Por razones diversas, ¿siempre son diversas, verdad?, empecé a leer un texto de Wallerstein sobre el análisis de sistemas mundiales. Básicamente, un libro introductorio en base a unas clases que dio en España.
Y entonces llegué al capítulo final en el que nos planeta que la economía-mundo capitalista está en una crisis media terminal. Y nuestro mundo sería una economía-mundo porque no se integra políticamente (un solo estado para todo el ‘mundo’) y capitalista porque está bajo la idea de la búsqueda continua de ganancia (en otras palabras, la búsqueda continua de crecimiento).
Las razones que entrega son relativamente atendibles (el continuo proceso de incorporación de nuevos grupos al mercado laboral está llegando a su fin, aunque ¿no dijo lo mismo Rosa Luxemburgo a principios del siglo XX?, la dificultad de superar la disminución de la tasas de ganancia etc.) Ahora, uno bien pudiera decir que, en realidad, como siempre, la crisis del capitalismo se encuentra sobredimensionada. Al parecer, siempre hay nuevas formas de descubrir grupos y zonas inexploradas que agregar que eviten la crisis final del sistema.
Pero dejemos el punto del colapso o decadencia en suspenso por ahora. Es otro el tema que me interesa. Wallerstein nos dice que, entonces, nos encontramos con una dicotomía, con las opciones de Davos o Porto Alegre. Y desarrolla sus opciones a partir de una discusión de la libertad de la mayoría (la libertad de decidir colectivamente nuestros destinos) y la libertad de la minoría (la libertad de no ser atropellados por la sociedad). Y entonces nos dice que muchos nos venderán una libertad por la otra, y que tenemos que buscar como conseguir ambas libertades.
Ahora, libertad de la mayoría, de la minoría no es más que otra forma de decir libertad de los antiguos/ libertad de los modernos; libertad positiva / libertad negativa y toda otra serie de dicotomías de antigua data en el mundo moderno. Para decirlo de otro modo, la dicotomía que nos ofrece Wallerstein es una dicotomía desarrollada, descubierta y parte del discurso político de su economía-mundo capitalista.
En otras palabras, no representa una superación de la discusión de esa entidad social. Lo que nos vendría a decir que, si efectivamente ese mundo cayera en crisis, las discusiones y opciones vendrían de otra parte.
NOTA: ¿Que podríamos esperar si la economía-mundo capitalista desapareciera? Las opciones históricas serían -a menos que apareciera otra formación inexistente hasta ahora-
a) El estado-mundo: la solución imperial. La formación ‘mundo’ más común, como nos dice Wallerstein.
b) Una economía-mundo no-capitalista: O sea, un mundo no unificado políticamente pero que no fuera capitalista (que no estuviera orientado a la acumulación incesante). No es un ejemplo que Wallerstein discuta en su texto, pero la situación de la Antigua Mesopotamia bien podría indicar un modelo similar. No indico la Grecia Clásica porque después de unos cuantos siglos fue incorporada a imperios, pero la no-imperialidad de Mesopotamia fue de larga data (hasta los Asirios todas las formaciones imperiales fueron de corta duración). Otro motivo para estudiar a mis queridos mesopotámicos entonces.