Me imagino que esta debiera ser una de las últimas veces -al menos por un buen tiempo- en que me dedico a criticar el estado de la disciplina. Todos los divertimentos tienen algún final supongo.
El texto que da origen al post -y conste que pudiera ser cualquier cita, el texto está elegido sólo porque lo leí recientemente. Nina Eliasoph y Paul Lichterman escribieron un artículo publicado en el American Journal of Sociology el año 2003 (Culture in Interaction, AJS, 108, 4: 735-794) parten de la idea -común en la sociología contemporánea- de ver a la cultura en términos de comunicación, en términos de códigos públicamente compartidos. Y entonces, lo que intentan es complejizar un poco la idea, a partir del supuesto que dado que estos códigos no tienen un sólo significado, hay que analizar cómo se implementan y se producen en diferentes contextos y grupos. Hasta aquí todo bien.
El problema es el ejemplo que usan para fundamentar su idea. Y aquí comienza la cita:
‘But we came to realize the we could not adequately understand how the groups we studied drew upon collective representations. To illustrate, we offer just one example here: in different groups of activists and volunteers, the ‘langugage’ of individualism made public-spirited community involvement meaningful. This poses a puzzle, if not a downright paradox, for theories of collective representations. For these theories, the dominant language of individualism makes it hard for Americans to express concern about anything beyond their own private affairs. These theories would guess that participants would have used the language of individualism to signify selfish action or withdrawal from public engagement altogether’ (p 736).
La oposición individualismo / involucramiento en la comunidad es lo que muestra la pobreza de nuestras categorías. Porque, en principio, no hay razón alguna para la oposición (individualismo no es egoísmo). Pero, efectivamente -por más que toda vez que uno reflexiona algo en el asunto se da cuenta que no hay oposición, y por más que se haya dicho y planteado miles de veces- siempre volvemos a ella. El artículo ya citado muestra efectivamente cómo no se produce mayor oposición. El problema no es la tesis del articulo, sino con el hecho que algo trivialmente cierto (se puede fundamentar la participación social en un lenguaje individualista) sea motivo de publicación el año 2003.
Nuestro conjunto de oposiciones binarias (tradición / modernidad es otro par que pudiera haber dado miles de citas similares; y todas las que se derivan de ella), en realidad oscurece más que otra cosa nuestra comprensión de la sociedad. Es claro que uno siempre necesita algún conjunto de categorías para empezar siquiera a pensar sobre un tema, pero no todas las anteojeras conceptuales son igualmente útiles. Y las nuestras no brillan por su capacidad para decir cosas de interés.
(*) Es extraño pero a Haydn si bien los cuartetos le salían mejor con la madurez, con las sinfonías creo que ocurre lo contrario. Iba a escribir decenas de sinfonías luego de la del Adiós (45 en Fa sostenido menor) pero no iba a escribir mucho mejor. Y no me refiero sólo al Adagio final.
En otro orden de cosas, Freude, schöner Götterfunken, / Tochter aus Elysium. La versión Bayreuth /1951 de la 9º con Furtwängler es una de las que más comunica efectivamente el sentido de la obra.