En realidad, el supuesto es más que evidente, pero en aras de que las cosas queden explícitas nunca está de más mencionarlos.
El lector atento, e incluso el muy inatento, se habrá dado cuenta que la crítica al estado de la sociología se basa en la postura que la Sociología es una ciencia y que su tarea es explicar los fenómenos sociales.
Ahora, como la mayoría de las declaraciones sencillas, esto requiere de una explicación. Que debiera ser larga, pero que aquí sólo desarrollaremos en breve.
El problema de decir la Sociología es una ciencia es que con eso uno pudiera decir muchas cosas, que no es la intención decir. Por ejemplo, uno pudiera querer decir que la sociología debiera imitar la física. O que, por ejemplo, uno se ha olvidado de las necesarias dialécticas que implica la sociología (que es la sociedad estudiando la sociedad, cosa que se supone trae innumerables complejidades). O que, entonces eso implica necesariamente una postura acrítica sobre la sociedad. Veamos que podemos decir a cada una de ellas.
A la primera, que imitar a la física puede decir -a su vez- muchas cosas. Claramente no podemos imitar una ciencia experimental, ni probablemente el tipo de esquema teórico de la física (con constantes universales, leyes formalizadas etc.) Pero eso también es cierto de la química (que no trabaja mucho con leyes universales, aun cuando las use) o de la biología (que durante un buen tiempo ha sido claramente científica sin necesidad de grandes formalizaciones). En realidad, cuando decimos que la sociología es una ciencia queremos decir que lo que debiéramos imitar de la física es el rigor en el trabajo, la necesidad de claridad (los conceptos pueden ser todo lo complejos que se requiera, pero conceptos ambiguos no son una ventaja a final de cuenta). Finalmente, la idea que entender como funciona la sociedad es una tarea difícil y compleja, que requiere trabajo serio.
A lo segundo, que la sociología no tiene ninguna dialéctica especial al respecto. La física es materia investigando materia, la biología vida investigando vida. Ninguna de esas cosas ha sido óbice para desarrollar esas ciencias, no veo porque debiera ser especial en el caso de la sociología. Independiente de que eso esté o no fundamentado, el caso es que en la práctica el que X estudie X no ha implicado nada muy particular para el estudio de X en ningún otro caso. A final de cuentas, yo tiendo a pensar que ese tipo de ideas no son más que otra forma de querer vernos (y, por tanto, a las sociedades que creamos) como algo distinto, especial, diferente a la naturaleza.
A lo tercero, que la convicción crítica o no es un asunto de uno como ciudadano, no como sociólogo. Es cierto que el hecho, necesario en un sociólogo, que regularmente piensa en alternativas posibles (*), facilita una posición crítica, pero sigue siendo cierto que no es necesario (Todavía resulta posible que se evalúen todas esas alternativas como inferiores). La sociología necesariamente quita uno de los puntos de apoyo de una visión acrítica de lo social, pero no los quita todos. Y, en general, las posturas sobre la sociedad son un asunto de los ciudadanos como ciudadanos, no de algunos grupos en particular que -vaya uno a saber por qué- saben por donde tiene que ir la sociedad. Nada peor que el filósofo-rey, y la pretensión que la sociología, per se, implica una posición política tiene una cercanía a esa posición. Obviamente, en todo caso, cuando el sociólogo habla como ciudadano, entonces debiera hablar como sociólogo (aprovechando y usando su saber particular). Pero así habla todo el mundo, y debiera estar claro que está hablando él usando la sociología, no que está hablando la sociología. En otras palabras, una visión de la sociología como ciencia no implica la torre de marfil o una visión conservadora, implica que cuando uno habla en la sociedad, lo hace como ciudadano de a pie.
Con lo que podemos pasar al segundo punto que basa este pobre blog: Que la sociología no sólo es (debiera más bien) una actividad científica, sino que su objetivo debiera ser explicar.
