Para ser una metodología en amplio uso, en general los Focus no tienen muy buena prensa. Habiendo superado el problema general de la legitimidad de las técnicas cualitativas, habiendo posicionado la idea que el hecho que no sean representativas de una población no es un problema, se enfrentan ahora a una cantidad de críticas hechas desde una perspectiva diferente.
Se plantea que los Focus no entregan información en profundidad sobre la opinión de las personas, lo que ‘realmente’ piensan. Y por ello son más bien inútiles o superficiales.
Ahora, el caso es que esa crítica se basa -creo- en un malentendido: Los focus no son para investigar opiniones individuales. No entregan información sobre ‘lo que piensa la gente en el interior de sus corazones’ porque nunca fueron diseñados para ello en primer lugar.
Los focus, y en general toda técnica de entrevista grupal, nos entregan información sobre el discurso colectivo no el individual (como muchas cosas, una vez dicho se muestra eminentemente obvio). Lo que nos hablan en un focus es el sentido común: O sea, lo que ‘todos suponen que es lo que todos piensan’, es sobre lo que se puede decir, lo que se puede plantear públicamente. En última instancia, puede que nadie tenga las opiniones que son parte del ‘sentido común’, pero lo que lo establece como sentido común es el hecho que hay que reaccionar a ellas y hay que referirse a ellas.
Si eso corresponde o no a lo que uno piensa interiormente es un asunto completamente diferente. De hecho, en un grupo -y esa es la idea de hacer discutir a un grupo- uno puede responder a una opinión no planteada (y no mantenida personalmente) pero que ‘esta en el aire’, que ‘así dicen que es el tema’. Y las reacciones de las personas, el discurso que plantean, está basado entonces en ese sentido común supuesto.
Lo que nos revelan los focus más que las opiniones es la estructura del discurso (nuevamente, una vez que uno dice esto queda manifiestamente obvio que así es): El conjunto de distinciones, oposiciones, asociaciones, conexiones que las personas realizan entre frases y conceptos. El sentido común que se muestra en un focus no es más que el conjunto ‘preferido’ (no en el sentido que sea el adoptado por las personas, sino el que se supone que está instalado).
Algunas de las dificultades de los focus (y de la poca profundidad de sus resultados) son efecto de este malentendido. Como uno supone que está recuperando opiniones entonces la conducción y el análisis se orientan en torno a ese supuesto. Y por lo tanto, lo que efectivamente pueden dar los focus -el sentido común y la estructura del discurso- se deja de lado, y muchas veces ni siquiera aparece.
Ahora, bien se podría preguntar ¿y por qué es interesante el sentido común si no corresponde a las opiniones mayoritarias? (Asumo que descubrir la estructura del discurso -que organiza los mensajes y por lo tanto es lo que permite entender mensajes sean cuales sean- tiene interés, al menos para quienes quieren comunicar mensajes). El sentido común es relevante porque tiene efectos aún cuando no corresponda a las opiniones individuales. Puede que buena parte de la población (quizás la mayoría) no sea muy democrática en el fondo, pero dado que la ‘democracia es buena’ es parte del sentido común, entonces una crítica a la democracia como tal será vista de manera negativa (y probablemente rechazada) aun cuando muchos estén de acuerdo individualmente. Pero se supone que hay que ser democrático, y eso es lo que lo convierte en sentido común y lo que le da su potencia en la práctica.
Al fin y al cabo, la idea que lo que importa en los focus son las opiniones (que es lo que está detrás de muchas de sus críticas) es parte de una visión más amplia. Que paradojalmente es muy compartida en ciencias sociales: Que lo que importa es, finalmente, el nivel individual; y lo social se entiende de manera individual. Pocas disciplinas tan poco orientadas a lo que es supuestamente su tema de estudio (cómo funciona lo social) que las ciencias sociales.
NOTA FINAL: Por supuesto que los focus tienen problemas incluso desde la perspectiva en que efectivamente son útiles. Suelen ser extra-dirigidos, con pautas muy estructuradas -que al final se diferencian de las encuestas en que son sólo preguntas abiertas-. Pero al menos, y por mucho que me cueste, hay que reconocerles lo que efectivamente pueden hacer.