Aunque ya he hecho clases algunos años, me había resistido sistemáticamente a usar Powerpoint en clases. Más que nada por puro resquemor, sin muchas razones de fondo.
Ahora creo que tengo buenas razones. Estoy haciendo clases de metodología en Antropología en la Chile, y dado que -por razones de ser metódico, ordenado y todo- usualmente se usan powerpoint en esos cursos. Ahora, que son una ayuda, lo son; que hay material que se presenta mejor en powerpoint, sí claro (desde citas a gráficos y modelos).
Pero siguen teniendo un problema -que también es válido cuando uno escribe notas muy extensas: Ayudan a estabilizar las clases. El curso de consumo lo he cambiado todos los años, incorporando temas, autores, cambiando la estructura y básicamente cambiandolo a medida que cambia mis ideas y lo que entiendo del tema. Tener un powerpoint, y en particular un powerpoint muy desarrollado -que puede reemplazar la clase-, es, finalmente, un obstáculo para esa modificación continua. Uno queda agarrado e inmovilizado en cierta concepción, que tiende a repetir.
Por ahora, veremos si funciona, estoy tratando de usar powerpoint más ligeros -que de hecho no reemplazan las clases ni se entienden mucho por sí solos- y centrandolos en lo que sí considero son las ventajas del medio -la presentación de información que es gráfica.
(No sólo información gráfica. Hay algo que he querido hacer por un buen tiempo, pero al final nunca termino de realizarlo: Al hacer la clase de Boirdieu sobre la distinción no sólo presentar los análisis de correspondencia con sus respectivos mapas, sino agregarle a ese mapa información visual y auditiva para que se entienda que significan esos gustos (donde dice Webern, bueno se pone una pieza de Webern; donde dice Utrillo, un cuadro de ese autor)
Hola Juan coincido contigo, hay que tratar de que los Power Point no rigidicen el speech académico.