecto (Healy, 1998): actores tomaron una acción X que tuvo consecuencias Y que afecta otras acciones X’. Siendo cíclico, de hecho podemos plantear la relación como hay una situación Y donde actores hicieron X que generó una situación Y’. La estructura tendría una capacidad causal separada, pero al mismo tiempo alguien podría decir que es sólo el agregado de decisiones de actores individuales, y el hecho que sean actores pasados no es relevante, sólo quiere decir que las consecuencias de las acciones.
En otras palabras, podemos observar que cuando partimos del actor o de la estructura, tendemos a crear un problema conceptual misterioso, difícil de resolver. Cuando partimos de la interacción el problema sencillamente desaparece. Supongamos el caso más simple de una diada. En este caso, es claro que hay actores y que toman decisiones. Del mismo modo, para cada actor es cierto también que no puede tomar cualquier determinación: alter representa un límite. Y recordemos que la intuición más básica de la estructura, que ya proviene de Durkheim, es precisamente la de un actor que se encuentra con límites puestos por otros actores. En otras palabras, en la situación de interacción tenemos –al mismo tiempo- agencia y estructura.
Más aún, todas las otras interacciones en que el actor no participa constituyen y crean una estructura que afecta mis decisiones (siendo al mismo tiempo resultado de decisiones de actores). Cómo se relacionan los actores afecta, por ejemplo, la posibilidad de difusión de innovaciones, y ese es un efecto estrictamente estructural, que proviene de una característica de la estructura de interacciones; pero que al mismo tiempo es generada por las distintas interacciones. ‘The main point is that we do not need dualism (and some form of reification) to explain that actors face real people and other environmental features they did not choose and design’ (Dépelteau, 2008, pág. 65). Pensar en actor y estructura mistifica una situación que cuando pensamos en las interacciones aparece como algo muy sencillo y que no representa mayor problema.
Si pensar la interacción como el hecho social básico nos permite superar el problema de la agencia y la estructura, eso representa una ventaja suficiente de ese enfoque.