La afirmación que toda acción tiene consecuencias no debiera requerir mayor defensa. Realizar una acción implica usar algunos recursos –los necesarios para llevarla a cabo-, y esos recursos no se encuentran disponibles después de dicha acción. Realizar una acción implica obtener ciertos resultados –resultados que implican ciertos cambios con respecto a la situación anterior –en la cual esos resultados no existían.
A pesar de la aparente obviedad del postulado, resulta una afirmación muy fácil de olvidar o no de tomar en cuenta. De hecho, una parte importante del análisis de reproducción de prácticas sociales suele pasarlo por alto. No resulta extraño encontrar autores para quienes la única o principal condición para que una práctica se reproduzca es sencillamente que las personas queden convencidas de que deben realizarlas.
The problem, as these critics have argued, is this: If the habitus were determined by objective conditions, ensuring appropriate action for the social position in which any individual was situated, and the habitus were unconsciously internalized dispositions and categories, then social change would be impossible. Individuals would act according to the objective structural conditions in which they found themselves, and they would consequently simply reproduce those objective conditions by repeating the same practices (King 2000, 427).
La anterior cita, y muchas otras podrían haber sido posibles, ejemplifica la tendencia. Al parecer la única consecuencia y el único requerimiento de una práctica social está formado por las acciones que lo constituyen. Por lo tanto, asegurar la disposición a realizarlas es todo lo que una práctica requiere y su aseguramiento convertiría al cambio social en imposible.
Esa forma de mirar la acción resulta insuficiente. Para colocar el ejemplo más claro de por qué resulta insuficiente: Por más que los pascuenses fueran ultra-eficientes en lograr que todos siguieran al pie de la letra sus reglas culturales, no podían seguir con la práctica de construir moais una vez que se quedaron sin árboles (Diamond 2005, 79-119). La práctica tenía una consecuencia, un nivel de uso del recurso árbol, que eventualmente sería exterminado por el éxito de la práctica en su reproducción. Pero obtener ese recurso era una condición necesaria para la práctica. O para usar otro ejemplo, por más que las sociedades mesopotámicas pudieran reproducir sus prácticas y sus habitus, la salinización de los suelos producto de sus prácticas agrícolas habría vuelto imposible el cultivo de cereales en ciertos territorios (Liverani 1991 [1988]). La corrección de la hipótesis de la salinización ha sido discutida (Postgate 1992), pero lo que es claro en el debate son las consecuencias que se habrían producido de haber existido ese procesos. O para usar un ejemplo que no ocupe recursos ecológicos: El desarrollo de las prácticas económicas de la sociedad moderna conlleva un aumento de los requerimientos de educación de los trabajadores. Esto implica el desarrollo de la educación (básica al menos). Esto lleva a que los niños tienen que quedarse en las salas de clases en vez de participar en la fuerza de trabajo. Que a su vez lleva al aumento del costo de los niños. Que a su vez tiene como consecuencia una disminución del número de hijos. Que a su vez….
Lo que nos muestran todos esos casos es que la reproducción de una práctica no depende solamente de lograr que las personas estén dispuestas a realizar las acciones que constituyen una práctica. Hay otros requerimientos, al menos el que existan los recursos que se usan en las acciones que conforman la práctica. En los ejemplos mencionados hemos usado loop muy corto: las prácticas afectan casi directamente los recursos requeridos para su continuación (para facilitar su uso como ejemplos). Sin embargo, los loop pueden ser mucho más amplios.
Una razón por las cual muchas veces nos olvidamos de lo anterior tiene que ver con la relación de los requerimientos / consecuencias con esa reproducción. Por un lado, si entre los efectos de una práctica se encuentran algunos que la desestabilizan, bien podemos pensar que esas prácticas no son relevantes: No serían prácticas en equilibrio –para usar un término que le gusta a los economistas- y por lo tanto desaparecerían pronto. Sin embargo, una práctica puede tener consecuencias negativas hacia su permanencia, pero el tiempo en que se despliega el proceso puede ser largo, por lo que la práctica se puede mantener por un tiempo relevante.
Por otro lado, si entre los efectos de una práctica se encuentran varios que la estabilizan, mayor razón para olvidarnos del tema, dado que la consecuencia sería ‘trivial’, lo importante todavía sería lograr que las personas tuvieran la disposición a realizar la acción. Sin embargo, esa disposición puede provenir exclusiva o principalmente de esos efectos, por lo que no dejan de ser relevantes. La idea de la dualidad de estructura de Giddens, y que las consecuencias de una acción son el contexto de la siguiente (Giddens 1984), ha de recordarse tiene consecuencias tanto en lo relativo a la reproducción como al cambio de las prácticas.
La idea que las acciones y las prácticas tienen consecuencias y requerimientos nos hace ver que ninguna práctica puede analizarse por separado. Sus requerimientos pueden verse afectados por muchas otras prácticas -que son independientes de la inicial- y tiene consecuencias que pueden afectar muchas otras prácticas -y que una práctica no siempre puede controlar. Esta importancia de la interrelación entre prácticas producto de sus mutuos requerimientos e influencias es incluso más relevante si observamos que las consecuencias de una acción son múltiples y variadas: Por lo tanto, el camino completo de relaciones entre diversas prácticas puede llegar a ser altamente complejo: Una misma práctica puede afectar múltiples recursos que son requerimientos de múltiples otras prácticas, y a su vez los recursos que requiere pueden ser afectados por muchas otras prácticas, y quizás fueron afectados por prácticas que ya no existen para recursos de largo plazo. El tema de la opacidad del entramado de las relaciones sociales (que observamos anteriormente en la sección anterior) vuelve a mostrar su relevancia.
En nuestra discusión sobre consecuencias (y requerimientos) hemos destacado la importancia de los recursos para la acción. Si bien las consecuencias no se reducen a los recursos, éstos no dejan de ser una consecuencia y requerimiento relevante. Lo que nos lleva a enfatizar que, aunque la vida social puede sólo estar constituida por elementos sociales (interacciones, comunicaciones etc.), no puede ser analizada separadamente de su ‘materialidad’. Puede que la estructura social no incluya los edificios asociados con sus acciones, ni los bienes que se usan en sus acciones o la energía requerida para ellos, pero tampoco puede existir sin ellos.
El hecho que las acciones tengan consecuencias puede parecer un hecho obvio, pero las consecuencias de tomar en serio lo anterior son relevantes. Ningún análisis de la vida social debiera pasar por alto esta característica.