A pesar de todos mis intentos, definitivamente tengo que declarar que no puedo con Luhmann. Durante algún tiempo, pensé que podía ser un asunto más de reacción negativa al estilo más que a los contenidos.
Así que traté de leer La Ciencia de la Sociedad. Puede que lo que me parece esteríl en términos generales, se muestre interesante en lo más específico. Y no resultó. Las mismas grandiosas declaraciones, los mismos anuncios sobre la gigantesca complejidad del pensamiento que terminan con aplicaciones banales, la misma capacidad para discutir fundamentalmente lo que se dice de un tema más que del tema mismo (i.e el análisis social de la ciencia es fundamentalmente un análisis de la auto-comprensión de la ciencia, escasas son las referencias y análisis del proceso social en que opera la ciencia a decir verdad).
De hecho, encontré que el problema de Luhmann -y de toda su teoría de sistemas- es que efectivamente trabaja sólo en el marco de la auto-comprensión. No que es deje de ser relevante, pero las operaciones de los sistemas, si se quiere, no son sus auto-comprensiones: el sistema económico no opera como la economía se ve. En uno de sus textos, Luhmann -frente a toda la evidencia de la importancia de los lazos y las redes en las economías modernas- no puede más que verlos como resabios de otros elementos, como ‘problemas’ (su discusión los trata como equivalentes a la corrupción). En otras palabras, ve la auto-imagen de la operación del mercado como efectivamente la operación del mercado. Y así no se puede.
Lo que nos lleva, en realidad, al problema más crucial -y al título de esta entrada- que en realidad, por todo lo que Luhmann habla de la complejidad de los sistemas, y de cómo los sistemas sociales operan con, limitan a la complejidad; Luhmann no tiene elementos analíticos para trabajar con la complejidad. Tiene muchas palabras para hablar de ella, y muchas formas de decir cuan relevantes son, pero instrumental para trabajar con sistemas complejos no tiene. Es cosa de comparar con, para decir cualquier cosa, el instrumental que se usa en Santa Fe para trabajar con complejidad en sistemas (de todo tipo, incluyendo sociales), para ver que Luhmann sólo posee un concepto de complejidad, no una analítica de la complejidad. Su instrumental analítico no es para trabajar la complejidad, sino para trabajar el sujeto (no es por nada que cita constantemente a Husserl) y lo que hace es trasladar ese instrumental a los ‘sistemas’: El sistema en Luhmann es un sujeto, sólo que abstraído de su base inicial y la gran innovación es decir que todas las cosas que decíamos de los sujetos las podemos decir de otras cosas.
En otras palabras, tiene una seudo-sociología (limitada a hablar de lo que en términos antiguos se llamaba ideología, y que a Luhmann le gusta re-denominar como semántica) de la seudo-complejdad (dado que no tiene herramientas teóricas, conceptuales o empíricas para trabajar efectivamente con las operaciones de sistemas complejos). Pero en fin, hay cosas peores en la disciplina para el caso.
Gracias por la reseña.
Me interesa mucho la teoría de sistemas, simples o complejos. Aunque me he desviado un poco de las ciencias sociales tradicionales (estudio sociología) para estudiar la complejidad en general, incluyendo algunas cosas de física, química, biología, psicología, siempre pensé volver para leer a Parsons y a Luhmann. Sin embargo, despues de tu comentario creo que no tengo la intensión de hacerlo, sobre todo con tu referencia al Instituto Santa Fe, al cual admiro mucho.
Por si te interesa, te invito a ver mi blog de Sociologia y Complejidad:
sociologiaycomplejidad.blogspot.com
Aunque por ratos me desvió mucho al tema puro de la complejidad y los sistemas, en el futuro tendré temas de redes sociales, teoría de juegos, simulación de agentes, y otros temas parecido relacionados a las ciencias sociales. El blog lo cree hace poco y tu articulo resulta muy interesante, si no te importa me gustaría citarlo.