El que las acciones tienen consecuencias (y además requerimientos) es del tipo de cosas que una vez mencionadas suenan relativamente obvias. De hecho, no parecieran merecer siquiera el esfuerzo de puntualizarlas. Pero, como muchas otras cosas igualmente obvias, no deja de ser relevante decirlas. Porque usualmente las olvidamos.
El ejemplo más claro quizás esté en lo que se refiere a reproducción de prácticas sociales. Si pensamos en que las acciones no tienen consecuencias o requerimientos entonces es fácil caer en la idea que si una determinada práctica logra conseguir que las personas la sigan tal cual, entonces su reproducción queda asegurada. La idea queda sucintamente expresada en la siguiente cita:
The problem, as these critics have argued, is this: If the habitus were determined by objective conditions, ensuring appropiate action for the social position in which any individual was situated, and the habitus were unconsciously internalized dispositions and categories, then social change would be impossible. Individuals would act according to the objective structural conditions in which they found themselves, and they would consequently simply reproduce those objective conditions by repeating the same practices (Anthony King, 2000, Thinking with Bourdieu against Bourdieu, Sociological Theory 18, 3: 417-433, página 427)
Pero claramente eso resulta insuficiente. Eso es pensar que las únicas consecuencias de una práctica son las acciones que la constituyen. Para colocar el ejemplo más claro. Por más que los pascuenses fueran ultra-eficientes en lograr que todos siguieran al pie de la letra sus reglas culturales, no podían seguir con la práctica de construir moais una vez que se quedaron sin árboles. La práctica tenía una consecuencia, un nivel de uso del recurso arbol, que eventualmente sería exterminado por el éxito de la práctica en su reproducción. O para usar otro ejemplo, por más que las sociedades mesopotámicas pudieran reproducir sus prácticas, el hecho es que la salinización de los suelos volvió imposible el cultivo de cereales en ciertos territorios (si bien la hipótesis de la salinización para explicar el abandono de las ciudades del sur de Mesopotamia ha sido discutido, lo que nadie ha negado es que es una hipótesis plausible. No se discute que la salinización podía tener esos efectos, sino el hecho de si hubo o no salinización).
El ejemplo anterior es relativamente obvio, pero la importancia de las consecuencias de la acción no se limitan a ese tipo de resultado (i.e recursos ecológicos o una práctica que elimina las condiciones de su existencia). La importancia de las consecuencias no se limita al tema de la reproducción de esa práctica.
Pensemos en otro ejemplo, que también es conocido. El desarrollo de las prácticas económicas de la sociedad moderna conlleva un aumento de los requerimientos de educación de los trabajadores. Esto implica el desarrollo de la educación (básica al menos). Esto lleva a que los niños tienen que quedarse en las salas de clases en vez de participar en la fuerza de trabajo. Que a su vez lleva al aumento del costo de los niños. Que a su vez tiene como consecuencia una disminución del número de hijos. Que a su vez….
En este caso las consecuencias no son desestabilizadoras para las prácticas económicas iniciales -aunque de todas formas lo afectan, al cambiar quienes pueden ser parte de la fuerza laboral-. Pero el caso es que no debiéramos olvidar que una determinada acción tiene una serie de consecuencias, para sí misma o en otras acciones.
No podemos pensar como si lo único que existiera en una práctica fueran las acciones e interacciones que la conforman, ajenas a todo otro elemento. Esas acciones o interacciones requieren, usan y generan recursos que pueden afectar a cualquier otra acción o interacción. En última instancia, toda interacción usa cierto nivel de recursos -en el limite, usa tiempo- que no quedan disponibles para otras interacciones. En ese nivel, todas las prácticas estan ligadas.
Que toda acción tiene consecuencias tiene a su vez una consecuencia de importancia. Las consecuencias de una práctica son múltiples y diversas. Y muchas de ellas van más allá de lo que esa práctica puede controlar, afecta interacciones que no son parte de esa práctica. Y por lo mismo, entonces ninguna práctica puede garantizar -en última instancia- las condiciones de su propia reproducción. Porque esos efectos que no pueden controlarse, entonces pueden afectar los recursos y requerimientos de una práctica de maneras imprevisibles.
Esto nos enfatiza que ninguna práctica puede analizarse por separado. Tiene requerimientos que pueden verse afectados por muchas otras prácticas (que son independientes de la inicial) y tiene consecuencias que pueden afectar muchas otras prácticas (y que una práctica no siempre puede controlar). El circulo que las consecuencias de una acción son el contexto de la siguiente que planteaba Giddens no es un círculo que pueda verse a través de una práctica de manera aislada.
Finalmente lo que hemos discutido se basa en otra idea que me parece relevante (y que quizás también debiera ponerse como una regla del método). Aunque lo social pueda ser constituido solamente por interacciones (o comunicaciones u otro elemento), en otras palabras, constituido solamente por elementos sociales; no puede analizarse separadamente de su ‘materialidad’. La estructura social, si se quiere, no son solamente ciertos patrones de acciones, son también los edificios asociados, los bienes que se usan en sus acciones o la energía que se usa en las interacciones.
>Pensar que todas las acciones tienen consecuencias implica darse cuenta que las prácticas no pueden analizarse aisladamente, porque -en última instancia- las prácticas sociales no sólo son sobre las interacciones que las constituyen.
Por esto hay que ser muy consciente de lo que hablamos, hacemos o como actuamos para que luego no haya arrepentimientos. Con la familia, los seres queridos, en el amor, en el trabajo, en LA VIDA…., siempre hay que tener en cuenta esto. Gracias por recordarlo.