En realidad, es relativamente obvio, pero nunca está de más hacer el comentario: Los sicólogos, en particular los clínicos, son un reemplazo funcional de los sacerdotes:
1) En lo que concierne al cuidado ‘mental’ hacen prácticamente lo mismo: Están obligados profesionalmente a quedar callados ante lo que uno les dice, están obligados profesionalmente a escuchar: En otras palabras, una escucha empática, y ofrecen una solución. Hay que reconocer que la versión sacerdotal era mejor (era gratis, reconocía sin problema el tema de la culpa y daba soluciones -bueno, absolvían los pecados, que es mucho más que lo que cualquier sicólogo puede hacer). Y ambas versiones son inferiores a la relación a la que reemplazan -la de amistad.
2) Determinan el bien y el mal. De los sacerdotes eso es obvio, veamos en lo de los sicólogos: En una sociedad secularizada como la nuestra, lo único que nos queda es la ‘normalidad’ (y los sicólogos nos indican cuando nos salimos de lo normal y nos dicen como volver a ella). Bueno, en realidad los sicólogos ofrecen otro ideal: el de la persona sin traumas, sin angustias ni culpas (y los sicólogos nos indican todo lo que hacemos mal y que nos produce angustias y culpas). Al igual que los sacerdotes, viven de descubrir problemas: pecados antes, cualquier problema mental en la actualidad, de los cuales continuamente se descubren nuevos, son más comunes. Digamos, que no hay mayores productores de angustia que los sicólogos: Que continuamente plantean lo terrible que son las angustias para sólo reproducirlas, nada más angustioso y traumático que la búsqueda incesante, con peligros a derecha e izquierda de la vida sin angustias ni traumas. En eso, hay que decirlo también, los sacerdotes tenían ventaja -su bien y su mal eran más satisfactorios que el mal y que el bien de los sicólogos.
Pero, si los sacerdotes ya no pueden cumplir con sus viejas funciones (porque, incluso entre los creyentes, cada vez es menos creíble que se puede tener una vida buena siguiendo los consejos de la religión), entonces tienen que ser reemplazados. Lo importante sería descubrir a quienes reemplazaron los sociólogos. No creo que a los profetas, aunque eso indicaría que los sicólogos son, en cuanto versiones remozadas de funciones antiguas, mucho mejores. Pensándolo bien, parece relativamente razonable.