En Chilesoc, hace sólo un par de días, Marta Lagos decidió lanzar la siguiente idea:
‘Estamos casi listos con los datos de la cuarta ola del estudio
mundial de valores, tenemos 1990, 1995, 2000 y 2006.
Cuatro olas que muestran el cambio valorico en Chile‘
Con la idea que Chilesoc organizara una discusión sobre ello.
Ahora, independiente de lo interesante de la idea (que creo que lo es y así lo mencione en Chilesoc, junto a varios otros igual de obvios que yo), me parece interesante decir lo siguiente: ¿Muestran los datos un cambio valórico?
Porque creo que hay que distinguir dos niveles cuando uno discute sobre valores y sobre (finalmente) cultura. Porque no todo cambio en las respuestas (y hay varios cambios que son muy interesantes) implica un cambio cultural. ¿Por qué? Porque una misma cultura -sin haber cambiado sus principios- puede responder de distinta manera en distintas situaciones. En otras palabras, una cultura no es un conjunto de elementos concretos (respuestas en un contexto de encuesta) sino un conjunto de principios generativos (*) que producen esos elementos.
Y, por tanto, en situaciones diferentes, el mismo principio producirá concreciones diferentes. En otras palabras, no todos esos cambios son cambios en la cultura. Por otra parte, no por eso dejan de ser cambios. Cuando pensamos en que los cambios culturales son lentos, debiéramos tener en cuenta también que dentro de una cultura pueden existir diversas modalidades.
(*) Tan Bourdieano que uno se pone a veces.