Hace un par de días decidí efectivamente leer el cuerpo de Economía y Negocios de El Mercurio del domingo recién pasado (5 de noviembre).
Y entonces leo un artículo intitulado ‘El enigma de las diferencias’ con el sub-título de ‘Si todos naciéramos en hogares parecidos y tuviéramos los mismos niveles de escolaridad, la desigualdad del ingreso en Chile se reduciría en menos del 20%’ No suena a mucho. Y por cierto el artículo se inicia con: ‘Se ve hasta entre los hermanos. Comparten no sólo los mismos padres, sino que también el tipo de educación, el entorno social y hasta el entorno físico. Sin embargo, una vez que llegan a adultos, no necesariamente ganarán sueldos parecidos. Es más, las diferencias pueden ser notables’.
Así que ya saben, las diferencias se deben centralmente al talento (o a la suerte), pero esos molestos factores sociales no son tan relevantes. Debe ser muy agradable, cuando uno se encuentra entre los grupos de altos ingresos, que eso se deba al muy alto talento personal.
El caso es que la presentación es, por decir lo menos, algo engañosa. El Indice de Gini (que mide la diferencia de la distribución del ingreso con respecto a una situación de total igualdad) es de alrededor de 0,57 en Chile. Y que si igualamos los hogares y las circunstancias el estudio (realizado por la U de Chile) indicaría que bajaría un 0,17 . O sea un 20% de baja. Nada tan relevante.
Ahora, referirse de esa forma al dato es engañoso. Por ejemplo , siendo el Indice Gini de Chile cerca de 0,57, una disminución a 0 sería ‘sólo’ un 50% Como si quedara otro 50% a bajar todavía. O sea, no siendo posible el 100% decir que el 0, 17 es algo menos de un 20% no sirve.
La disminución del 0,17 es una disminución del 30% de la desigualdad en Chile (eso es 0,17 con respecto a 0,57). Por una parte, los efectos sociales tienen algo más de importancia -y cuando decimos un 30% ya estamos hablando de cosas que tienen relevancia al fin y al cabo. Por otra parte, la disminución del 0,17 no deja de ser importante en términos de la situación de desigualdad.
El artículo del Mercurio (y al parecer el estudio) plantean que ‘Si igualáramos circunstancias, sigue existiendo una varianza en los ingresos sorprendentemente alta, incluso para estándares internacionales’ observa Javier Nuñez. Otra forma de mostrar lo poco relevante de estas cosas.
Ahora, un Gini de 0,4 (el equivalente a una baja de 0,17 partiendo de 0,57) es algo alto, pero no ‘sorprendentemente alto’. Inglaterra e Italia tienen índices de 0,36; Francia 0,327. Estados Unidos -de hecho- tiene uno mayor: 0,46. O sea, dejaríamos de estar entre los países de mayor desigualdad. La igualación de oportunidades no deja de ser relevante.