De la edición del 25 de Enero recién pasado del Economist:
Hablando de físicos intentando revisar las ideas de gravitación de Einstein, y que tienen la idea que podrían tener algunas limitaciones, entonces entra a discutir el principio de equivalencia (o sea, la idea que todos los cuerpos aceleran a la misma tasa, sin importar su masa). Y más precisamente dice lo siguiente:
According to general relativity, because the Earth and the moon orbit the sun, they should “fall” towards it at the same rate, in the same way as Galileo’s balls fell to the ground. By repeatedly measuring the distance between them, scientists can calculate the orbits of the Earth and the moon around the sun relative to each other.
If the equivalence principle were violated, the moon’s orbit around the Earth would appear skewed, either towards or away from the sun. So far, Dr Murphy told the conference, these experiments have merely confirmed the equivalence principle to one part in 10 trillion. Dr Murphy and his colleagues hope that even more precise measurements could ultimately show general relativity to be only approximately correct. This would usher in a new revolution in physics.
Una teoría que se ve confirmada hasta una parte en 10 trillones. Está bien que la sociológica, por el tema que discute, no pueda -no deba- tener ese tipo de teorías; que seguir el camino de la física no sea un buen camino para la sociología (no vamos a entrar ahora en toda la discusión sobre el carácter de las teorías en nuestra disciplina). Pero si a alguien no le entra algo de envidia por el tipo de teorías que son posibles en otras disciplinas, por un trabajo que pueda llegar a esa precisión y a ese éxito, entonces -bueno, en mi humilde opinión- no tiene mucho interés por la sociología, por el conocimiento de los asuntos sociales (*).
(*) La humildad de las opiniones no tiene nada que ver, en mi nuevamente humilde opinión, con lo rotundo con que se las afirme. Lo primero tiene que ver con el reconocimiento de la posibilidad de equivocarse, lo segundo tiene que ver con que cuando uno afirma algo, efectivamente lo está afirmando.