El titulo de todo esto salió algo largo, pero bueno -siempre hay imperfecciones.
Leyendo la tesis de doctorado de Gerard van der Ree (*) sobre Contesting Modernities me encontré con la siguiente cita de una entrevista que realizó a José Joaquín Brunner (mantengo la cita en inglés, tal como está en el original)
If you talk of a revolution in consumption, you would be wrong to think that it is taking place in the highest classes of society, among the people who take their holidays in the Fiji Islands. In reality, the revolution is taking place in the other corner of society, among a large sector which is now able, for the first time, to go on vacation in Chile. They have never been able to leave their población, and now they go, at the weekends, in an old 1978 Renault maybe, but they take their children and go to the beach. That is the true revolution’ (Entrevista realizada el 21 de Marzo del 2002)
Aquí vamos a hacer algo de trampa. Vamos a usar la cita para ilustrar un punto sobre el cual la cita no trata directamente: sobre cuando podemos hablar de sociedad de consumo. No vamos a decir que no ha existido un cambio de largo alcance en el consumo por cierto.
Pero porque el hecho de una transformación tan extensa no sirve para decir que estamos hablando de una sociedad de consumo. Porque supongamos que la versión 2020 (o 2040 la fecha no es relevante) de Brunner dijera en otra entrevista:
If you talk of a revolution in consumption, you would be wrong to think that it is taking place in the highest classes of society, among the people who take their holidays on the Moon. In reality, the revolution is taking place in the other corner of society, among a large sector which is now able, for the first time, to go on vacation in the Fiji Islands. They have never been able to leave their country and now they go, at the weekends, in an old 2007 Boeing maybe, but they take their children and go to the beach. That is the true revolution
El nivel de consumo que se considera en un momento dado como integración en el mundo del consumo es claramente diferente del nivel que se considera en otro momento.
Bueno, alguien podría retrucar que en eso consiste la revolución: En ingresar, por primera vez, en este proceso de cambio constante de los estándares de lo que se considera integración en el consumo.
Pero, si eso fuera así entonces en eso estamos desde hace mucho tiempo. No todos los pobres por cierto, pero un buen número va a Cartagena desde hace mucho tiempo -y ya desplazó a los ricos de ahí desde hace mucho tiempo. Los grupos urbanos han visto que su mundo de consumo cambia de bienes (y antes agregaron radios del mismo modo que ahora agregan reproductores de DVD) de manera permanente desde sus buenos años.
Pero alguien podría retrucar que esa dinámica sólo era parte de ciertos grupos (las clases medias urbanas por ejemplo) y excluía a buena parte de la población (los campesinos no habían visto cambiar su estándar de vida en un buen tiempo). Lo cual es entendible, pero la sociedad actual excluye del nivel de consumo aceptable también a cierta parte de la población -un nivel que, digamos en la perspectiva del Brunner del 2040 mostraría con gran claridad que la sociedad de principios del siglo XXI claramente no estaba en el mundo del consumo.
En otras palabras, del mismo modo que el nivel de consumo no sirve para diferenciar mucho; el nivel de exclusión tampoco es tan relevante: Ambos parámetros son cambiantes. Al fin y al cabo, se habla de sociedad de consumo -o para decirlo de otra manera, de sociedades donde las dinámicas del consumo son relevantes e importantes para entender la sociedad- para sociedades que eran menos ricas y con menos consumo que la sociedad chilena de mediados del siglo XX (digamos, la Inglaterra del siglo XVIII) (**)
(*) ¿Y quién es este sujeto? Doctor por la Universidad de Leiden, Amigo de Rodrigo Márquez, prohombre del PNUD, que me prestó la tesis por otros lados. Por esas cosas de la vida, este holandés decidió que estudiar Chile podía ser cosa de interés y logro financiarse trabajo de campo en Chile. La tesis resulta bastante interesante en cualquier caso
(**) Pero alguien podría decir, pero la Inglaterra del siglo XVIII era sociedad de consumo porque era la sociedad con mayor consumo de la época, claramente distinta de otras sociedades. Mientras que el Chile de 1950 no era tal, porque sus niveles de consumo eran claramente inferiores para lo que la época era sociedad de consumo. Argumento bastante atendible. Pero si eso es cierto, en realidad sociedad de consumo no sería más que otro nombre para hablar de nivel de desarrollo. Y, luego, ¿para qué multiplicar las palabras y los conceptos que no aportan nada específicamente nuevo?
(***) Yo sé que es un compositor del montón y sin demasiada profundidad, pero hay que reconocer que escucharlo es un agrado. O al menos eso pienso hoy de Boccherini -y en particular de sus quintetos para piano.