Lo siguiente fue posteado en Chilesoc a propósito de una discusión sobre encuestas que apareció un poco en prensa (los mismos de siempre criticando a CERC por usar cuotas; CERC criticando a Adimark por las preguntas que usan). Y como no estaría de más dejar este pobre blog como repositorio de todas las cosas, de mayor o menor importancia, que se me ocurre escribir públicamente, procedo a copiarlo. He aquí el texto (publicado en Chilesoc el 30 de Octubre)
Hmmm, tengo la impresión que estas polémicas las vengo escuchando tal cual desde hace mucho tiempo. Es un asunto más ritual que otra cosa a estas alturas creo. En fin.
De las cuotas:
Si, es cierto que las cuotas no permiten medir con formula la precisión. También es cierto que es irrelevante en realidad. Las encuestas políticas tienen la ventaja de poder efectivamente compararse con la realidad (elecciones) , y las muestras por cuotas -si bien no son el colmo de la exactitud- tampoco han dicho cosas directamente idiotas o incorrectas. Si esto es así, entonces el tema metodológico real no es que las encuestas por cuotas sean malas sino explicar sociológicamente porqué encuestas que no siguen metodología al azar logran, de todas formas, regularmente buenos resultados. Eso nos dice algo sobre como funciona la sociedad, que debiera ser lo esencial que determina buenas metodologías.
En cualquier caso, lo que dirime una diferencia de metodologías cuyos resultados se pueden contrastar es precisamente ese contraste, no lo que determinen ciertas formulas que a su vez tienen ciertos supuestos sobre como funciona la sociedad. Si esas formulas dicen que las cuotas no sirven pero en la realidad sirven -y en mi humilde opinión, al menos se puede decir que inútiles no son-, entonces el problema esta en las formulas.
De las preguntas:
Que a Gallup se le ocurriera una forma de preguntar hace 50 años que otros hayan usados no dice nada. En sí, el hecho de presentar 3 alternativas no es distorsionador. Es otra forma, diferente, de preguntar. Y obviamente debe producir resultados distintos. Al fin y al cabo, en la ‘realidad’ (en las opiniones que efectivamente mantienen las personas sobre la presidencia) 2 o 3 alternativas es igualmente distorsionador: las opiniones reales son mucho más variadas. Si queremos reducir esa complejidad a un conjunto limitado de alternativas, bueno, es nuestra prerrogativa y depende de lo que nos interese saber. Pero, en cualquier caso, no hay forma ‘única y correcta’ de hacer preguntas.
Y la idea que el label de independientes no existe porque no aparece en las papeletas de elección no funciona demasiado. Las opciones electorales y la opinión de las personas no son idénticas en su estructura ni en sus divisiones. Para algunos casos nos intereserá preguntar por opciones electorales (digamos, si estamos hablando de una elección) y en otros no nos intereserá (porque no estamos hablando de elecciones).
BTW, el tema que la Alianza tiene el 50% porque saca eso en elecciones y no se puede creer en un 14% no corresponde. El universo del que se saca ese 50% -los que emiten votos válidos- no es el universo del cual se saca un 14% -que es el universo de la encuesta, que básicamente es todo el mundo mayor de cierta edad. El segundo es más amplio e incluye a los que no se han inscrito, a los inscritos que no votan, a los que votan y dan votos inválidos. No me sorprendería que el mismo numero absoluto que es el 50% del universo electoral no estuviera tan lejano a un 14% del universo total de personas adultas.
Juan Jiménez A.