A propósito de una conversación del otro día -en la que la perdida de mi tradición personal de criticar los informes del PNUD fue hecha notar- procederé a hacer su continuación.
Y de hecho a discutir que el informe del poder del PNUD no hace uso (o no hace uso suficiente, seamos más sensatos en la crítica) de uno de los hallazgos más interesantes. Parte de los estudios de base del informe fue, como siempre, un estudio de grupos de discusión (realizados por la Universidad de Chile, bajo la dirección de Manuel Canales, estudio en el que participé).
Ahora, uno de los temas más interesantes decía relación con la postura de los diferentes grupos sociales con respecto al tema de sus proyectos. Porque el caso es que el grupo más ‘proyectado’ eran los pobres. Los únicos que además de sueños e ideas tenían un proyecto. Un proyecto que funcionaba como proyecto tanto en el sentido de:
- No ser solamente una expresión de deseo (‘me gustaría hacer esto’) sino implicando planificación y acciones específicas (‘estoy es lo que hay que hacer’)
- Basarse en un fuerte sentido ‘realista’ de las limitaciones y posibilidades. El proyecto se asume como difícil, con diversos peligros a la mano, pero en esencia realizable.
En ese sentido, los pobres estaban plenamente en el mundo del proyecto, en el mundo de lo posible. Los grupos medios, a lo más, estaban en el mundo del deseo (‘sería tan bueno hacer esto’) pero nunca con la capacidad de ordenar la propia vida que implica tener un proyecto.
Por cierto, el proyecto de los grupos pobres era bien claro y universal: la educación de sus hijos. He ahí lo que funciona como principio ordenador de sus actividades.
Pero el informe, aunque algo reconoce de lo anterior, no lo destaca lo suficiente, prefiriéndose centrarse, en mi impresión, a las dificultades de proyección de los grupos bajos. O sea, a decir -nuevamente- que los grupos de menores ingresos están en una posición compleja y vulnerable. Pero eso lo sabemos, lo interesante era destacar lo otro.
En cualquier caso, el mundo está lleno de oportunidades desaprovechadas. Una más no cambiará profundamente las cosas.