Más bien, debiera incluir explicar. La disciplina, como toda disciplina, tiene muchos objetivos posibles. No es que la sociología sea una ciencia ‘teórica’ dejando a otras las tareas de contacto directo con la realidad (ya sea como estudio o como acción). Lo que sí defendemos es que la sociología también incluye esos aspectos teóricos, y que la teoría debiera entenderse como explicación, no sólo como desarrollo de modelos conceptuales.
Para defender esta idea vamos a usar un atajo. Vamos a criticar a uno de los exponentes más conocidos de la idea contraria, a Giddens. Para Giddens una sociología explicativa es imposible, o a lo más naïve, acaso ¿no es cierto que lo que pasa en la sociedad depende de los conceptos de los sujetos? ¿no es cierto que los actores son, finalmente, también teóricos sobre lo social, y que sus teorías constituyen lo social?
Sí, todo eso es cierto. Pero nada de eso obsta para desarrollar una ciencia explicativa (o peor, incluso generalizante). El propio Giddens lo muestra: Su teorema de la dualidad de la estructura (**) es cierto independiente de los sujetos. Incluso, seguiría siendo válido si los sujetos lo dieran por verdadero y lo usaran en su vida. Lo que dice Giddens sobre la importancia de la seguridad existencial básica en la vida social puede ser verdadero o falso, lo que sí es cierto es que verdad o falsedad no depende de si los sujetos sociales lo usan en su vida cotidiana o no. Por ejemplo, si lo usaran -y entonces lo convirtieran en objetivo político- no cambiaría su validez.
De hecho, lo mismo es válido para uno de los ejemplos típicos de Giddens: soberanía. Nos dice que ese concepto, que parte como conceptualización teórica de académicos, ‘inventada’ para explicar ciertas cosas; se transforma en un objeto social en la medida en que es adaptada por los actores y usada como uno de los conceptos básicos mediante los cuales entendemos (y por tanto, constituivo) la vida social. ¿No implica esto, entonces, que la validez de los conceptos al final depende de los actores sociales? ¿Que soberanía no es un concepto externo de la vida social, sino constitutivo de ciertas sociedades?
No, no es esa la consecuencia real. Efectivamente, soberanía es un concepto interno de los sujetos, efectivamente para discutir, describir y explicar la política contemporánea tenemos que usar el hecho que los actores describen su accionar usando el concepto de soberanía. Ahora, eso es independiente del hecho si el concepto de soberanía es un concepto explicativo (en sentido generalizante o de un nivel separado de los sujetos) sobre lo político. El hecho que el concepto funcione en los dos niveles no implica que no pueda usarse en el nivel explicativo general, implica que efectivamente opera en los dos niveles. Y que así sucede con los conceptos de las ciencias sociales en general.
Por ejemplo, usando el concepto de soberanía teórica y generalmente uno podría intentar preguntarse, ¿por qué ese concepto se incorporó en las concepciones de los actores políticos? ¿tiene eso efectos sobre la forma en que se usa la soberanía? (‘trabajan’ con la soberanía de manera diferente quienes tienen el concepto y quienes no lo tienen).
En general, el hecho que los autores tengan conceptos, que esos conceptos son parte de los hechos que investigamos, es reconocer y entender de qué se trata la tarea explicativa. No implica que no se pueda tener una tarea explicativa. Al fin y al cabo, Giddens está lleno de afirmaciones explicativas y generalizantes: Que la falta de seguridad existencial tiene tal y tal consecuencia es claro de la lectura de su texto. Que Giddens no lo lea en términos de explicaciones y no quiera desarrollar ese camino es otro asunto, y uno que limita (limitó) profundamente sus esquemas
(*) Que es el punto, esperemos no olvidarnos, del siguiente post en la serie sobre el método de la sociología.
(**) Ese es el tipo de frases que muestra lo útil que sería imitar a la física. El teorema de la dualidad de la estructura es cualquier cosa menos un teorema, si uno quisiera imitar se daría cuenta de ello y usaría alguna frase menos rimbombante