Originalmente, este post se iba a llamar ‘si uno fuera Tironi’. Porque a propósito de los resultados de la encuesta CEP, donde Piñera y Lagos obtienen las más altas preferencias, suponía que tironianamente uno pudiera decir que hay un cambio en el país, que quiere liderazgos fuertes y que se aleja de la búsqueda de la empatía, y sacar múltiples consecuencias de lectura de país en torno a resultados de una encuesta política. La idea era hacer un post ironizando sobre cómo estas lecturas de país cambian tan rápido y ese tipo de cosas.
Pero, como siempre, la realidad se adelanta. Porque en La Nación Domingo, Tironi dijo exactamente eso: Que los resultados de la encuesta CEP indicaban un cambio en el animo del país y en fin. Citemos mejor:
-Cuando surgió la figura de Michelle Bachelet, usted dijo que los chilenos querían un liderazgo más cálido y maternal. Considerando que los candidatos con mayor respaldo son Ricardo Lagos y Sebastián Piñera, ¿se puede decir que hoy se busca un tipo de líder más eficiente y duro?
-Definitivamente. Las sociedades, así como las personas, somos cíclicos y vamos cambiando. Bachelet surge en un período de mucha confianza y optimismo, en el cual sentíamos que nos habíamos ganado el derecho de expresar deseos y aspiraciones reprimidas. Buscábamos una sociedad más abierta, cariñosa, horizontal y participativa, y Bachelet ha respondido bastante bien. La sociedad chilena necesitaba pasar por este período en el que se ha puesto la atención en los dos grupos más vulnerables: los niños y los ancianos. Se requería un respiro que le permitiera a la gente salir a la calle y hacer valer sus derechos. Probablemente, todo eso no hubiera ocurrido con un liderazgo más autoritario y centralista.
Ahora, puedo plantear que lo anterior no tiene el menor sentido. Al fin y al cabo, cuando Bachelet fue electa, sucedía que el líder duro Lagos tenía altísimos niveles de popularidad, y que Piñera estuvo cerca de ganar la elección. O sea, en el momento de la búsqueda del liderazgo maternal, dos de los principales y más populares líderes políticos no se ajustaban para nada a esa idea. En otras palabras, unos cuantos miles de votantes hubiera cambiado de idea (o se hubiera quedado en la casa) y toda la lectura de Tironi sobre la elección no habría funcionado.
La idea que todo cambio en el ámbito político, que todo cambio en los líderes políticos, tiene algo que ver con la sociedad, que implican cambios en la sociedad, no funciona. La política no refleja necesariamente, y menos en detalle, lo que sucede en la sociedad.
Pero, claro, si nos tomáramos en serio está ultima admonición, entonces los analistas tendrían menos trabajo y menos capacidad de hacer entrevistas.