Una cosa son las discusiones metodológicas (digamos el cambio de censo de hecho a uno de derecho), en el que siempre se pueden tener controversias; y otra cosa también es que siempre en las mediciones hay problemas. Creo que lo del Censo supera ambas cosas.
La entrevista a Mariana Alcérreca en CIPER es bien devastadora:
En primer lugar. porque revela temas de incompetencia bien importantes. Por ejemplo, en lo relativo al cálculo de la fecundidad. Me llamó la atención que la cifra de fecundidad fuera un promedio de hijos por mujer en edad fértil (revisar página 16 de la síntesis en el sitio del censo). Yo algo había escuchado que en realidad es un número estimado (dado que, por ejemplo, las mujeres en edad fértil no han tenido todos los hijos que tendrán). Pero, bueno, no siendo especialista en el tema quizás estaba mal. En la entrevista se plantea que:
La tasa de fecundidad: la calcularon simplemente tomando el total de hijos y el total de mujeres en edad fértil, y lo dividieron, por desconocimiento de cómo se calcula y por no preguntar a la gente de Demografía. Y ese cálculo erróneo lo hizo el propio director. Y lo sé porque a la semana, en una reunión con el equipo de Demografía, cuando nos dicen por qué hay un error y cómo se calcula la tasa de fecundidad –que se calcula desde las estadísticas vitales- el director dijo que la cifra entregada la había calculado él mismo. La filtración la hizo alguien que tuvo acceso al documento de síntesis de los resultados que se iba a entregar al día siguiente. Allí estaba la errónea tasa de fecundidad que después debió corregirse, al igual que las otras cifras con errores.
En segundo lugar, porque hay elementos directos de manipulación. En la entrevista hay varios así que sólo presentaré el que me parece más impresentable porque implica manipulación directa de datos. Incluso el tema relativo a la diferencia entre los 5.800.000 censados y 6.600.000 estimados podría achacarse, si uno tuviera buena voluntad, a un tema de comunicación y a un deseo de no complicar la difusión con detalles que nadie entiende. Pero lo siguiente no tiene esa excusa:
Finalmente, el director hace un viaje a Arica a mediados de marzo y el jefe del Censo, Eduardo Carrasco, se sienta conmigo y me dice: “Mariana, tengo un problema, con la base de datos estoy llegando a 16 millones 300 mil”. Le respondo que es grave porque cómo vamos a llegar a menos población que la que dijimos en agosto. ¡Imposible! “La diferencia la hacen esas personas de aquellas viviendas con moradores ausentes que estimamos en la primera vez”, agrega. ¿El director sabe?, le pregunto. “No”, dice. El director llega al día siguiente. Me voy a su oficina y le digo lo que pasa. De inmediato Labbé llama a Eduardo Carrasco. Y escucho que le dice: “Pero esto hay que arreglarlo, tienen que ser más, agrega la población”
De hecho, el tema del ocultamiento de información, primero frente a los propios equipos del INE, luego en relación incluso a la Presidencia también es muy notorio en la entrevista.
En aras de presentar cifras que avalaran la idea que estábamos frente al mejor censo de la historia se esconden varios antecedentes que muestran problemas relevantes. Nuevamente el punto no es que el Censo tuviera problemas -con cambio de metodología se pueden esperar algunos-, el tema es cómo se manipula la información.
Por ejemplo, en relación a la cobertura:
El dato de cobertura de viviendas no mide la calidad de un Censo. Según todos los papers internacionales lo que mide la calidad de un censo es la omisión de población, no de viviendas, porque uno no tiene ningún dato que le permita decir con exactitud cuántas viviendas hay. Como se habló de una cobertura del 98% de las viviendas, a partir de ahí el director y sus asesores empiezan a hablar del “mejor Censo de la historia de Chile”, porque la información que existe de los censos anteriores te hablaba de coberturas menores.
Pero la realidad de la omisión puede ser bastante más preocupante:.
Ese documento lo conoce todo el equipo de Demografía y el director. Por lo que sé, este demógrafo no tuvo acceso tampoco a la base completa del Censo, le pasaron solamente la parte demográfica. Entonces, él asumió que los 16 millones 600 mil que le estaban reportando, era población censada [y no que era un dato estimado]. Incluso así estimó la omisión en un 4,8%
En otras palabras, esto implica que ya se salió del ámbito normal de las dificultades y problemas de la medición social, que siempre es compleja. Estamos ante otra cosa.
Dada la relevancia del Censo como información y como generadora de información (los marcos muestrales de muchos estudios provienen de él, y espero que esto no se haya visto afectados -al menos la información que se sabe hasta ahora nada indican al respecto, pero no sabemos que puede aparecer mañana), como mínimo alguna auditoría externa sería necesaria.
PS 1. Si es sociólogo o en general usa datos de mediciones sociales, lea la entrevista.
PS2. Si hace clases de metodología, haga leer la entrevista a sus alumnos.